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sábado, 13 de enero de 2024

carta No. 219: “Paz en medio de la tormenta”

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 219 – 14 enero 2024
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“Paz en medio de la tormenta”

“…Cuando se busca el camino del privilegio… la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo".

Vivimos días aciagos, la delincuencia organizada y desorganizada ha convertido al Ecuador en un campo de batalla.  Somos rehenes del miedo, estamos viviendo en peligro inminente.  En ninguna parte nos sentimos seguros.  Las vacunas, las extorsiones, las muertes violentas, los amotinamientos y asesinatos en las cárceles, la quema de vehículos son ya parte del panorama nacional.  La violencia, inseguridad e indefensión se palpa por doquier. 

Estamos cosechando lo que sembramos.  Fuimos una isla de paz, ahora somos un Estado de violencia, un narcoestado.  Llegamos a este extremo por múltiples causas que se han articulado entre si con el paso del tiempo, agudizado por las contradicciones sociales, económicas, políticas, culturales y ambientales.  Esa barbarie de pobreza, de exclusión, de olvido, de abandono invisible ha empujado a miles de personas a buscar y aceptar propuestas de bandas narcodelictivas que les ofrecen “trabajo bien pagado”, salir de su miseria y tener un futuro diferente.  Son muchos los adolescentes y jóvenes que en estos grupos dejan de ser nadie para sentirse ser alguien, aunque este camino lleve a la autodestrucción y la muerte.

La desinstitucionalización es la tierra fértil donde germina la violencia que ahora envuelve dramática y peligrosamente a todo el tejido social ecuatoriano: un poder politiquero decadente, corrupto, lejano de las necesidades populares; poder judicial desprestigiado por la corrupción de varios de sus jueces y fiscales; policía y fuerzas armadas seriamente limitada en su accionar y también contaminadas; burocracia lenta y estéril; educación deficitaria, sin recursos suficientes ni calidad; sistema de salud vergonzoso sin fondos para atender las múltiples demandas ciudadanas; seguridad social en crisis sistémica; agricultores abandonados a su suerte… Estamos en medio de una oscuridad que impide que veamos nuestro presente y futuro.

¿Cómo enfrentar esta profunda crisis para salir de esta espiral de violencia? ¿Cómo enfrentar al crimen organizado y al narcotráfico? ¿Qué hacer para que el Ecuador vuelva a ser una isla de paz? Estas preguntas nos hacemos y difícilmente encontramos respuestas.  Recuperar la institucionalidad es un imperativo categórico impostergable. Solo con instituciones transparentes, fuertes, a prueba de toda corrupción, podremos recuperar el país, caso contrario, lamentaremos la “muerte de la patria y sus hijos al fin".

El presidente Noboa ante los hechos terroristas que han asolado el país, declaró el Estado de excepción el 8 de enero y, luego de una noche de terror, expidió el decreto 111 que reconoce “la existencia de un conflicto armado interno” y declara objetivos militares a “los grupos del crimen organizado transnacional”.  Estamos en una guerra interna, medida que moviliza a las fuerzas de seguridad del Estado para combatir a esos grupos terroristas.  Las consecuencias son imprevisibles, confiamos en las Fuerzas Armadas y la Policía, pero esto no es un cheque en blanco que permita violentar los derechos humanos, hay que asegurar que se respeten los de todos y, especialmente, los de las personas inocentes. 

Es un paso doloroso, pero posiblemente necesario en el escenario actual, esperamos que el Estado ecuatoriano logre vencer con la menor violencia posible a las mafias narcodelictivas que están sembrando el terror y el miedo. 

Como ciudadanía debemos caminar en paz en medio de la tormenta.  Es necesario vencer el miedo, dejar atrás el pánico y ver esta nueva realidad con cautela, cuidarnos mutuamente, fortalecer la vecindad, promover la fraternidad.  Jamás debemos perder la esperanza.  En medio de la noche, surgirá una aurora nueva, pero, para lograrla, se necesita nuestra participación y acción.  Como cristianos que promovemos la justicia y paz debemos estar atentos y vigilantes, confiando en el Señor y trabajando para que “la violencia no prevalezca”.  · #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

carta No. 218: Inteligencia Artificial: ¿camino hacia la PAZ?

