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domingo, 25 de octubre de 2020

Carta No. 51: ¡Por unas elecciones libres, democráticas y transparentes!

Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 51 – 25 de octubre 2020

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Demandamos de los partidos, movimientos, candidatos y especialmente de las autoridades electorales, el respeto irrestricto a la Constitución, a la ley, a la democracia y, especialmente, a la ética personal, institucional y política, que garantice la elección de los ciudadanos escogidos por los sufragantes, respetando fielmente a la voluntad popular expresada en las urnas.

 

¡Por unas elecciones libres, democráticas y transparentes!

Ecuador es un país democrático.  Un país que se gobierna por la voluntad popular que se expresa regularmente a través de elecciones en las que se eligen los mandatarios para que presidan en nombre de todos.  Si no hay elecciones libres, democráticas y transparentes, no hay democracia y los elegidos fraudulentamente serían un gobierno de facto, ilegitimo e ilegal.

Para garantizar la democracia, se ha establecido el sistema electoral, conjunto de leyes, organismos y procedimientos destinados a organizar y controlar las diversas etapas para llegar a elecciones y a la proclamación de sus resultados.  Sistema con varios protagonistas: la ciudadanía con capacidad de sufragar, los partidos y movimientos políticos, los candidatos y las autoridades administrativas, políticas y jurídicas que intervienen en el proceso.

Este sistema está normado por la Constitución Política, el Código de la Democracia, la Ley de partidos políticos y otros cuerpos legales vinculados al sufragio.  La legislación es tan amplia y compleja que causa serios problemas en su aplicación.  El exceso de leyes, códigos, reglamentos, acuerdos y más, no garantiza una verdadera, confiable y oportuna justicia electoral, sino más bien, aumenta los problemas.

Las últimas reformas al sistema electoral han introducido novedades, pero no han logrado aclarar el panorama.  Se busca reforzar a los partidos políticos, eliminando la posibilidad de escoger candidatos de diferentes listas y obligando al voto ‘en plancha’ o por lista cerrada.  Pero quedan pendientes, entre otros temas, el financiamiento de la campaña y el del reparto de curules.

Un tema acuciante en el sistema electoral ecuatoriano es el de los organismos rectores del sufragio, desde la experiencia del pasado inmediato y el actual funcionamiento del máximo organismo rector, hay un sentimiento generalizado de desconfianza ciudadana y de inseguridad.  Lejos está de ser la ‘garantía de la democracia’, esperamos que no se repitan apagones y obscuridades en el sistema.  Además, el exceso de partidos y movimientos políticos y la proliferación de candidatos no significa una mayor democracia, todo lo contrario, es una democracia endeble y fácilmente vulnerable.

Las trampas y esquinazos están a la orden del día.  La aplicación de la ley electoral es subjetiva, depende de la mayoría, situación inaceptable ya que fractura el espíritu de la ley y llena de dudas a la ciudadanía.  Es indispensable devolver seguridad al sistema y eso se logrará solamente si se institucionaliza el organismo por encima de subjetividades y mayorías coyunturales para cumplir consignas.

Demandamos a la ciudadanía votar con responsabilidad histórica, escogiendo con criterio a los candidatos más capaces y más honestos, en función de país.  Que sea una decisión democrática y positiva, que busque superar la corrupción e impunidad estructural y proyecte un futuro de transparencia, trabajo y dignidad para el pueblo.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

martes, 20 de octubre de 2020

El Presidente que necesita Ecuador

 

¿Qué Presidente necesita Ecuador?*

Monseñor Néstor Herrera Heredia
9 septiembre 2020

Como ciudadano y pastor que soy no como académico voy a exponer mi criterio personal sobre asunto tan importante para la ciudadanía y el país.

Al interrogarme sobre ¿Qué Presidente necesita Ecuador?  Me parece necesario partir de la realidad que estamos viviendo.  Y no siendo yo un Sociólogo y no habiendo tiempo para hacer un diagnóstico pormenorizado de nuestra situación, voy a enumerar algunos rasgos de esta realidad y desde allí expresaré mis criterios y puntos de vista.

