el Vaticano denuncia
la explotación de los trabajadores marítimos
Domingo del Mar, mensaje del Cardenal
Turkson
DERECHOS HUMANOS Y JUSTICIA
“Siguen siendo numerosos los casos
de tripulaciones que han sido engañadas en cuanto a su salario, que
son explotadas y maltratadas en su puesto de trabajo, criminalizadas
injustamente por accidentes marítimos y abandonadas en puertos
extranjeros” dice este mensaje del cardenal Peter Turkson para el
Domingo del Mar, este 9 de julio de 2017.
Con motivo del día dedicado al
Domingo del Mar, el Departamento para el Servicio del
Desarrollo Humano integral ha enviado a los capellanes, voluntarios y
amigos del Mar, un mensaje de felicitación y agradecimiento por el
trabajo que hacen.
“Si bien es nuestro deber prestar
toda la asistencia y el apoyo necesario a las tripulaciones en apuros
y que experimentan grandes dificultades, instamos también a todas
las autoridades marítimas a velar con mayor atención e intervenir
para prevenir abusos y reparar cualquier injusticia que éstas hayan
podido padecer”, añadie el cardenal del Ghana.
Mensaje para el Domingo del Mar 2017
Queridos capellanes, voluntarios,
amigos y bienhechores del Apostolado del Mar,
En nuestra vida cotidiana, empleamos
y estamos constantemente rodeados de muchos objetos y productos que,
en alguna fase de su travesía hacia nosotros, han sido transportados
en barco. Nos resulta difícil imaginar que detrás de cada uno de
estos objetos hay un rostro que pertenece a uno de los muchos marinos
que han hecho todo lo posible para que el buque entregara, de forma
segura, estas mercancías en el puerto.
En este Domingo del Mar se nos invita
a reconocer y a expresar nuestro agradecimiento a esta fuerza laboral
compuesta por más de 1,5 millones de marinos (que en su gran mayoría
proceden de países en vías de desarrollo). Gracias a su duro
trabajo y a los sacrificios que hacen, nuestra vida es más cómoda
puesto que transportan, de un país a otro y por los siete mares,
casi el 90% de las mercancías.
Aunque su aportación es esencial
para la economía del mundo globalizado, son muchas las dificultades
y los retos a los que se tienen que enfrentar estas personas y que
afectan su vida y su dignidad. Me gustaría aquí recordar algunos:
A pesar de los grandes progresos
alcanzados en ámbito tecnológico, que han mejorado la comunicación
entre los marinos y sus seres queridos, los largos meses que viven
alejados de la familia siguen siendo un enorme sacrificio que a
menudo se repercute negativamente en la vida familiar. Las madres que
se quedan solas tienen que ejercer funciones múltiples con niños
que crecen con un padre siempre ausente. Es importante que en nuestro
ministerio pastoral prestemos especial atención a las familias de
los marinos, poniendo en marcha y respaldando la creación de grupos
de apoyo para esposas de marinos al fin de proporcionar cuidado
recíproco y asistencia.
El uso de las redes sociales le
permite a la tripulación estar conectada con muchas personas en todo
el mundo, pero a la vez, vivir desconectados y aislados los unos de
los otros cuando están a bordo, porque cada uno vive aislado en el
mundo virtual en el que busca refugio durante su tiempo libre.
Nuestra función, especialmente durante las visitas a bordo, es la de
intentar crear una “conexión humana” y fortalecer la
“comunicación humana” entre los miembros de la tripulación para
evitar la soledad, el aislamiento y la depresión, que podrían
llevar al suicidio, que según un reciente estudio publicado en Gran
Bretaña por el P&I Club es la principal causa de
muerte entre la gente de mar.
La amenaza creciente que representa
el terrorismo en todo el mundo exige nuevas medidas de seguridad que
limitan aún más, en algunos puertos, la posibilidad de que los
marinos puedan bajar a tierra y a veces, incluso, que los asistentes
para el bienestar puedan subir al barco. Si bien comprendemos la
necesidad de transformar los puertos en “un lugar seguro” para
las personas y las mercancías, debemos también asegurarnos de que
nadie sea víctima de discriminación o se le impida bajar a tierra
por razones de nacionalidad, de raza o de religión, y debemos abogar
por el derecho fundamental de las tripulaciones según el cual éstas
deben tener acceso “a instalaciones y servicios en tierra que
protejan su salud y su bienestar” (MLC 2006, Título 4, Regla 4,4).
A pesar de la adopción y entrada en
vigor, en el mes de agosto de 2013, del MLC 2006, que establece los
requisitos internacionales mínimos de los derechos humanos y
laborales de la gente de mar, siguen siendo numerosos los casos de
tripulaciones que han sido engañadas en cuanto a su salario, que son
explotadas y maltratadas en su puesto de trabajo, criminalizadas
injustamente por accidentes marítimos y abandonadas en puertos
extranjeros. Si bien es nuestro deber prestar toda la asistencia y el
apoyo necesario a las tripulaciones en apuros y que experimentan
grandes dificultades, instamos también a todas las autoridades
marítimas a velar con mayor atención e intervenir para prevenir
abusos y reparar cualquier injusticia que éstas hayan podido
padecer.
Aunque la amenaza de la piratería
que afecta las rutas marítimas ha disminuido, en comparación con
hace unos pocos años, el peligro de ataques y de secuestros armados
sigue siendo muy elevado en algunas áreas geográficas. Deseamos
invitar a la comunidad marítima a no bajar la guardia y a aplicar
todas las medidas necesarias destinadas a garantizar la seguridad y
la protección, no solo del cargamento sino, sobre todo, de la
tripulación.
Por último, quisiera centrar nuestra
atención en los pescadores y en la pesca, que serán el tema central
del XXIV Congreso Mundial que se celebrará en Kaohsiung – Taiwán,
el próximo mes de octubre.
Al igual que los marinos, los
pescadores transcurren mucho tiempo en el mar, a menudo a bordo de
pesqueros que no están en condiciones de navegar, por lo que su
profesión es considerada una de las más peligrosas del mundo y sin
embargo no gozan de los mismos derechos que los marinos, es decir,
sueldos y beneficios netamente inferiores. El sector pesquero está
plagado de casos de trata de seres humanos, de trabajo forzoso y de
pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR).
Durante el Congreso, gracias a la
asistencia de oradores expertos, desarrollaremos nuestra
concienciación y atención con respecto a este tipo de cuestiones;
fortaleceremos nuestra red con el objetivo de incrementar la
cooperación entre el Apostolado del Mar de las diferentes naciones;
compartiremos recursos y mejores prácticas para desarrollar
habilidades específicas, sobre todo en el sector pesquero.
Renuevo mi invitación a participar
en este Congreso, no solo a los expertos, sino también al mayor
número de capellanes y de voluntarios, porque la pesca y los
pescadores son una preocupación del Apostolado del Mar y no solo de
quienes están personalmente involucrados en este sector.
Para concluir, pidamos a María,
Estrella del Mar, que apoye nuestro servicio y dedicación a los
marinos, pescadores y a sus familias, y que proteja a toda la gente
de mar hasta que lleguen al “puerto seguro” del cielo.
Cardenal Peter K.A. Turkson
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