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sábado, 15 de julio de 2017

Teología y Comunicación

Cuando se habla de teología de la comunicación no se excluye la comunicación personal; aún más, toda reflexión teológica sobre la comunicación debe partir de la significación y valoración teológica de la comunicación personal.
Por: Carmita Coronado N.
“La comunicación es todo un proceso de revelación de una persona y fe en otra, u otras, que a su vez manifiestan su acogida. La comunicación es el camino para la comunión.” Monseñor Juan  Luis Ysern de Arce
Introducción
Hace varios años, como parte del servicio de las Organizaciones Católicas de Comunicación para el Caribe y América Latina, se formó una Red de Teología y Espiritualidad del Comunicador que reunió a comunicadores, comunicólogos y teólogos latinoamericanos que buscaban reflexionar sobre la relación teología, evangelización y comunicación.
Siendo una Red en construcción, el camino iniciado ha sido interrumpido por muchas razones y en él han quedado algunos indicios que valen la pena ser retomados en un momento de la historia latinoamericana y eclesial que nos plantea retos en los tres ámbitos mencionados y a la vez, retomar esos espacios de reflexión como parte de la tarea teológica y de comunicación.
Algo de historia
Para ubicarnos de alguna manera en esta inquietud sobre la comunicación humana y a través de los medios, la Iglesia como institución ha dado señales de esa preocupación a través de la difusión de su pensamiento y reflexión a lo largo de los últimos siglos. Sus puntos de preocupación sobre el tema pueden resumirse así:
•          La comunicación como hecho humano.
•          El aparecimiento de las tecnologías (historia de los medios de comunicación social)
•          El impacto de alguno de ellos, por ejemplo el cine.
•          La tarea evangelizadora de la Iglesia frente a los medios.
•          La formación de los agentes de pastoral y de los fieles.
Estas preocupaciones fueron plasmadas en los diferentes documentos, que tras detenidas reflexiones a partir del Concilio Vaticano II se han ido difundiendo, y que a modo de punteos claves se conocen como Magisterio y Comunicación:
1963: Inter Mirífica, Decreto, “Entre las maravillas”, en donde la Iglesia hace recomendaciones sobre el uso de los medios de comunicación.
1971: Communio et Progressio, Encíclica, Comunión para el Progreso, utiliza por primera vez el término Teología de la Comunicación como una tarea que consiste en iluminar la realidad de la comunicación humana desde las bases teológicas de la comunicación divina. Hacer comunicación para la comunión.
1979: Tercera Conferencia del Episcopado, Puebla: hay que destacar un pronunciamiento sobre comunicación: La evangelización es comunicación. Se promueve integrar la comunicación a la Pastoral de conjunto.
1992: Aetatis Novae, la Nueva era, evidencia los avances de la comunicación social y su incidencia en las culturas e individualidad, en la familia y en la sociedad en general; necesidad de hacer una reflexión sobre la comunicación humana.
1992: Cuarta Conferencia del Episcopado Latinoamericano, Santo Domingo, se presenta una propuesta sobre “La comunicación Social en Santo Domingo” a cargo de Monseñor Juan Luis Ysern de Arce, Presidente de UNDA-AL y cuya centralidad es la comunicación entendida como:
“todo el proceso de revelación de una persona y fe en otra, u otras, que a su vez manifiestan su acogida. La comunicación es el camino para la comunión. La comunicación requiere dos actos libres: el acto de “manifestar” interioridad (obsequio de la revelación) y el acto de “acoger” la manifestación, el creer en el otro (obsequio de la fe).
Comunicador es el que se revela y comunicador es el que cree, el cual al manifestar su fe se convierte en revelador y, a su vez, el primer revelador se convierte en creyente de la acogida brindada por el otro”. (pág. 110)
Desde este espacio de reflexión se anima a apoyar el trabajo conjunto con las Organizaciones Católicas de Comunicación.
2007: Quinta Conferencia del Episcopado Latinoamericano, Aparecida: se concibe a la comunicación como un nuevo areópago y la Teología de la Comunicación vuelve a ser propuesta desde el pensamiento de la Iglesia; hay una clara insistencia en la Pastoral de la Comunicación.
Relación Teología y Comunicación
Para hacer esta relación tendremos en cuenta las reflexiones de Felicísimo Martínez Diez, en su libro “Teología de la Comunicación”.
