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lunes, 26 de diciembre de 2022

carta No.164: Navidad, es solidaridad en movimiento

 Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 164– 25 de diciembre 2022

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Navidad, es solidaridad en movimiento

La Navidad es reconocer que "Dios se hace pequeño, se hace niño para atraernos con amor, para tocar nuestros corazones con humilde bondad, para conmover con su pobreza a quienes se esfuerzan por acumular los falsos tesoros de este mundo" Papa Francisco, 22 diciembre 2015.

"El Señor, pues, les dará esta señal: La joven está embarazada y da a luz un varón a quien le pone el nombre de Emmanuel, es decir: Dios-con-nosotros." (Is. 7, 14)

La Navidad es la celebración gozosa del pueblo que caminaba en tinieblas, vivía entre sombras y ve una gran luz, como relata el profeta Isaías, de allí surge el gozo y la alegría, pero no solo sentimental ni emotiva sino gozo en el espíritu y del Espíritu, tal como el que embarga a la joven María y su prima Isabel en su encuentro estando embarazadas.  En ese tierno niño ha aparecido la gracia, la ternura y la misericordia de Dios Padre.

En torno al Pesebre, donde hemos rezado la Novena, todo nos habla de este acontecimiento espiritual a través de imágenes: María y José, los pastores con sus rebaños, los Reyes Magos con sus regalos, la estrella, la ciudad de Jerusalén...  lo demás, los excesos con los que se adorna y se quiere resaltar este evento irrepetible, sólo lo desfiguran y le hace perder su esplendor natural y carácter fundamental: motivar la misericordia, llamar a la oración, promover la solidaridad y despertar sentimientos de amor y ternura a Dios, a los humanos y a la naturaleza.

“La Navidad es la fiesta de la fe en los corazones que se convierten en un pesebre para recibirlo, en las almas que dejan que del tronco de su pobreza Dios haga germinar el brote de la esperanza, de la caridad y de la fe” propone el Papa Francisco, pues la celebración de la Navidad no surgió como una fiesta social en la que había regalos, música, luces de mil colores, cenas suculentas, diversiones exacerbadas, paseos. Comenzó en el portal Belén, en el frío, en la pobreza, en la sencillez y humildad.  Allá llegó Dios, ahí se manifestó y se humanizó.

Hoy la Navidad ha sido secuestrada por el consumismo, que nos somete y conduce a un desenfrenado y desbocado gasto para adquirir lo que el mercado ofrece.  Aparentamos estar ‘felices y contentos’ al entrar en la onda navideña de moda, que deja de lado la celebración de la Natividad de Jesús y se convierte en una fiesta mundana que deja solo vestigios de lo que sucedió aquella noche en Belén hace más de dos mil años.  En medio de tanto alboroto que atrae y envuelve, busquemos los caminos para nutrir nuestra fe y alimentar nuestra vida cristiana y con valor presentar al mundo al “Dios humano y sencillo” que habita en nosotros y está presente en medio de la humanidad, pasando todo lo que vive quien suda en las calles, quien carece de trabajo, quien está enfermo, quien vive solo y olvidado, quien espera un saludo o una llamada de consuelo.  Hoy la presencia de Jesús -niño en Belén- nos interpela y exige coherencia entre fe y vida.

Celebremos la Navidad decidiéndonos a nacer de nuevo, permitiendo que el Niño Dios entre en nuestra vida para que nos transforme en árboles vigorosos, capaces de resistir a los embates seductores de la corrupción, la ambición por el dinero, del egoísmo y todo cuanto mancha nuestra dignidad de cristianos y persona de bien.

Navidad es mucho más que el regalo que ofrecemos o recibimos en Nochebuena, más que un buen deseo o un saludo afectuoso, más que los anuncios de Tv y medios digitales… Navidad es dar amor sin limitación, es comprender que Dios quiere nacer en nuestro corazón, es solidaridad en movimiento, es amor en acción, es ternura realizada, es la libertad de servir, es Jesús dándose a cada uno de nosotros.

