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domingo, 27 de octubre de 2024

carta No. 260: Complejo de Casandra

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 260– 27 de octubre 2024
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Complejo de Casandra

“Con el paso del tiempo advierto que no tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre… Coordinar no es una tarea fácil, requiere paciencia, visión, unidad de propósito y, sobre todo, la valorización de las identidades asociativas individuales, que deben ponerse al servicio del conjunto… hacer fructificar los talentos y las capacidades en beneficio de todos… mirar al futuro con confianza, dispuestos también a emprender caminos diferentes e innovadores.” Papa Francisco.

Casandra, princesa de Troya, recibió de Apolo el don de la profecía. Cuando ella rechazó sus avances, el dios la maldijo condenándola a que nadie creyera jamás en sus predicciones, sus advertencias eran consideradas locuras.

Vivimos un complejo de Casandra: los expertos advirtieron sobre los problemas energéticos derivados del estiaje y el calentamiento global hace mucho tiempo, pero los políticos, atrapados en sus propios intereses, no prestaron atención. En respuesta a la emergencia, en lugar de priorizar la reparación del parque térmico de electricidad, Daniel Noboa decidió destinar 400 millones de dólares de CELEC, la entidad rectora en electricidad, a combatir la inseguridad y la violencia. Cuando surgió el problema, recurrió a culpar a las administraciones pasadas.

El pueblo siente los efectos de crisis económicas, políticas, sociales, ambientales y energéticas, sin entender cómo ni por qué nos hallamos en una turbulencia que desestabiliza el tejido social. En esos momentos críticos, las autoridades aparecen para informarnos que estamos en crisis. ¿Quiénes arrastraron al país a este torbellino que impide prosperar y alcanzar una vida digna?

La política y la técnica se han divorciado. La dirigencia política ha degenerado y se ha desprestigiado, acumulando desconfianza por su improvisación, ineficiencia, incapacidad, corrupción e impunidad. Al mismo tiempo, existen equipos de expertos y jóvenes especializados que cuentan con conocimientos y herramientas técnicas para entender y abordar las causas, efectos y posibles soluciones a las múltiples crisis que afectan al país.

La mayoría de los políticos que asumen como autoridades, después de ganar elecciones, demuestran una enorme incapacidad; se perciben como estrellas y mesías sin “saber leer ni escribir” ni comprender la realidad y las angustias del pueblo. Sin embargo, son ellos quienes toman decisiones, sin calcular las consecuencias que pueden darse a corto y mediano plazo. Solo les importa el instante, y hacen cualquier cosa por aparecer como los “salvadores” en momentos críticos. Creen poseer todos los conocimientos y aparentan ser expertos, sin tener la menor idea de lo que realmente deben hacer. Actúan como si “su palabra fuera ley,” desoyendo e ignorando cualquier planificación, análisis o sugerencia de técnicos y especialistas.

Instituciones como el IESS, CELEC, Petroecuador y CNT han archivado y desechado los planes y proyectos elaborados por profesionales muy preparados en diversas áreas estratégicas que requieren un manejo profesional, técnico y expedito. Las advertencias de expertos comprometidos con el país son ignoradas por los politiqueros que se creen intocables.

Los problemas son cada vez más profundos y complejos. El cambio climático y el calentamiento global, las guerras, la violencia del crimen organizado, y las epidemias son cuestiones estructurales que exigen respuestas inmediatas y, más aún, soluciones a mediano y largo plazo. Existe una creciente desproporción entre la gravedad de los problemas y la miopía de la mayoría de los políticos.

Estamos ante la necesidad imperiosa de equilibrar la labor política con la técnica y la tecnología. Valorar el trabajo de los expertos con conocimientos y experiencia, y exigir a técnicos, especialistas y universidades que aporten propuestas de fondo son tareas pendientes. Ecuador necesita un programa de Estado que trascienda los gobiernos de turno, estableciendo grandes líneas de desarrollo para la Patria y priorizando el bien común.#ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

domingo, 20 de octubre de 2024

carta No. 259: Son Memoria y Proyección

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 259– 20 de octubre 2024
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Son Memoria y Proyección

“En la vejez no me abandones” (Sal 71,9). En la Biblia envejecer es signo de bendición. Dios nunca abandona a sus hijos. Ni siquiera cuando la edad avanza y las fuerzas flaquean, cuando aparecen las canas y el estatus social decae, cuando la vida se vuelve menos productiva y corre el peligro de parecernos inútil. No descarta ninguna piedra, al contrario, las más “viejas” son la base segura sobre las que se pueden apoyar las piedras “nuevas” para construir todas juntas el edificio espiritual (cf. 1 P 2,5). Papa Francisco, 28 julio 2024.

