¿Qué Presidente necesita Ecuador?*
Monseñor Néstor Herrera
Heredia
9 septiembre 2020
Como ciudadano y pastor que soy no como académico voy a
exponer mi criterio personal sobre asunto tan importante para la ciudadanía y
el país.
Al interrogarme sobre ¿Qué Presidente necesita Ecuador? Me parece necesario partir de la realidad que
estamos viviendo. Y no siendo yo un
Sociólogo y no habiendo tiempo para hacer un diagnóstico pormenorizado de
nuestra situación, voy a enumerar algunos rasgos de esta realidad y desde allí
expresaré mis criterios y puntos de vista.
Rasgos de la realidad
ecuatoriana
a)
Estamos inmersos en una corrupción a todo nivel.
Casi ha desaparecido de los ecuatorianos la honradez, el respeto a los
bienes ajenos, la pulcritud y transparencia en el manejo de los fondos
públicos. La apropiación del dinero del Estado
está a la orden del día, las coimas en los contratos, los sobreprecios en las
obras públicas, el tráfico de influencias y hasta el trueque por beneficios
políticos han acabado con la dignidad de personas y funcionarios a los que
creíamos honorables y confiables.
-
Han vaciado las arcas fiscales, se han
enriquecido unos cuantos vivos que el pueblo los ha calificado de pillos, y han
echado por los suelos los presupuestos del Estado, de los Consejos
provinciales, de las Alcaldías y hasta de las Juntas parroquiales.
-
El latrocinio ha encontrado carta de ciudadanía
en la función pública y ha contaminado a las Instituciones, las familias y las
personas. Parece que ya no hay en quien
confiar en este país.
b)
Hemos caído en un estado de pobreza impensado e imparable
Los ecuatorianos no solamente
experimentamos la escasez de recursos y medios de subsistencia sino que lo
vemos agravado por el sobreprecio de los productos de consumo y la disminución
de la producción agrícola, la industria y la pesca. Pero no solo se trata de la escasez de
recursos y medios de subsistencia y del alto costo de la vida, sino que estamos
endeudados hasta la coronilla de nuestra cabeza: Deudas con altos intereses,
deudas a corto plazo, entrega anticipada de la producción del petróleo y la
minería nos impiden reactivar la economía a corto y mediano plazo.
Si a esto añadimos la falta de
fuentes de trabajo, el desempleo, el despido de miles de trabajadores, la
reducción de los salarios, el cierre de muchas fábricas, de pequeñas industrias
y numerosos negocios, se comienza a sentir el hambre, la imposibilidad de
educar a los hijos, el acceso a una vivienda propia y a los servicios de salud
y seguridad social cuya deficiencia hemos constatado durante esta pandemia, el
peligro de supervivencia está en grave peligro para todos los ecuatorianos.
c)
La
violencia generada por bandas criminales, el crimen organizado, la droga,
la búsqueda de dinero fácil, la angustia de miles de ecuatorianos por falta de
pan, techo y trabajo y que se debaten en formas denigrantes de supervivencia,
nos enfrentan con la inseguridad imparable frente a la cual la fuerza pública
se ve incapaz de controlar.
El sicariato, los asaltos, los
homicidios y femicidios lo mismo que las violaciones, el abuso sexual y la
violencia intrafamiliar son noticias de cada día. Y cuando digo noticias de cada día creo que
estoy coincidiendo con la mayoría de quienes nos siguen por estos medios
virtuales.
d) Los partidos políticos están en total
decadencia
La proliferación de nuevos partidos
y movimientos sin un ideario, sin un proyecto de gobierno, buscando el poder
por el poder con claras intenciones de figurar, de saciar su vanidad, su
codicia y de beneficiar a un sinnúmero de simpatizantes ingenuos o ambiciosos
nos deja perplejos.
Las diversas candidaturas
inscritas hasta hoy, con rarísimas excepciones, presentan a personas
desconocidas, a personas neófitas en política, de honorabilidad cuestionada,
faltos de preparación, de experiencia en el manejo de los asuntos públicos y en
la capacidad de garantizar la gobernabilidad, el desarrollo y la recuperación
de la economía.
Si a esto añadimos el populismo
demagógico e inoperante, sin un programa serio y creíble de gobierno, llenos de
promesas las más de ellas irrealizables y con un clientelismo barato y ciego,
el panorama político se presenta sombrío.
e)
La
desastrosa situación a la que nos ha llevado esta pandemia, todavía no
controlada, no solo destrozando los avances iniciados en la educación y la
salud, la confianza en la seguridad social, los pequeños emprendimientos sino
cegando miles de vidas con la consiguiente inestabilidad familiar, la orfandad
y la desocupación a todo lo cual hay que añadir la caída total del Turismo que
empezaba a dar su fruto, el porvenir de la patria está seriamente amenazado en
las actuales circunstancias.