En la pequeñez del Niño acunado en un pesebre de Belén, se encuentra toda la grandeza de Dios, que nos invita a vivir y celebrar este misterio que ha mantenido oculto a sabios y entendidos y se lo revela a la gente sencilla de antes y de hoy (cfr Mt 11, 25).  Dios, a través de su Hijo Jesús, quiere estar y compartir con nosotros… ¡Feliz Navidad!   ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

domingo, 18 de diciembre de 2022

carta No.163: Pesebre con rumbo incierto…

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 163– 17 de diciembre 2022

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Pesebre con rumbo incierto

“Y si de verdad queremos celebrar la Navidad, redescubramos a través del pesebre la sorpresa y el asombro de la pequeñez, la pequeñez de Dios, que se hace pequeño, que no nace en el esplendor de las apariencias, sino en la pobreza de un establo. Y para encontrarse con Él hay que llegar allí, donde Él está; hay que rebajarse, hay que hacerse pequeño, dejar atrás toda vanidad, para llegar donde Él está.” Papa Francisco, diciembre 2022.

El pesebre, la representación del Nacimiento de Jesús, lo inició San Francisco de Asís en la Navidad de 1223, en el pueblo de Greccio, al centro de lo que hoy es Italia.  Esta primera representación del Nacimiento fue en una cueva donde colocó una pesebrera llena de heno y alrededor también acomodó un asno y un buey.

En Latinoamérica, desde el siglo XVIII, los días previos a la Natividad, se desarrolla una Novena en honor al niño Jesús, tradición arraigada especialmente en Ecuador, Colombia y parte de Venezuela.  Un encuentro fraterno de familiares y amigos para compartir la fe, reflexionar sobre la venida del Salvador, cantar villancicos y luego compartir un ágape fraterno.

En el mundo cristiano, desde varias semanas antes del 25 de diciembre, la gente vive con mucho entusiasmo, alegría y jolgorio... las casas se ponen en “modo Navidad”.  Están pendientes de la Novena.  Se preocupan y ocupan en preparar la cena de la fiesta.  En escuelas y colegios se realizan varios actos dedicados a la celebración de la Nochebuena.  Algunas instituciones y familias se organizan para visitar lugares olvidados y alejados para “hacer Navidad”.  En varios pueblos y ciudades se organiza “el pase del del Niño”.  En fin, el ajetreo es generalizado.

Pero, esta fiesta ha tenido una especie de metamorfosis, en la que de alguna manera se ha cambiado la esencia navideña... quizá hoy tenemos una Navidad vacía del Niño Jesús, pues, paulatinamente, gracias al consumismo, al marketing, se ha reemplazando el Pesebre, por el árbol de Navidad, al niño Jesús por Santa Claus, a los Reyes Magos por los centros comerciales, a los pastores por cenas y shows artísticos, a los ofrendas de los Reyes Magos por fundas de caramelos, regalos diversos por farras de todo calado, fiestas subidas de tono y borracheras de diferente grado.

En estas fechas el consumismo se manifiesta en su máxima expresión: luces de colores, árboles varios, vistosos arreglos navideños, música diversa y personajes conocidos aparecen por doquier, en todos los medios y redes, con las mejores ofertas y mayores créditos… el bombardeo induce al endeudarnos al por mayor y menor, y los marketeros (profesionales en la promoción publicitaria), hacer creer que la “felicidad” está en comprar lo que es y lo que no es. Caemos y nos endeudamos con demasiada facilidad sin pensar en que luego, debemos cancelar. El mucho o poco dinero que tengamos, lo dilapidamos sin pensar dos veces.  Lo importante es gastar a como dé lugar para estar bien provistos para el “destape” en la Nochebuena.

Afortunadamente, en estos días el mundo cristiano chorrea solidaridad y sin querer pensamos en los demás.  Sale a flote la gratitud, el agradecimiento, la amistad, el reconocimiento y nos invade el “espíritu navideño”, sin embargo, la realidad está ahí, taladrando la conciencia nacional, sin rumbo común, esperando cambio y reivindicaciones, especialmente para los más pobres y vulnerables: los desempleados quieren trabajo, los niños con desnutrición crónica reclaman atención urgente, los pacientes demandan medicinas para tratar sus enfermedades, los chicos requieren educación de calidad, los jóvenes piden acceder a la universidad o un empleo digno, la ciudadanía reclama seguridad, extirpar la corrupción, desterrar la impunidad…