Rasgos de la realidad ecuatoriana

a)      Estamos inmersos en una corrupción a todo nivel.  Casi ha desaparecido de los ecuatorianos la honradez, el respeto a los bienes ajenos, la pulcritud y transparencia en el manejo de los fondos públicos.  La apropiación del dinero del Estado está a la orden del día, las coimas en los contratos, los sobreprecios en las obras públicas, el tráfico de influencias y hasta el trueque por beneficios políticos han acabado con la dignidad de personas y funcionarios a los que creíamos honorables y confiables.

-        Han vaciado las arcas fiscales, se han enriquecido unos cuantos vivos que el pueblo los ha calificado de pillos, y han echado por los suelos los presupuestos del Estado, de los Consejos provinciales, de las Alcaldías y hasta de las Juntas parroquiales.

-        El latrocinio ha encontrado carta de ciudadanía en la función pública y ha contaminado a las Instituciones, las familias y las personas.  Parece que ya no hay en quien confiar en este país.

b)      Hemos caído en un estado de pobreza impensado e imparable

Los ecuatorianos no solamente experimentamos la escasez de recursos y medios de subsistencia sino que lo vemos agravado por el sobreprecio de los productos de consumo y la disminución de la producción agrícola, la industria y la pesca.  Pero no solo se trata de la escasez de recursos y medios de subsistencia y del alto costo de la vida, sino que estamos endeudados hasta la coronilla de nuestra cabeza: Deudas con altos intereses, deudas a corto plazo, entrega anticipada de la producción del petróleo y la minería nos impiden reactivar la economía a corto y mediano plazo.

Si a esto añadimos la falta de fuentes de trabajo, el desempleo, el despido de miles de trabajadores, la reducción de los salarios, el cierre de muchas fábricas, de pequeñas industrias y numerosos negocios, se comienza a sentir el hambre, la imposibilidad de educar a los hijos, el acceso a una vivienda propia y a los servicios de salud y seguridad social cuya deficiencia hemos constatado durante esta pandemia, el peligro de supervivencia está en grave peligro para todos los ecuatorianos.

c)       La violencia generada por bandas criminales, el crimen organizado, la droga, la búsqueda de dinero fácil, la angustia de miles de ecuatorianos por falta de pan, techo y trabajo y que se debaten en formas denigrantes de supervivencia, nos enfrentan con la inseguridad imparable frente a la cual la fuerza pública se ve incapaz de controlar.

El sicariato, los asaltos, los homicidios y femicidios lo mismo que las violaciones, el abuso sexual y la violencia intrafamiliar son noticias de cada día.  Y cuando digo noticias de cada día creo que estoy coincidiendo con la mayoría de quienes nos siguen por estos medios virtuales.

d)      Los partidos políticos están en total decadencia

La proliferación de nuevos partidos y movimientos sin un ideario, sin un proyecto de gobierno, buscando el poder por el poder con claras intenciones de figurar, de saciar su vanidad, su codicia y de beneficiar a un sinnúmero de simpatizantes ingenuos o ambiciosos nos deja perplejos.

Las diversas candidaturas inscritas hasta hoy, con rarísimas excepciones, presentan a personas desconocidas, a personas neófitas en política, de honorabilidad cuestionada, faltos de preparación, de experiencia en el manejo de los asuntos públicos y en la capacidad de garantizar la gobernabilidad, el desarrollo y la recuperación de la economía.

Si a esto añadimos el populismo demagógico e inoperante, sin un programa serio y creíble de gobierno, llenos de promesas las más de ellas irrealizables y con un clientelismo barato y ciego, el panorama político se presenta sombrío.

e)      La desastrosa situación a la que nos ha llevado esta pandemia, todavía no controlada, no solo destrozando los avances iniciados en la educación y la salud, la confianza en la seguridad social, los pequeños emprendimientos sino cegando miles de vidas con la consiguiente inestabilidad familiar, la orfandad y la desocupación a todo lo cual hay que añadir la caída total del Turismo que empezaba a dar su fruto, el porvenir de la patria está seriamente amenazado en las actuales circunstancias.

