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domingo, 29 de septiembre de 2024

carta No. 256: Sin luz, sin agua y con fuego

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 256– 29 de septiembre 2024
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Sin luz, sin agua y con fuego

Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? (Mt 7,16). “Cuando encendemos la luz en casa, no pensamos que ese gesto funciona gracias al trabajo de muchas personas, a su inteligencia y competencia, y también a sus sacrificios. La buena energía no es sólo una cuestión tecnológica, la energía debe ser cada vez más justa e inclusiva ". Papa Francisco 31 de agosto de 2024.

Hay un elemento común entre los apagones y los incendios: el estiaje, la sequía. Según el gobierno ecuatoriano el problema es la falta de agua y “hay que esperar que llueva”. Los estiajes son a la vez un ciclo de la naturaleza y un resultado de la destrucción de la “Casa común”. Son ciclos conocidos, agravados por el calentamiento planetario y por el modo de vida depredador de la Pachamama, contaminación, deforestación, invasión del cemento, destrucción de los páramos por la minería y el extractivismo, quemas de las selvas y expansión del monocultivo. Los incendios asolan los campos, los bosques y hasta las ciudades, como Quito, la producción agropecuaria se encuentra en una profunda crisis. En las ciudades hay racionamientos de agua.

Los estiajes requieren una política energética planificada y sostenible para asegurar energía y agua en tiempos de escasez. Ecuador, como país multidiverso, ofrece diversas posibilidades energéticas.

Apenas utilizamos el 11% del potencial hidroeléctrico. Tras las grandes centrales de INECEL durante la dictadura de Rodríguez Lara, se abandonó la política energética responsable. Durante el Gobierno de Correa se retomaron proyectos como Coca Codo Sinclair y Sopladora, pero seis presentan problemas técnicos, ambientales y de corrupción. La mayoría fueron construidos en la vertiente Oriental, mientras que la cuenca Occidental fue poco atendida. El modelo energético actual se enfoca en mega centrales, dejando de lado los microproyectos y descuidando el parque termoeléctrico.

En los gobiernos posteriores no se invirtió en nuevos proyectos hidroeléctricos (existirían 40 proyectos, algunos con estudios completos), tampoco se han resuelto los problemas heredados, más bien se han deteriorado esas instalaciones. Se ha impuesto una política de improvisación.

La fuente hidroeléctrica provee el 70% del consumo requerido, por ello era y es necesario complementar con energía termoeléctrica y de fuentes alternativas: solar, eólica, volcánica. Ante la crisis energética, una salida era la importación de electricidad de Colombia, a 27 centavos Kwh, con picos de 60 centavos a fines de 2023. Ahora no hay esta posibilidad, Colombia también tiene estiaje. Poco se ha hecho para generar energía de fuentes alternativas. Por el abandono del parque termoeléctrico, del potencial de 2.858 megavatios, a finales del 2023 apenas se producían 717.

Los gobiernos de Moreno, Lasso y Noboa no escucharon las alertas, desde el credo neoliberal, promovieron como única salida la privatización y la inversión privada, ante la ineficiencia de lo público. Hay proyectos de energías alternativas en manos privadas que no se ejecutan: la central eólica Villonaco III, el proyecto fotovoltaico El Aromo.

La crisis energética anunciada llegó, la única solución fue la improvisación desesperada, la contratación de barcazas al apuro, cuatro veces más costosa que la hidroeléctrica y con deficiencias técnicas. Llegaron los apagones nacionales, que están provocando grandes pérdidas económicas. En lugar de invertir en el parque hidroeléctrico y mantener el termoeléctrico, Noboa tomó 400 millones de CELEC y CENACE, descapitalizándolas. Un problema adicional, vigentes subsidios a grandes consumidores, especialmente a las mineras con tarifas de 5 centavos Kw/h. 

Otra vez “la súplica es a San Pedro”.  La improvisación gubernamental le costaría al país mil millones de dólares. A esto hay que sumar las perdidas por los apagones.

