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domingo, 12 de enero de 2025

carta No. 271: El Ecuador joven que debemos construir

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 271 – 12 de enero 2025
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El Ecuador joven que debemos construir

“Frecuentemente, los que pagan el precio más alto son ustedes, los jóvenes... corriendo así el riesgo de vivir sin esperanza, prisioneros del hastío y de la tristeza. En algunos casos, lo que provoca ansiedad y cansancio interior son las presiones sociales que constriñen a alcanzar ciertos estándares de éxito... ya que vivimos en el afán de un activismo vacío... Papa Francisco.

El 2025 inicia con un periodo electoral crítico, con una juventud que enfrenta las limitaciones de un sistema económico incapaz de generar oportunidades y la indiferencia de un modelo político que prioriza el cálculo sobre las necesidades reales. Según el INEC, en noviembre de 2024 el desempleo juvenil alcanzó el 9,2% frente al 3.7% de desempleo nacional. El empleo adecuado juvenil es del 29,6%. El ingreso promedio de los jóvenes cayó a USD 359,4 mensuales, por debajo del salario básico unificado. Estas cifras evidencian un país que ha dejado de soñar colectivamente con un futuro donde su juventud pueda prosperar y trabajar su proyecto de vida.

En este contexto, el Gobierno lanzó a finales del 2024 el programa 'Jóvenes en Acción'. Lejos de ser una solución estructural, esta iniciativa revela una lógica coyuntural y oportunista. Las transferencias de USD 400 por tres meses, diseñadas con criterios excluyentes y dirigidas a un grupo poblacional clave en términos electorales, revelan un intento por capitalizar políticamente su desesperanza. Este tipo de políticas no solo perpetúan la precariedad, sino que también subestiman la capacidad crítica de una generación que exige mucho más que paliativos temporales.

Otro rostro de la crisis es migratorio. Según la OIM, 370.000 jóvenes desean abandonar el país, y forman parte de los 1,2 millones de ecuatorianos que ven su futuro fuera del país. La mayoría de migrantes son jóvenes entre 18 y 29 años, muchos con educación secundaria incompleta y atrapados en un mercado laboral que impide desarrollarse. La migración masiva es un síntoma de desaliento y una forma de expulsión estructural.

Los candidatos tienen la responsabilidad ética de superar la lógica transaccional que ha definido la relación Estado-juventud. No es un electorado que deba ser conquistado con TikToks o con políticas asistencialistas sin futuro. La juventud es el presente que estimula la transformación social, económica y política del país.

En un mundo donde la distorsión de la realidad y la justificación de la violencia parecen dominar el discurso público, el Papa Francisco nos recuerda que "el compromiso por los derechos humanos nunca terminó y a este propósito estoy cerca de todos aquellos que luchan para defender los derechos de quienes no cuentan”.

Más allá de los tecnicismos, reconocer la deuda social con las nuevas generaciones y situarla en las decisiones políticas es justo y necesario; es el mejor camino hacia un futuro sostenible. Debemos denunciar el uso político de sus necesidades y destacar las iniciativas que desafían la exclusión con creatividad y resiliencia. Debemos promover un entorno que alimente su desarrollo intelectual, emocional y espiritual, formados en valores como la fraternidad y solidaridad. Así construiremos desde la raíz una sociedad fundada en la dignidad humana, donde los jóvenes puedan prosperar en un Ecuador más justo y solidario.

Todos quienes componen esta sociedad, desde la diversidad intergeneracional como los jóvenes y ancianos son el corazón de la sociedad y no pueden ser vistos como una carga o un recurso electoral. Es hora de apostar por un país donde todos, hombres y mujeres, sin exclusión social, racial o generacional, seamos el núcleo de una transformación profunda y duradera. #ComuniquemosEsperanza

 


Con los ojos fijos en El,
 en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

domingo, 5 de enero de 2025

carta No. 270: Generadores de esperanza

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 270 – 5 de enero 2025
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Generadores de esperanza

“Todos tenemos el don y la tarea de llevar esperanza allí donde se ha perdido, donde la vida está herida, en las expectativas traicionadas, en los sueños rotos, en los fracasos que destrozan el corazón; en el cansancio de quien no puede más… en los días largos y vacíos de los presos, en las habitaciones estrechas y frías de los pobres, en los lugares profanados por la guerra y la violencia". Papa Francisco, preparación del Jubileo 2025