Estos son, a mi modo de ver, unos pocos rasgos de la situación nacional y de la realidad que estamos viviendo. 

El Gobierno que necesita Ecuador

En este contexto nada halagador y al que solo enfrentamos con nuestra solidaridad, nuestra fe en Dios y nuestro esfuerzo mancomunado nos preguntamos ¿Qué Presidente necesita Ecuador? Justamente cuando se inicia la campaña electoral con una serie de candidatos, desconocidos unos, cuestionados otros y un electorado masivo, tal vez apasionado a ratos, pero en todo caso deseoso de conseguir una mejor situación para vivir con dignidad y bienestar.

Expresaré mi criterio en torno a la persona que necesita Ecuador para Presidente, a la orientación que deberá tener su Gobierno y a los principales retos que deberá enfrentar.

¿Qué persona necesita Ecuador para Presidente de la República?

-        Un ciudadano que acoja como propias las necesidades del pueblo ecuatoriano: sus angustias y esperanzas, con sinceridad y sin engaño alguno.

-        Una persona honesta, de probada honradez, que llegue al poder para servir a sus compatriotas y no para servirse de ellos en beneficio propio, de su partido o de su movimiento.  Y que haya demostrado la capacidad de colaborar con generosidad y desinterés por el bien común de todos los ecuatorianos.

-        Una persona que haya dado pruebas de poseer una conciencia acrisolada de la propia responsabilidad, que haya dado muestras de saber proceder con objetividad en la visión de la realidad económica y social, con laboriosidad, recta y honesta, con aquella incorruptibilidad que se requiere indispensablemente para que un gobierno democrático logre conquistar el respeto, la confianza y la aceptación si no de la totalidad siquiera de la mayor parte del pueblo ecuatoriano.

-        Un ciudadano penetrado de ideas rectas sobre el Estado y la Autoridad, que por su mentalidad y filiación política no haga del sistema democrático un puro y simple sistema de absolutismo dictatorial.

-        Un ciudadano que tenga bien claro que Ecuador es un país democrático, unitario, plurinacional y pluricultural con cuatro regiones geográficas que necesitan integrarse y complementarse y que por tanto está llamado a gobernar sin distinción de raza, lengua o estrato social.  Que sea realmente un gobierno de todos y para todos.

-        Una persona que por el conocimiento de las doctrinas social y política, por sus virtudes cívicas sea capaz de ser, en virtud de la autoridad que brota de una conducta incorruptible, guía y jefe del pueblo en tiempos convulsionados

-        Una persona amante del diálogo para no solo imponer sino consensuar en los asuntos delicados y de repercusión nacional para llegar a consensos de tal manera que sus decisiones no sean antipopulares

-        Un ciudadano que defienda la libertad religiosa, el respeto a la conciencia y el pensamiento de los demás y una moderna concepción del laicismo.

La orientación que deberá tener el próximo Gobierno

-        Un gobierno que crea y esté convencido que la democracia es el camino para gobernar a los ecuatorianos y alcanzar su progreso y bienestar.

-        Las dictaduras aunque se la haya calificado de blanda a alguna de ellas nunca satisficieron a los ecuatorianos por su carácter impositivo y por eso duraron poco tiempo

-        El caudillismo siempre fue repudiado y los caudillos siempre han tenido que huir del país porque el pueblo dividido y apasionado reaccionó con violencia a pesar del miedo y el terror que impusieron desde el poder.

-        Un gobierno de concertación nacional conformado con los mejores ciudadanos, personas eminentes, sin distinción ni prejuicios de partido o ideología que han demostrado amor al país y el deseo y la capacidad para conducirlo a su prosperidad

-        Un gobierno que no se deje encerrar en condicionamientos pasajeros o de personal conveniencia.  Ajeno a las consignas de grupos seudo reformistas y a las presiones internacionales, rarísimas veces orientadas al mejoramiento del país y más bien esclavizantes y aprovechadoras de nuestra débil personalidad.