Un gran regalo para esta Navidad sería que todos y cada uno, trabajemos mancomunadamente por la honestidad, la transparencia, la administración eficiente de los fondos y bienes públicos, por solucionar todas las falencias que aquejan al tejido social y que impiden que las grandes mayorías tengan una vida digna, equitativa y solidaria.  Al fin y al cabo, ya casi es NAVIDAD.   ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

domingo, 11 de diciembre de 2022

carta No.162: Los Derechos y Deberes son recíprocos

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 162– 11 de diciembre 2022

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Los Derechos y Deberes son recíprocos

“Quisiera, en esta ocasión, dirigir un firme llamamiento a quienes tienen responsabilidades institucionales, pidiéndoles que sitúen los derechos humanos en el centro de todas las políticas, incluidas las políticas de cooperación para el desarrollo, incluso cuando eso signifique ir contra corriente”. Papa Francisco, 10 diciembre 2018.

Paris (Francia), viernes 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas adopta la Declaración Universal de Derechos Humanos como respuesta a los actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, cometidos durante la Segunda Guerra Mundial.  El documento proclama los derechos inalienables de todo ser humano, independientemente de su raza, color, religión, sexo, idioma, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.  Principios establecidos como un ideal común para todos los pueblos y naciones del mundo.

Los Derechos Humanos son intransferibles, irrenunciables, imprescriptibles, indivisibles, interdependientes e interconectados, y se aplican a los ámbitos civiles, económicos, sociales, religiosos, culturales y ambientales.

Es necesario subrayar el carácter universal y absoluto de los Derechos Humanos, pues no existe razón o justificación válida para negar el ejercicio de estos derechos a ninguna persona. 

Se debe reconocer el valor de toda persona humana y que la afirmación de su dignidad son condiciones fundamentales para la convivencia social. No es posible vivir en una sociedad donde, a cualquier título, se nieguen los derechos básicos que son connaturales a la propia naturaleza humana.

En la Declaración también se reconoce que “toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que solo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad” (art. 29,1), por lo que, para una vigencia efectiva de los derechos humanos, estos tienen que ser respetados y ejercidos por todas las personas. De aquí se deriva un axioma: el ejercicio del derecho que me corresponde tiene consigo la obligación que cada uno respete y haga vigente y práctica ese mismo derecho en todos los demás.  De ahí que no solo debemos exigir derechos sino también tenemos que cumplir deberes ineludibles a nivel personal y colectivo.

A diario somos testigos, tanto de la vulneración y la violación de los derechos como del incumplimiento de los deberes que tenemos para con nuestros semejantes y de grandes grupos humanos, porque hay individuos que incumplen sus deberes y buscan todas las estrategias posibles para evadir sus responsabilidades, sin importar que esas “vivezas criollas” generan grandes desequilibrios civiles, sociales, económicos, políticos, culturales y ambientales. Mientras haya pobreza, desigualdad, violencia, exclusión, discriminación, explotación, hambre, miseria, desnutrición infantil, falta de servicios básicos, servicios de salud deficientes, educación de mala calidad, corrupción, contaminación ambiental… se vulneran los derechos de los más pobres y desprotegidos de la sociedad.  En esas condiciones es imposible una vida plena y con dignidad.  Estas numerosas formas de injusticia, alimentadas por un modelo económico basado en las ganancias inhumanas, que no duda en explotar, descartar e incluso matar a las personas, cosificándola y denigrándola sin límites, son realidades que ponen de manifiesto la violación de sus derechos fundamentales.

Ante esta realidad, debemos cuestionarnos que, para que la sociedad sea justa, solidaria y equitativa, es indispensable que todos, sin excepción de ninguna clase, cumplamos los deberes y, al mismo tiempo, exijamos los derechos… parte fundamental de la ética y responsabilidad social.  Si solo demandamos derechos y desconocemos e incumplimos nuestros deberes, atentamos directamente contra los demás.  En el cumplimiento de los deberes está la vigencia de los derechos de todos.

