“Detener la
contaminación de los mares es una obligación moral”
En el marco de la conferencia :
‘Oceans. Caring for a common heritage’, del Dicasterio del
desarrollo integral
SERGIO MORA
Mons. Silvano Tomasi
“Si no se detiene la
contaminación de los mares, de los océanos y de los ríos,
dejaremos una pesada herencia a las próximas generaciones. Nosotros
tenemos la obligación moral de protegerlos también por lo que se
refiere a la seguridad alimentaria presente en el agua.
Lo indicado monseñor Silvano Tomás,
arzobispo y nuncio apostólico, al concluir la conferencia que llevó
por título: ‘Oceans, Caring for a common heritage‘ (Océanos,
cuidar la herencia común) organizada en Roma en laUniversidad
de la Santa Cruz, por el Dicasterio para la promoción del desarrollo
humano integral, junto a las embajadas de Francia, Mónaco y los
países bajos ante la Santa Sede.
“De los datos científicos a
disposición en estos momentos se deduce que hay una progresiva
polución a causa de la gran cantidad de plástico que viene arrojada
en los mares, los océanos y los ríos que produce acidez y altera a
las mismas aguas”.
“Según diversos estudios
–prosiguió Monseñor Tomasi– si las tendencias actuales
seguirán, en el año 2050 en los océanos habrá una presencia mayor
de objetos plásticos que de peces. Un aspecto que no hay que
menospreciar, naturalmente porque el plástico y los desechos
arrojados al mar muchas veces no son biodegradables y algunos de
estos se vuelven alimento para los mismos peces, entrando así en el
ciclo alimentario”.
Por ello, añadió Mons. Tomasi,
“tenemos la obligación moral, junto a la comunidad internacional
de proteger y garantizar para las próximas generaciones la
disponibilidad, productividad y la seguridad del alimento presente en
las aguas marinas”.
Se parte naturalmente de la
prevención evitando echar desechos contaminantes y buscando
trabajar para esta finalidad con todos los actores interesados, de
los gobiernos a las organizaciones internacionales, pasando por las
Ongs, y contando además con la sensibilización del público.
El Nuncio concluye que cuando se
enfrentan estos temas “es importante no olvidarse nunca que en el
centro está el hombres, están los hombres, siempre”.
Añadió que “según las recientes
estimaciones de la FAO, en el sector de la pesca trabajan 58 millones
de personas mayoritariamente pertenecientes a países en vía de
desarrollo. Pero justamente en la pesca es donde se registra el mayor
número de muertos por accidentes laborales y numerosas violaciones
de los derechos humanos, particularmente con menores. Sin olvidarse
de las personas que acaban ahogadas en el mar Mediterráneo, mientras
escapan de las guerras, del hambre y de las persecuciones y de las
muchas operaciones y rescate acaban transformándose en
catástrofes a pocos pasos de haber llegado”.
“Esta atención hacia la
centralidad el hombre –concluye Mons. Tomasi– no tiene que
disminuir, es una misión de la Iglesia y del mundo entero”.
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