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domingo, 20 de octubre de 2024

carta No. 259: Son Memoria y Proyección

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 259– 20 de octubre 2024
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Son Memoria y Proyección

“En la vejez no me abandones” (Sal 71,9). En la Biblia envejecer es signo de bendición. Dios nunca abandona a sus hijos. Ni siquiera cuando la edad avanza y las fuerzas flaquean, cuando aparecen las canas y el estatus social decae, cuando la vida se vuelve menos productiva y corre el peligro de parecernos inútil. No descarta ninguna piedra, al contrario, las más “viejas” son la base segura sobre las que se pueden apoyar las piedras “nuevas” para construir todas juntas el edificio espiritual (cf. 1 P 2,5). Papa Francisco, 28 julio 2024.

La vida se alarga y el número de “viejos” crece. En el año 2000, había 600 millones de personas mayores de 60 años en todo el mundo; para el 2050, esta cifra alcanzará casi los 2.000 millones, duplicando su proporción del 10% al 21%. En los países en desarrollo, esta población se multiplicará por cuatro en los próximos 50 años. En Ecuador, la expectativa de vida pasó de 48,4 años en 1950 a 77 años en 2020, con una tendencia creciente de personas centenarias. La vejez es, de hecho, la etapa más larga de la vida, pudiendo durar hasta 30 años.

La pregunta es, ¿qué hacer con este prolongado periodo de vida? Existen dos perspectivas. Desde el poder, se percibe la nueva longevidad como un problema: un peso para la seguridad social, una etapa improductiva. Se crea una imagen de los “viejos” como una población a la espera de la muerte, una carga excedente. Pero hay otra visión: las “personas mayores” viven una etapa de sabiduría y experiencias acumuladas. Son memoria y proyección. Es un tiempo que se abre, no una etapa que se cierra.

Cada generación tiene una misión, y la de los mayores de 60 años es irrepetible. Han vivido la segunda mitad del siglo XX y el primer cuarto del XXI, experimentando cambios acelerados y profundos. Nacieron en la era de la radio y la televisión, y hoy se desenvuelven en el mundo de los algoritmos, el big data y la inteligencia artificial. Son una generación puente, que une pasado y futuro para construir un presente más humano y justo. No solo viven más, sino que pueden vivir mejor. Su misión es vital: la sabiduría no solo consiste en recordar el pasado, sino en asumir la responsabilidad de un futuro mejor.

El futuro depende de la capacidad de transmitir una herencia: la memoria de luchas, vivencias culturales y sensibilidades, la relación entre palabras, afectos, el deseo individual y la comunidad, el buen vivir y el goce con los otros y el cosmos. Se trata de activar la autonomía en las nuevas condiciones de vida. Nuestros hijos y nietos esperan que hablemos.

Los cambios físicos, laborales, afectivos y sociales que enfrentan las generaciones mayores plantean una disyuntiva: verlos como un problema de soledad y marginación, o como la oportunidad de recoger lo aprendido y proyectar una vejez plena. Es el momento de descubrir una nueva identidad, replantear sueños y trazar el legado que dejarán a las próximas generaciones.

Puede haber algo de nostalgia por la juventud perdida, ven que los amigos se van, se sienten vulnerables y frágiles, descubren que llegan con más lentitud a los objetivos. La belleza de las personas grandes está en reconocer que, a medida que envejecen, adquieren experiencias que les hacen más sabios y valiosos. Van más lento, pero llegan más profundo y más lejos. Pueden convertir la soledad en momentos de reflexión y valorar a los amigos, a la familia, a la comunidad. En la nueva longevidad pueden unir experiencia y vida para guiar a sus nietos y a las nuevas generaciones.

La clave de la calidad de vida en la nueva longevidad es construir autonomía en los diversos campos vitales, la economía, la afectividad, la cultura, el tiempo libre. Tener acceso directo a centros de salud y medicinas. Ver la vejez como oportunidad: experiencia y proyección, dispuestos a aprender siempre. Una etapa de vida activa, creativa. Reconocer y enfrentar los miedos a los cambios, aprender la flexibilidad.