Para enfrentar y salir de la crisis integral en la que estamos sumergidos, urge que personal y colectivamente cumplamos con los deberes que son obligatorios, y reivindiquemos los derechos, caso contrario, corremos el riesgo de colapsar, sin esperanza, incluso de supervivencia como humanidad.     #ComuniquemosEsperanza

  

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domingo, 4 de diciembre de 2022

carta No.161: Invertir para vivir con Dignidad

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 161– 4 de diciembre 2022

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Invertir para vivir con Dignidad

“Hay que poner la economía al servicio de los pueblos, los seres humanos y la naturaleza, no debe estar al servicio del dios dinero” Papa Francisco, II Encuentro de Movimientos Populares, Bolivia 2015.

Frecuentemente se escucha que la economía, frente a las situaciones difíciles que atraviesa la mayoría de la población (pobreza, desempleo, falta de atención médica, educación, vivienda, etc.), como efecto de la crisis económica mundial, del cambio climático, del covid, de la guerra y del endeudamiento… debe evitar gastar.

Las propias autoridades de gobierno señalan que la economía ha mejorado, que no tendremos déficit, que hay buenas reservas y un buen manejo fiscal.  La realidad muestra lo contrario, la sociedad reclama arduamente por la falta de medicinas en los hospitales, por las escuelas sin infraestructura apropiada, por la falta servicios básicos, por el desempleo; además hay familias sin tierra o vivienda; se han incrementado las migraciones, el alto costo de los productos, las carreteras en mal estado, etc.

En nombre de reducir los gastos, el gobierno ha disminuido la inversión social, a tal punto que es una de las más bajas de América Latina.  Por ejemplo, el proyecto de intervención y mejoramiento de infraestructura educativa tiene un presupuesto para este año de USD 66,4 millones. Pero hasta agosto se ha ejecutado solo USD 12,4 millones (18,6%). Asimismo, el plan de reingeniería de infraestructura y el equipamiento hospitalario tienen un presupuesto de USD 73,6 millones, pero se ha ejecutado solo el 1,3%, menos de USD 1 millón (El Comercio 30/10/2022).

Según información de prensa “La inversión en obra pública se reduce 11% en proforma presupuestaria 2023”.  Por lo que el gobierno sostiene que “la reducción del déficit permitirá mantener el orden fiscal, consolidar un crecimiento sostenido de la economía y que se genere más empleo”. (El Comercio 8/11/2022).

Evitar gastos no implica ‘cortar, suprimir o cambiar partidas presupuestarias’ que disminuyan las inversiones sociales necesarias y provoquen graves repercusiones sociales, políticas y económicas para la población. Pero, hay muchos gastos superfluos, que deben ser cuestionados y suprimidos, como: viajes y movilizaciones innecesarias, asesorías inútiles, propaganda y publicidad fatuas, también se deben controlar y evaluar los gastos en tantos jueces y magistrados ineficientes, así como en asambleístas y asesores que no producen leyes ni fiscalizan, de concejales y autoridades seccionales que ganan sueldos sin justificarlos; hay que reorientar los gastos electorales, optimizar el gasto en la burocracia, donde muchos ‘solo calientan el puesto’ y frenan la dinámica necesaria para que el país avance.

Debemos sostener que es imposible disminuir los presupuestos y que se incumplan los programas en temas de salud, educación, vivienda, generación de trabajo, que no son gastos sino inversiones que el pueblo necesita y demanda.

Según el Banco Mundial, el Ecuador para mejorar la eficiencia de sus políticas públicas debe proteger a la población más vulnerable. Es impostergable afrontar los desequilibrios sociales, agravados por la crisis económica y sanitaria, hay que reducir los altos índices de desnutrición infantil, promover una mayor calidad de los servicios públicos, mejorar la eficiencia y progresividad de la inversión en salud, educación y protección social, así como cerrar las brechas que afectan negativamente en todos los aspectos a la población rural.

Si queremos una nueva sociedad, un nuevo Ecuador, tenemos que cambiar, tenemos que invertir, tenemos que sembrar, a cualquier costo y con el sacrificio y cooperación de todos, especialmente de quienes más tienen y no cumplen con su deber ciudadano.  Como Estado debemos sacrificar nuestra “buena liquidez” para invertirla bien y atender las múltiples necesidades insatisfechas de los más pobres y vulnerables con el objetivo de mejorar sus condiciones de vida.   ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.