Es tiempo de que la luz nos venga desde la reflexión y el compromiso con la sociedad, para que prime el criterio técnico sobre la politiquería de turno para evitar quedarnos sin luz, sin agua y con fuego. Debemos exigir a los gobernantes respuestas de fondo a problemas fundamentales.  #ComuniquemosEsperanza

 

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

 

domingo, 22 de septiembre de 2024

carta No. 255: “Patadas en el Alma”

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 255– 22 de septiembre 2024
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“Patadas en el Alma”

“Me dolió la escena. Sentía las patadas en el alma. Era un muchacho de nuestro pueblo; es verdad, era un delincuente. Y me acordé de Jesús; ¿Qué diría si estuviera de árbitro allí?: el que esté sin pecado que dé la primera patada. Me dolía todo, me dolía el cuerpo del pibe, me dolía el corazón de los que le pateaban. ¿Qué cosa falló?. Papa Francisco (carta ante el linchamiento de un joven en Argentina, abril 2024).

El domingo 15 de septiembre de 2024 todo el Ecuador se conmocionó al conocer los durísimos acontecimientos del linchamiento en Cayambe de uno de los presuntos asesinos de un chofer. El cuerpo desnudo y colgado en el parque central fue una imagen desgarradora. El supuesto criminal había sido capturado y retenido por la comunidad que le aplicó los castigos previstos en la justicia indígena para posteriormente entregarlo a las autoridades, sin embargo, antes de que esto ocurriera, una multitud continuó con el castigo hasta matarlo y colgarlo. Este ajusticiamiento debe ser rechazado y condenado y no puede ser tomado como un caso de justicia indígena.

Este no es el único caso, en septiembre se han registrado otros 10 casos en distintas poblaciones. Ante esta situación nos debemos preguntar: ¿qué está ocurriendo en nuestro país? ¿Estamos llegando al límite y nos genera estos niveles de inhumanidad? Es importante que analicemos las causas que provocan estas reacciones masivas de un pueblo dolido y enardecido.

La inseguridad en nuestro país es incontrolable. El gobierno no da respuesta ni soluciones concretas ante la delincuencia organizada y común. El anunciado “Plan Fénix”, más que un plan de seguridad parece un eslogan que adorna la inacción y los espectáculos propagandísticos de un gobierno que trata de imponer relatos que no corresponden con la realidad. Los casos de sicariato, extorsión, secuestros y delincuencia no cesan y en varias regiones han aumentado. El gobierno debe garantizar el buen vivir, lejos del “ojo por ojo y diente por diente”.

La imagen del sistema judicial es horrorosa, los delincuentes apresados salen libres a los pocos días, listos para reincidir y vengarse de sus posibles acusadores. Por otra parte, la función judicial se ha visto empañada por tantos funcionarios judiciales y fiscales que son vinculados a actos de corrupción.

Muchos agentes de la policía nacional y de las fuerzas armadas han sido permeados por el crimen organizado y el ansia de dinero, por lo que se ha vuelto común los casos en que algunos de sus miembros son vinculados a delitos perpetrados por las mafias.

El miedo, el terror, la indefensión y la ira hacen que muchas personas piensen que, ante la ausencia y desinstitucionalización del Estado, la única solución es tomarse la justicia por mano propia. Son las multitudes las que en un estado de furia colectiva, donde desaparecen la conciencia personal, cometen estos hechos.

Aunque la justicia indígena es reconocida en el art. 171 de nuestra constitución, donde se señala: “se aplicarán normas y procedimientos propios para la solución de sus conflictos internos, y que no sean contrarios a la Constitución y a los derechos humanos reconocidos en instrumentos internacionales”, teniendo un procedimiento breve, a diferencia de la justicia estatal, en ningún momento es una autorización para dar muerte a los delincuentes violando los derechos humanos.

Por más graves que sean sus crímenes, tienen derechos como tener un juicio justo con el debido proceso y la debida sanción. La justicia por mano propia no es justicia, es un crimen. No podemos validar la ley del talión, la del ojo por ojo, diente por diente.