El desafío: Unirse para compartir conocimientos sobre esta etapa de vida, fortalecer sus habilidades emocionales, culturales y sociales, adquirir herramientas teóricas y prácticas para escribir la historia de vida y trazar un plan de vida plena. #ComuniquemosEsperanza 

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

domingo, 13 de octubre de 2024

carta No. 258: El Voto: Corazón de la Democracia

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 258– 13 de octubre 2024
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El Voto: Corazón de la Democracia 

“…pensando hoy en lo que significa el "corazón" de la democracia: juntos es mejor porque solos es peor. Juntos es bueno porque solos es triste. Juntos significa que uno más uno no es dos, sino tres, porque la participación y la cooperación crean lo que los economistas llaman valor añadido, es decir, ese sentido positivo y casi concreto de la solidaridad que surge de compartir y plantear, por ejemplo en el ámbito público, cuestiones sobre las que existe convergencia”, Papa Francisco.

Nos encontramos nuevamente ante un proceso electoral. Los candidatos irrumpen en nuestra vida cotidiana, proclamando que tienen la solución a todos nuestros problemas. Se presentan como "iluminados", armando por sí solos propuestas con el fin de cautivar al electorado, buscando convertirse en una especie de "rey Midas" que, con solo pronunciar palabras, creen poder resolverlo todo. Son "demagogos estrella" que, con sus "cantos de sirena", nos sorprenden, pero permanecen alejados del pueblo, sin contenido ni sustento real. Así, demuestran que carecen de propuestas viables para enfrentar los gravísimos problemas que atravesamos.

Debemos ser conscientes de que, en esta "democracia representativa", la participación de la ciudadanía se reduce al acto de votar; no existe una participación activa y efectiva. En cada elección, arriesgamos tanto nuestro presente como nuestro futuro. No podemos quedarnos como meros observadores, "balconeando" lo que sucede a nuestro alrededor. Es éticamente inaceptable tomarlo a la ligera, mostrarse indiferente o ignorar la trascendencia de una elección presidencial y legislativa. Debemos votar con plena conciencia, no solo para cumplir con una obligación, mucho menos por compromiso o, peor aún, por intereses particulares.

Debemos participar activamente para evitar la indiferencia, que es un cáncer para la democracia. No basta con conocer los nombres de los candidatos o hacer campaña por uno; es crucial exigir, conocer y analizar sus propuestas, antecedentes, vínculos y fuentes de financiamiento. También debemos evaluar sus principios, capacidad de liderazgo, y su disposición a servir, no a servirse. Solo así podemos empezar a sanar esta democracia gravemente enferma, que clama por participación y cooperación ciudadana.

No nos dejemos engañar por soluciones fáciles que se difunden en redes sociales y medios cooptados por el poder. Para superar esta crisis, debemos unir esfuerzos, apasionarnos por el bien común y trabajar para sanar un corazón democrático gravemente herido por la corrupción y la ilegalidad, que destruyen la institucionalidad.

Nuestro voto debe ser consciente y reflexivo, evaluando si los planes de los candidatos promueven inclusión, desarrollo económico con equidad, sostenibilidad, solidaridad y el bien común. Es fundamental que ofrezcan mejorar la calidad de vida, la convivencia, la participación democrática, la libertad, la seguridad, la salud, la creación de empleos dignos, y la lucha contra la corrupción y la impunidad, así como la recuperación de la institucionalidad y la legalidad.

“…El centro de gravedad de toda democracia sana […] reside en la representación popular, de la que depende el destino nacional para todo el periodo del mandato. De que la elección sea buena o mala depende la prosperidad o la decadencia, la salud o la perpetua enfermedad del estado. Hay, pues, que tomar conciencia plena de la responsabilidad que tenemos […] Hay que llevar al poder personas […] que actúen con objetividad, honestidad e incorruptibilidad para que un gobierno democrático logre conquistar el respeto y la confianza del pueblo” (Muñoz Vega, 1978).

El voto es el corazón de la democracia. #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

domingo, 6 de octubre de 2024

carta No. 257: Centralidad de los pobres

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 257– 6 de octubre 2024
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Centralidad de los pobres

“Ustedes tienen que ayudar a los políticos para que no se entreguen a los cocodrilos, para que no se arrodillen ante la estatua de oro por miedo al horno. Ustedes tienen que ser custodios de la Justicia Social. Tienen que estar ahí para recordarles al servicio de quién están. Ustedes tienen que estar ahí como la viuda del evangelio, insistiendo, insistiendo, rompiendo la paciencia para que hagan justicia. Esa es una táctica que nos enseñó Jesús. Seguramente encontrarán otras tácticas, pero siempre dentro de la no-violencia, por favor trabajen siempre por la paz. La guerra es un crimen”. Papa Francisco.