Estos son, a mi modo de ver, unos pocos rasgos de la
situación nacional y de la realidad que estamos viviendo.
El Gobierno que
necesita Ecuador
En este contexto nada halagador y al que solo enfrentamos
con nuestra solidaridad, nuestra fe en Dios y nuestro esfuerzo mancomunado nos
preguntamos ¿Qué Presidente necesita Ecuador? Justamente cuando se inicia la
campaña electoral con una serie de candidatos, desconocidos unos, cuestionados
otros y un electorado masivo, tal vez apasionado a ratos, pero en todo caso
deseoso de conseguir una mejor situación para vivir con dignidad y bienestar.
Expresaré mi criterio en torno a la persona que necesita
Ecuador para Presidente, a la orientación que deberá tener su Gobierno y a los
principales retos que deberá enfrentar.
¿Qué persona necesita Ecuador para Presidente de la República?
-
Un ciudadano que acoja como propias las
necesidades del pueblo ecuatoriano: sus angustias y esperanzas, con sinceridad
y sin engaño alguno.
-
Una persona honesta, de probada honradez, que
llegue al poder para servir a sus compatriotas y no para servirse de ellos en
beneficio propio, de su partido o de su movimiento. Y que haya demostrado la capacidad de colaborar
con generosidad y desinterés por el bien común de todos los ecuatorianos.
-
Una persona que haya dado pruebas de poseer una
conciencia acrisolada de la propia responsabilidad, que haya dado muestras de
saber proceder con objetividad en la visión de la realidad económica y social,
con laboriosidad, recta y honesta, con aquella incorruptibilidad que se
requiere indispensablemente para que un gobierno democrático logre conquistar
el respeto, la confianza y la aceptación si no de la totalidad siquiera de la
mayor parte del pueblo ecuatoriano.
-
Un ciudadano penetrado de ideas rectas sobre el
Estado y la Autoridad, que por su mentalidad y filiación política no haga del
sistema democrático un puro y simple sistema de absolutismo dictatorial.
-
Un ciudadano que tenga bien claro que Ecuador es
un país democrático, unitario, plurinacional y pluricultural con cuatro
regiones geográficas que necesitan integrarse y complementarse y que por tanto
está llamado a gobernar sin distinción de raza, lengua o estrato social. Que sea realmente un gobierno de todos y para
todos.
-
Una persona que por el conocimiento de las
doctrinas social y política, por sus virtudes cívicas sea capaz de ser, en
virtud de la autoridad que brota de una conducta incorruptible, guía y jefe del
pueblo en tiempos convulsionados
-
Una persona amante del diálogo para no solo
imponer sino consensuar en los asuntos delicados y de repercusión nacional para
llegar a consensos de tal manera que sus decisiones no sean antipopulares
-
Un ciudadano que defienda la libertad religiosa,
el respeto a la conciencia y el pensamiento de los demás y una moderna
concepción del laicismo.
La orientación que
deberá tener el próximo Gobierno
-
Un gobierno que crea y esté convencido que la
democracia es el camino para gobernar a los ecuatorianos y alcanzar su progreso
y bienestar.
-
Las dictaduras aunque se la haya calificado de
blanda a alguna de ellas nunca satisficieron a los ecuatorianos por su carácter
impositivo y por eso duraron poco tiempo
-
El caudillismo siempre fue repudiado y los
caudillos siempre han tenido que huir del país porque el pueblo dividido y
apasionado reaccionó con violencia a pesar del miedo y el terror que impusieron
desde el poder.
-
Un gobierno de concertación nacional conformado
con los mejores ciudadanos, personas eminentes, sin distinción ni prejuicios de
partido o ideología que han demostrado amor al país y el deseo y la capacidad
para conducirlo a su prosperidad
-
Un gobierno que no se deje encerrar en
condicionamientos pasajeros o de personal conveniencia. Ajeno a las consignas de grupos seudo
reformistas y a las presiones internacionales, rarísimas veces orientadas al
mejoramiento del país y más bien esclavizantes y aprovechadoras de nuestra
débil personalidad.
-
Un gobierno con una clara visión del futuro para
encaminarnos con políticas de Estado a largo plazo que propicien la estabilidad
institucional, el autofinanciamiento fiscal, la inversión interna y externa,
que contrarreste la fuga de capitales o su almacenamiento en paraísos fiscales
que en nada benefician al país.
-
Un gobierno que superando las ideologías,
consignas y compromisos, respete la libertad de expresión, los derechos
individuales y colectivos que garantizan la convivencia pacífica. Si no hay una convivencia pacífica todas las
políticas caen por el suelo porque la división es el peor azote para sacar
adelante un proyecto.