Como sociedad debemos exigir al Estado y al gobierno actuar de forma eficaz, transparente, que garantice el buen vivir, atacando las raíces de la inseguridad, la inequidad, el desempleo, la corrupción, la pobreza, etc. con una justicia eficiente y respetuosa que nos ofrezca respuestas concretas. Debemos promover la justicia en paz, sin violencia, para evitar acciones que provoquen linchamientos. Es  una acción conjunta de autoridades y sociedad.

Como creyentes, recordemos el mandamiento: “no matar”, no atentar contra la vida, evitar todo cuanto pone en peligro la integridad de cada ser humano. Debe dolernos la muerte de cualquier persona, víctima o victimario y resonar en nuestra conciencia la voz de Dios interrogándonos ¿Dónde está tu hermano? Evitemos estas “patadas en el alma”. #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

 


domingo, 15 de septiembre de 2024

carta No. 254: Política Fraterna

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 254– 15 septiembre 2024
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Política Fraterna

“Pienso en la parábola del Samaritano (cf. Lc 10,29-37), que se detiene con compasión ante el judío necesitado de ayuda. Sus culturas eran enemigas, sus historias diferentes, sus religiones hostiles entre sí, pero para aquel hombre la persona hallada en el camino y su necesidad estaban por encima de todo”. Papa Francisco

Entre 1789 y 1799 se dio la revolución francesa: los ideales que la guiaron fueron la libertad, la igualdad y la fraternidad. Desde entonces mucho se ha hablado y escrito sobre la libertad e igualdad, muy poco sobre la fraternidad.

Fraternidad es equivalente a hermandad. Ser hermanos no implica uniformidad, pero si la posibilidad de que pese a sus diferencias se puede vivir, compartir, cooperar, asistir al que lo necesita, estar juntos en momentos difíciles, dialogar y acordar.

A la fraternidad se la ha vinculado más a lo social y cultural, pero debería ser parte de todas las esferas vitales, especialmente la política. La “Política Fraterna” va más allá de la política, busca el bien común basado en la solidaridad, la empatía con todos, el respeto mutuo. Rompe con los intereses partidistas, corporativos e individuales, promueve la convivencia armónica y el bienestar común a través de valores humanos para una sociedad más inclusiva y comprensiva.

La Política Fraterna busca la justicia social para reducir las desigualdades y garantizar el acceso a oportunidades y recursos básicos para lograr un desarrollo equitativo; dialogar y consensuar para resolver cualquier tipo de conflictos y tomar decisiones en base a ello, sin imponer criterios y soluciones unilaterales. Es fundamental la participación ciudadana activa de todos los sectores en la toma de decisiones y en la vida pública, asegurando que se escuchen diversas voces y perspectivas. La política fraterna se basa en el respeto y la protección de los derechos fundamentales de todos: personas, sociedades y también de la Casa Común.

Para implementar una Política Fraterna, es esencial una educación que fomente la fraternidad y la solidaridad desde la infancia. La cultura debe crear una mentalidad colectiva que favorezca el bienestar común. Las políticas públicas deben impulsar la igualdad de oportunidades, el acceso a servicios básicos y la protección social, abarcando la reducción de la pobreza, mejoras en salud, educación y seguridad social. Es clave fortalecer las instituciones democráticas para incluir a los ciudadanos en la toma de decisiones y la supervisión pública. La cooperación entre gobierno, sector privado y sociedad civil es fundamental para abordar problemas y promover el bien común. A nivel político, se requieren partidos que adopten estos valores como principios y busquen consensos en torno a la fraternidad y la solidaridad. La formación de sus dirigentes y militantes debe centrarse en el diálogo, la negociación y la resolución de conflictos para fomentar una política basada en el entendimiento mutuo, siendo inclusivos y representativos de la diversidad social.

Un vehículo adecuado para que la Política Fraterna empiece a implementarse a nivel social es la convivencia, estrategia clave que enfatiza la armonía social y el respeto mutuo entre los individuos dentro de una comunidad. Es una forma de vida que valora y fomenta el entendimiento, la colaboración y la empatía, promoviendo la cohesión social, el diálogo y la comunicación abierta, la inclusión, la diversidad, la responsabilidad social y la solidaridad, la resolución pacífica de conflictos, la participación activa y equitativa y el bienestar comunitario.

