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sábado, 28 de mayo de 2022

Carta No. 134: Héroes anónimos construyendo el país

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 134– 29 de mayo 2022

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Héroes anónimos construyendo el país

“Ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias. El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo" (Papa Francisco, Carta Encíclica, Laudato Si’ 128).



Hemos celebrado el Bicentenario de la Batalla de Pichincha. Acontecimiento que ha pasado casi desapercibido para la población en general. A unos les ha dicho mucho y a la gran mayoría casi nada o nada. Más bien para el imaginario popular el Bicentenario tuvo muchos otros significados: feriado, vacación, playa, "reactivación económica"… Se están diluyendo los símbolos patrios, símbolos que deben llegar a lo más profundo del ser de cada ecuatoriano y ecuatoriana y que nos tienen que ayudar a construir el país desde valores y esfuerzos comunes.

En las batallas por la Independencia se visibilizaron solo a los líderes y se ignoraron y anularon a los miles de combatientes que se sumaron a la lucha y ofrendaron su vida en el campo de batalla y que casi nadie sabe quiénes fueron.  Se ha olvidado a las mujeres, a los afrodescendientes e indígenas que contribuyeron al logro de nuestra libertad.  Hoy, después de 200 años, seguimos sumergidos en la misma lógica del anonimato.

Hemos avanzado, nada tiene que ver nuestra realidad con aquella. La infraestructura con la que cuenta el país es muchísimo mejor que la de esa época, las condiciones sanitarias son diferentes, las vías de comunicación, el acceso a educación… A pesar de ser un país en vías de desarrollo hay manifestaciones de progreso, reprimido por la incapacidad de la clase gobernante que ha vilipendiado los fondos del erario nacional.

El talante del ecuatoriano de a pie, pobre o de la clase media, ha sido el puntal que ha sostenido incólume al país, allí han puesto su trabajo diario, su esfuerzo permanente, su capacidad creadora, su entrega constante para, pese a las adversidades, crear condiciones para vencer la dictadura de la pobreza y romper con el yugo de la miseria.

Héroes anónimos desconocidos por las élites y tomados en cuenta solo para pedirles el voto y luego ignorarlos. Héroes que de mil maneras han enfrentado sus propias limitaciones para vencer la crueldad del olvido estatal. Héroes que "solos, tristes y abandonados" escriben su historia para lograr sus sueños y alcanzar sus objetivos.

En estos 200 años, las élites políticas y económicas han sido incapaces de reconocer el derecho de los más pobres a ser ellos mismos, a ser considerados como protagonistas y constructores de la nacionalidad ecuatoriana. Elites que han cosificado y hasta han manipulado burda y descaradamente las aspiraciones populares, simplemente les han usado para sus protervos intereses y han aprovechado de su ingenuidad para alcanzar sus objetivos que nada tienen que ver con los logros a los que aspira la gran mayoría.

A través de la historia no se ha logrado viabilizar un "pacto cultural", entendido como una decisión y un acuerdo de respeto y diálogo entre los diferentes, que siente las bases para un pacto político y social, que nos permita encontrarnos como ecuatorianos, aprendiendo a reconocer al otro como otro, con su propia cultura, su propio modo de ver la vida, de salir adelante, de opinar, de sentir y de soñar.

La historia debemos escribirla desde el presente mirando al pasado y proyectándonos hacia el futuro, con el fin de descubrir los errores históricos que han sumido a la gran mayoría de la población en la pobreza y vulnerabilidad y desde esa perspectiva, en minga, sin excluir a ninguna persona o grupo humano, construir para el futuro un plan de desarrollo integral, incluyente, con rostros y nombres, sin anonimatos, en los que todos seamos protagonistas, sin avivatos que se aprovechen de los intereses colectivos, sino con la participación y decisión de toda la población.