Terminó el plazo para inscribir las candidaturas para la presidencia, vicepresidencia y para asambleístas nacionales y provinciales. Una gran cantidad de candidatos y una diversidad de líneas políticas, en su mayoría indefinidas. Todos hablan de democracia para ganar votos, descalificando a sus competidores, señalando culpables de la crisis que vivimos y ofreciendo soluciones falsas, demagógicas e irrealizables, sin presentar propuestas objetivas o planes de gobierno sustentados. Para ellos, la democracia no es el gobierno del pueblo para el pueblo, sino un mecanismo para elegir caudillos impreparados que buscan el poder para beneficiarse a sí mismos y a sus grupos, en lugar de trabajar por el bien común, ignorando las propuestas de los movimientos populares. El Papa Francisco, en su reunión en Roma con los movimientos populares el 20 de septiembre, nos dejó unas palabras que nos caen como “anillo al dedo”.

A los movimientos sociales, les dice que deben salir de la pasividad y el pesimismo, que no deben dejarse abatir por el dolor ni resignarse, sino avanzar “paso a paso sobre la tierra firme de lo concreto, trabajando cuerpo a cuerpo, persona a persona”. De la acción comunitaria de los pobres depende no solo su propio futuro, sino el de toda la humanidad. Resalta la centralidad de los pobres afirmando que “no es comunismo, es Evangelio puro”, subrayando que “es Jesús quien los pone al centro. Es una cuestión de nuestra fe y no se puede negociar. Si vos no aceptás eso, no sos cristiano”, dice categóricamente.

Los pobres deben ser el centro de todo tipo de política económica y social: "si no se promueven políticas buenas, racionales y equitativas que afiancen la Justicia Social, para que todos tengan tierra, techo y trabajo, un salario justo y los derechos sociales adecuados, la lógica del descarte material y humano se va a extender, dejando a su paso violencia y desolación. Es deplorable que muchas veces sean los más ricos quienes se oponen a la justicia social o a la ecología integral por pura avaricia, disfrazándola con ideología y presionando a los gobiernos para que sostengan malas políticas que los favorezcan económicamente”. Los pobres no deben ser valorados solo en tiempos de elecciones; deben estar en el centro de toda acción política a nivel nacional, provincial y cantonal.

“El grito de los excluidos puede despertar las conciencias adormecidas de tantos dirigentes políticos, quienes deben hacer cumplir los derechos económicos, sociales y culturales que ya están consagrados en la Constitución y las leyes, pero que no se aplican. Es necesario trabajar arduamente para que esos derechos se cumplan y no queden en letra muerta. En el sistema en que vivimos, prevalece “una cultura muy fea”, la del ganador, un aspecto de la “cultura del descarte”. Nadie, con o sin méritos, tiene derecho a mirar a otro desde arriba, como si no valiera nada. Mirar desde lejos, con indiferencia, desprecio u odio, es la antesala de la violencia”.

Sin desmayar ni amilanarse, hay que mantener en alto la bandera de “Tierra, Techo y Trabajo”, ya que “son derechos sagrados”. “Que nadie les quite esa convicción, que nadie les robe esa esperanza, que nadie apague los sueños”. Los movimientos populares tienen una misión “trascendente” en el Ecuador y América Latina, pues “si el pueblo pobre no se resigna, se organiza, persevera en la construcción comunitaria cotidiana y, al mismo tiempo, lucha contra las estructuras de injusticia social, más tarde o más temprano, las cosas cambiarán para bien”. En esta dirección, hay que caminar sin prisa, pero sin pausa, porque “las riquezas son para compartir, para crear, para fraternizar”. Acumular no es virtuoso, distribuir sí lo es. #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

  

domingo, 29 de septiembre de 2024

carta No. 256: Sin luz, sin agua y con fuego

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 256– 29 de septiembre 2024
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Sin luz, sin agua y con fuego

Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? (Mt 7,16). “Cuando encendemos la luz en casa, no pensamos que ese gesto funciona gracias al trabajo de muchas personas, a su inteligencia y competencia, y también a sus sacrificios. La buena energía no es sólo una cuestión tecnológica, la energía debe ser cada vez más justa e inclusiva ". Papa Francisco 31 de agosto de 2024.

