Imágenes


domingo, 21 de julio de 2024

carta No. 246: Salir y sanar el caos permanente

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 246 – 21 de julio 2024
---------------------------------------------

Salir y sanar el caos permanente

“El bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día. No es posible conformarse con lo que ya se ha conseguido en el pasado e instalarse, y disfrutarlo como si esa situación nos llevara a desconocer que todavía muchos hermanos nuestros sufren situaciones de injusticia que nos reclaman a todos”. Papa Francisco, Fratelli Tutti no.11

El caos, entendido como un desorden o confusión extremos que se presenta en muchos momentos de la historia de los pueblos, obliga a que surjan personas, grupos, movimientos, organizaciones que intenten pararlo, cambiarlo, superarlo porque de continuar, atenta a la vida de las personas, familias, ciudades y países.

Cada día nos encontramos con acontecimientos que nos impactan, asustan, preocupan y abruman. Novedades en todos los campos del acontecer nacional: económico, social, político, ecológico, religioso… Vivimos, desde hace varios años, en un caos permanente y creciente.

En Ecuador, las instituciones estatales están sumidas en un caos intenso y sostenido, manifestado en la degradación de la política, la confrontación entre los poderes del Estado, la persistente inseguridad y violencia, y la corrupción e impunidad crecientes en el ámbito público y privado. La contratación pública opaca, el endeudamiento externo creciente, la subida de precios sin crecimiento económico, el tráfico y la incautación de drogas, y el aumento de bandas narcodelictivas agravan la situación. Jueces y miembros corruptos del Consejo de la Judicatura, disputas entre el CPCCS y la Fiscalía, fraudes procesales, tráfico de influencias, obstrucción de la justicia, abusos sindicales y violencia sexual en diversos entornos son problemas recurrentes. Además, la falta de empleo, la migración de más de 100,000 ecuatorianos al año, hospitales sin medicinas, carreteras en mal estado, educación deficiente y miles de jóvenes sin acceso a la universidad reflejan una crisis generalizada.

El caos a todo nivel es un cáncer agresivísimo que carcome el tejido social, una metástasis que contamina todo y a todos, por donde empujas sale pus. Lo peor es que nos hemos acostumbrado y perdido la capacidad de reaccionar e indignarnos y de generar las estrategias, ideas, motivaciones y acciones para cambiar y salir de este gigantesco desbarajuste. Nos quejamos, sufrimos en silencio y aguantamos a regañadientes, observando lo malo desde lejos. Aceptamos la desgraciada situación y nos resignamos a soportarla, convencidos de que no se puede hacer nada. Permitimos que aquellos con poder, influencia y dinero hagan lo que les plazca. El caos se vuelve permanente, sistemático y sostenido en el tiempo.

Esta realidad es inaceptable, especialmente si somos cristianos. Somos personas inteligentes, con capacidad de analizar y crear alternativas, con estudios para delinear cambios, con experiencia, con sueños de días mejores para todos. Este caos tiene que parar. Debemos poner fin a este desangre nacional, levantar la voz para decir ¡ya basta! Ponernos de acuerdo para caminar juntos, cediendo posturas, tendiendo puentes, mirando el bien común, el bien de todos. ¿Dónde estamos los cristianos? ¿Dónde los verdaderos samaritanos? ¿Dónde las personas con principios y valores? ¿Dónde los movimientos y organizaciones populares? Si queremos parar el caos y que haya paz, debemos sembrar justicia, pero la justicia se construye con personas valientes que viven para los demás, por el bien común, y encuentran los caminos y alternativas viables para salir del caos. Necesitamos vivir la fraternidad y la solidaridad en todas sus expresiones para sanar al Ecuador. Es una lucha cotidiana y permanente. #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

sábado, 13 de julio de 2024

carta No. 245: “Una ventana a la Esperanza”

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 245 – 14 de julio 2024
---------------------------------------------

“Una ventana a la Esperanza”

 La sociedad puede reprimir eficazmente el crimen sin quitar definitivamente al que lo cometió la posibilidad de redimirse.  Siempre, en toda condena, debe haber una ventana a la esperanza”. (Papa Francisco, agosto 2022).