El Papa Francisco ha proclamado el Jubileo de 2025 bajo el lema “Peregrinos de la Esperanza”. Durante la Navidad, realizó la apertura de la Puerta Santa, marcando el inicio del “Año Santo”, una celebración que tiene lugar cada 25 años. Para el Santo Padre, la esperanza no es solo un ideal abstracto, sino un camino concreto que debemos recorrer unidos a la fe y al amor. Este recorrido nos llama a actuar más allá de las palabras, comprometiéndonos como creyentes y como seres humanos a ser solidarios con quienes más sufren.

Debemos ser gestores de esperanza mediante acciones y actitudes que, desde la fraternidad, construyan caminos para mejorar nuestra realidad. La esperanza nos invita a trabajar por un futuro mejor y a colaborar solidariamente en la búsqueda del bien común. Si la esperanza vive en nosotros, debemos rechazar la indiferencia, el temor y la pasividad que nos llevan a tolerar injusticias sin rebelarnos.

La esperanza nos llama a desterrar de nuestros corazones todo rastro de violencia y a enfrentar tanto la ejercida por grupos delincuenciales como la que proviene de las autoridades y fuerzas de seguridad que permiten o ejecutan desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales, como en el caso de los cuatro niños de Guayaquil.

La esperanza exige una justicia verdadera: imparcial, íntegra y sin favoritismos, que brinde seguridad y garantice el pleno cumplimiento de la Constitución y las leyes. Sin una justicia confiable, desfallece la esperanza y peligra la democracia.

La esperanza nos invita a denunciar todo tipo de corrupción e impunidad, desde la más pequeña hasta la más grande, especialmente aquella que compromete los bienes públicos y estratégicos, así como a defender nuestra soberanía nacional.

La esperanza nos convoca a construir una economía del bien común, inclusiva, que fomente la colaboración entre el sector público, privado y la economía popular y solidaria, generando empleo y justicia social para alcanzar el buen vivir.

Nos impulsa a exigir el respeto y ejercicio pleno de los derechos humanos: desde los fundamentales, como la vida y la libertad, hasta los económicos, sociales, de participación ciudadana, y los específicos de mujeres, niños, adolescentes, personas vulnerables y de la naturaleza.

También nos llama a recuperar las instituciones públicas como prestadoras de servicios ciudadanos, asegurando que actúen con honradez, eficiencia y eficacia.

La esperanza nos motiva a educarnos y prepararnos para buscar la verdad más allá de las falacias, los relatos sesgados y la manipulación. Nos invita a discernir con visión crítica, alejándonos de la propaganda y las falsas promesas, para elegir con plena conciencia a nuestras próximas autoridades.

Responder a estas y otras necesidades es un reto inmenso, imposible de enfrentar en soledad. Requiere el apoyo de las organizaciones comunitarias y los movimientos sociales. Para lograrlo, Ecuador debe despertar y superar la situación actual. Este desafío también interpela a nuestra iglesia y a todos los cristianos comprometidos.

“La esperanza de un mundo fraterno no es una ideología, no es un sistema económico, no es el progreso tecnológico, es el Hijo encarnado, enviado por el Padre para que todos podamos convertirnos en lo que somos: hijos del Padre y, por lo tanto, hermanos y hermanas, entre nosotros” (Papa Francisco).

Desde la Comisión de Justicia y Paz de Ecuador les deseamos

¡FELIZ AÑO 2025, lleno de esperanza, solidaridad, fraternidad y amor! #ComuniquemosEsperanza

 


Con los ojos fijos en El,
 en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

sábado, 28 de diciembre de 2024

carta No. 269: Cuidar la vida de los inocentes

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 269 – 29 de diciembre 2024
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Cuidar la vida de los inocentes

Un gemido que hoy también podemos seguir escuchando, que nos llega al alma y que no podemos ni queremos ignorar ni callar. Hoy en nuestros pueblos, lamentablemente, se sigue escuchando el gemido y el llanto de tantas madres, de tantas familias, por la muerte de sus hijos, de sus hijos inocentes”. Papa Francisco.