La vida se alarga y el número de “viejos” crece. En el año 2000, había 600 millones de personas mayores de 60 años en todo el mundo; para el 2050, esta cifra alcanzará casi los 2.000 millones, duplicando su proporción del 10% al 21%. En los países en desarrollo, esta población se multiplicará por cuatro en los próximos 50 años. En Ecuador, la expectativa de vida pasó de 48,4 años en 1950 a 77 años en 2020, con una tendencia creciente de personas centenarias. La vejez es, de hecho, la etapa más larga de la vida, pudiendo durar hasta 30 años.

La pregunta es, ¿qué hacer con este prolongado periodo de vida? Existen dos perspectivas. Desde el poder, se percibe la nueva longevidad como un problema: un peso para la seguridad social, una etapa improductiva. Se crea una imagen de los “viejos” como una población a la espera de la muerte, una carga excedente. Pero hay otra visión: las “personas mayores” viven una etapa de sabiduría y experiencias acumuladas. Son memoria y proyección. Es un tiempo que se abre, no una etapa que se cierra.

Cada generación tiene una misión, y la de los mayores de 60 años es irrepetible. Han vivido la segunda mitad del siglo XX y el primer cuarto del XXI, experimentando cambios acelerados y profundos. Nacieron en la era de la radio y la televisión, y hoy se desenvuelven en el mundo de los algoritmos, el big data y la inteligencia artificial. Son una generación puente, que une pasado y futuro para construir un presente más humano y justo. No solo viven más, sino que pueden vivir mejor. Su misión es vital: la sabiduría no solo consiste en recordar el pasado, sino en asumir la responsabilidad de un futuro mejor.

El futuro depende de la capacidad de transmitir una herencia: la memoria de luchas, vivencias culturales y sensibilidades, la relación entre palabras, afectos, el deseo individual y la comunidad, el buen vivir y el goce con los otros y el cosmos. Se trata de activar la autonomía en las nuevas condiciones de vida. Nuestros hijos y nietos esperan que hablemos.

Los cambios físicos, laborales, afectivos y sociales que enfrentan las generaciones mayores plantean una disyuntiva: verlos como un problema de soledad y marginación, o como la oportunidad de recoger lo aprendido y proyectar una vejez plena. Es el momento de descubrir una nueva identidad, replantear sueños y trazar el legado que dejarán a las próximas generaciones.

Puede haber algo de nostalgia por la juventud perdida, ven que los amigos se van, se sienten vulnerables y frágiles, descubren que llegan con más lentitud a los objetivos. La belleza de las personas grandes está en reconocer que, a medida que envejecen, adquieren experiencias que les hacen más sabios y valiosos. Van más lento, pero llegan más profundo y más lejos. Pueden convertir la soledad en momentos de reflexión y valorar a los amigos, a la familia, a la comunidad. En la nueva longevidad pueden unir experiencia y vida para guiar a sus nietos y a las nuevas generaciones.

La clave de la calidad de vida en la nueva longevidad es construir autonomía en los diversos campos vitales, la economía, la afectividad, la cultura, el tiempo libre. Tener acceso directo a centros de salud y medicinas. Ver la vejez como oportunidad: experiencia y proyección, dispuestos a aprender siempre. Una etapa de vida activa, creativa. Reconocer y enfrentar los miedos a los cambios, aprender la flexibilidad.

