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domingo, 26 de marzo de 2023

carta No.177: Sembremos Esperanza

 

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 177 – 26 marzo 2023

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Sembremos Esperanza

“… la esperanza es una virtud que no se ve: trabaja desde abajo; nos hace ir y mirar desde abajo. No es fácil vivir en la esperanza, pero yo diría que debería ser el aire que respira un cristiano, el aire de la esperanza; de lo contrario, no podrá caminar, no podrá seguir adelante porque no sabe adónde ir. La esperanza –esto sí es verdad– nos da seguridad: la esperanza no defrauda. Jamás. Si tú esperas, no te decepcionarás. Debemos abrirnos a esa promesa del Señor, inclinándonos hacia esa promesa, pero sabiendo que hay un Espíritu que trabaja en nosotros”. Papa Francisco, octubre 2019.

En Ecuador vivimos en constante zozobra, llenos de miedo y desazón.  Una crisis permanente de la que no vemos salida.  A la lacerante violencia que padecemos, se unen la falta de empleo, las dificultades económicas familiares, la carencia de salud pública y medicinas, los deficientes servicios públicos, la inoperancia de las autoridades nacionales y/o locales…

Por si fuera poco, se han añadido los efectos de un terrible invierno que ha destruido vías claves de comunicación, inundaciones, deslaves con catastróficas consecuencias para las personas y comunidades; las poblaciones locales e incluso las grandes ciudades soportan estos azotes; también los volcanes Cotopaxi y Sangay causan inquietud; y, finalmente, el reciente sismo causó muertos, heridos, destrucción de viviendas e infraestructuras.

Además, hay una pérdida aterradora de institucionalidad: un gobierno inoperante que reparte dádivas y sin un plan para enfrentar las emergencias, una asamblea inepta, sumergida en sus propias ambiciones, muy lejos de proponer y encontrar soluciones a los graves problemas del país, una justicia igualmente ineficaz y a veces corrupta...  Casi nada funciona, el Ecuador parece un estado fallido, fracasado, incapaz de encontrar y dar respuestas efectivas a las necesidades ciudadanas. 

No es extraño, en consecuencia, que muchas personas piensen que no hay esperanza, que lo mejor es escapar, buscando mejores días en la migración, aun a riesgo de la vida, para lograr, al menos con sus remesas, recuperar la esperanza para sus familias y consecuentemente para el país. Frente a este diagnóstico negativo y las quejas, pan de cada día, no debemos caer en un pesimismo que nos paralice, pues aún nos queda la capacidad de reaccionar ante tanta adversidad.

Desde Justicia y Paz creemos que es posible superar la actual situación si no nos sumimos en la queja constante o el miedo. En nuestra carta 176, proponemos que debemos empezar a movilizarnos desde la familia, socialmente, para encontrar caminos, respuestas, soluciones a esta compleja realidad. Sólo podremos vencer las plagas que nos aquejan si recurrimos a los valores más profundos que impregnan el sentir y el vivir de los sectores populares y medios de nuestro Ecuador.

Esto demanda recoger del alma más profunda de nuestro pueblo ese espíritu que nos ha permitido seguir adelante y resurgir de las peores dificultades que hemos enfrentado en nuestra historia, como la grave crisis económica de finales del siglo y milenio pasado.  Ese espíritu que permanece en las comunidades indígenas, montubias y afrodescendientes, en las organizaciones de base, en algunos gremios, asociaciones, movimientos sociales y en personas de los sectores de la clase media e incluso alta que generan lazos de solidaridad y subsidiariedad.

Tenemos que buscar los mecanismos y prácticas reales que permitan compartir iniciativas y recursos en los campos de la economía, la educación, la seguridad social, la salud y la seguridad ciudadana.  Valoramos el esfuerzo de nuestros migrantes que prefieren arriesgarse antes que entregarse a la delincuencia, vemos barrios que se organizan frente a la violencia, comunidades que comparten sus alimentos y recursos y un pueblo que, en medio de sus angustias, es capaz de festejar como un signo de esperanza y de confianza en el futuro.

Desde nuestras raíces y profundo espíritu cristiano sembremos esperanza, practiquemos nuestros principios y valores éticos y morales, difundamos optimismo, demostremos alegría de vivir y entusiasmo para buscar soluciones a los problemas.  El Señor nos dará la fuerza para seguir en esta lucha diaria en nuestras familias, comunidades, parroquias, ciudades y país.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas. 

lunes, 20 de marzo de 2023

carta No.176: ¡Es hora de actuar!

 

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 176 – 19 marzo 2023

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¡Es hora de actuar!