-        Un gobierno con una clara visión del futuro para encaminarnos con políticas de Estado a largo plazo que propicien la estabilidad institucional, el autofinanciamiento fiscal, la inversión interna y externa, que contrarreste la fuga de capitales o su almacenamiento en paraísos fiscales que en nada benefician al país.

-        Un gobierno que superando las ideologías, consignas y compromisos, respete la libertad de expresión, los derechos individuales y colectivos que garantizan la convivencia pacífica.  Si no hay una convivencia pacífica todas las políticas caen por el suelo porque la división es el peor azote para sacar adelante un proyecto.

-        Finalmente un gobierno que si se profesa católico o creyente defienda estos cinco puntos que son como los pilares fundamentales de una política digna:

1.       La dignidad y los derechos de la persona humana, irrenunciables por su propia naturaleza.

2.       La unidad espiritual, moral, jurídica y económica de la familia, tutelando su indisolubilidad y el derecho a la vida desde su concepción hasta la muerte natural.  La polémica que ha desatado estos días la aprobación del Código Orgánico de la Salud (COS) lo dice todo.  En los artículos de opinión que se publican sobre él en los Medios de Comunicación, unos lo consideran efecto de la ignorancia de los Asambleístas que redactaron y aprobaron este Código; otros van más allá hacen notar que lo que en este Código se prescribe es contrario a la misma naturaleza humana en su condición biológica y orgánica y no faltan quienes dicen que simplemente es polémico.  Lo interesantes es que todos coinciden en que el Presidente de la República debería vetar totalmente este Código que en nada viene a ayudar al pueblo ecuatoriano sino que más bien viene a dividir, acentuar diferencias y suscitar discusiones.

3.       La defensa de la prerrogativa del trabajo y los derechos de los trabajadores.  Solamente con el trabajo y el sudor de la frente se gana honradamente el pan de cada día.  Y por eso , el trabajo hay que promoverlo, defenderlo y estimularlo.

4.       La libertad de educación basada en el derecho de los padres de familia a educar a sus hijos en centros de enseñanza conforme a sus convicciones religiosas.

Mucho tiempo la Iglesia luchó para que en Ecuador tuviéramos una ley de libertad religiosa para la educación.  Lamentablemente el Gobierno anterior echó al suelo esta ley conseguida con mucho esfuerzo en la nueva Constitución Política de la República.  Y ahora la misma concepción de la educación con templada en esta ley ha vuelto a ser motivo de discusión y serios cuestionamientos.

5.       La promoción de las Justicia Social que tienda a eliminar la violencia que tiene su origen sea en el liberalismo capitalista sea en el socialismo marxista.  Estos dos extremos no son los que espera y han de conducir al pueblo ecuatoriano a su desarrollo y su bienestar.  Por lo mismo, el nuevo Gobierno tiene que buscar una política que aliente y estimule al pueblo ecuatoriano no solamente para encontrar aceptación política sino también esfuerzo mancomunado en la búsqueda de fuentes de trabajo que vayan llevándolo mal progreso material.

Retos que debe afrontar el nuevo Gobierno

No siendo un entendido y menos un especialista en cuestiones sociales, solamente enumeraré algunos de los retos que el Presidente entrante deberá afrontar:

-        La pobreza y la crisis fiscal que es alarmante, como todos lo sentimos

-        La corrupción institucionalizada que últimamente parece entrar en jun camino de represión para contrarrestar tanto abuso y tanto latrocinio a fin de que si no se puede recuperar los dineros robados al Estado por lo menos vaya disminuyendo este camino deshonesto.

-        Una educación de calidad y calidez.

-        Todos los ecuatorianos estamos de acuerdo que una buena educación es el camino para el progreso y el desarrollo del país y, por esto, la educación debe ser uno de los primeros pasos a dar y uno de los planteamientos en los que se ha de apoyar el Gobierno entrante.

