Con los ojos fijos en El
en la realidad y la fe
en la realidad y la fe
Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 19 - enero 2020
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Cada primero de enero se celebra la Jornada Mundial de la Paz.
Desde hace 53 años, luego de concluido el Concilio Vaticano II, el papa Pablo VI instauró esta celebración anual.
Para este 2020 el papa Francisco propone el tema de "La paz como camino de esperanza: diálogo, reconciliación y conversión ecológica".
La Paz: una oveja sin pastor
La Paz anda suelta por ahí, todos decimos buscarla aunque nada, o muy poco hacemos por encontrarla. Está en los discursos. Está en las mesas de negociaciones. Deambula por la calle, camina por el campo y la ciudad. Todos y en todas partes hablamos de ella. El mundo entero aspira la Paz, pero anda perdida en los laberintos de las ambiciones, rencillas, desencuentros, imposiciones, prepotencias y agravios de unos y otros… esto mientras las pasiones se desbandan y aflora la guerra, el terrorismo, la destrucción. La Paz es atropellada sin misericordia y por poco liquidada en todo lado.
Allí donde se busca, invoca a la Paz interpela y cuestiona y está en movimiento permanente; ella por si, para sí y ante sí reclama para todos: justicia, equidad, solidaridad…
Sin embargo “La paz, como objeto de nuestra esperanza, es un bien precioso, al que aspira toda la humanidad”, dice el Papa Francisco en su mensaje por la 53 Jornada Mundial de la Paz. En Ecuador, también todos decimos quererla pero a nos da miedo encontrarla, con seguridad cuestionará nuestra forma de ser, de actuar y de vivir, nos sacudirá a fondo, nos exigirá cambios en nuestra vida, nos interpelará e impedirá que vivamos en acomodo y quemeimportismo. Mientras se mantenga la injusticia, la explotación, la miseria, la violencia social, el resentimiento, la envidia, la corrupción, la impunidad, el tráfico de influencias, el palanqueo, el irrespeto al prójimo y a la ley, la manipulación extremista… no habrá la paz. Ésta parece ser cada vez mas esquiva y lejana en nuestro país y en toda América Latina.
La aspiración de paz está muy dentro de cada uno de nosotros, será una realidad cuando aflore y se encarne en el día a día, cuando rompamos las cadenas de la injusticia. Dejemos que opere el diálogo civilizado, renunciemos a nuestros privilegios, cultivemos el respeto, tendamos puentes para pasar abismos, tamicemos pensamientos para estructurar propuestas encaminadas a buscar, encontrar y efectivizar acciones que construyan en lugar de destruir, y cambien lo que debe cambiarse. Aunque estos afecten a uno mismo, cuando trabajemos para todos y todos nos sintamos seres humanos acogidos, valorados, apoyados.
Si la paz no nos cuestiona la mente y el corazón esta seguirá siendo una “oveja sin pastor” que solo está en nuestra epidermis, en nuestros sueños, que nos inquieta un momento, pero sigue siendo pasajera, sin un lugar para hospedarse, simplemente pasa de largo, dejando una huella efímera, sin encanto ni compromiso; una intención locuaz de discurso y de foros internacionales. Dejando frecuentemente, a lo sumo, un sentimiento de frustración y miedo.
¿Quién pastorea a la paz? ¿Quién o quiénes enseñan, con testimonio, el camino de la paz y su praxis personal y social? ¿Cómo podemos construir la paz en nuestra familia, trabajo, ciudad, país y continente?
Son preguntas trascendentes frente a las cuales todos estamos obligados a encontrar las respuestas justas.¨ OF
Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de los Observatorios de Política y Eclesial, que reúnen periódicamente a los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.