“Es deber del Estado defender la vida y la integridad de todos los ciudadanos sin importar su edad, su género, su condición social. La desaparición de Josué e Ismael Arroyo, Saúl Arboleda y Steven Medina, no solo conmueve profundamente a los ecuatorianos, sino que también refleja la indefensión en la que nos encontramos todos frente a la violencia que corroe nuestras instituciones y nuestras relaciones” (CEE, 12 -2024). Son cuatro niños afroecuatorianos que vivían en las Malvinas, barrio marginal de Guayaquil. Desparecidos desde el 8 de diciembre en que fueron detenidos por una patrulla de militares, que los llevaron hasta Taura, y desaparecen, rodeados de rumores, silencios y complicidades, en un contexto de maniobras de poder y cálculos electorales.

Hay confusión por la falta de información, las constantes contradicciones en las explicaciones dadas y por la cruel sospecha de que hayan sido víctimas de una desaparición forzada, que oculte un asesinato inhumano. El fallecimiento de Pedro Restrepo nos recuerda que nunca se aclaró lo ocurrido con sus hijos en 1988; esperamos que ahora sí salga la verdad sobre estos 4 niños.

Cuando la Policía o las Fuerzas Armadas detienen a menores de edad en Ecuador, deben seguir un procedimiento específico y garantizar sus derechos y salvaguardias. Son considerados más vulnerables. Tienen derecho a la protección y trato especial según la Constitución, el Código de la Niñez y Adolescencia, y los estándares internacionales. Su detención debe ser una medida de último recurso y en condiciones excepcionales.

Inmediatamente después de su detención, las autoridades deben notificar de manera rápida y directa a los padres, tutores o responsables legales del menor sobre la situación. El derecho a la asistencia legal y a un defensor público, derecho a ser tratado con humanidad y a no ser sometido a torturas ni tratos crueles. La detención no debe extenderse más de lo necesario, el menor detenido debe ser presentado ante un juez dentro de las 24 horas siguientes a su detención. Si es ilegal o se considera arbitraria, el juez debe ordenar la libertad inmediata del menor. En las detenciones en flagrancia, el procedimiento sigue pasos establecidos por la ley, y las autoridades deben actuar con sensibilidad ante los casos de menores en conflicto con la ley.

El Marco Normativo que Regula la Detención de Menores está claramente definido en la Constitución de la República del Ecuador (2008), Código de la Niñez y Adolescencia (2003) – Convención sobre los Derechos del Niño (CDN).

En la detención de los menores Josué e Ismael Arroyo, Saúl Arboleda y Steven Medina, los miembros de la Fuerza Aérea ignoraron que la detención era la última opción e incumplieron todos los procedimientos establecidos en la ley. Y luego las autoridades militares ocultaron el hecho por trece días, hasta que sale a la luz pública por acción de los padres y los organismos de derechos humanos. Defender la vida es fundamental y no por considerarlos “sospechosos”, se podía obrar al margen de la ley.

Conocer esta realidad es un desafío y un reto nacional.  Contemplar el pesebre es también contemplar este llanto, aprender a escuchar lo que acontece a nuestro alrededor y tener un corazón sensible y abierto al dolor del prójimo, especialmente cuando se trata de niños. Contemplar el pesebre aislándolo de la vida que lo circunda sería hacer de la Navidad una linda fábula que nos generaría buenos sentimientos, pero nos privaría de la fuerza creadora de la Buena Noticia que el Verbo Encarnado nos quiere regalar. Y la tentación existe… El grito que nos une: vivos se los llevaron, vivos los queremos. #ComuniquemosEsperanza

 


Con los ojos fijos en El,
 en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

domingo, 22 de diciembre de 2024

carta No. 268: Navidad: la inaudita ternura de Dios

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 268 – 22 de diciembre 2024
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Navidad: la inaudita ternura de Dios

“Si realmente queremos celebrar la Navidad, redescubramos a través del pesebre la sorpresa y el asombro de la pequeñez, la pequeñez de Dios, que se hace pequeño, no nace en el esplendor de las apariencias, sino en la pobreza de un establo. Para encontrarse con Él hay que llegar allí, donde está; hay que rebajarse, hacerse pequeño, dejar toda la vanidad, donde está Él”.  (Papa Francisco).