“Sólo siendo solidarios podremos salir adelante, pues de lo contrario surgen desigualdad, egoísmos, injusticia y marginación”.  Papa Francisco.  2 septiembre 2020

Cerca de la celebración de la Semana Santa, es vital que abramos nuestros ojos y oídos para percibir con el corazón y la cabeza lo que estamos viviendo en el país.  Mas allá de los noticieros, de los discursos, proclamas y advertencias, es pertinente preguntarnos: ¿Qué está pasando en Ecuador? ¿Cuáles son los más graves problemas que nos afectan ahora y amenazan nuestro futuro y el de nuestros hijos?

Cada vez hay más pobres y muchos de ellos en la extrema pobreza; desde tiempos atrás se entregan subsidios, en algunos casos de indispensable subsistencia, y en otros, como ocultamiento de la necesidad lacerante.  El asistencialismo, sabemos, no cambia la realidad.  Las necesidades de salud, educación, salubridad son apremiantes para amplios sectores poblacionales.

Hoy el tema más común en los medios y las redes sociales es la inseguridad: asaltos, robos, secuestros, chantajes y amenazas, que provocan miedo e incluso son magnificados.  Qué decir de la corrupción, por comisión y por omisión, en el sector privado y en el público, lo que se ha convertido en una pandemia mortal.  La migración a otros países en búsqueda de días mejores hace que muchos, sobre todo jóvenes, lo intenten, arriesgando su vida.  Los suicidios de adultos, adultos mayores, incluso de jóvenes y niños, deben impedir que podamos dormir tranquilos.

Más lamentos… el desempleo y la falta de trabajo, con una que crisis aumenta cuando escuchamos a ideólogos, dirigentes, caciques y caudillos políticos, casi todos, sabiendo que personal o grupalmente “tienen rabo de paja”, expresando discursos maniqueos e incendiarios, culpando de todos los males a los contrarios, como si sólo ellos fueran los buenos y honrados.  De inmediato al convertirse en gobernantes, en su mayoría repetirán las mañoserías que antes criticaban y auto justifican su incapacidad e ineficacia echándoles la culpa a los “otros”.  Si, por el contrario, pierden los comicios, buscarán por todos los medios desprestigiar a sus oponentes, impidiendo de todas formas que cumplan con lo ofrecido, en espera de que pronto les toque el turno de ganar.

Todo esto ya lo sabemos.  Diagnósticos y críticas hay muchas.  ¿Cuál es la solución? ¿Quién va a arreglar todos nuestros problemas?  ¿Quién es el mesías, el salvador que no nos utilizará para saciar sus intereses y estará a nuestro servicio?  Pronto comenzarán a levantarse los mercados electoreros con miras de las elecciones generales del 2025.  Quizás ya ha comenzado el “canto de sirenas”.

Sin embargo, desde la experiencia, sabemos que “el salvador” de nuestras desventuras no vendrá de las nubes o desde los discursos mentirosos ofreciendo el “oro y el moro”, superaremos los males sólo cuando tomemos conciencia que somos responsables de lo que pasa o no, en nuestro país.

Solamente cuando las personas electas, desde el miembro de la Junta Parroquial más pequeña y alejada hasta el Presidente de la República, entiendan que son realmente servidores de sus mandantes y que esto no se improvisa, sino que es resultado de un proceso de concienciación, participación y organización social permanente, muy anterior incluso a los tiempos de elecciones.

Es urgente incentivar y desarrollar un proceso participativo que comience en familias, barrios, caseríos, parroquias, comunidades, gremios, asociaciones, donde mujeres y hombres tengan su propia palabra para lograr consensos, determinar necesidades comunes y las posibles soluciones.  Con organizaciones sólidas se evitará que prime la politiquería y saque provecho de la “ingenuidad y desconocimiento popular”.  Es la hora de actuar, ser responsables de nuestro presente y futuro, mañana puede ser tarde.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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lunes, 13 de marzo de 2023

carta No.175: Mujer: luz, inspiración, trabajo y lucha

 

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 175 – 13 marzo 2023

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Mujer: luz, inspiración, trabajo y lucha

“En el Día Internacional de la Mujer, pienso en todas las mujeres: les agradezco su compromiso en la construcción de una sociedad más humana, a través de su capacidad de captar la realidad con una mirada creativa y un corazón tierno”

Papa Francisco, 8 marzo 2023. 

“Ignoramos nuestra propia estatura hasta que nos ponemos de pie”

Emily Dickinson, poetisa estadounidense

Cada 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, en homenaje a 129 mujeres que murieron en 1908 en New York (EEUU), al reclamar la reducción de la jornada laboral y un salario igual con respecto a los hombres.  En 1975 las Naciones Unidas declaró esta fecha como el Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional, reivindicando a todas las mujeres y la igualdad completa.

