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domingo, 28 de febrero de 2021

Carta No. 69: Cuaresma en modo coronavirus

 

Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 69 – 28 de febrero 2021

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Cuaresma en modo coronavirus

"En la Cuaresma, estemos más atentos a «decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan», en lugar de «palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian» [FT]. A veces, para dar esperanza, es suficiente con ser «una persona amable, que deja a un lado sus ansiedades y urgencias para prestar atención, para regalar una sonrisa, para decir una palabra que estimule, para posibilitar un espacio de escucha en medio de tanta indiferencia»" (Papa Francisco, 2021).

Desde hace un año vivimos en cuarentena por el coronavirus.  “Quédate en casa” fue el pedido que circuló por todo el planeta y la cotidianidad cambió dramáticamente.  De pronto nos sumergimos en un desierto de una aridez única.  Todo se llenó de incertidumbre y el miedo al contagio nos obligó a recluimos en nuestras casas.  Para salir había que vencer los temores de enfrentarnos a un virus que la ciencia aún no comprendía ni su comportamiento ni las consecuencias.

Forzados por las circunstancias, empezamos a vivir una nueva etapa en la que nada de lo que habíamos acumulado (propiedades, autos, cuentas bancarias, poder, contactos…) servían para librarnos del coronavirus y sus efectos.  Todo se detuvo.  El mundo paró. Todos, sin excepción, estábamos y seguimos expuestos a la letalidad del covid 19.  Este virus nos puso en vereda, sacó de nuestra zona de confort y llevó a valorar la vida y la salud de propios y extraños.

Por seguridad y el miedo al contagio, nos obliga a poner atención al uso de mascarilla, lavado de manos y distanciamiento físico.

A nivel espiritual también caminamos entre dunas, abrazados por el miedo, la duda, la sospecha.  Vivimos una cuarentena prolongada, larga, dura, lenta, enigmática, emulando los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto, en ayunas y tentado.

A veces compungidos por la dimensión de la pandemia, otras asustados por las noticias, flaqueamos en la fe y agotamos la reserva de esperanza. Otras, los espejismos nos atrapan y nos sentimos más allá del bien y del mal. Rompemos protocolos y arrogantemente creemos que nunca nos afectará, que es para otros.

Sale a flote esa humanidad confundida, ambiciosa, egoísta, soberbia, prepotente que asume que todo está a sus pies, sin darse cuenta que el coronavirus desconoce posición social o económica, amistades poderosas, compadrazgos, caudillismos… para este virus, todos sin excepción, somos vulnerables.

La cuaresma es un tiempo de reflexión, de actualizar y vivir el mensaje de Jesús.  De entender con Él la experiencia del Evangelio: las palmas del domingo y sus aplausos, para luego sufrir la traición del amigo, la cruel violencia, la muerte en cruz y la resurrección.  La pandemia es, de algún modo, una larga cuaresma en la que hay dolor y alegría, corrupción y esperanza, muerte y vida.

En la larga cuarentena, muchos se aprovecharon, sin ningún remordimiento, y dieron rienda suelta a su miseria, buscaron llenar sus bolsillos o favorecer a los suyos, a costa de la emergencia sanitaria.  No actuaron con solidaridad y caridad con los realmente más necesitados y frágiles.

La coyuntura actual, llena de pugna política, de hechos de angustia, desesperación y muerte, ha contribuido a fracturar la esencia del ser humano –el sentido de la vida, el amor al prójimo– y ha dejado nublado el horizonte del país, del mundo.

Ante esta realidad, en tiempo de Cuaresma, la Comisión Justicia y Paz propone a cada uno, recuperar en el día a día la vivencia de la ética, la fe, la esperanza y la caridad. ·  #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

domingo, 21 de febrero de 2021

Carta No. 68: La universidad: ¿esperanza de un mejor Ecuador?

 

Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 68 – 21 de febrero 2021

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La universidad:

¿esperanza de un mejor Ecuador?

 

La Universidad encuentra su preeminencia en cuanto sede de la razón, porque de las instituciones sociales, es la única en la que dos características esenciales del ser humano se encuentran como constituyentes igualmente fundamentales: el diálogo y la indagación.  (Hernán Malo González sj).

 La universidad actual enfrenta una difícil misión para constituirse, conforme a su razón de ser, en auténtica comunidad de diálogo e indagación.  La verdad, la ciencia y la técnica son tres rasgos que le caracterizan y diferencian de cualquier otra institución.  Ser una comunidad académica de docentes y estudiantes que, desde la investigación y diálogo, trabaje arduamente por alcanzar y hacer realidad estas características, le proyecta como alternativa de desarrollo integral.