El 21 de abril se realizó el referéndum y consulta popular, el pueblo ecuatoriano respondió favorablemente a las 9 preguntas relacionadas con la seguridad, el aumento de penas y otros aspectos conexos. Estas decisiones respondían a la angustia ante la situación de violencia que padecemos por los crímenes, secuestros y extorsiones realizados por los grupos de delincuencia organizada (GDO).

El presidente envió a la Asamblea Nacional una propuesta en relación con lo aprobado por el pueblo para que la debatiera y aprobara. La Asamblea aprobó casi por unanimidad. Más allá de las disputas en la escena, hay coincidencias entre el Ejecutivo y el Legislativo en los temas de fondo. Formal
mente se cumplió lo resuelto en la consulta. El problema está en el espíritu de la propuesta, creer que el endurecimiento de penas es la solución a la violencia del crimen organizado.

Las investigaciones y las experiencias en otros países cuestionan que el incremento de penas conduzca a una disminución de la violencia, causando un efecto disuasorio. Hay que cuestionar si las nuevas penas guardan una adecuada proporcionalidad con los delitos señalados. Incluso surgen dudas sobre la correcta aplicación de lo aprobado dada la actual situación de desprestigio y corrupción de una parte de la justicia ecuatoriana, que puede encontrar más bien la oportunidad para negociar impunidades con la delincuencia organizada.

La mayor parte de estos delincuentes, gatilleros y terroristas son jóvenes, muchos de ellos menores de edad, cooptados por los GDO en barrios marginales, que carecen de presente y futuro, que en muchas ocasiones entran en estos grupos por su pobreza, necesidad o por presión de los cabecillas de esas bandas. ¿Qué futuro les espera a estos adolescentes y jóvenes cuando se enfrenten a la justicia?  ¿Tendrán posibilidad de rehabilitarse y de reintegrarse a la sociedad cuando cumplan sus condenas? Con este tipo de propuestas se abandona la visión de la rehabilitación para quedarse solo en la represión y el castigo. En la cárcel no están los grandes capos, los autores intelectuales y los beneficiarios de la violencia y el delito organizado.

A las cárceles se las conoce como auténticas “universidades del crimen”; las bandas de GDO prácticamente los gobiernan de facto y, para sobrevivir, los reclusos tienen que unirse a alguna de ellas. La intervención de los militares ha contribuido para la disminución de asesinatos y muertes en los centros de reclusión, ya que el SNAI mostró de manera fehaciente su ineficacia y corrupción. A esto se suma la crisis por la falta de alimentación.

La definición ampliada de terrorismo abre la puerta a involucrar en estos delitos a actores sociales que se oponen a las actuaciones ilegales o ilegítimas del Estado. De modo que el incremento de penas puede apuntar al refuerzo de la criminalización de la lucha social.

Las personas que han delinquido deben cumplir con justicia su condena, pero como señala el Papa, debemos abrirles “una ventana a la esperanza”. La mera represión tiene más que ver con la vieja ley del talión, mientras que la rehabilitación está más cercana al arrepentimiento y al perdón, que es don y gracia de Dios.

Como cristianos no podemos desentendernos de lo que ocurre en las cárceles, debemos exigir que se instaure un auténtico proceso de rehabilitación que ofrezca a las personas privadas de libertad y a los adolescentes infractores, esa necesaria esperanza. Hay que crear los mecanismos para que el tiempo de reclusión sea bien utilizado y les permita reflexionar y cambiar su rumbo para ser útiles a la sociedad.

Mirar por la situación de los presos es un deber de todos, recordemos que en el juicio final el Señor nos dirá: “Estuve en la cárcel y vinieron a verme… estuve encarcelado y no me visitaron” (Mateo, 25, 36 y 43). #ComuniquemosEsperanza


Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

  

domingo, 7 de julio de 2024

carta No. 244: ¿Cambiar todo sin cambiar nada?

