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domingo, 31 de enero de 2021

Carta No. 65: Nuestro voto decide el presente y futuro del país

 

Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 65 – 31 de enero 2021

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Nuestro voto decide 
el presente y futuro del país

 “De que la elección sea buena o mala depende la prosperidad o la decadencia, la salud o la perpetua enfermedad del Estado. Hay, pues, que tomar conciencia plena de la responsabilidad que tenemos de intervenir bien en esos comicios”. Cardenal Pablo Muñoz Vega, 1978.

Nuestra responsabilidad ética y cívica es elegir bien. El domingo 7 de febrero escogeremos a las nuevas autoridades del país.  Como lo advirtió, hace más de cuatro décadas, el Cardenal Muñoz Vega, está en nuestras manos elegir la salud del Estado o condenarlo a la enfermedad que se traduce en pobreza, atraso, subdesarrollo, corrupción, impunidad.

La campaña electoral ha estado llena de cuantiosas ofertas. Los 16 binomios nos han ofrecido: dinero, rebaja de impuestos, eliminación del examen de ingreso a las universidades, creación de miles de puestos de trabajo, exportación de agua, minería inversa para sacar oro de los celulares, vacunación masiva contra el covid 19, aumento de las penas judiciales, inclusive restaurando la pena de muerte, incremento de salario básico.  ¡Promesas! pero ninguno dice ¿cómo lo va a hacer ni cómo va a financiar lo prometido?

Nuestra actitud crítica y de acción ciudadana consciente y responsable, debe llevarnos a un análisis de los ofrecimientos y ver si son posibles de ejecutar, a discernir sobre su validez y eficacia en las actuales condiciones del país, entonces, separaremos el trigo de la cizaña, lo real de lo demagógico, lo posible de ejecutarse de lo imposible; lo que es discurso populista engañoso de lo que es propuesta y compromiso responsable.  Solo así nos daremos cuenta quien dice la verdad y quien engaña.

Los candidatos serios deben decir el ‘cómo’, el ‘de dónde’ sacarán los recursos para solventar las ‘maravillas que nos prometen’, sabiendo que el Estado está al borde de la quiebra. Al eliminar impuestos ¿cómo se financiará el presupuesto del Estado? ¿Cómo, en dónde y con qué financiamiento van a crearse los nuevos empleos? Y que no nos digan que todo se hará gracias al endeudamiento externo. El crédito internacional es usualmente usurero, tenga el origen que sea, capitalista o socialista, su motivación es la misma, el lucro y aprovechamiento del débil.

Sobre la Asamblea Nacional, es necesario tener presente que sus exclusivas tareas son legislar y fiscalizar. Los legisladores tienen prohibición legal de ocuparse de la obra pública; cualquier oferta en ese sentido es falsa y debe ser rechazada.  Es triste mirar como la actual Asamblea apenas tiene el 2% de aceptación por su pésima gestión y además un gran número de ellos están procesados judicialmente.

Debemos escoger personas con capacidad para desempeñarse eficazmente en lo que les corresponde. Que tengan valores éticos y cívicos, que sean honestos y capaces de actuar más allá de sus intereses y de los grupos que representan.

Nuestro pueblo tiene raíces profundamente humanistas que afirman la dignidad y los derechos de la persona, la necesidad de reconstruir ‘la unidad espiritual, moral, jurídica y económica de la familia’, valora y defiende la vida, el trabajo, la justicia social, la protección y cuidado de la ‘casa común’ y la ‘madre naturaleza’.

Justicia y Paz invita a discernir el voto, a hacerlo responsablemente, para defender la verdad, el derecho, la justicia, la libertad.  No lo olvide: ¡nuestro voto decide el futuro del país… de todos! ·  #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

domingo, 24 de enero de 2021

Carta No. 64: La Vacuna: Una luz de esperanza

 

Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 64 – 24 de enero 2021

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La Vacuna: Una luz de esperanza

“Necesitamos interrogarnos más profundamente sobre el destino final de la vida, capaz de restaurar dignidad y significado al misterio de sus afectos más profundos y sagrados.  La vida del hombre, hermosa de maravillar y frágil de morir, va más allá de sí misma: somos infinitamente más de lo que podemos hacer por nosotros mismos.” (Papa Francisco, audiencia con la Pontificia Academia para la Vida, 2018).

Hay comportamientos humanos despreciables. Como si nos creyéramos superiores, eternos, indispensables, permanentes y además con actitudes prepotentes de abuso de nuestra casa común, provocando deterioros y daños irreparables.