Este evento marca el desarrollo integral de la mujer en el mundo, en la recuperación de su dignidad, atropellada por siglos, su participación en la sociedad se irá consolidando de manera que hoy en día, trabajar, estudiar, poseer una cuenta bancaria, votar o tomar decisiones sobre su vida es posible, por ello es justo celebrar sus logros y conquistas.

En el transcurso de los siglos XX y XXI, la mujer ha demostrado inteligencia, perseverancia y resistencia, presente en todas las actividades que demanda la sociedad actual, revelando conocimiento y capacidad.  Hoy, miles de mujeres trabajan en diferentes espacios, en la función pública, la docencia, la administración de justicia, la policía, fuerzas armadas, etc.

La mujer se proyecta cada vez más en el ámbito profesional, asumiendo tareas complejas: como protagonista de primer orden en la política y gobernanza de varios países, como deportista, funcionaría o servidora de la comunidad, demostrando su alta capacidad de gestión.  Evidencias que han sido la base para su revalorización y el reconocimiento por su aporte en la sociedad, que no solo necesita el trabajo, sino también amor, ternura y comprensión, dones que Dios imprimió desde su creación.

El mundo cuenta con mujeres valiosísimas, que están cambiando el rumbo de los países, las ciudades e instituciones en donde ponen su talento y servicio: Angela Merkel, ex canciller alemana, Malala Yousafzai, activista pakistaní por los derechos de las mujeres, Jacinda Ardern, primera ministra de Nueva Zelanda y Greta Thunberg, joven sueca activista por el medioambiente.  También en Ecuador contamos con mujeres relevantes como Matilde Hidalgo, Nela Martínez, Dolores Cacuango, Tránsito Amaguaña e Isabel Robalino… ejemplos de capacidad y valentía por conseguir un mundo mejor, con intensa participación y respeto a sus derechos.

La Iglesia no puede entenderse sin el concurso y aporte de las mujeres, así lo reconoció Juan Pablo II, cuando mencionó que ellas forman parte fundamental de su estructura.  De igual forma el papa Francisco considera que las mujeres tienen un papel fundamental, como la Virgen María, acoge, mantiene, se da sin medida y hacen visibles actitudes que son esenciales para la vida de la Iglesia.  Clara de Asís, Teresa de Ávila, Catalina de Siena, Teresa de Lisieux, Hildegarda de Bingen y Teresa de Calcuta, son verdaderas puntales de la Iglesia, siendo testimonios de vida y auténticas evangelizadoras.

Es por ello que no solo se deben celebrar los derechos logrados, sino seguir reivindicando los que faltan alcanzar; levantar la voz para hacerse oír ante la sociedad, luchar por todas aquellas que sufren maltrato, explotación, pobreza, injusticia...  Lucha apasionada pero inteligente e íntegra sin caer en los extremos del feminismo radical.

Organizaciones nacionales e internacionales nos unimos en este camino por cerrar la brecha económica, social, política y cultural de marginación, existente en la sociedad, a menudo como resultado de leyes, prácticas, actitudes y estereotipos discriminatorios y machistas.  ¡Gracias mujeres por llenar el mundo de luz, alegría, paz, y trabajar y luchar por sus derechos irrenunciables, en busca de una sociedad más justa y solidaria!  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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lunes, 6 de marzo de 2023

carta No.174: La impunidad alienta la corrupción

 Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 174 – 5 marzo 2023

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La impunidad alienta la corrupción

“La corrupción degrada la dignidad de la persona y destruye los ideales buenos y hermosos.  La sociedad está llamada a comprometerse concretamente para combatir el cáncer de la corrupción que, con la ilusión de ganancias rápidas y fáciles, en realidad empobrece a todos” (Papa Francisco en su cuenta oficial de Twitter, @Pontifex, 9 de diciembre, Día Internacional contra la Corrupción...)


La corrupción no es un mal nuevo ni de los últimos tiempos, es una pandemia vieja, que ha ido cambiando en sus formas, métodos, montos y recursos, pero sus raíces han permanecido en los diversos pueblos y culturas por mucho tiempo.  Siendo un grave y complejo problema social, uno de sus mayores agentes de propagación es la impunidad, esto es, su frecuente invisibilidad o lo que es peor la no sanción a los culpables y la no devolución de los bienes robados por parte de los corruptos.

En Ecuador soportamos un modelo de impunidad estructural que se vive, entre otras cosas, por los dolosos procesos legales que favorecen libertades y prelibertades –en más de una ocasión concedidos por jueces corruptos– a los sentenciados por causas vinculadas con la corrupción, sin que reparen económicamente al Estado y devuelvan los recursos sustraídos al pueblo ecuatoriano.  Mientras haya impunidad, la corrupción tendrá vía libre para operar.