Una política fraterna es posible, viable y puede ser implementada en nuestro país, siempre y cuando tenga y promueva un enfoque integral que incluya educación, legislación, participación ciudadana y cooperación entre sectores. Los partidos y movimientos políticos tienen un papel crucial en promover estos valores y prácticas, actuando como mediadores y facilitadores del cambio hacia una sociedad más solidaria y equitativa. #ComuniquemosEsperanza

 

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

  

domingo, 8 de septiembre de 2024

carta No. 253: “Fraternidad para sanar el mundo”

 

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 253– 8 septiembre 2024
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“Fraternidad para sanar el mundo 

“Hoy no hay tiempo para la indiferencia”, “no nos podemos lavar las manos con la distancia, con la prescindencia, con el menosprecio”. “O somos hermanos, o se viene todo abajo. Y es que la fraternidad es “la frontera” sobre la cual “tenemos que construir”:  se trata del desafío de “nuestro siglo, de nuestros tiempos” (Papa Francisco).


En Ecuador se está celebrando el 53 Congreso Eucarístico Internacional, su lema: “Fraternidad para sanar el mundo”, coincide con el 150 aniversario de la Consagración de nuestro país al Sagrado Corazón de Jesús.

El mundo sufre, agotado por un pasado oscuro y guerras interminables. Muchas acciones destruyen nuestra humanidad. El amor parece olvidado mientras la muerte, el miedo, la violencia, el hambre, el desempleo y la miseria dominan. La indiferencia prevalece, y la fraternidad se desvanece. “Muchas heridas están abiertas y hay nuevas que se abren cada día. Son heridas que están gangrenando y desangrando al mundo, heridas mortales que acrecientan la cultura del descarte y de la muerte”.

Frente a esta realidad fracturada, hay signos de fraternidad que inspiran esperanza hacia una sociedad más solidaria, inclusiva, justa y segura. La fraternidad florece en pequeñas comunidades y vecindarios. Debemos convertirnos en artesanos de fraternidad, construyendo una nueva sociedad. Como cristianos, partimos del encuentro con Jesucristo y con los más pobres y vulnerables, redescubriendo en ello la fraternidad como fuente y camino para sanar el mundo.

En fraternidad “Todo ser humano tiene derecho a vivir con dignidad y a desarrollarse integralmente, y ese derecho básico no puede ser negado por nadie. Lo tiene aunque sea poco eficiente, aunque haya nacido o crecido con limitaciones. Porque eso no menoscaba su inmensa dignidad como persona humana, que no se fundamenta en las circunstancias sino en el valor de su ser. Cuando este principio elemental no queda a salvo, no hay futuro ni para la fraternidad ni para la sobrevivencia de la humanidad” (FT 107). En este sentido, para que la humanidad tenga presente y futuro es pertinente abrir caminos de fraternidad locales, nacionales, regionales y mundiales, privilegiando la educación, salud, empleo… para los más frágiles (FT 108), sin discriminar a nadie, actuando con solidaridad, con sentido de comunidad (FT 116), proponiendo de nuevo la función social de la propiedad (FT 120).

En los sectores populares, en las barriadas marginales, en la ruralidad está vigente la fraternidad en forma de solidaridad. Allí se dan la mano, se ayudan, se prestan, se conduelen, se comparte lo que se tiene. “Los últimos en general «practican esa solidaridad tan especial que existe entre los que sufren, entre los pobres, y que nuestra civilización parece haber olvidado, o al menos se tiene muchas ganas de olvidar. Solidaridad es una palabra que no cae bien siempre, pero es una palabra que expresa mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. Es enfrentar los destructores efectos del Imperio del dinero. […] La solidaridad, entendida en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia y eso es lo que hacen los movimientos populares” (FT 116).

Los lazos sociales y culturales se tejen alrededor de la fraternidad, y desde esa convivencia comunitaria, cercana, incluyente, solidaria se construirá un tejido social que sane las heridas dejadas por la arremetida constante de la ausencia de fraternidad.