Con el covid 19, la soberbia humana ha sufrido un sacudón gigantesco e inimaginable.  Nos hemos dado cuenta de lo frágiles que somos y que ninguna fortuna, propiedad ni seguro médico o de vida, nos puede librar del miedo a contagiarnos.  De pronto nos encontramos en medio de una pandemia, cara a cara con la muerte. El indispensable confinamiento paralizó al mundo, suspendiendo numerosas actividades presenciales. Nos encontramos frágiles, indefensos, llenos de temores, presa de incertidumbre, en un tiempo de oscuridad y zozobra.

Los científicos empezaron a trabajar contra reloj para encontrar una vacuna.  Varios laboratorios se empeñaron con todos sus recursos en esta labor: la investigación, la prueba–error, los procedimientos, los experimentos, los voluntarios, las fases…

Los resultados positivos de la vacuna para el covid-19 fueron noticia de primera plana en los medios y redes del mundo, sin duda, una esperanza para enfrentar a la pandemia. Los ojos de todo el planeta se enfocaron en los laboratorios, las organizaciones y negociaciones de los gobiernos, para su fabricación y distribución.

Las vacunas han encendido "luces de esperanza" en este tiempo de penumbra y escepticismo, pero para que estas luces lleven esperanza al mundo entero, tienen que estar a disposición de todos, ninguna persona puede ni debe ser excluida de su administración. Es una obligación ética y moral, que en palabras del Papa Francisco entenderíamos que “la ética es la medida universal del auténtico bien humano” (2019).

Y en la noche de la Navidad (2020), Francisco señaló, que "la ley del amor y de la salud de la humanidad" está por encima de "las leyes de mercado y las patentes" por lo que todos los estados, los organismos internacionales y las empresas deben "proponer la cooperación y no la competencia, y buscar una solución para todos". Así, el reto actual, inminente, impostergable es lograr "vacunas para todos.  Especialmente para los más vulnerables y más necesitados del planeta" sentenció.

Ni siquiera se debe considerar la posibilidad de no vacunarnos. Todos, sin excepción, debemos hacerlo. La vacuna es una alternativa encaminada a protegernos y a proteger al prójimo, de un posible contagio, “es una elección ética porque estamos jugando con nuestra salud y con nuestra vida, pero también estamos jugando con la salud y la vida de los demás” (cfr. Cardenal O Malley, 2021).

Debemos vencer al miedo a vacunarnos, recelo causado por opiniones contrarias, algunas con intencionalidades no claras y por falsas noticias que van y vienen en las redes sociales. Tengamos presente que el amor aleja el miedo. Vacunarnos es un acto de respeto, amor y solidaridad consigo mismo, con el prójimo y con toda la humanidad.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

domingo, 17 de enero de 2021

Carta No. 63: Política fraterna: Respeta y valora al que piensa distinto

 

Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 63 – 17 de enero 2021

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Política fraterna: Respeta y valora al que piensa distinto

“Hoy en muchos países se utiliza el mecanismo político de exasperar, exacerbar y polarizar.  Por diversos caminos se niega a otros el derecho a existir y a opinar, y para ello se acude a la estrategia de ridiculizarlos, sospechar de ellos, cercarlos.  No se recoge su parte de verdad, sus valores, y de este modo la sociedad se empobrece y se reduce a la prepotencia del más fuerte.  La política ya no es así una discusión sana sobre proyectos a largo plazo para el desarrollo de todos y el bien común, sino sólo recetas inmediatistas de marketing que encuentran en la destrucción del otro el recurso más eficaz.”  (Papa Francisco, FT 2020).

Tras un año convulso y doloroso a nivel global, la escena política vuelve a situarse en el centro de la vida del país a causa de las próximas elecciones.  Sin embargo, en esta ocasión la llamada ‘fiesta de la democracia’ tiene connotaciones particulares, una de ellas, el progreso de las tecnologías de información y comunicación que han transformado el marketing político, fomentando el uso de las redes sociales, espacios virtuales que son utilizados también para evidenciar las posiciones electorales que, en la mayoría de las ocasiones, genera enfrentamientos entre opositores. Otro hecho que se evidencia en estas plataformas es el bombardeo de noticias falsas o fake news que distorsionan la realidad.

En el pasado, la humanidad ya fue víctima de ideologías degradadas a fanatismos -en ocasiones enfermizos- que cobijaron actos de barbarie contra la dignidad humana. A lo largo de la historia, las discrepancias políticas han generado división social e incluso enemistad. Haciendo caso omiso de la historia y las consecuencias de los discursos de odio vertidos por diversas líneas políticas alrededor del mundo, nos hemos convertido en pleno siglo XXI en testigos -y en ciertos casos protagonistas- de una contienda que fractura el diálogo respetuoso y saludable e impide la construcción de una verdadera democracia.