Ante esta situación, la Comisión Nacional Anticorrupción – CNA, presentó a la Asamblea Nacional una propuesta de Ley Orgánica Reformatoria al Código Integral Penal (COIP), que busca proteger los intereses del Estado y de los ecuatorianos, obligando a los causantes de la corrupción a cumplir sus penas y a devolver los montos robados.  La propuesta, además, señala que si el transgresor se sometiese al procedimiento abreviado (aceptando su responsabilidad en el delito de corrupción y con una pena menor a los 10 años), no podrá obtener medidas cautelares sino no cancela previamente la multa respectiva y devuelve un porcentaje no menor al 80% de la reparación integral.

La iniciativa de la CNA –que aspira sea recogida por los Asambleístas– establece la obligación de la Fiscalía General del Estado de pedir a los juzgadores que dicten las medidas necesarias con la finalidad de garantizar en debida forma el pago de las multas y de la reparación en los casos vinculados con la corrupción y que, en caso de no hacerlo, serán responsables directos del perjuicio ocasionado.

El objetivo fundamental de estas reformas es impedir que las normas que se relacionan con los delitos establecidos en el COIP (además de los que añade el proyecto) queden en meras normas declarativas y sin eficacia.  La CNA hace suyo un pedido nacional: que la corrupción y la impunidad sean confrontadas con entereza.

El sistema penal abarca tres aspectos que toda sentencia debe registrar en su parte sancionatoria: La pena privativa de libertad, la multa y la reparación integral.

En el caso de los delitos que afectan a la eficiencia de la administración pública, al régimen de desarrollo y al orden socioeconómico y que se derivan de actos manifiestamente corruptos públicos o privados, los afectados somos todos los ecuatorianos, y en representación nuestra es el Estado, que debe garantizar y exigir el cumplimiento de la pena, el pago de la multa y además, la reparación integral.

La no acumulación de penas, así como figuras procesales incorporadas por el COIP, tales como la cooperación eficaz, y la aplicación del procedimiento abreviado, han favorecido a los procesados y sentenciados por corrupción en los que el Estado es víctima y permiten que, pese a la existencia de las sentencias condenatorias, puedan recuperar su libertad, acogiéndose a beneficios penitenciarios, sin haber cumplido con las medidas de reparación integral a la víctima, particularmente la indemnización, lo que contribuye a profundizar la impunidad.

Corresponde a la Asamblea Nacional atender un clamor nacional de lucha por la honestidad y la defensa de los recursos que nos pertenecen a todos.  Estaremos atentos a la respuesta que den los Asambleístas, y como ciudadanos exigimos la aprobación de la Ley propuesta por la CNA.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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domingo, 26 de febrero de 2023

carta No.173: La fuerza vital del pueblo

 Con los ojos fijos en Él

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 173– 26 febrero 2023

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La fuerza vital del pueblo

“Incumbe a las comunidades cristianas analizar con objetividad la situación propia de su país, esclarecerla mediante la luz de la palabra inalterable del Evangelio, deducir principios de reflexión, normas de juicio y directrices de acción según las enseñanzas sociales de la Iglesia tal como han sido elaboradas a lo largo de la historia…”

Carta Apostólica Octogesima Adveniens, Papa Pablo VI, No.4, 1971.

Las nuevas autoridades recientemente elegidas deben recordar “su compromiso de compartir el destino del pueblo y buscar soluciones a los problemas sociales” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia - CDSI, 410). Desafortunadamente esto no siempre ha ocurrido durante los últimos años, y la corrupción e incompetencia de muchas autoridades han generado una desconfianza civil masiva.

“La comunidad política está esencialmente al servicio de la sociedad civil y, en último análisis, de las personas y de los grupos que la componen. La sociedad civil, por tanto, no puede considerarse un mero apéndice o una variable de la comunidad política: al contrario, ella tiene la preeminencia, ya que es precisamente la sociedad civil la que justifica la existencia de la comunidad política” (CDSI, 418).

El pueblo está totalmente decepcionado de los políticos y politiqueros. Razones abundan y sobran, al extremo que el desprecio es evidente. Casi nadie quiere tener relación con ellos, su desprestigio es tal que se los asocia con corrupción, impunidad, palanqueo, compadrazgo, manipulación, robo, amarres, privilegios, prebendas… Son “un mal necesario”, dicen de ellos. Pese a tener semejante reputación, en sus manos está la administración del Estado. Son ellos, desde los diferentes poderes del Estado, los que delinean los caminos que debe seguir el país para lograr su desarrollo integral, o sumergirse en el atraso y abandono.