-        La salud y la seguridad social (IESS)

-        Todos conocemos el robo despiadado de los fondos de la salud durante esta pandemia como los descubiertos en la construcción de los hospitales y en el IESS al que se le ha despojado, entre otros, de los fondos para la jubilación, quitándoles esa fuente de esperanza a los trabajadores y empleados que habiendo hecho las aportaciones necesarias, a causa de invalidez, enfermedades crónicas o llegados a una edad avanzada no tienen oro recurso para la atención de su salud y/o para una subsistencia digna y honrada.

-        La violencia generalizada de múltiples y diversas maneras y a la cual tiene que afrontar el gobierno para dar seguridad a la ciudanía, tranquilidad al país, y para encontrar caminos de progreso y bienestar

Este es mi modesto aporte para este Conversatorio para el cual he querido dar mi aceptación por la cercanía que mantengo con el CELCA y para que en esta noche tengamos la oportunidad de intercambiar algunos criterios y puntos de vista que ayuden a prepararnos para elegir en conciencia y con responsabilidad a nuestros gobernantes.

+ Néstor Herrera Heredia

Setiembre 9 de 2020

 

* Intervención de Monseñor Néstor Herrera Heredia para CELCA

domingo, 18 de octubre de 2020

Carta No. 50: Con nuestro voto… ¿qué país construimos?

  

Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 50 – 18 de octubre 2020

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Sabemos y sentimos que nuestro país está en una profunda crisis económica, política, social, cultural, ética…

Los “politiqueros”, cuando llegan al poder, no cumplen con lo que ofrecieron en la campaña electoral.

¿Será solo responsabilidad de ellos o será que todos tenemos “vela en ese entierro” con el voto que damos?

 

Con nuestro voto¿qué país construimos?

 

La Democracia participativa ha diseñado un procedimiento a través del cual los líderes de los partidos o movimientos políticos nos imponen, después de cumplir un procedimiento establecido en el Código de la Democracia, candidatos a la presidencia, a la Asamblea Nacional, al Parlamento Andino...

Los ciudadanos votantes, elegimos entre los candidatos que nos han presentado y al ejercer nuestro derecho al sufragio, consciente o inconscientemente, estamos depositando en el elegido nuestro 'poder ciudadano' para que ese personaje cumpla con sus ofertas de campaña consignadas en su plan de gobierno.

Por lo tanto, nuestro voto es importante y con él, estamos entregando nuestra capacidad y responsabilidad de hacer honestamente lo mejor para todos.  Hay la obligación moral de votar por el 'mejor candidato', tomando en cuenta que:


1.  Por la vía electoral participamos en las decisiones fundamentales para el país.

2.  Escogemos a los candidatos de nuestra preferencia y con el voto les entregamos el mandato para que administren, solucionen problemas y atiendan las necesidades y aspiraciones de todos.

3.  El momento de votar somos iguales y el voto tiene el mismo valor que los demás.  Es un derecho de todos los ecuatorianos a partir de los 16 años.

4.  Los elegidos están obligados a respetar y cumplir la Constitución y las leyes, sabiéndose mandatarios, esto es, que deben acatar la voluntad de los mandantes.

5.  Los votantes tenemos el derecho y la obligación de acceder a diversas fuentes de información para conocer a los candidatos y sus planes de gobierno.

6.  Todos los temas que inquietan y preocupan a la ciudadanía deben ser incorporados a las propuestas de los candidatos.

El sufragio es poder y vale mucho, por eso los candidatos diseñan estrategias publicitarias para 'cautivarnos' y conquistar nuestro voto.  Ofrecen el 'oro y el moro', dicen tener las fórmulas para sacarnos de la pobreza, extirpar la corrupción, crear empleo, dar vivienda, mejorar la salud, la educación, atención al agro, crédito… ponen el paraíso a nuestro alcance.  ‘Van a enfrentar los problemas y aplicar las mejores soluciones’, pero no dicen ni cómo ni cuándo ni con qué dinero.

Los candidatos tienen asesores, realizan encuestas, se contactan con los 'caudillos' locales, contratan expertos en discursos y elaboran spots publicitarios que atraen… es decir, crean una parafernalia orientada a vender un 'producto político'.