Hay un elemento común entre los apagones y los incendios: el estiaje, la sequía. Según el gobierno ecuatoriano el problema es la falta de agua y “hay que esperar que llueva”. Los estiajes son a la vez un ciclo de la naturaleza y un resultado de la destrucción de la “Casa común”. Son ciclos conocidos, agravados por el calentamiento planetario y por el modo de vida depredador de la Pachamama, contaminación, deforestación, invasión del cemento, destrucción de los páramos por la minería y el extractivismo, quemas de las selvas y expansión del monocultivo. Los incendios asolan los campos, los bosques y hasta las ciudades, como Quito, la producción agropecuaria se encuentra en una profunda crisis. En las ciudades hay racionamientos de agua.

Los estiajes requieren una política energética planificada y sostenible para asegurar energía y agua en tiempos de escasez. Ecuador, como país multidiverso, ofrece diversas posibilidades energéticas.

Apenas utilizamos el 11% del potencial hidroeléctrico. Tras las grandes centrales de INECEL durante la dictadura de Rodríguez Lara, se abandonó la política energética responsable. Durante el Gobierno de Correa se retomaron proyectos como Coca Codo Sinclair y Sopladora, pero seis presentan problemas técnicos, ambientales y de corrupción. La mayoría fueron construidos en la vertiente Oriental, mientras que la cuenca Occidental fue poco atendida. El modelo energético actual se enfoca en mega centrales, dejando de lado los microproyectos y descuidando el parque termoeléctrico.

En los gobiernos posteriores no se invirtió en nuevos proyectos hidroeléctricos (existirían 40 proyectos, algunos con estudios completos), tampoco se han resuelto los problemas heredados, más bien se han deteriorado esas instalaciones. Se ha impuesto una política de improvisación.

La fuente hidroeléctrica provee el 70% del consumo requerido, por ello era y es necesario complementar con energía termoeléctrica y de fuentes alternativas: solar, eólica, volcánica. Ante la crisis energética, una salida era la importación de electricidad de Colombia, a 27 centavos Kwh, con picos de 60 centavos a fines de 2023. Ahora no hay esta posibilidad, Colombia también tiene estiaje. Poco se ha hecho para generar energía de fuentes alternativas. Por el abandono del parque termoeléctrico, del potencial de 2.858 megavatios, a finales del 2023 apenas se producían 717.

Los gobiernos de Moreno, Lasso y Noboa no escucharon las alertas, desde el credo neoliberal, promovieron como única salida la privatización y la inversión privada, ante la ineficiencia de lo público. Hay proyectos de energías alternativas en manos privadas que no se ejecutan: la central eólica Villonaco III, el proyecto fotovoltaico El Aromo.

La crisis energética anunciada llegó, la única solución fue la improvisación desesperada, la contratación de barcazas al apuro, cuatro veces más costosa que la hidroeléctrica y con deficiencias técnicas. Llegaron los apagones nacionales, que están provocando grandes pérdidas económicas. En lugar de invertir en el parque hidroeléctrico y mantener el termoeléctrico, Noboa tomó 400 millones de CELEC y CENACE, descapitalizándolas. Un problema adicional, vigentes subsidios a grandes consumidores, especialmente a las mineras con tarifas de 5 centavos Kw/h. 

Otra vez “la súplica es a San Pedro”.  La improvisación gubernamental le costaría al país mil millones de dólares. A esto hay que sumar las perdidas por los apagones.

Es tiempo de que la luz nos venga desde la reflexión y el compromiso con la sociedad, para que prime el criterio técnico sobre la politiquería de turno para evitar quedarnos sin luz, sin agua y con fuego. Debemos exigir a los gobernantes respuestas de fondo a problemas fundamentales.  #ComuniquemosEsperanza

 

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

 

domingo, 22 de septiembre de 2024

carta No. 255: “Patadas en el Alma”

Con los ojos fijos en Él

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 255– 22 de septiembre 2024
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“Patadas en el Alma”

“Me dolió la escena. Sentía las patadas en el alma. Era un muchacho de nuestro pueblo; es verdad, era un delincuente. Y me acordé de Jesús; ¿Qué diría si estuviera de árbitro allí?: el que esté sin pecado que dé la primera patada. Me dolía todo, me dolía el cuerpo del pibe, me dolía el corazón de los que le pateaban. ¿Qué cosa falló?. Papa Francisco (carta ante el linchamiento de un joven en Argentina, abril 2024).