Nadie debe ni puede quedarse fuera.  La tarea es derribar muros y construir puentes que nos permitan unir orillas, trabajar juntos, incansablemente, para construir un desarrollo solidario e integral, con justicia y paz.  ·  #ComuniquemosEsperanza

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Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.  

domingo, 22 de mayo de 2022

Carta No. 133: Para la sostenibilidad del Estado…

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 133– 22 de mayo 2022

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Para la sostenibilidad del Estado

El mundo reclama de todos los gobernantes una voluntad efectiva, práctica, constante, de pasos concretos y medidas inmediatas, para preservar y mejorar el ambiente natural y vencer cuanto antes el fenómeno de la exclusión social y económica, con sus tristes consecuencias (…).  Debemos cuidar que nuestras instituciones sean realmente efectivas en la lucha contra todos estos flagelos. (Papa Francisco, ONU 2015).


Con frecuencia escuchamos sobre el Estado fallido y de pérdida de institucionalidad… ¿a qué se debe tan deplorable situación?: entre otras razones a la incoherencia ética y la inobservancia de leyes y normas que garantizan la sostenibilidad institucional, especialmente de estos tres pilares básicos:

1. Coherencia con los principios, valores y objetivos institucionales: las entidades que caminan sin rumbo fijo; sin objetivos claros de corto, mediano y largo plazo; sin fijarse en principios y valores que guíen el día a día de la institución y de sus actores.  No hacen caso de la misión y la visión para la que fueron creadas.  Tienen voluminosos planes estratégicos, que son archivados y olvidados.

2. Capacidad de gestión: los funcionarios que asumen las jefaturas o direcciones -con frecuencia desde la politiquería-, no poseen los conocimientos ni las pericias de la gestión pública, por lo que no tienen la capacidad para planificar, organizar, ejecutar -con solvencia-, ni monitorear, evaluar y rendir cuentas a la sociedad -con transparencia y honradez-.  No hay capacidad de emprender y conducir procesos de negociación, que permitan llegar al diseño de estrategias o preparar y ejecutar presupuestos -que en el mejor de los casos son copias de ejercicios anteriores-.

3. Generar credibilidad institucional: como consecuencia de las falencias antes señaladas, la ciudadanía no cree y desconfía en las instituciones públicas.  Múltiples testimonios y quejas se repiten y los sondeos de opinión evidencian el descontento: 58% no cree en la Procuraduría; 63% desconfía de la Defensoría del Pueblo; 66% no cree en la Fiscalía; 69% desconfía de la Corte Constitucional; 72% no cree en el Consejo de la Judicatura; 75% desconfía de la Corte Nacional de Justicia; 76% no cree en la Contraloría; 82% desconfía de los jueces; y el 86% no cree en la Asamblea Nacional.

Pero esta situación no es exclusiva de las entidades públicas -a las que se les pone más atención-, también el sector privado, las organizaciones de la sociedad civil y las que son sin fines de lucro, incumplen con estos pilares de la sostenibilidad institucional.

¿Es posible salir de este pantano? ¡Sí!, pero se requiere que las personas que asuman el liderazgo de las instituciones lo hagan por y con principios, y con el compromiso de servir a toda la sociedad.  Es indispensable que los funcionarios se revistan de una férrea voluntad para provocar cambios y transformaciones que, con decisión no son difíciles, pero demandan mucha voluntad política y arduo trabajo.  Deben comprometerse en asumir procesos de autoinducción para adentrarse en el conocimiento pleno de la entidad, así como todo el personal, en las aplicaciones y exigencias que demanda la sostenibilidad del Estado.

Para lograr la eficiencia y eficacia de las instituciones, públicas y privadas, se debe iniciar con la fundamental tarea de configurar verdaderos equipos de trabajo con personas que cumplan con tres condiciones básicas: Poseer suficientes conocimientos y destrezas para el desempeño de las funciones que se les encarga; voluntad para adentrarse rápidamente en el conocimiento y práctica del marco orientador de la institución; y evidenciar principios y valores éticos ampliamente reconocidos y coherentemente demostrados en el día a día de su acción laboral.

En definitiva, trabajemos en conjunto -entidades estatales y los sectores privados y sociales-, por el bienestar de todos, apostando por construir un país de respeto, justicia y paz.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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lunes, 16 de mayo de 2022

Carta No. 132: Economía sin rostro humano

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 132– 15 de mayo 2022

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Economía sin rostro humano

En una sociedad donde haya un margen de pobreza muy grande, uno se tiene que preguntar: ¿Cómo va la economía?, si es justa, si es social, o simplemente busca intereses personales.  (Papa Francisco, junio 2021).