Caemos en la trampa y votamos por el más simpático, el que mejor habla y ofrece, aunque sabemos que jamás cumplirá.  En las elecciones nos cautivan las emociones y la razón queda en segundo plano.  No sabemos con qué equipo gobernarán… al votar ‘firmamos un cheque en blanco'.

Votamos y olvidamos fiscalizar y exigir a los elegidos que cumplan y rindan cuentas de lo ofrecido y de lo que están haciendo, lo que evidencia que la crisis que vivimos también sea fruto de nuestro desinterés e irresponsabilidad.

Elegir y elegir bien es un compromiso ciudadano con el presente y el futuro del país.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

  

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas

domingo, 11 de octubre de 2020

Carta No. 49: ¡Urgente! construir la paz

 

Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 49 – 11 de octubre 2020

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«cada generación ha de hacer suyas las luchas y los logros de las generaciones pasadas y llevarlas a metas más altas aún.  Es el camino.  El bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día.  No es posible conformarse con lo que ya se ha conseguido en el pasado e instalarse, y disfrutarlo como si esa situación nos llevara a desconocer que todavía muchos hermanos nuestros sufren situaciones de injusticia que nos reclaman a todos» (Papa Francisco)

 

¡Urgente! construir la paz

 

Jesús trazó el camino de la no violencia activa, que siguió hasta el final, hasta la cruz, mediante la cual construyó la paz y destruyó la enemistad (cf. Ef 2,14-16)

Generalmente calificamos al Ecuador como un país de paz.  Sin embargo, la realidad, las redes sociales o los diversos medios de comunicación, muestran una enorme cantidad de hechos que denuncian violencias evidentes y ocultas, fruto de estructuras de injusticia, explotación, pobreza, marginación, exclusión, descarte; y es visible en las calles y en los hogares; en la política y en la economía; en todos los ámbitos ciudadanos, al parecer se va constituyendo un dominio de la cultura de la violencia que avanza y se extiende por todo el tejido social sin freno alguno.

En este contexto “se encienden conflictos anacrónicos que se consideraban superados, resurgen nacionalismos cerrados, exasperados, resentidos y agresivos -señala el Papa Francisco-  En varios países hay una idea de la unidad del pueblo y de la nación, penetrada por diversas ideologías, que crea nuevas formas de egoísmos y de pérdida del sentido social, enmascaradas bajo una supuesta defensa de los intereses nacionales” (Encíclica Fratelli Tutti, n.11, 2020).


Cambiar esta realidad, no implica solamente emitir más leyes y endurecer las penas, tampoco la presencia policial en cada esquina ni hacer superficiales reformas al sistema penitenciario, se trata de trabajar para realizar cambios estructurales profundos orientados a recuperar y practicar valores trascendentes como la justicia, la equidad, el respeto, la tolerancia, el diálogo fraterno, así como erradicar la pobreza y romper las estructuras de injusticia.  Lo lógico y deseable es entender que debemos abrirnos a los más pobres y vulnerables, ya que todos somos corresponsables de lo que sucede en la comunidad y en la humanidad toda.  Se trata de llegar y trabajar con fuerza, con auténtico sentido de unidad, de solidaridad, de unión, de paz…  Solo juntos venceremos la violencia y alcanzaremos la tan anhelada paz.

Y cuando hablamos de PAZ, nos referimos a la puesta en vigencia de un estilo de vida justo, equitativo, incluyente, compartido, siguiendo el modelo proclamado y practicado por Jesús de Nazaret.  Sus enseñanzas aparecen llenas de mensajes de PAZ, «el evangelio del amen a sus enemigos (cf. Lc 6) es considerado como «la carta magna de la no violencia cristiana», que no se debe entender como un «rendirse ante el mal […], sino en responder al mal con el bien (cf. Rm 12), rompiendo de este modo la cadena de la injusticia».  “Al ser los hombres por naturaleza sociables, deben convivir unos con otros y procurar cada uno el bien de los demás.  Por esto, una convivencia humana rectamente ordenada exige que se reconozcan y se respeten mutuamente los derechos y los deberes” (Juan XXIII, Pacem in Terris).