En la actualidad, hablar de política es sinónimo de discusión, pelea e imposición. Nos hemos convertido en seres intolerantes que, en lugar de escuchar al otro, buscar puntos de encuentro y generar puentes que acerquen a quienes piensan distinto, causamos fisuras en una sociedad que involuciona, tornándose casi primitiva y finalmente, autodestructiva. Urge implementar, desarrollar y practicar una cultura de diálogo para empezar a recuperar la política.

Es tiempo de exigir un signo de esperanza a la clase política, empezando por la forma de operar sus campañas. Quienes aspiran a una posición de SERVICIO al país son los primeros llamados a cambiar su lenguaje y la forma de relacionarse con sus contendores, dejando de lado los ataques personales y las calumnias, debatiendo sobre contenidos dentro de un marco ético, y manteniendo un intercambio de altura que demuestre que poseen la integridad moral suficiente para merecer nuestra confianza y voto para que nos representen como gobernantes.

Los ciudadanos que respetamos y fomentamos la democracia, creyentes o no, debemos recordar que en el encuentro y en el reconocimiento del otro, con voz y pensamiento propio, reconocemos también nuestras responsabilidades, derechos y libertades. Cuando nos descubrimos como miembros de una sociedad civilizada y fraterna que busca la solidaridad, la justicia, la paz, el progreso, el bien común…, estamos en capacidad de escuchar los pensamientos y las necesidades de los demás, sin forzarles a que asuman nuestra manera de pensar y actuar para satisfacer intereses individualistas o sectarios.

Dialoguemos con el poder, a través del voto, que queremos una política de respeto que considere y valore al que piensa distinto.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

domingo, 10 de enero de 2021

Carta No. 62: Elegir bien y gobernar para todos

Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 62 – 10 de enero 2021

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Elegir bien y gobernar para todos

la función y la responsabilidad política constituyen un desafío permanente para todos los que reciben el mandato de servir a su país, de proteger a cuantos viven en él y de trabajar a fin de crear las condiciones para un futuro digno y justo.  La política, si se lleva a cabo en el respeto fundamental de la vida, la libertad y la dignidad de las personas, puede convertirse verdaderamente en una forma eminente de la caridad” (Papa Francisco, 2019).


El pasado 5 de enero, la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, envió, con precisión y claridad, un mensaje al pueblo ecuatoriano sobre la “Responsabilidad Política” frente a las próximas elecciones nacionales a realizarse el 7 de febrero.

Los Obispos manifiestan como ciudadanos que aman al Ecuador y como pastores que sienten como propias las esperanzas y angustias, los sueños y frustraciones de nuestro pueblo, puesto que “los sufrimientos y alegrías de la humanidad son sufrimientos y alegrías de la Iglesia… no hay esperanzas o amenazas para la sociedad que no sean esperanzas o amenazas para toda la Iglesia…”.

Hablan de la responsabilidad ante las próximas elecciones ya que, debido a la particularidad histórica que vive el país, estas pueden ser una esperanza o una amenaza, puesto que debemos enfrentar y superar las crisis que nos afectan en lo sanitario, económico, social, político, laboral y ético.

Proponen que asumamos “el compromiso de elegir a los mejores representantes para presidente, vicepresidente, asambleístas y parlamentarios andinos”, para lo que nos invitan a analizar consciente y razonadamente los planes y programas de cada uno de los candidatos, con el fin de determinar quiénes son los más capaces.

Recordemos que elegir y ser elegido es una obligación ética, puesto que cada persona es responsable de su presente y de su futuro, está llamada a ser dueña de su historia y de la historia de todos.

Los ciudadanos escogemos con nuestro voto, de entre varios candidatos, a las personas a quienes encargamos la tarea de guiar el país hacia el progreso y trabajar por el bien común, administrando honestamente el patrimonio y nuestros recursos, así como para que propongan las leyes para la mejor organización de la sociedad. Y más aún, los elegidos deben gobernar para el pueblo, sin olvidar que gobernar es servir a todos, especialmente a los más empobrecidos y débiles.

Los Obispos piden que respaldemos la democracia, eligiendo a los mejores candidatos y exigiendo a los elegidos que cumplan con sus ofertas de campaña, que busque el bienestar del pueblo, respeten la libertad, trabajen por la justicia, el diálogo, la paz y el encuentro de todos para construir y lograr el bien común.

“Con nuestro voto hacemos historia y generamos progreso o retroceso, empleo o desempleo, seguridad o inseguridad, honestidad o corrupción, justicia o impunidad. Un voto que responda fundamentalmente a nuestros valores, a nuestros sueños, a nuestra fe, siempre en el marco del respeto a quien piensa diferente y sin que por ello sea considerado enemigo”, señalan los Obispos.