El desafío: Unirse para compartir conocimientos sobre esta etapa de vida, fortalecer sus habilidades emocionales, culturales y sociales, adquirir herramientas teóricas y prácticas para escribir la historia de vida y trazar un plan de vida plena. #ComuniquemosEsperanza 

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

domingo, 13 de octubre de 2024

carta No. 258: El Voto: Corazón de la Democracia

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 258– 13 de octubre 2024
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El Voto: Corazón de la Democracia 

“…pensando hoy en lo que significa el "corazón" de la democracia: juntos es mejor porque solos es peor. Juntos es bueno porque solos es triste. Juntos significa que uno más uno no es dos, sino tres, porque la participación y la cooperación crean lo que los economistas llaman valor añadido, es decir, ese sentido positivo y casi concreto de la solidaridad que surge de compartir y plantear, por ejemplo en el ámbito público, cuestiones sobre las que existe convergencia”, Papa Francisco.

Nos encontramos nuevamente ante un proceso electoral. Los candidatos irrumpen en nuestra vida cotidiana, proclamando que tienen la solución a todos nuestros problemas. Se presentan como "iluminados", armando por sí solos propuestas con el fin de cautivar al electorado, buscando convertirse en una especie de "rey Midas" que, con solo pronunciar palabras, creen poder resolverlo todo. Son "demagogos estrella" que, con sus "cantos de sirena", nos sorprenden, pero permanecen alejados del pueblo, sin contenido ni sustento real. Así, demuestran que carecen de propuestas viables para enfrentar los gravísimos problemas que atravesamos.

Debemos ser conscientes de que, en esta "democracia representativa", la participación de la ciudadanía se reduce al acto de votar; no existe una participación activa y efectiva. En cada elección, arriesgamos tanto nuestro presente como nuestro futuro. No podemos quedarnos como meros observadores, "balconeando" lo que sucede a nuestro alrededor. Es éticamente inaceptable tomarlo a la ligera, mostrarse indiferente o ignorar la trascendencia de una elección presidencial y legislativa. Debemos votar con plena conciencia, no solo para cumplir con una obligación, mucho menos por compromiso o, peor aún, por intereses particulares.

Debemos participar activamente para evitar la indiferencia, que es un cáncer para la democracia. No basta con conocer los nombres de los candidatos o hacer campaña por uno; es crucial exigir, conocer y analizar sus propuestas, antecedentes, vínculos y fuentes de financiamiento. También debemos evaluar sus principios, capacidad de liderazgo, y su disposición a servir, no a servirse. Solo así podemos empezar a sanar esta democracia gravemente enferma, que clama por participación y cooperación ciudadana.

No nos dejemos engañar por soluciones fáciles que se difunden en redes sociales y medios cooptados por el poder. Para superar esta crisis, debemos unir esfuerzos, apasionarnos por el bien común y trabajar para sanar un corazón democrático gravemente herido por la corrupción y la ilegalidad, que destruyen la institucionalidad.

Nuestro voto debe ser consciente y reflexivo, evaluando si los planes de los candidatos promueven inclusión, desarrollo económico con equidad, sostenibilidad, solidaridad y el bien común. Es fundamental que ofrezcan mejorar la calidad de vida, la convivencia, la participación democrática, la libertad, la seguridad, la salud, la creación de empleos dignos, y la lucha contra la corrupción y la impunidad, así como la recuperación de la institucionalidad y la legalidad.

“…El centro de gravedad de toda democracia sana […] reside en la representación popular, de la que depende el destino nacional para todo el periodo del mandato. De que la elección sea buena o mala depende la prosperidad o la decadencia, la salud o la perpetua enfermedad del estado. Hay, pues, que tomar conciencia plena de la responsabilidad que tenemos […] Hay que llevar al poder personas […] que actúen con objetividad, honestidad e incorruptibilidad para que un gobierno democrático logre conquistar el respeto y la confianza del pueblo” (Muñoz Vega, 1978).