Según el CDSI 417 “La comunidad política se constituye para servir a la sociedad civil, de la cual deriva. La Iglesia ha contribuido a establecer la distinción entre comunidad política y sociedad civil, sobre todo con su visión del hombre, entendido como ser autónomo, relacional, abierto a la Trascendencia: esta visión contrasta tanto con las ideologías políticas de carácter individualista, cuanto con las totalitarias que tienden a absorber la sociedad civil en la esfera del Estado…”.

La Sociedad Civil tiene supremacía y está por sobre la comunidad política, de allí que los políticos están para servir al pueblo y no para servirse del mismo, pues, “La sociedad civil es un conjunto de relaciones y de recursos, culturales y asociativos, relativamente autónomos del ámbito político y del económico: «El fin establecido para la sociedad civil alcanza a todos, en cuanto persigue el bien común, del cual es justo que participen todos y cada uno según la proporción debida»…” (CDSI 417).

La Sociedad Civil siempre busca una convivencia social más libre y justa, demanda una vida digna, exige la satisfacción de sus necesidades básicas: educación y salud de calidad, agua potable, alcantarillado, empleo, seguridad, vías de comunicación, crédito y asistencia técnica para el agro… y también demanda honestidad, transparencia, responsabilidad en todas y cada una de las acciones de las autoridades que elige y en la burocracia que labora para atender y solucionar las múltiples urgencias que tiene la población.  Los políticos están para trabajar junto con la sociedad civil por el Bien Común.

Cuando los políticos se alejan del sendero del servicio y del trabajo por el Bien Común, la sociedad civil busca los mecanismos y las herramientas para que sientan su preeminencia, una de ellas es la resistencia social que promueve la participación plena y decisoria de la gente, además de los procesos de autorreflexión, concientización y autonomía que “afianzan pactos flexibles y profundos que se hacen entre comunidades concretas”.  La Doctrina Social de la Iglesia condena la corrupción (CDSI, 411) y justifica el derecho a la resistencia si las autoridades actúan en contra de los derechos fundamentales de las personas de manera grave y repetida (CDSI, 410).  ·  #ComuniquemosEsperanza

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Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

domingo, 19 de febrero de 2023

carta No.172: La resistencia: un derecho constitucional

 

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 172– 19 febrero 2023

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La resistencia: un derecho constitucional

“Reconocer que el derecho natural funda y limita el derecho positivo, significa admitir que es legítimo resistir a la autoridad en caso de que ésta viole grave y repetidamente los principios del derecho natural… El fundamento del derecho de resistencia es, pues, el derecho de naturaleza” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, N° 400).

 

Las comunidades waorani del bloque petrolero 16 llevan más de 50 días en paro en contra de la salida de empresa petrolera REPSOL, por finalizar su contrato de exploración y explotación con el Estado ecuatoriano en 2022.  Ahora realiza la transferencia a Petroecuador.  Esto ha generado una disconformidad en las comunidades waorani que no han sido consultadas ni informadas de estos cambios que les afectarían.  Se corre el riesgo de que se desaten acciones violentas, porque no se les ha dado respuesta a sus planteamientos, y porque hay presencia de fuerzas militares que tratan de amedrentarles.

Lo mismo ocurre en otras regiones y provincias del país, donde comunidades y familias sienten que se han violado sus derechos por parte de autoridades, actores privados e incluso ilegales.

Nuestra Constitución reconocen el derecho a la resistencia: “Los individuos y los colectivos podrán ejercer el derecho a la resistencia frente a acciones u omisiones del poder público o de las personas naturales o jurídicas no estatales que vulneren o puedan vulnerar sus derechos constitucionales, y demandar el reconocimiento de nuevos derechos” (art. 98).  “La acción ciudadana se ejercerá en forma individual o en representación de la colectividad, cuando se produzca la violación de un derecho o la amenaza de su afectación; será presentada ante autoridad competente de acuerdo con la ley.  El ejercicio de esta acción no impedirá las demás acciones garantizadas en la Constitución y la ley” (art. 99).  Casi textualmente se reproduce este derecho en el art. 44 de la Ley de Participación Ciudadana.

El derecho a la resistencia es fundamental, pues parte de la dignidad de la persona y la presenta con poder de autodeterminación, no sometida a un sistema político o jurídico injusto.  Es una de las pocas garantías constitucionales que podemos ejercer sin la mediación institucional del Estado.  El objetivo de esta garantía es la tutela y defensa directa de los derechos fundamentales por parte de sus propios titulares.

El Estado, en todos los gobiernos, ha empleado mecanismos para desacreditar y criminalizar las protestas civiles, para impedir que los ciudadanos hagan uso de su derecho constitucional a la resistencia.  Con ello, se desconocen las consecuencias que tiene la represión estatal en el ejercicio de este derecho.  El Estado debe evitar responder a la protesta social con represión y violencia física o judicial.