Ofrecer lo que no se podrá cumplir es demagogia, populismo, mentira y engaño.  Por ello debemos distinguir muy bien a los políticos de los politiqueros.  Como cristianos y como ciudadanos debemos buscar la verdad, discernir respecto de lo que se ofrece y publicita y, en consecuencia, elegir a los más dignos y capaces.

Al igual que los obispos, nuestra Comisión Justicia y Paz pide “que el Corazón de Jesús ilumine nuestra mente para que podamos discernir y elegir a los mejores hombres y mujeres que respondan a los intereses de todo el pueblo ecuatoriano…”.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

domingo, 3 de enero de 2021

Carta No. 61: La Esperanza responsable construye sueños

 

Con los ojos fijos en Él
en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 61 – 3 de enero 2021

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La Esperanza responsable construye sueños

“Donde quiera que estés, ¡construye!  Si estás en el suelo, ¡levántate!  Nunca te quedes caído, levántate, deja que te ayuden a levantarte.  Si estás sentado, ¡ponte en camino!  Si el aburrimiento te paraliza, ¡ahuyéntalo con buenas obras!  Si te sientes vacío o desmoralizado, pide que el Espíritu Santo llene de nuevo tu nada”.  (Papa Francisco, «educar a la esperanza» 2017).

Las esperanzas para el 2021: La pandemia ha comenzado a decaer; las vacunas han resultado efectivas; las familias se han reencontrado; las escuelas, colegios y universidades vuelven a abrirse; la corrupción y la impunidad están desapareciendo; la crisis económica está cediendo; las iglesias reciben más feligreses…

En Navidad y Año Nuevo enviamos y recibimos muchos saludos y parabienes colmados de buenos deseos que calibran positivamente nuestra vida y permiten visualizar el futuro con ese sueño y esa esperanza...  “Soñar no cuesta nada” dice el refrán, pero ¡qué bueno es soñar y tener esperanza en un año y un mundo mejor!

La esperanza demanda de nuestra acción: sembrarla, cuidarla, abonarla, cosecharla, compartirla, difundirla… hacer de ella parte sustancial de nuestro quehacer diario, lo que implica realizar las actividades con ‘alegría y sencillez de corazón’, buscando el bien del próximo y del prójimo, desterrando egoísmos, vanidades, pedanterías o prepotencias.

La esperanza se materializa en amor vivido y proyectado al hermano, especialmente al más pobre y vulnerable. Nos moviliza a luchar para cambiar la injusticia en justicia, la guerra en paz, la pobreza en bienestar, el desempleo en empleo, la soledad en compañía, la ausencia en presencia, el egoísmo en solidaridad…

Esta virtud siembra nuestra vida de abundantes sueños y para alcanzarlos debemos trabajar en comunidad y animarnos mutuamente para fortalecernos. Debemos mantener viva la ilusión, pues sin sueños realizados, chicos o grandes, simplemente la esperanza sería estéril, un simple deseo que se queda en la imaginación o en palabras bonitas.  La esperanza transforma y proyecta una ‘vida plena para todos’.

El Papa Francisco nos propone “sobre todo, ¡sueña!  No tengas miedo de soñar.  ¡Sueña!  Sueña con un mundo que todavía no se ve, pero que ciertamente vendrá. La esperanza nos lleva a creer en la existencia de una creación que se extiende hasta su cumplimiento definitivo, cuando Dios será todo en todos. Los hombres capaces de imaginar han regalado a la humanidad descubrimientos científicos y tecnológicos.  Han surcado los océanos, y pisado tierras que nadie había pisado nunca. Los hombres que han cultivado esperanzas son también los que han vencido la esclavitud, y han traído mejores condiciones de vida a esta tierra.”

El 2020 fue un año muy duro. Muchos sucumbieron en el intento de resistir y superarlo, otros fueron presa de la pandemia con efectos letales, millones perdieron el trabajo, varios cayeron en las garras de la corrupción.  Pero pese a tanto dolor y angustia, estamos listos y atentos para responder a los múltiples desafíos que se presenten a lo largo del 2021.  Algunos sienten desfallecer, pero a la mayoría la esperanza nos sostiene para de nuevo empezar, para luchar y alcanzar los sueños, conservar la salud y con responsabilidad enfrentar la cotidianidad.

Sí, es cierto, ‘soñar no cuesta nada’, pero es necesario convertir al sueño en realidad y por ello Justicia y Paz espera que, si nuestra esperanza es cabal, con seguridad hará que nuestros sueños los hagamos realidad.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.