NAVIDAD: DIOS CON NOSOTROS

La Navidad para los cristianos es un hecho trascendental que transformó la historia de la humanidad y fundamenta toda su fe; casi todos los pueblos de la tierra la celebran, es una fiesta universal. “La Navidad no es una mezcla de afectos melosos y de consuelos mundanos, sino la inaudita ternura de Dios que salva el mundo encarnándose. Jesús con su nacimiento, vida, pasión, muerte y resurrección redime todo lo creado y restablece el Plan de salvación original, puesto cuando todo fue hecho. Si queremos que sea Navidad, Nacimiento de Jesús y de paz, miremos a Belén y contemplemos el rostro del Niño que nace por nosotros. Y en ese rostro pequeño e inocente, veamos el rostro de todos esos niños que, en todas partes del mundo, anhelan la paz” (Papa Francisco).

La gratitud y reciprocidad son la respuesta al amor, a la entrega generosa, si Dios se hace humano como acto de amor infinito, su encarnación es un derroche de amor, generosidad, misericordia. La Navidad se concreta compartiendo dones con los demás, sobre todo con los más débiles, sin esperar recompensa. Esta actitud de respuesta al amor de Dios, a lo largo de los tiempos, fue tomando forma, tradiciones, costumbres en cada pueblo. La Navidad es compartir, lo que cada uno tiene con los demás, en medio de cantos, juegos, danzas...

Pero, desde una visión egocéntrica se va transformando la comprensión comunitaria de la Navidad en una visión individualista y en un entorno mercantilista donde prima más el tener y aparecer que el ser, el mensaje de la Encarnación de Jesucristo se diluye y muchas veces queda atrapado en los vicios del consumo y del descarte. Para muchos su motor es el económico y la finalidad, al parecer, se reduce a dinamizar el comercio.

A pesar de que vivimos en una sociedad donde la mayoría se dice cristiana, no es fácil descubrir el verdadero sentido de la Navidad. Esta fiesta se ha difuminado, y en muchos lugares Jesús, siendo el protagonista principal, ha quedado fuera y es reemplazado por papa Noel. El superficialismo, el quedar bien y aparentar, va tomando fuerza. La Navidad se ha secularizado.  Para los cristianos es exclusivamente Jesucristo y su misión salvadora que nos ayuda a distinguir el espíritu navideño y sus implicaciones prácticas para los 365 días del año. No hay Navidad sin Jesús de Nazareth, que con su vida y palabra proclamó la urgencia de la venida del Reino de paz, justicia, solidaridad, libertad, honradez.

Días antes de la Navidad muchas familias y amigos se reúnen en torno al Nacimiento para rezar la Novena, un encuentro maravilloso, en donde a la luz del evangelio se comparte y reflexiona sobre muchas temáticas. Es una ocasión para alimentar nuestra fe en medio de un consumismo absorbente que carcome la manifestación del “Dios con nosotros”.

Hace muchos años la Navidad giraba alrededor del Niño Dios, del nacimiento, de la familia, de la solidaridad, de los villancicos, ahora el árbol ha desplazado al nacimiento, al Niños Jesús se lo va archivando por los regalos, el compartir se subsume al aparentar. Hay dos caminos: un camino que nos lleva a Jesús y el otro que nos lleva al consumismo, bajo estas dos realidades celebramos la Navidad.

Cuando el mundo y el Ecuador, en particular, viven momentos críticos de empobrecimiento creciente de la mayoría, con enriquecimiento de una minoría; violencia, guerras y exterminio; armamentismo y polución; cambio climático con graves fenómenos de sequía, aridez, inundaciones, destrucción del medio ambiente; dictaduras y opresión; pandemias e imperios farmacéuticos; sufrimiento y muerte…debemos trabajar para que fluya el amor y dejar que salga el Samaritano que llevamos dentro.

Que esta Navidad sea ocasión propicia para que clamemos VEN SEÑOR JESÚS, y cambiemos nuestras conciencias para que todos, juntos, nos comprometamos en la construcción de un mundo más humano y fraterno. #ComuniquemosEsperanza

 


Con los ojos fijos en El,
 en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

domingo, 15 de diciembre de 2024

carta No. 267: Archidona vive sin Megacárcel

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 267– 15 de diciembre 2024
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Archidona vive sin Megacárcel

“La Amazonía es tierra disputada desde varios frentes: por una parte, el neoextractivismo y la fuerte presión por grandes intereses económicos que dirigen su avidez por el petróleo, gas, madera, oro, monocultivos agroindustriales…Hemos de romper el paradigma histórico que considera a la Amazonía una despensa inagotable de los estados sin tener en cuenta a sus habitantes”. (Papa Francisco, 2019).