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 218 – 7 enero 2024
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Inteligencia Artificial: ¿camino hacia la PAZ?

“Mi oración al comienzo del nuevo año es que el rápido desarrollo de formas de inteligencia artificial no aumente las ya numerosas desigualdades e injusticias presentes en el mundo, sino que ayude a poner fin a las guerras y los conflictos, y a aliviar tantas formas de sufrimiento que afectan a la familia humana” Papa Francisco Mensaje de Año Nuevo 2024.

El término inteligencia artificialIA- fue utilizado por primera vez en la conferencia «Dartmouth Summer Research Project on Artificial Intelligence» de John McCarthy en 1956, en Hanover, Connecticut, New Hampshire, Estados Unidos.

Aunque la mayoría de los ecuatorianos aún no conozcamos todos los aspectos técnicos y las posibilidades positivas y negativas que en sí misma encierra todo el meteórico desarrollo tecnológico relacionado con la “inteligencia artificial”, no hay duda de que representa un mundo que nos terminará por afectar e incidir en nuestras vidas cotidianas.  Es por eso que el papa Francisco dedica su mensaje de Año Nuevo de 2024 a la “Inteligencia Artificial y la Paz”. 

La Inteligencia Artificial es la combinación de algoritmos plateados con el propósito de crear máquinas que presenten las mismas capacidades que los seres humanos.  Los algoritmos, en informática, son un conjunto de instrucciones sistemáticas y previamente definidas que se utilizan para realizar determinadas tareas.  Los algoritmos otorgan autonomía a la Inteligencia Artificial.  Hablar en plural de “formas de inteligencia” quizás pretenda crear una muralla infranqueable entre estos sistemas y la propia persona humana.

La diversidad de nuestro mundo y de la propia mente humana nunca podrán agotar su inmensa riqueza compuesta no sólo de pensamientos, sino también de sentimientos, memoria, fe, sueños y esperanzas que no podrán ser reducidas a algoritmos y previsiones computarizadas manipulables.

Es evidente que los avances científicos y tecnológicos han ayudado a poner remedio a muchos males que afectaban a la humanidad, y que, igualmente, las nuevas tecnologías de la información, especialmente en la esfera digital, constituyen un mundo de posibilidades que ya entusiasman a empresarios y personas que ejercen varias profesiones.  No es posible negar el extraordinario potencial creativo que se abre para el futuro en campos como la medicina, la educación, agricultura, los servicios…

Sin embargo, estos avances no están exentos de riesgos y amenazas con serias implicaciones para la búsqueda de la justicia y la armonía entre los pueblos.  Es necesario plantearse algunas preguntas urgentes: ¿Cuáles serán las consecuencias, a medio y a largo plazo, de estas tecnologías?  ¿Cómo afectarán en el campo laboral? ¿Qué impacto tendrán sobre la vida de los individuos, de la sociedad, sobre la estabilidad internacional y sobre la paz? ¿Realmente apoyarán la libertad de las personas y de los pueblos o serán herramientas para manipular a la ciudadanía? ¿Instrumentos de paz o nuevas armas para generar muerte en nuestro Ecuador y en otras partes del mundo?

La respuesta está en la dimensión ética que debe regir el uso de estas tecnologías.  No hay que olvidar que sólo son máquinas y herramientas y deben estar al servicio de los seres humanos y no por encima nuestro.  Ya el Papa Francisco en la Laudato si advertía de la necesidad de poner límite al sistema tecnocrático que sólo busca beneficios inmediatos e ilimitados, que ponen en riesgo nuestra casa común y nuestra solidaridad con las generaciones futuras.

Para ello es fundamental que desde el derecho internacional y de los diversos países se establezcan normas vinculantes que regulen el desarrollo, el límite y uso de estas tecnologías en beneficio de toda la comunidad y del conjunto de las naciones, previniendo las malas prácticas.  Este poder no puede dejarse sólo en manos de la iniciativa privada.  Son los valores del bien común los que deben aportar las orientaciones éticas para la producción de formas de inteligencia artificial con base en los derechos humanos fundamentales y en la búsqueda de la justicia y la paz.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.