La eucaristía es el memorial de la muerte y resurrección del Señor, sacramento de nuestra fe, que, celebrado en comunidad, nos lleva a compartir el cuerpo y la sangre de Cristo vivo y a construir la fraternidad como un proyecto conjunto, duradero de transformación y crecimiento, camino efectivo, eficaz y pertinente para sanar las heridas del mundo actual. #ComuniquemosEsperanza

 

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domingo, 1 de septiembre de 2024

carta No. 252: Democracia en terapia intensiva

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 252– 1 septiembre 2024
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Democracia en terapia intensiva 

“Seamos honestos, en el mundo de hoy la democracia no goza de buena salud.”… “los dos grandes enemigos que acechan a la democracia son la indiferencia y el populismo” (Papa Francisco).


El gran problema de nuestro sistema democrático es que permite hacer cosas "nada democráticas democráticamente" (José Saramago). Las elecciones han perdido su sentido ritual de renovación. Con 16 binomios presidenciales, 17 listas para asambleístas nacionales, 12 para representantes en el exterior, 12 para asambleístas andinos y alrededor de 70 para asambleístas provinciales; un total de 2.350 candidatos principales y 4.600 en total, se evidencia la devaluación de los partidos y movimientos políticos, la dispersión de la representación política, y la ausencia de proyectos de país que unifiquen las propuestas políticas.

La proliferación de partidos, movimientos y candidatos comenzó a mediados de los ochenta. Hoy existen 7 partidos y 10 movimientos nacionales, 61 movimientos provinciales, 139 cantonales y 15 parroquiales, sumando 232 en total.

A pesar de las denuncias, persisten los viejos problemas del sistema electoral: padrones inflados, sistemas de conteo sin revisión, partidos y movimientos con dueños, pero sin programas, financiamiento sin control y con la presencia de poderes oscuros, continuidad de normas electorales deficientes, mismas autoridades prorrogadas, y el gobierno de turno junto con otras fuerzas antagónicas buscando controlar al CNE y al TCE. El sistema es propenso a todo tipo de trampas que socavan la transparencia y la voluntad popular. El fraude es una amenaza constante.

Detrás de la dispersión electorera se ocultan los dispositivos del poder. Las elecciones han sido vaciadas de su contenido; la posibilidad de que la ciudadanía elija entre diversas propuestas programáticas se ha convertido en un juego de mercadeo y espectáculo para promover candidatos. En el mercado electoral participan grupos de poder y también mafias vinculadas al capital criminal. La decisión del voto está sometida a un bombardeo de propaganda, bajo el control de los algoritmos y el big data, se multiplica la reproducción viral de fake news y posverdades, lo que impide una elección crítica e informada. La información se manipula y se presenta a priori como un score de ganadores y perdedores.

La tendencia del poder es fomentar una polarización binaria: la disputa gobierno-correísmo, presentada como la lucha derecha-izquierda; la política reducida al juego amigo-enemigo. Se bloquea la posibilidad de voces autónomas.

Es importante diferenciar entre partidos y movimientos electorales; hay fuerzas que tienen una representación orgánica de sectores y grupos de poder, manteniendo las fuerzas que los han dominado.

En una estrategia de shock blando, la violencia y la inseguridad se utilizan como claves para captar el voto mediante tácticas de guerra. Así, se silencian los problemas y las necesidades básicas que enfrenta la mayoría de la población.

La democracia no se reduce a lo que sucede arriba o en el escenario político. También depende de la participación y la voz de la sociedad, desde abajo. En lugar de esperar las ofertas de los candidatos, que después en el poder serán olvidadas, debemos unirnos en una comunidad crítica para discernir, a la luz del evangelio, sobre la situación que vivimos, analizar las opciones que ofrezcan alguna salida a los problemas fundamentales, bloquear el acceso de los candidatos involucrados en la corrupción o vinculados al capital criminal, y presentar nuestro propio programa para interpelar a los candidatos. En comunidad, podemos desmontar la seducción de las ofertas electorales y sentar las bases para una participación crítica e informada. #ComuniquemosEsperanza

  

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.