Hablar de comunicación nos lleva a revisar qué pasa con la comunicación humana, porque ésta es su fuente y entonces la comunicación es el rasgo más característico de la historia humana y reflexionar teológicamente sobre la comunicación es reflexionar sobre un fenómeno esencialmente humano. (pág 27).
Pero el fenómeno más novedoso en relación con la comunicación es indudablemente el fenómeno de la comunicación social; facilitada por los poderosos medios de comunicación y con la tecnología de última generación, ha llevado la comunicación a unos límites insospechados: aquella aldea global de Mc Luhan  es una realidad y hoy hablamos ya de la cultura planetaria, que rompe todas las fronteras entre los grupos y los pueblos, a la vez que acelera la unificación de diferentes ideologías, hábitos, formas de vida y otras manifestaciones. (pág. 29).
Cuando se habla de teología de la comunicación no se excluye la comunicación personal; aún más, toda reflexión teológica sobre la comunicación debe partir de la significación y valoración teológica de la comunicación personal. Se trata de reflexionar sobre la significación teológica de la comunicación masiva y de analizar los valores teológicos en juego. Nos encontramos ante un verdadero signo de los tiempos que debe ser leído a la luz de la fe y discernido teológicamente. (pág. 31).
Es necesario recordar que el cristianismo es una religión de comunicación, que pone el énfasis principalmente en la auto-comunicación divina, la encarnación y la Iglesia que se comunica en las diversas culturas.
Lo anterior ya nos ubica en una relación entre teología y comunicación que debe ser tenida en cuenta desde varios aspectos:
a)         Un primer aspecto ubica a la comunicación humana como un auxiliar de la teología, para lo cual hay que considerar la experiencia y la práctica de la comunicación como elementos históricos que permiten una mejor comprensión del discurso teológico y de la reflexión sobre Dios, la fe y los contenidos de ésta. (pág. 33)
b)         Un segundo aspecto se refiere a la teología comunicativa que tiene que ver con la eficacia comunicativa de la teología; aquí entra en juego el lenguaje: el lenguaje teológico puede estar distante del lenguaje del pueblo. Aquí está una razón básica de la crisis de la teología, de la predicación, de la evangelización. Una versión actual de una teología comunicativa es la llamada “teología narrativa” que es una teología centrada y orientada hacia la experiencia humana de la comunicación. Es una narración de acontecimientos y experiencias históricas de salvación, compartidos en la comunidad. (pág. 34).
c)         Un tercer aspecto es una reflexión específicamente teológica sobre el fenómeno humano de la comunicación. Se trata de elaborar una teología sistemática de la comunicación.
Como un posible acercamiento al campo de la Teología de la Comunicación se puede decir con el autor Martínez:
“La teología de la comunicación es una reflexión sobre la comunicación humana y su relación con la experiencia de Dios. Es un análisis y un discurso sobre la comunicación desde la perspectiva de la fe y de la revelación (pág. 35)
Lo anteriormente anotado es importante para la teología y para la misión eclesial. Ésta es una tarea fundamental de la teología y de la praxis pastoral: revisar constantemente los contenidos teológicos comunicados y discernir su correspondencia con el mensaje del Evangelio.
A modo de conclusión
Se debe considerar la comunicación humana como “lugar teológico” en el que se revela el rostro de Dios y su proyecto salvífico para la humanidad. Es descubrir la dimensión teologal de las experiencias comunicativas. Es hacer una lectura y un discernimiento de la comunicación humana a la luz de la fe y de la revelación.
La teología de la comunicación cuenta con una larga historia de revelación judeo-cristiana, con una larga experiencia de fe, con una larga tradición teológica de la Iglesia. Esta es la base para cualquier reflexión teológica; también para la reflexión teológica de la comunicación.

Hacer teología de la comunicación significa reflexionar sobre la experiencia y la práctica de la comunicación a la luz de la fe; ésta y la perspectiva de la revelación son, como en toda reflexión teológica, el horizonte hermenéutico de la reflexión teológica sobre la comunicación humana.

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