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 244 – 7 de julio 2024
---------------------------------------------

¿Cambiar todo sin cambiar nada? 

“Experimentamos también resistencias a los cambios que necesitamos y que anhelamos, resistencias que son profundas, enraizadas, que van más allá de nuestras fuerzas y decisiones. Esto es lo que la Doctrina social de la Iglesia llamó “estructuras de pecado”, que estamos llamados también nosotros a convertir y que no podemos ignorar a la hora de pensar el modo de accionar. El cambio personal es necesario, pero es imprescindible también ajustar nuestros modelos socioeconómicos para que tengan rostro humano, porque tantos modelos lo han perdido” Papa Francisco.

Observamos cotidianamente mucha decepción de la realidad social, política, económica, cultural, ambiental en que vivimos, cada vez es más crítica. Hasta la esperanza se siente amenazada. Grandes mayorías sobreviven en situaciones inhumanas. Se ha normalizado la pobreza, el desempleo, la violencia, la inseguridad, el narcotráfico, los abusos de poder, la injusticia. Cada quien quiere salir adelante como sea y al costo que sea, sin importar nada ni nadie. El individualismo se ha impuesto y nos ha inmovilizado social y políticamente. Quedan pocas reservas organizacionales y comunitarias que ven al país con oportunidades de desarrollo integral, con posibilidades de alternativas que impulsen cambios que beneficien a las inmensas mayorías que han sido despojadas de su dignidad.

Para solucionar la falta de respeto y depredación de la casa común, así como para buscar una solución a los gravísimos problemas de la economía y de injusticia que nos circundan, debemos poner en movimiento la razón y el conocimiento objetivo con todas sus facultades, a condición de que estas vayan animadas con una actitud de compasión, fraternidad y misericordia.

La compasión, la fraternidad y la misericordia harán que los agentes económicos y políticos que manejan e imponen su visión, usen su inteligencia y sus recursos para observar y corregir los efectos de sus imposiciones y para ayudar a los responsables políticos a cambiar de rumbo cada vez que sea necesario en función del Bien Común. La compasión, la fraternidad y la misericordia son exigencias de un proceso político global, nacional y local.

Las élites sociales, políticas y económicas, a través de sus operadores en las funciones ejecutiva, legislativa y judicial, desde siempre nos han hablado y ofrecido cambiar todo lo que está mal, es más se han rasgado las vestiduras para convencernos de que ellos son la solución y para conseguirlo nos han dicho que necesitan y demandan nuestro voto. El electorerismo, la demagogia, el populismo de izquierda y de derecha nos han llevado casi siempre a votar por los que aparentan ser amigos, los del partido o por quienes nos han ofrecido prebendas sin pensar en el país.

El “cambiar todo para que nada cambie” ha sido la lógica histórica, lamentablemente el pueblo se ha dejado seducir por ese discurso alienante y en reiteradas ocasiones ha tropezado con la misma demagogia y caído en engaños. Nos lamentamos cuando ya es tarde. Apenas reaccionamos ante esas realidades adversas y nuevamente caemos en los “encantos” de los politiqueros de turno, volvemos a confiar en ellos a sabiendas que apenas lleguen al poder se corromperán.

Un cambio, en las expectativas políticas y la organización del pueblo puede ejercer una sana presión sobre aquellos que ostentan el poder político, económico y social; es lo que ocurre cuando los movimientos y organizaciones sociales logran mediante acciones populares, modificar el comportamiento de los gobiernos, forzándolos a considerar en su accionar la realidad en la que viven cotidianamente las grandes mayorías y mínimamente romper la lógica administrativa estatal de beneficiar y gobernar para los grupos de poder. Es impostergable una toma de conciencia de todos y todas para elegir y luego exigir que los elegidos impregnen en el tejido social: la compasión, la fraternidad y la misericordia. #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

domingo, 30 de junio de 2024

carta No. 243: Dieron su vida por la vida

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 243 – 30 de junio 2024
---------------------------------------------

Dieron su vida por la vida

“Este es mí mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo les he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”. Juan, 15, 12-13.

“Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará” Lucas, 8, 22-24.

El papa Francisco ha insistido en muchas ocasiones que la Iglesia necesita pastores con olor a oveja, que vivan en medio del rebaño, capaces de salir a las periferias, que acompañen a las personas que sufren, que son desechadas y marginadas. Mons. Alejandro Labaka, obispo del Vicariato Apostólico de Aguarico, nacido el 19 de abril de 1920 en Beizama, España; y la hermana Inés Arango, terciaria capuchina, nacida el 6 de abril de 1937 en Medellín Colombia, siguieron al Señor hasta dar sus vidas. El 21 de julio de 1987 la entregaron en un recóndito rincón de la selva ecuatoriana yendo al encuentro de los Tagaeri, uno de los pueblos aislados del Ecuador.

Ellos sabían del peligro y no vacilaron en arriesgar la vida por el Evangelio. La hermana Inés escribió en su testamento: “Si muero, me voy feliz, ojalá nadie sepa nada de mí, no busco fama ni nombre, Dios lo sabe, siempre con todos, Inés”. Mons. Alejandro manifestó “Si no vamos nosotros, los matan a ellos”. Eran tiempos revueltos y la expansión petrolera amenazaba con acciones violentas y riesgo de muerte contra esos pueblos aislados.

No fue un hecho fortuito ni improvisado, fue consecuencia de su compromiso a favor de los más pobres y olvidados. Los pueblos indígenas, Kichwa, Shuar, Siona, Siekopai, Waorani y en aislamiento voluntario eran ya minoritarios en Orellana y se encontraban amenazados en sus derechos por la explotación petrolera y una colonización agresiva. Alejandro tomó esta realidad como una opción pastoral desde su llegada a Orellana: defendiendo sus territorios y derechos como se muestra en las insistentes cartas y propuestas enviadas a las autoridades nacionales. Tiempo después, la Hna. Inés se unió con todas sus fuerzas a esta misma causa, compartida por toda la iglesia local.

Ambos dieron ejemplo de una pastoral inclusiva, inculturada. Buscaban el respeto mutuo y la convivencia en paz entre los pueblos y nacionalidades indígenas, los campesinos llegados con la colonización, las personas del campo y de las ciudades para construir una sociedad más justa y fraterna. Tanto Alejando como Inés dieron su vida por la vida, con su ejemplo y desde la casa del Padre acompañan la lucha de las personas de la provincia de Orellana por el cuidado de la Casa Común, la justicia y la paz.

Cada año por Alejandro e Inés se realiza una caminata entre el 9 y el 21 de julio, que sale de Quito, diversas localidades y comunidades de la Amazonía para concluir en el Coca en un ambiente festivo, de reflexión y oración. El lema 2024 es: “Con Alejandro e Inés caminamos en fraternidad para sanar la Amazonía”.

Desde el Vicariato de Aguarico y las comunidades de Orellana se siguen las huellas de Alejando e Inés, su legado es actual y un reto para todos, sus martirios van más allá del recuerdo o conmemoración, nos compromete y nos llama a luchar y defender la Amazonia, a movilizarnos en defensa de los derechos ambientales, territoriales y de los pueblos y a caminar desde el servicio, la esperanza y el amor para construir, pese a todos los peros, un Ecuador diferente: fraterno, justo, solidario.

Ahora que en nuestro país pasamos por horas oscuras, debemos comprender que hay un poder más fuerte que la violencia y las ambiciones particulares de los poderes económicos o políticos, esa fortaleza reside en la entrega y la solidaridad. Una fuerza que nace desde la fe y la esperanza, que trabaja y crece la mayor parte del tiempo en silencio, como el grano de mostaza que es semilla del Reino de Dios. #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

domingo, 23 de junio de 2024

carta No. 242: Eliminar subsidios: ¿por qué y para qué?

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 242 – 23 de junio 2024
---------------------------------------------

Eliminar subsidios: ¿por qué y para qué?