El domingo 15 de septiembre de 2024 todo el Ecuador se conmocionó al conocer los durísimos acontecimientos del linchamiento en Cayambe de uno de los presuntos asesinos de un chofer. El cuerpo desnudo y colgado en el parque central fue una imagen desgarradora. El supuesto criminal había sido capturado y retenido por la comunidad que le aplicó los castigos previstos en la justicia indígena para posteriormente entregarlo a las autoridades, sin embargo, antes de que esto ocurriera, una multitud continuó con el castigo hasta matarlo y colgarlo. Este ajusticiamiento debe ser rechazado y condenado y no puede ser tomado como un caso de justicia indígena.

Este no es el único caso, en septiembre se han registrado otros 10 casos en distintas poblaciones. Ante esta situación nos debemos preguntar: ¿qué está ocurriendo en nuestro país? ¿Estamos llegando al límite y nos genera estos niveles de inhumanidad? Es importante que analicemos las causas que provocan estas reacciones masivas de un pueblo dolido y enardecido.

La inseguridad en nuestro país es incontrolable. El gobierno no da respuesta ni soluciones concretas ante la delincuencia organizada y común. El anunciado “Plan Fénix”, más que un plan de seguridad parece un eslogan que adorna la inacción y los espectáculos propagandísticos de un gobierno que trata de imponer relatos que no corresponden con la realidad. Los casos de sicariato, extorsión, secuestros y delincuencia no cesan y en varias regiones han aumentado. El gobierno debe garantizar el buen vivir, lejos del “ojo por ojo y diente por diente”.

La imagen del sistema judicial es horrorosa, los delincuentes apresados salen libres a los pocos días, listos para reincidir y vengarse de sus posibles acusadores. Por otra parte, la función judicial se ha visto empañada por tantos funcionarios judiciales y fiscales que son vinculados a actos de corrupción.

Muchos agentes de la policía nacional y de las fuerzas armadas han sido permeados por el crimen organizado y el ansia de dinero, por lo que se ha vuelto común los casos en que algunos de sus miembros son vinculados a delitos perpetrados por las mafias.

El miedo, el terror, la indefensión y la ira hacen que muchas personas piensen que, ante la ausencia y desinstitucionalización del Estado, la única solución es tomarse la justicia por mano propia. Son las multitudes las que en un estado de furia colectiva, donde desaparecen la conciencia personal, cometen estos hechos.

Aunque la justicia indígena es reconocida en el art. 171 de nuestra constitución, donde se señala: “se aplicarán normas y procedimientos propios para la solución de sus conflictos internos, y que no sean contrarios a la Constitución y a los derechos humanos reconocidos en instrumentos internacionales”, teniendo un procedimiento breve, a diferencia de la justicia estatal, en ningún momento es una autorización para dar muerte a los delincuentes violando los derechos humanos.

Por más graves que sean sus crímenes, tienen derechos como tener un juicio justo con el debido proceso y la debida sanción. La justicia por mano propia no es justicia, es un crimen. No podemos validar la ley del talión, la del ojo por ojo, diente por diente.

Como sociedad debemos exigir al Estado y al gobierno actuar de forma eficaz, transparente, que garantice el buen vivir, atacando las raíces de la inseguridad, la inequidad, el desempleo, la corrupción, la pobreza, etc. con una justicia eficiente y respetuosa que nos ofrezca respuestas concretas. Debemos promover la justicia en paz, sin violencia, para evitar acciones que provoquen linchamientos. Es  una acción conjunta de autoridades y sociedad.

Como creyentes, recordemos el mandamiento: “no matar”, no atentar contra la vida, evitar todo cuanto pone en peligro la integridad de cada ser humano. Debe dolernos la muerte de cualquier persona, víctima o victimario y resonar en nuestra conciencia la voz de Dios interrogándonos ¿Dónde está tu hermano? Evitemos estas “patadas en el alma”. #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.