A un año de gobierno del presidente Lasso, la economía nacional sigue en crisis y con ello la estabilidad y dignidad de los ecuatorianos.  Si bien en teoría se ha trabajado sobre los cuatro ejes planteados por el ejecutivo en su plan de gobierno, en la realidad no se evidencian mejoras: el déficit público sigue en cifras rojas, el desempleo sigue campante frente a la desesperación de la población que lucha por conseguir ingresos a pesar de carecer de trabajo (solo tres de cada diez personas tienen un empleo adecuado), los acuerdos comerciales aún no se concretan y los emprendimientos siguen a la espera de recursos y oportunidades que les permitan despegar.

La subida del precio del petróleo, si bien permite lograr ingresos adicionales, alrededor de USD 2 mil millones, tiene como contraparte el incremento del precio de los derivados, que la oferta nacional no cubre y que el Estado debe asumir (subsidio).  El incremento de gastos financiados por fuentes externas, así como originados en imprevistos, como la inseguridad, los desastres naturales y otros, requiere con urgencia el cumplimiento de los desembolsos por parte del FMI, previstos para este año en USD 1700 millones, de los cuales USD 1000 millones llegarían en estos días y con los que se ejecutarían diferentes rubros contemplados en el Presupuesto General del Estado, como asignaciones previstas a gobiernos seccionales, pago de amortizaciones, mantenimiento de infraestructura vial, etc.

La fallida Ley de atracción de inversiones, archivada por la Asamblea, truncó la expectativa gubernamental de captar alrededor de USD 30 mil millones en inversión extranjera y crear 2 millones de empleos, conforme al objetivo de este proyecto de Ley.  Además, a esta decisión parlamentaria se suma la inseguridad jurídica y política que adolece el país.  No llegan capitales extranjeros y hay un riesgo alto de que la inversión extranjera siga disminuyendo, como ya aconteció en 2021 (cayó en 44 % respecto del 2020 - nivel más bajo de los últimos 4 años).  En este contexto es muy difícil que se creen nuevas plazas de empleo, lo que incrementa la asimetría social y disminuye la calidad de vida de alrededor del 60% de la población, con consecuencias funestas como el incremento de la delincuencia y la inestabilidad social.

Además, la inflación global pospandemia así como la guerra Rusia-Ucrania trae como consecuencia el incremento de precios de los insumos y productos agrícolas, tanto que, por ejemplo, el precio del pan ha subido porque el costo de la harina que importamos se ha incrementado.  También se ha perdido parte del mercado del banano, flores y camarón, lo que provoca disminución del empleo e ingresos.

Como aspectos relevantes logrados por el gobierno están la continuación del plan de vacunación, el sustantivo incremento de la reserva monetaria internacional, y mejora en las conexiones aéreas internacionales y apertura hacia el mundo, sin embargo, sus resultados no son visibles e inmediatos.  A nivel privado es el esfuerzo de los migrantes y sus remesas mueven el aparato económico nacional.  En 2021 estas alcanzaron el récord de USD 4362 millones, lo que hace posible la subsistencia en los hogares y, en muchos casos, suple la falta de ingresos causada por el desempleo.

Los responsables del poder tienen que obrar de manera urgente para afrontar una abultada deuda económica y social con el país, y todos los ciudadanos debemos comprometernos a ofrecer nuestros mejores esfuerzos que nos permitan una pronta salida de la crisis.

Concluimos con una frase del Papa Francisco: "Y menos aún existe una racionalidad económica que suponga que la persona humana es simplemente una acumuladora de beneficios individuales ajenos a su condición de ser social" (febrero 2020), es indispensable un cambio de mentalidad individualista a otra solidaria y de corresponsabilidad social de todos.  ·  #ComuniquemosEsperanza

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sábado, 7 de mayo de 2022

Carta No. 131: La Patria es nuestro derecho y responsabilidad

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 131– 8 de mayo 2022

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La Patria es nuestro
derecho y responsabilidad

“La esperanza es audaz: sabe mirar más allá́ de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna” (Papa Francisco, Fratelli tutti No 55).