Por la otra parte, una de las principales características que tiene este derecho es la postura pacífica de rechazo en contra de las acciones estatales o privadas que vulneren sus derechos.  Para ello se establecen dos requisitos: 1) que se vulnere un derecho importante y fundamental; 2) que no exista un actuar o reconocimiento de que se ha violado ese derecho.

Cuando las coyunturas políticas, económicas y sociales de nuestro país generan conflictos que no se pueden o quieren ser solucionados institucionalmente, entonces las personas o colectivos se ven en la necesidad de acudir a recursos extrainstitucionales como la protesta social, la desobediencia civil o la objeción de conciencia para visibilizar sus necesidades y evitar la vulneración de derechos que el Estado o un particular ha violado o se resiste a reconocer.

Lamentablemente, en muchas ocasiones se reprime vehementemente la protesta y esto genera un círculo de violencia entre ambas partes que, en muchas ocasiones, ocasionan muertes y heridas irreparables, como lo sucedido en las movilizaciones indígenas y populares de octubre de 2019 y de junio de 2022.

El Estado debe garantizar las protestas sociales realizadas en estricto cumplimiento del derecho a la resistencia, garantizada igualmente por la Constitución y la Ley, y también porque un Estado constitucional debe evitar hechos violentos e igualmente garantizar la paz para todos.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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domingo, 12 de febrero de 2023

carta No.171: Participar: Derecho y responsabilidad ciudadana

 

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 171– 11 febrero 2023

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Participar: Derecho y responsabilidad ciudadana

La sociedad civil es un conjunto de relaciones y de recursos, culturales y asociativos…  Se caracteriza por su capacidad de iniciativa, orientada a favorecer una convivencia social más libre y justa, en la que los diversos grupos de ciudadanos se asocian y se movilizan para elaborar y expresar sus orientaciones, para hacer frente a sus necesidades fundamentales y para defender sus legítimos intereses (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, N° 417).

El 5 de febrero elegimos las nuevas autoridades provinciales, cantonales y parroquiales, para que trabajen durante 4 años por el desarrollo integral de sus jurisdicciones.  Prescindiendo de la satisfacción o no por los resultados, debemos participar activamente en el fortalecimiento de nuestros gobiernos locales, aportando nuestros conocimientos y propuestas para el bien común.

Para ello es imprescindible que utilicemos los mecanismos previstos en el Código Orgánico de Organización Territorial - Cootad y, sobre todo, en la Ley Orgánica de Participación Ciudadana.  Tenemos derechos y debemos ejercerlos, seremos más efectivos si estamos organizados en comunidades, barrios u otras formas asociativas (art. 30 al 35 de la ley).

Entre los mecanismos que tenemos en la ley y que podemos utilizar se encuentran:

La iniciativa popular normativa.  Los Gobiernos Autónomos Descentralizados - GAD provinciales y cantonales emiten ordenanzas y los parroquiales formulan resoluciones, según sus competencias.  La ciudadanía puede presentar propuestas de ordenanzas o resoluciones, según el caso, cumpliendo los requisitos legales.  No pueden rechazar la tramitación de iniciativas populares presentada adecuadamente.

Las consultas populares por iniciativa ciudadana a nivel local o nacional, cumpliendo las normas legales, entre las que están la revisión de la Corte Constitucional, la recogida de las firmas respectivas y la revisión del Consejo Nacional Electoral - CNE.  Ejemplos: La consulta realizada en Cuenca en 2021 contra la minería, de la Parroquia Sevilla Don Bosco de Morona Santiago y la que se está planteando contra la minería en áreas protegidas del DM de Quito.

Las asambleas locales.  En cada GAD, la ciudadanía puede organizar una asamblea para deliberar públicamente, fortalecer la interlocución con las autoridades e incidir en las políticas públicas, la prestación de los servicios y la gestión de lo público.

Los consejos locales de planificación.  Encargados de la formulación de los planes de desarrollo, deben contar al menos con un 30 % de participación ciudadana.

Los presupuestos participativos.  La ciudadanía, de forma individual o por medio de organizaciones sociales, puede contribuir a la toma de decisiones respecto de los presupuestos (art. 67 a 71 de la ley).

Las audiencias públicas.  La ciudadanía puede solicitar audiencia pública a las autoridades para: a) solicitar información sobre los actos y decisiones de la gestión pública; b) presentar propuestas o quejas sobre asuntos públicos; y, c) debatir problemas que afecten a los intereses colectivos (art. 73-75 de la ley).