El voto es el corazón de la democracia. #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

domingo, 6 de octubre de 2024

carta No. 257: Centralidad de los pobres

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 257– 6 de octubre 2024
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Centralidad de los pobres

“Ustedes tienen que ayudar a los políticos para que no se entreguen a los cocodrilos, para que no se arrodillen ante la estatua de oro por miedo al horno. Ustedes tienen que ser custodios de la Justicia Social. Tienen que estar ahí para recordarles al servicio de quién están. Ustedes tienen que estar ahí como la viuda del evangelio, insistiendo, insistiendo, rompiendo la paciencia para que hagan justicia. Esa es una táctica que nos enseñó Jesús. Seguramente encontrarán otras tácticas, pero siempre dentro de la no-violencia, por favor trabajen siempre por la paz. La guerra es un crimen”. Papa Francisco.

Terminó el plazo para inscribir las candidaturas para la presidencia, vicepresidencia y para asambleístas nacionales y provinciales. Una gran cantidad de candidatos y una diversidad de líneas políticas, en su mayoría indefinidas. Todos hablan de democracia para ganar votos, descalificando a sus competidores, señalando culpables de la crisis que vivimos y ofreciendo soluciones falsas, demagógicas e irrealizables, sin presentar propuestas objetivas o planes de gobierno sustentados. Para ellos, la democracia no es el gobierno del pueblo para el pueblo, sino un mecanismo para elegir caudillos impreparados que buscan el poder para beneficiarse a sí mismos y a sus grupos, en lugar de trabajar por el bien común, ignorando las propuestas de los movimientos populares. El Papa Francisco, en su reunión en Roma con los movimientos populares el 20 de septiembre, nos dejó unas palabras que nos caen como “anillo al dedo”.

A los movimientos sociales, les dice que deben salir de la pasividad y el pesimismo, que no deben dejarse abatir por el dolor ni resignarse, sino avanzar “paso a paso sobre la tierra firme de lo concreto, trabajando cuerpo a cuerpo, persona a persona”. De la acción comunitaria de los pobres depende no solo su propio futuro, sino el de toda la humanidad. Resalta la centralidad de los pobres afirmando que “no es comunismo, es Evangelio puro”, subrayando que “es Jesús quien los pone al centro. Es una cuestión de nuestra fe y no se puede negociar. Si vos no aceptás eso, no sos cristiano”, dice categóricamente.

Los pobres deben ser el centro de todo tipo de política económica y social: "si no se promueven políticas buenas, racionales y equitativas que afiancen la Justicia Social, para que todos tengan tierra, techo y trabajo, un salario justo y los derechos sociales adecuados, la lógica del descarte material y humano se va a extender, dejando a su paso violencia y desolación. Es deplorable que muchas veces sean los más ricos quienes se oponen a la justicia social o a la ecología integral por pura avaricia, disfrazándola con ideología y presionando a los gobiernos para que sostengan malas políticas que los favorezcan económicamente”. Los pobres no deben ser valorados solo en tiempos de elecciones; deben estar en el centro de toda acción política a nivel nacional, provincial y cantonal.

“El grito de los excluidos puede despertar las conciencias adormecidas de tantos dirigentes políticos, quienes deben hacer cumplir los derechos económicos, sociales y culturales que ya están consagrados en la Constitución y las leyes, pero que no se aplican. Es necesario trabajar arduamente para que esos derechos se cumplan y no queden en letra muerta. En el sistema en que vivimos, prevalece “una cultura muy fea”, la del ganador, un aspecto de la “cultura del descarte”. Nadie, con o sin méritos, tiene derecho a mirar a otro desde arriba, como si no valiera nada. Mirar desde lejos, con indiferencia, desprecio u odio, es la antesala de la violencia”.

Sin desmayar ni amilanarse, hay que mantener en alto la bandera de “Tierra, Techo y Trabajo”, ya que “son derechos sagrados”. “Que nadie les quite esa convicción, que nadie les robe esa esperanza, que nadie apague los sueños”. Los movimientos populares tienen una misión “trascendente” en el Ecuador y América Latina, pues “si el pueblo pobre no se resigna, se organiza, persevera en la construcción comunitaria cotidiana y, al mismo tiempo, lucha contra las estructuras de injusticia social, más tarde o más temprano, las cosas cambiarán para bien”. En esta dirección, hay que caminar sin prisa, pero sin pausa, porque “las riquezas son para compartir, para crear, para fraternizar”. Acumular no es virtuoso, distribuir sí lo es. #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.