La Comisión ecuatoriana Justicia y Paz invita a escuchar, discernir, interiorizar y compartir el mensaje de los Obispos del Ecuador, dirigido "a los ecuatorianos de buena voluntad ", el pasado 29 de abril.  En este mensaje y desde su "compromiso de caminantes junto al pueblo, desde la escucha y participación en sus penas, gozos y esperanzas (GS 22)", puntualizan varias realidades que afectan gravemente el presente y futuro del país y ponen en riesgo la propia institucionalidad del Estado y que se convierten en desafíos para el pueblo y especialmente para los creyentes.

Con claridad y contundencia han sintetizado las amenazas en tres puntos:

1.  La creciente ola de pobreza, de violencia e inseguridad, que nos llena de luto y dolor y genera un ambiente de miedo y desconfianza.

2.  La crisis política e institucional, manifestada en la pugna de poderes y el vacío ético y jurídico, que impiden vivir en una sociedad de justicia y equidad.

3.  Una cultura de muerte que impone leyes que nada tienen que ver con los valores de nuestra sociedad; y que van en contra de la defensa de la vida desde la concepción, del respeto a la familia y del cuidado de la Casa Común afectada por el extractivismo desmesurado, perjudicando a pueblos y comunidades, sobre todo en la Amazonía.

En este escenario de amenazas, ambiciones, corrupción, impunidad, inseguridad y muerte, los obispos hacen un llamado claro y concreto a que volvamos nuestros ojos al Señor Resucitado, a que saquemos nuestra fe a la calle y actuemos decididamente para cambiar esa realidad y trabajar sin descanso para “que todos tengamos vida y vida en abundancia” cfr Jn 10,10).

Ante el Señor de toda la Historia que se hace presente aquí y ahora, que acompaña a su pueblo, que vive en luchas, que peregrina gritando “Ven Señor no tardes”, y se manifiesta en múltiples formas en la fe de nuestro pueblo, nos dicen “En medio de estas realidades desafiantes, en que el Dios de la Vida nos llena de fortaleza y esperanza, constatamos también que la fe de nuestro pueblo sigue siendo su más grande riqueza: hemos sido testigos de las manifestaciones de solidaridad y cercanía con los que sufren…”

Nos hacen un llamado a todas las personas para que, sin distingos ni divisiones, nos unamos sin reservas, con transparencia y sinceridad para exigir nuestros derechos y cumplir nuestras responsabilidades, para trabajar por nuestro país y encontrar, juntos, caminos de diálogo y solidaridad, consensos mínimos que nos permitan enfrentar la devastadora situación en la que está el país.  Solamente de forma mancomunada, sin egoísmos, ni agendas ocultas, alcanzaremos objetivos nacionales de bienestar y desarrollo, previamente acordados, para toda la población, especialmente para los más pobres y vulnerables, por ello nos dicen "Nuestra gratitud a todos los ecuatorianos, hombres y mujeres, comprometidos con la paz y la justicia, con la defensa de la vida, de los derechos humanos y ambientales, siempre dispuestos a mejorar la calidad de vida de los migrantes, los encarcelados, los jóvenes, los enfermos y excluidos de la sociedad, los bienaventurados de Dios (Mt 5)".

Si queremos salir de esta devastación, tenemos una labor inmensa por delante que, junto a nuestros pastores, debemos procesarla ante el Señor Jesús para interiorizarla y asumirla como tarea y responsabilidad ineludible, con el único objetivo de construir una Patria grande, en la que quepamos todos, sin exclusión ni explotación, donde prime la justicia y la paz.  Debemos ser profetas de vida y esperanza, dando ejemplo y actuando como Dios manda.  ·  #ComuniquemosEsperanza

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domingo, 1 de mayo de 2022

Carta No. 130: 150 años con los pobres y vulnerables

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 130– 1 de mayo 2022

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150 años con los pobres y vulnerables

“Un corazón ocupado por la furia de poseer es un corazón vacío de Dios.  Por eso Jesús ha advertido varias veces a los ricos, porque en ellos es fuerte el riesgo de colocar la propia seguridad en los bienes de este mundo.  En un corazón poseído por las riquezas, no hay más espacio para la fe.  Si en cambio se deja a Dios el lugar que le espera, o sea el primer lugar, entonces su amor conduce a compartir también las riquezas, a ponerlas al servicio de proyectos de solidaridad y de desarrollo, como demuestran tantos ejemplos, también recientes, en la historia de la Iglesia” (Papa Francisco, 2014).