Los cabildos populares son instancias de participación cantonal para realizar sesiones públicas de convocatoria abierta a toda la ciudadanía, con el fin de discutir asuntos específicos vinculados a la gestión municipal (art. 76 de la Ley).

La silla vacía.  Las sesiones de los GAD son públicas y en ellas hay una silla vacía para ser ocupada por uno o varios representantes de la ciudadanía, según los temas que se traten y participar en el debate y en la toma de decisiones con voz y voto.  Las asambleas, cabildos populares o audiencias públicas elegirán a sus representantes.

Otros mecanismos importantes para participar son la consulta previa libre e informada, los consejos de igualdad, las veedurías y controles ciudadanos, la rendición de cuentas y la revocatoria de mandato.

Debemos exigir que en todos los GAD se implementen y apliquen estos mecanismos de participación activa y positiva de la ciudadanía y por nuestra parte tenemos que empoderarnos de cada uno, fortaleciendo las organizaciones sociales, para ejercerlos en favor de la comunidad.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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domingo, 5 de febrero de 2023

carta No.170: ¡De la elección… a la participación!

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 170– 5 febrero 2023

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¡De la elección a la participación!

“En cada nación, los habitantes desarrollan la dimensión social de sus vidas configurándose como ciudadanos responsables en el seno de un pueblo, no como masa arrastrada por las fuerzas dominantes. Recordemos que «el ser ciudadano fiel es una virtud y la participación en la vida política es una obligación moral». (…) Es un trabajo lento y arduo que exige querer integrarse y aprender a hacerlo hasta desarrollar una cultura del encuentro en una pluriforme armonía”. Evangelii Gaudium, 220 - Papa Francisco, 2013.

Nuestra responsabilidad democrática no termina al consignar el voto, este 5 de febrero, por los candidatos de nuestra preferencia. Votar es el primer paso y debe complementarse con la participación activa de la ciudadanía en la gestión cotidiana de los Gobiernos Autónomos Descentralizados - GADs.  El Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización - Cootad, considera y da mucha importancia a nuestra participación como ciudadanos:

“La ciudadanía en forma individual y colectiva, podrá participar de manera protagónica en la toma de decisiones, planificación y gestión de asuntos públicos y en el control social de las instituciones de los gobiernos autónomos descentralizados en un proceso permanente de construcción del poder ciudadano… con los principios de igualdad, autonomía, deliberación pública, respeto a la diferencia, control popular, solidaridad e interculturalidad” (Cootad 302)

Los GADs tienen la obligación de reconocer todas las formas de participación “incluyendo aquellas que se generen en las unidades territoriales de base, barrios, comunidades, comunas, recintos y aquellas organizaciones propias de los pueblos y nacionalidades” (Cootad 302).

“La ciudadanía tiene derecho a ejercer la democracia directa a través de la presentación de proyectos de normas regionales, ordenanzas provinciales, distritales o cantonales, acuerdos y resoluciones parroquiales…ejercer el control social de los actos de los gobiernos autónomos descentralizados y a la revocatoria del mandato de sus autoridades en el marco de la Constitución y la Ley” (Cootad 303).  Igualmente las autoridades seccionales están obligadas a presentar una rendición de cuentas de sus labores, según consta en sus Planes de Desarrollo y Ordenamiento Territorial – PDyOT, de forma que la ciudadanía pueda valorar y evaluar permanentemente su administración, ya que “la participación ciudadana se ejercerá en todos los niveles de los gobiernos autónomos descentralizados a través de los mecanismos de la democracia representativa, directa y comunitaria” (Cootad 303)

El rol de la ciudadanía no es solo fiscalizar y controlar, sino ser propositiva ya que también “tiene derecho a participar en las audiencias públicas, asambleas, cabildos populares, consejos consultivos, de acuerdo con lo establecido en la Constitución, la ley y demás normativa; además, podrá́ solicitar la convocatoria a consulta popular sobre cualquier asunto de interés de la circunscripción territorial y revocatoria del mandato en el marco de lo dispuesto en la Constitución y la ley” (Cootad 303).

“El sistema de participación ciudadana se constituye, entre otros, para: a) Deliberar sobre las prioridades de desarrollo en sus respectivas circunscripciones; así́ como, conocer y definir los objetivos de desarrollo territorial, líneas de acción y metas; b) Participar en la formulación, ejecución, seguimiento y evaluación de los PDyOT…, en general, en la definición de propuestas de inversión pública; c) Elaborar los presupuestos participativos de los gobiernos; d) Participar en la definición de políticas públicas; e) Generar las condiciones y mecanismos de coordinación para el tratamiento de temas específicos del desarrollo territorial… f) Fortalecer la democracia local con mecanismos permanentes de transparencia, rendición de cuentas y control social; g) Promover la participación e involucramiento de la ciudadanía en las decisiones que tienen que ver con el desarrollo de los niveles territoriales; y, h) Impulsar mecanismos de formación ciudadana para la ciudadanía activa.” (Cootad 304).