Archidona, cantón de la provincia del Napo en la Amazonia ecuatoriana, es un pueblo que cuenta con un inmenso valor cultural, biodiversidad y turismo. Tiene una población: 7.353 (2022), con comunidades Kichwa, Quijos, Shuar y Woarani. La oposición a esta megacárcel de máxima seguridad refleja una compleja interacción entre preocupaciones sobre la seguridad, el medio ambiente, la economía local y la falta de participación de la comunidad en decisiones de gran impacto. Es muy importante considerar las necesidades y los derechos de las comunidades locales en los proyectos de infraestructura, especialmente cuando se trata de áreas ecológicamente sensibles y con un alto valor cultural, ambiental y social.

La cárcel de máxima seguridad implicaría una destrucción de los saberes ancestrales y del cuidado a la naturaleza.  En este territorio hay sitios de importancia cultural como las cuevas de Jumandi, los petroglifos precolombinos, riqueza paleontológica e histórica profunda. El pueblo de Archidona tiene serias preocupaciones y cuestionamientos sobre la construcción de esta megacárcel. Desde hace varios días los habitantes de Napo se mantienen en pie de lucha en contra de esta decisión.

El gobierno quiere construir esta megacárcel cerca de cuatro planteles educativos en donde estudian 5.111 jóvenes, la mayoría kichwas. Desde el poder decidieron su construcción en Archidona, nunca existió consulta libre, previa e informada al pueblo de Napo y amazónico, ni tuvieron la oportunidad de conocer el proyecto para tomar una decisión conjunta.

Esta megacárcel generará más pobreza y problemas. Atraerá a delincuentes de alta peligrosidad, habrá despojo, mayor inseguridad, incremento de vacunadores, extorsionadores, reclutamiento de jóvenes kichwas y amazónicos, lo que implicará la ruptura del tejido social. En Napo existe una fuerte minería ilegal ligada a los GDO y corrupción de ciertas autoridades El incremento de estos grupos provocará violencia, serán afectados todos los sectores productivos, pueblos y nacionalidades.

Construir una cárcel de este tipo, implicará posiblemente, el control territorial de estos grupos, no solo de Archidona sino en otras provincias amazónicas donde actualmente no existen presencia de grupos de delincuencia organizada GDOs. El pueblo de Napo, las mujeres y sus organizaciones quieren una mejor atención en salud, educación, vialidad y no una cárcel de máxima seguridad.

El pueblo de Napo sigue en resistencia. El paro de Archidona que se opone a la construcción de esa megacárcel refleja las tensiones entre el desarrollo infraestructural, la seguridad pública y la protección del medio ambiente. Las protestas muestran la importancia de consultar a las comunidades locales y de evaluar alternativas viables que no comprometan el entorno natural ni las dinámicas sociales de las regiones afectadas. Aunque el gobierno sigue insistiendo en la necesidad de mejorar la infraestructura penitenciaria, la oposición de Archidona y otras comunidades de Napo demuestran que los proyectos de este tipo deben ser más inclusivos y respetuosos con las realidades locales.

Pero más allá de este hecho y esta resistencia también es el momento de que analicemos si la única o principal respuesta para tratar a los delincuentes apresados, consiste en crear cárceles de máxima seguridad para los más peligrosos. En la actualidad los reclusorios se han transformado en auténticas “universidades del crimen”. La crisis de delincuencia que padecemos no debe tener solamente medidas punitivas cada vez más graves sino atacar las causas de fondo que la provocan; por lo que urge plantear un nuevo modelo.

No olvidemos que los delincuentes, por graves que hayan sido sus crímenes, tienen la posibilidad de redimirse (Papa Francisco) y que el Señor el día del juicio nos preguntará: “Estuve en la cárcel y me fueron a ver” (Mateo, 35,36). •  #ComuniquemosEsperanza

  

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.