Ocho Hermanas de la Providencia, llegaron a Ecuador en enero de 1872. El terremoto que asoló Ibarra unos años antes, en 1868, dejó muchas niñas en la orfandad y, para responder a esta situación de vulnerabilidad, Monseñor Checa y Barba y el presidente García Moreno, invitaron a las Hermanas de la Providencia de Bélgica, para que las acojan, protejan y les den los conocimientos apropiados de la época.

La Congregación de las Hermanas de la Providencia fue fundada por el Padre Juan Martin Moye, quien, conmovido por la pobreza de los campesinos, en 1789, en Francia, invitó a Margarita Lecomte a visitar la humilde aldea Béfey, a convivir con los más pobres y hacer suya la situación de los aldeanos, enseñando, especialmente a las mujeres jóvenes, para que tengan una vida con menos carencias, según el designio de la Providencia. Luego se le unieron otras jóvenes más. El Carisma es la atención privilegiada a los más pobres, desde las obras de misericordia.

Desde aquel 1872, cientos de hermanas han continuado y continúan esta misión de evangelización y humanización, especialmente de las jóvenes. En Ecuador están presentes en casi todas las provincias, en comunidades pobres y alejadas, colegios y en un hospital; y dese aquí se organizaron y realizaron dos fundaciones: Colombia y Haití.

El fundador de las Hermanas de la Providencia, el Beato Juan Martin, vivió el Carisma de Providencia en la radicalidad, exigía audacia y entrega en la misión, siempre atento a las necesidades de su tiempo. Viajó a China, en donde fue misionero y se identificó con ese pueblo, no solo aprendió esa lengua sino también su cultura.  Ver la realidad de su tiempo, le llevó a dar respuestas decisivas al seguimiento de Jesús, en función de la Construcción del Reino. Hoy es para la Familia Providencia, el referente de Espiritualidad y de Misión.

En los sectores pobres y alejados y en el trabajo misionero de los colegios, las hermans de la Providencia, privilegian el acompañamiento a las comunidades de fe y el apoyo a las organizaciones populares, promoviendo el surgimiento de catequistas, animadores de fe y líderes, que sean gestores de su propio caminar, tanto en el seguimiento de Jesús como en el compromiso sociopolítico, para que comunitariamente busquen dar respuestas a las necesidades y proyectos de su barrio o pueblo, y así construyan el Reino. Los desafíos son cada día más complejos y difíciles de enfrentar: droga, trata de personas, avance del extractivismo, etc.; un gran reto, especialmente, para la educación y para promover la vigencia de los valores humanos y cristianos.

Desde 1971, en Ecuador, abrieron la posibilidad para misioneros laicos, jóvenes bachilleres que querían hacer labor social y pastoral en los lugares más empobrecidos, y a quienes se les ofrece la posibilidad de prepararse para realizar esta misión y fortalecer su compromiso en sus respectivos lugares. Muchos de ellos se han convertido en verdaderos líderes locales y en sus lugares de trabajo.

Esta apertura impulsó la creación de las ramas de los Hermanos y de los Sacerdotes de la Providencia. Con base en los jóvenes que tuvieron la experiencia como misioneros, se organizaron los Misioneros Providencia en el Mundo.

A lo largo de estos 150 años en Ecuador, las hermanas de la Providencia han trabajado incansablemente en los sectores más pobres y vulnerables, allí han compartido la Palabra y el pan, allí han dejado y dejan, con su testimonio y trabajo, la presencia de la Providencia de Dios.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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