"Lo que da dignidad es el trabajo, (…) los subsidios sólo pueden ser una ayuda provisoria, (…) no se puede vivir" de ellos, "porque el gran objetivo es brindar fuentes de trabajo diversificadas". Papa Francisco, videomensaje al 57º Coloquio "Logremos una Argentina sostenible" Oct.2021.

El subsidio es una forma de apoyo financiero del Estado, cuyo objetivo es promover determinadas políticas económicas y sociales. Este parte del principio de justicia compensativa ante las desigualdades. Para que un subsidio cumpla su cometido debe ser transitorio, correctamente direccionado y eficiente.

En el Ecuador están vigentes los subsidios a los combustibles, a la seguridad social, al desarrollo social, urbano y agrícola. Sin embargo, hay otras formas de subsidios ocultos como: las sucesivas condonaciones de deudas agrícolas a los grandes deudores, la reducción de la tarifa eléctrica a las mineras, la condonación de intereses a los deudores del SRI, entregando miles de millones de dólares a los grupos económicos.

Los precios de los combustibles forman parte de la política energética que se puede trazar desde una visión de reactivación productiva para crear empleo, o de atención a la liquidez del Presupuesto del Estado. El anuncio del gobierno del presidente Noboa de eliminar los subsidios a las gasolinas está orientado a incrementar los ingresos fiscales del Estado, cuyo déficit presupuestario para el 2024 sería de alrededor de los 5 mil millones de dólares, situación que imposibilita el crecimiento y sostenibilidad de la economía. En nada se habla de promover el trabajo.

El precio de las gasolinas Extra y ECOPAIS subirá 0.26 centavos por galón. En una segunda fase, se establecerá un sistema de bandas. A la par, el gobierno manifiesta que realizará una compensación económica directa a 84.000 transportistas. Según el ministro de Energía, las gasolinas Extra y ECOPAÍS están subsidiadas porque el precio de producción interna es mayor al de las gasolinas importadas. Representaría una pérdida de 600 millones de dólares anuales. Datos que no se ajustarían a la realidad.

Según la Asociación Nacional de Trabajadores de Energía y Petróleo, en 2023 se produjo en Ecuador el 36,5% a un costo total de 1.424 millones de dólares. La importación del 63,5% costó 6.823 de dólares. El precio de producción interna es menor. Si se hubiera importado el 100% debía pagarse 2,75 veces más.

También el Gobierno argumenta que el subsidio a los combustibles no beneficia a la población más necesitada; que los mayores beneficiarios son ciudadanos de clase media y alta, la industria del narcotráfico y el contrabando hacia países vecinos. Una verdad a medias. Los principales beneficiados son los importadores de combustibles. El contrabando y el beneficio del narcotráfico no se solucionan castigando a todos sino enfrentando el problema. El beneficio de las clases altas requeriría una focalización hacia arriba. La subida generalizada de los precios de las gasolinas Extra y ECOPAÍS elevará el costo de la vida y generará mayor crisis y descontento social.

La eliminación de estos subsidios cumple con uno de los compromisos adquiridos con el FMI, en abril pasado, como condición previa para la concesión del crédito de USD  4 mil millones, a un plazo de 10 años y al 8% de interés, para repagar la deuda externa.

El Gobierno estima que, con esta eliminación, obtendrá 500 millones de dólares para pagar la deuda social. Pero la inversión para cubrir requerimientos de salud, educación, vivienda, burocracia llega a 4 mil millones, según el PGE 2024. Esta recaudación representa apenas el 12.5% de ese monto. Serán los ciudadanos, a través de nuevos impuestos, quienes financiarán las necesidades más urgentes, condición también impuesta por el FMI.

La eliminación de estos subsidios no favorece un cambio estructural de la economía, necesario para un despegue de la inversión y el empleo, problemas que mantienen al Ecuador en una crisis económica y social ascendente. Lamentablemente, este gobierno está cayendo en vicios políticos para aprovecharse y beneficiar a sus círculos, mientras la pobreza, el desempleo, la informalidad y la migración carcomen el bienestar y la vida de los ecuatorianos. #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.