-
Finalmente un gobierno que si se profesa
católico o creyente defienda estos cinco puntos que son como los pilares
fundamentales de una política digna:
1.
La dignidad y los derechos de la persona humana,
irrenunciables por su propia naturaleza.
2.
La unidad espiritual, moral, jurídica y
económica de la familia, tutelando su indisolubilidad y el derecho a la vida
desde su concepción hasta la muerte natural.
La polémica que ha desatado estos días la aprobación del Código Orgánico
de la Salud (COS) lo dice todo. En los
artículos de opinión que se publican sobre él en los Medios de Comunicación,
unos lo consideran efecto de la ignorancia de los Asambleístas que redactaron y
aprobaron este Código; otros van más allá hacen notar que lo que en este Código
se prescribe es contrario a la misma naturaleza humana en su condición
biológica y orgánica y no faltan quienes dicen que simplemente es polémico. Lo interesantes es que todos coinciden en que
el Presidente de la República debería vetar totalmente este Código que en nada
viene a ayudar al pueblo ecuatoriano sino que más bien viene a dividir,
acentuar diferencias y suscitar discusiones.
3.
La defensa de la prerrogativa del trabajo y los
derechos de los trabajadores. Solamente
con el trabajo y el sudor de la frente se gana honradamente el pan de cada
día. Y por eso , el trabajo hay que
promoverlo, defenderlo y estimularlo.
4.
La libertad de educación basada en el derecho de
los padres de familia a educar a sus hijos en centros de enseñanza conforme a
sus convicciones religiosas.
Mucho tiempo la Iglesia luchó
para que en Ecuador tuviéramos una ley de libertad religiosa para la
educación. Lamentablemente el Gobierno
anterior echó al suelo esta ley conseguida con mucho esfuerzo en la nueva
Constitución Política de la República. Y
ahora la misma concepción de la educación con templada en esta ley ha vuelto a
ser motivo de discusión y serios cuestionamientos.
5.
La promoción de las Justicia Social que tienda a
eliminar la violencia que tiene su origen sea en el liberalismo capitalista sea
en el socialismo marxista. Estos dos
extremos no son los que espera y han de conducir al pueblo ecuatoriano a su
desarrollo y su bienestar. Por lo mismo,
el nuevo Gobierno tiene que buscar una política que aliente y estimule al
pueblo ecuatoriano no solamente para encontrar aceptación política sino también
esfuerzo mancomunado en la búsqueda de fuentes de trabajo que vayan llevándolo
mal progreso material.
Retos que debe
afrontar el nuevo Gobierno
No siendo un entendido y menos un especialista en cuestiones
sociales, solamente enumeraré algunos de los retos que el Presidente entrante
deberá afrontar:
-
La pobreza y la crisis fiscal que es alarmante,
como todos lo sentimos
-
La corrupción institucionalizada que últimamente
parece entrar en jun camino de represión para contrarrestar tanto abuso y tanto
latrocinio a fin de que si no se puede recuperar los dineros robados al Estado
por lo menos vaya disminuyendo este camino deshonesto.
-
Una educación de calidad y calidez.
-
Todos los ecuatorianos estamos de acuerdo que
una buena educación es el camino para el progreso y el desarrollo del país y,
por esto, la educación debe ser uno de los primeros pasos a dar y uno de los
planteamientos en los que se ha de apoyar el Gobierno entrante.
-
La salud y la seguridad social (IESS)
-
Todos conocemos el robo despiadado de los fondos
de la salud durante esta pandemia como los descubiertos en la construcción de
los hospitales y en el IESS al que se le ha despojado, entre otros, de los
fondos para la jubilación, quitándoles esa fuente de esperanza a los
trabajadores y empleados que habiendo hecho las aportaciones necesarias, a causa
de invalidez, enfermedades crónicas o llegados a una edad avanzada no tienen
oro recurso para la atención de su salud y/o para una subsistencia digna y
honrada.
-
La violencia generalizada de múltiples y
diversas maneras y a la cual tiene que afrontar el gobierno para dar seguridad
a la ciudanía, tranquilidad al país, y para encontrar caminos de progreso y
bienestar
Este es mi modesto aporte para este Conversatorio para el
cual he querido dar mi aceptación por la cercanía que mantengo con el CELCA y
para que en esta noche tengamos la oportunidad de intercambiar algunos
criterios y puntos de vista que ayuden a prepararnos para elegir en conciencia
y con responsabilidad a nuestros gobernantes.
+ Néstor Herrera
Heredia
Setiembre 9 de 2020
* Intervención de
Monseñor Néstor Herrera Heredia para CELCA