El papa Francisco concreta estas ideas en “la cultura del encuentro” que tiene su realización en el conocimiento del otro, en la comunicación cercana, en proyectarse hacia los demás, especialmente hacia aquellos que más necesitan.  Una sociedad justa, memoriosa, sin exclusiones, sin descartados, sin olvidados, con sus necesidades básicas satisfechas y hasta con un hombro amigo en actitud de comprensión y consuelo.  ·  #ComuniquemosEsperanza.

 

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domingo, 4 de octubre de 2020

Carta No. 48: Empleo: deber y derecho social

 

 

Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 48 – 4 de octubre 2020

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“…que a nadie le falte el trabajo y que todos sean justamente remunerados y puedan gozar de la dignidad del trabajo y la belleza del descanso.

 

El trabajo es lo que hace al hombre semejante a Dios, porque con el trabajo el hombre es un creador, es capaz de crear, de crear muchas cosas…”. Papa Francisco (1 mayo 2020).


Empleo: deber y derecho social

Ganarse el pan con el sudor de la frente, es decir con trabajo, da un sentido de realización a la actividad humana dentro de un programa de vida justo. De ahí que el trabajo es esencial e indispensable para todos ya que de él dependemos para vivir y mantener honradamente a nuestras familias.

La mortal y despiadada pandemia ha evidenciado aún más un problema estructural y social complejo: el desempleo. El mundo podría cerrar el 2020 con alrededor de 400 millones de personas sin trabajo, algo así como toda la población de América del Sur.

En Ecuador, oficialmente 13 de cada 100 personas aptas para el trabajo estarían en la desocupación, más de un millón, de los cuales casi 700 mil perdieron el empleo por la pandemia, mientras el 70% se debate en el subempleo y la informalidad y escasamente el 16.7% cuentan con un trabajo estable y adecuadamente remunerado (Inec).

Las cifras son trágicas, pero aún más trágica e impactante es la lacerante realidad que constatamos al caminar por nuestras ciudades, que despliegan pobreza y hambre. Los jóvenes y las mujeres están entre los grupos más golpeados. A ello se suma el deterioro de la situación laboral de muchos trabajadores, que en 2020 vieron reducidas sus horas de trabajo e ingresos por la disminución de la demanda, el cierre de empresas y la desvinculación de empleados públicos, que contradictoriamente a lo sugestivo del título de la Ley de Apoyo Humanitario, fue la que consagró su regreso a casa con las manos vacías y la desesperanza a cuestas.

El problema no termina ahí, las condiciones de vida de millones de personas se deterioran y arrastran graves consecuencias sociales como: falta de alimentación, vivienda, educación, en medio de hacinamiento, migración, inseguridad, etc., pasando de una condición limitada a una de supervivencia, donde no se logran satisfacer las necesidades vitales.  Las calles acogen a quienes no tienen otra opción que acudir a la informalidad para alcanzar el mínimo sustento familiar, todo ante la mirada impávida de gobiernos y políticos demagogos que ofrecen el oro y el moro en las campañas electorales, pero que una vez en el poder priorizan otros intereses en lugar de plantear soluciones a las más graves problemáticas.

Qué lejos se sienten la ley y la justicia, en vano la Constitución consagra que El trabajo es un derecho y un deber social, y un derecho económico (…)  El Estado garantizará a las personas trabajadoras el pleno respeto a su dignidad, una vida decorosa, remuneraciones y retribuciones justas y el desempeño de un trabajo saludable y libremente escogido o aceptado. (art. 33).

Sin embargo, y no obstante lo dicho, no solo el Estado es responsable de esta estructura defectuosa, inequitativa e injusta de la división de la sociedad en la repartición de la riqueza, TODOS somos corresponsables, cuando actuamos y favorecemos prácticas de discriminación, de individualismo, de ojos ciegos y oídos sordos frente a la corrupción, a la explotación laboral, cuando elegimos personas que buscan intereses personales, cuando somos indiferentes al DOLOR e INJUSTICIA de una sociedad que nos divide y nos vuelve narcisistas, ególatras e insensibles con el hermano.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

   

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.