La experiencia comunitaria académica, complementariamente deriva otra tarea muy importante: formar, capacitar y entrenar nuevos profesionales en las diferentes áreas que respondan a las necesidades nacionales.  Contemporáneamente se insiste en que cualquier ejercicio humano y más si es racional debe realizarse en forma ética; en consecuencia, la universidad, debe incentivar una reflexión y compromiso deontológico en todos sus miembros.  En el caso de las universidades católicas hay una tarea adicional: que busque una síntesis entre razón, ética y fe.

El ser y tarea de la universidad, adquiere pleno sentido cuando está comprometida con las realidades concretas del país y de su gente.  Su responsabilidad ineludible es comprometer y exhortar a todos sus miembros para que con rigurosidad, laboriosidad, exigencia y cumpliendo con los más altos cánones de calidad a nivel universal, describan, expliquen y busquen salidas viables y factibles encaminadas a solucionar los problemas y necesidades del país y de su población.

La universidad ecuatoriana tiene grandes retos: retomar el camino de la ciencia, la investigación rigurosa y la tecnología, para dinamizar el desarrollo nacional.  Debe ser crítica y autónoma frente a las prácticas político-partidistas y a los gobiernos de turno.  Reivindicar su rol de formadora de líderes leales al pueblo, seres humanos coherentes y éticamente incorruptibles, eficaces y eficientes en las competencias de su profesión y altamente comprometidos con la sociedad y el bien común.

Una universidad clara en sus objetivos, académicamente solvente, seria y responsable en lo que oferta y produce, incorruptible en todos sus frentes, sensible al pueblo más pobre y vulnerable.  Una universidad que, desde y para la sociedad, labore incansablemente para convertirse en agente que genere cambios, bienestar y que promueva caminos para mejorar la calidad de vida de todos.

El gobierno nacional y la propia universidad tienen que fortalecer el sistema educativo, cuyo nivel superior será la propia universidad, pero esta prioridad nacional tiene que ser objeto de políticas de Estado por encima de políticas gubernamentales transitorias.

Al ser la educación uno de los servicios fundamentales del Estado, tiene que ser de máxima calidad, tanto en establecimientos públicos como privados.  No podemos aceptar la mercantilización de la educación particular en cualquiera de sus niveles, como tampoco la desvalorización y masificación de la educación pública.

Los difíciles tiempos en que vivimos, reclaman con urgencia el pronunciamiento de la academia - las universidades.  Una reflexión rigurosa y comprometida que presente soluciones viables a la múltiple crisis que estamos viviendo y soportando.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

sábado, 13 de febrero de 2021

Carta No. 67: Más allá de las elecciones

 

Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 67 – 14 de febrero 2021

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Más allá de las elecciones

 

“Hace falta volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo, que vale la pena ser buenos y honestos. Ya hemos tenido mucho tiempo de degradación moral, burlándonos de la ética, de la bondad, de la fe, de la honestidad, y llegó la hora de advertir que esa alegre superficialidad nos ha servido de poco. Esa destrucción de todo fundamento de la vida social termina enfrentándonos unos con otros para preservar los propios intereses...” (Laudato si’, Papa Francisco, 2015)

Uno de los primeros recuerdos de la vida escolar, que guardamos como un tesoro en la memoria y el corazón, se relaciona con los símbolos patrios.  Las notas del himno nacional, los colores de la bandera, el escudo, los nombres quienes marcaron nuestra historia. Así nace, se forma y desarrolla el sentido de pertenencia a una misma nacionalidad, que con diversidad de culturas, costumbres y tradiciones, responde a un mismo suelo llamado Patria.

Tras una jornada electoral intensa, en la que cumplimos con el deber cívico de elegir a nuestros gobernantes, debemos volver la mirada a lo inmediato. Volver los ojos a la familia, los amigos, al vecino, al compañero que junto a nosotros trabaja por el presente y el futuro de todos. Reconocer en el otro el esfuerzo y la voluntad para continuar dando lo mejor, en medio de una crisis sanitaria, económica, política y ética sin precedentes.

Como ecuatorianos debemos encontramos caminando juntos, compartiendo, construyendo, soñando, más allá de las discrepancias ideológicas o de preferencias políticas aún en disputa. Y es allí donde la presencia, la compañía, la cercanía, la sonrisa, el abrazo, el saludo, nos recuerdan que la vida sigue más allá de lo electoral y trasciende hacia lo humano. Esos gestos y actitudes nos permiten retomar el aliento y la fuerza para continuar trabajando en el proyecto de una nación justa, solidaria y equitativa.

Solo cuando estemos en capacidad de poner un límite a las diferencias y reconocer la dignidad de los demás, las necesidades y preocupaciones de quienes piensan, sienten y viven en condiciones distintas, podremos aspirar a un verdadero progreso como país. Una sociedad de justicia y paz. Es tiempo de cuestionar y superar aquello que causa división y genera odio. Necesitamos del aporte de todos para crear el país y el mundo que soñamos y que recibirán las futuras generaciones.