Estas son pautas para participar, contribuir, seguir, controlar y evaluar los planes y programas que implementen las autoridades seccionales.  Hay que apropiarse y llevarlas a la práctica para que se dé una amplia participación que permita fortalecer la democracia y prevenir cualquier acto fuera de la ley.  Esta tarea entre autoridades y ciudadanía nos permitirá trabajar por el bien común, donde el diálogo, la negociación y el servicio son la principal concertación para construir una sociedad más humana, justa y solidaria.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

  

domingo, 29 de enero de 2023

carta No.169: Nuestro voto construye o destruye el país

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 169– 29 de enero 2023

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Nuestro voto construye o destruye el país

“Una auténtica democracia no es sólo el resultado de un respeto formal de las reglas, sino que es el fruto de la aceptación convencida de los valores que inspiran los procedimientos democráticos: la dignidad de toda persona humana, el respeto de los derechos del hombre, la asunción del «bien común» como fin y criterio regulador de la vida política.  Si no existe un consenso general sobre estos valores, se pierde el significado de la democracia y se compromete su estabilidad” Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 407.

El 5 de febrero elegiremos: 221 alcaldes, 864 concejales urbanos, 443 concejales rurales, 23 prefectos, 23 viceprefectos, 4109 vocales de juntas parroquiales, de acuerdo con nuestra ubicación territorial.  Los candidatos y candidatas en campaña expresan ideas, propuestas y promesas, algunas muy simples, otras más consistentes.  Con nuestro voto encargaremos, a los ganadores, una responsabilidad por 4 años, por lo que no podemos votar a ciegas, sino analizar en conciencia para elegir a los que consideremos personas idóneas junto a las mejores propuestas.

 También seleccionaremos a siete personas que conformarán el nuevo Consejo de Participación Ciudadana y Control Social - CPCCS.  Si bien, muchos no tenemos claridad en este aspecto, debido a un sistema de campaña sui géneris impuesto por el Consejo Nacional Electoral - CNE, lo que nos impide contar con elementos válidos para escoger a tres hombres, tres mujeres y uno por los pueblos y nacionalidades indígenas, afroecuatorianos o montubios y ecuatorianos en el exterior.

Por último, debemos aprobar con el SI o rechazar con el NO, en ocho preguntas en un referéndum importante para el país.  Es esencial dedicar un tiempo, antes de llegar a las votaciones, para analizar bien las preguntas planteadas (incluyendo los anexos), mirando las connotaciones y consecuencias si se aprueban o no.

El domingo, una vez concluidas las votaciones, toda la sociedad y por los distintos medios, exijamos a las autoridades del CNE la total transparencia, para evitar dudas y cuestionamientos sobre los resultados.  Los escrutinios deben reflejar fielmente la voluntad ciudadana expresada en las urnas.  La integridad del sistema electoral es fundamental: los procedimientos aplicados en las mesas receptoras del voto, la consolidación de los datos y la proclamación de los resultados deben entregarlos a tiempo sin disculpas ni excusas que generen suspicacias.

Los partidos, movimientos y alianzas políticas deben aceptar con profundo respeto y altura, el veredicto inapelable de las urnas.  Es deber de todos los candidatos y candidatas tener la suficiente cultura democrática para reconocer el pronunciamiento de los electores.  En política hay que saber ganar con humildad y agradecimiento y perder con dignidad.

Hay que evitar disturbios y conflictos, o peor, llamar a acciones antidemocráticas como las que hemos visto en otros países, que podrían comprometer nuestra estabilidad democrática.

Si queremos consolidar una república auténtica, si queremos una sociedad verdaderamente democrática, si queremos fortalecer las instituciones, tenemos que combinar armónicamente tres elementos fundamentales:

Una población responsable y comprometida con el futuro del país, que sienta que es actora y no mera espectadora del accionar de unas autoridades de las que luego reniega.

Un sistema electoral serio, transparente, neutral, sin ningún tipo de sesgo que beneficie a unos sobre otros y con reglas de juego claras e iguales para todos.

Unos políticos, partidos y movimientos responsables, con solvencia ideológica y comprometidos con el bien común.

En definitiva, para construir país, hay que votar bien, analizar las propuestas y la trayectoria completa de los candidatos y de su partido o movimiento.  Tengamos presente la enseñanza evangélica: "Cuídense de los falsos profetas: se presentan ante ustedes con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.  Ustedes los reconocerán por sus frutos” (Mateo 7, 15-16).  ·  #ComuniquemosEsperanza


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