Recordando el terremoto del 2016, aún están las imágenes de niños, jóvenes y adultos gestionando donaciones y enviando desde los lugares más alejados víveres y medicinas a los hermanos afectados en la Costa ecuatoriana. La pandemia del covid 19 podría ser recordada en los hechos más trágicos y nefastos, o bien desde la valentía y el esfuerzo de tantos hermanos que han ofrecido, sin descanso, lo mejor de cada uno para salvar vidas, entregar alimentos, cuidar enfermos, etc. Los difíciles momentos que hemos superado como país, son la prueba tangible de que los ecuatorianos somos generosos, trabajadores, solidarios y honestos.

Esto no quiere decir que olvidemos la corrupción e impunidad y todas las atrocidades cometidas. Todo lo contrario, debemos exigir justicia.

Tenemos la opción de revivir una y otra vez los episodios que han fracturado y destruido al país o podemos priorizar las experiencias que nos han acercado. Es la hora de tender puentes, de estrechar las manos, de caminar juntos para derribar muros. Hay mucho que nos une como un pueblo con identidad propia, que aquello que nos separa. Todos somos ecuatorianos.  Todos somos hermanos y esperamos un futuro de todos y para todos.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

viernes, 5 de febrero de 2021

Carta No. 66: Por nuestro Ecuador: votemos con responsabilidad y sabiduría

 

Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 66 – 6 de febrero 2021

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Por nuestro Ecuador: votemos con
responsabilidad y sabiduría

El futuro de la humanidad no está solo en manos de los políticos, de los grandes líderes, de las grandes empresas.  Sí, su responsabilidad es enorme.  Pero el futuro está sobre todo en las manos de las personas que reconocen al otro como un "tú" y a sí mismos como parte de un «nosotros».  Necesitamos los unos a los otros.”  (Papa Francisco, 2017).

El domingo 7 de febrero decidimos el futuro del país.  El voto es determinante para escoger la mejor y más apropiada opción para resolver los muchos problemas que nos aquejan y que demandan urgente atención y solución. Si nos equivocamos, seremos los responsables directos de una potencial hecatombe política, social, económica, ética… El futuro depende de nosotros.

Votar es una responsabilidad que exige patriotismo, sabiduría, compromiso, reciprocidad, condescendencia, honestidad… al sufragar somos partícipes directos de una decisión que involucra a toda la población. Todos nos necesitamos, no somos una isla ni un ‘yo autónomo e independiente’.  Al votar construimos juntos el futuro.

El país tiene profundas heridas. Las personas y la naturaleza son descuidadas.  Los más pobres y vulnerables son casi anulados y descartados. Ellos reclaman justicia, trabajo, educación, salud, seguridad, movilidad... Nuestro voto debe responder a esas demandas más allá de las ofertas demagógicas que aparecieron en la campaña que termina.

El Ecuador cuestiona y exige cambios profundos, urgentes e impostergables. Demanda soluciones a las necesidades de los barrios marginales, de sectores rurales, de niños y de jóvenes sin salud ni educación, de adultos mayores… de tantos hombres y mujeres desempleados que pululan en busca de saciar su hambre y el de su familia.  Y tras de todas esas legítimas demandas, hay un grito potente exigiendo comportamientos honestos, esto es, que todos hagamos un compromiso por ajustar nuestros actos a la ética.

Esta dura situación debe cuestionarnos en lo más profundo de nuestra mente y corazón al momento de votar. Antes y en el momento de marcar la papeleta debemos discernir y escoger a los mejores candidatos. Es la oportunidad histórica del ejercicio de un derecho cívico, en el que enviamos un mensaje claro, directo y potente a la clase política y dirigente del país. Nuestro voto debe cuidar los valores y debe conducirnos a un futuro posible, estable y con más oportunidades.

En medio de la compleja y crítica situación de la salud y con la necesidad de superar la pandemia, junto con la imperiosa demanda de crear fuentes de ingresos y trabajos dignos que solucionen las necesidades de la familia. Más allá de las dádivas de ocasión o de los ofrecimientos desestabilizadores de la economía, debemos votar por la seguridad que garantice el mejor futuro para todos.

En consecuencia, al votar, hagámoslo con ternura, usemos nuestras manos para acercarnos al otro, para cuidarlo; seamos comprometidos, justos, inteligentes y lógicos, no olvidemos que sufragando con conciencia y sabiduría estaremos escogiendo la mejor opción y cooperando para que la realidad cambie y traiga justicia, paz, fraternidad y solidaridad con todos.

Acudamos a las urnas “con los ojos fijos en El” para que veamos estás elecciones con los “ojos de Dios” y desde esa mirada asumamos con esperanza nuestro futuro como País de todos y para todos.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.