para los refugiados y situaciones de pobreza
(Ciudad del Vaticano).- El papa
Francisco envió un mensaje a la cumbre del G20 que se realiza hoy y
mañana en Alemania, sobre el tema: “Dar forma a un mundo
interconectado”.
Mientras en el exterior de la cumbre
no faltaron manifestaciones incluso violentas contra todo y todos, el
papa Francisco en cambio ha solicitado a los responsables de los
países de las 20 economías más representativos del mundo, que
den prioridad absoluta a los refugiados así como a los más pobres y
excluidos, y pide soluciones progresivas y no traumáticas que
permitan libre circulación y estabilidad de las personas, que acaben
siendo una ventaja para todos.
Angela Merkel
Canciller de la República Federal de
Alemania
Después de nuestro reciente
encuentro en el Vaticano y en respuesta a su oportuna solicitud,
deseo transmitirle algunas consideraciones muy importantes para
mí y para todos los pastores de la Iglesia Católica, de cara a la
próxima reunión del G-20, en la que participan los Jefes de Estado
y de Gobierno del Grupo de las principales economías del mundo y las
más altas autoridades de la Unión Europea. Sigo así también una
tradición iniciada por el Papa Benedicto XVI en abril de 2009,
durante el G20 en Londres. Mi predecesor escribió a Vuestra
Excelencia en 2006 en ocasión de la presidencia alemana de la
Unión Europea y del G8.
En primer lugar quisiera expresar a
usted y a los líderes que se reunirán en Hamburgo mi aprecio por
los esfuerzos realizados para garantizar la gobernabilidad y la
estabilidad de la economía mundial, con especial atención a los
mercados financieros, el comercio, las cuestiones fiscales y, más en
general, , a un crecimiento económico en todo el mundo que sea
incluyente y sostenible (ver. Comunicado G20 Hangzhou, 5 de
septiembre de 2016). Estos esfuerzos, como prevé el programa de
trabajo de la Cumbre, son inseparables de la atención prestada a los
conflictos en curso y al problema mundial de las migraciones.
En el documento programático de mi
pontificado dirigido a los fieles católicos, la Exhortación
Apostólica Evangelii Gaudium, propuse cuatro principios de
actuación para la construcción de sociedades fraternales, justas y
pacíficas: el tiempo es superior al espacio; la unidad prevalece
sobre el conflicto; la realidad es más importante que la idea; y el
todo es superior a la parte. Es obvio que estas líneas de acción
pertenecen a la sabiduría multisecular de toda la humanidad y por lo
tanto creo que también pueden servir como una contribución a la
reflexión sobre la reunión de Hamburgo y también para evaluar sus
resultados.
El tiempo es superior al espacio. La
gravedad, la complejidad y la interconexión de los problemas del
mundo son tales que no hay soluciones inmediatas y completamente
satisfactorias. Por desgracia, el drama de la migración, inseparable
de la pobreza y exacerbado por las guerras, es una prueba. Es
posible, en cambio, poner en marcha procesos capaces de ofrecer
soluciones progresivas y no traumáticas y de llegar, en
relativamente poco tiempo a una libre circulación y a la
estabilidad de las personas que sean beneficiosas para todos. Sin
embargo, esta tensión entre el espacio y el tiempo, entre el límite
y la plenitud, requiere un movimiento exactamente opuesto en la
conciencia de los gobernantes y los poderosos.
Una solución eficaz , extendida
necesariamente en el tiempo, sólo será posible si el objetivo final
del proceso está claramente presente en su planificación. En los
corazones y las mentes de los gobernantes y en cada una de las fases
de aplicación de las medidas políticas es necesario dar prioridad a
los pobres, los refugiados, los que sufren, los desplazados y
excluidos, independientemente de su nación, raza, religión o
cultura, y rechazar los conflictos armados.
En este punto, no puedo dejar de
dirigir a los Jefes de Estado y de Gobierno del G-20 y a toda la
comunidad mundial un sentido llamamiento por la trágica situación
en Sudán del Sur, la cuenca del lago Chad, el Cuerno de África y
Yemen, donde hay 30 millones de personas que no tienen comida y agua
para sobrevivir. El compromiso de afrontar urgentemente estas
situaciones y proporcionar apoyo inmediato a esas poblaciones será
un signo de la seriedad y sinceridad del compromiso para reformar la
economía mundial y una garantía de su buen desarrollo.
La unidad prevalece sobre el
conflicto. La historia de la humanidad, incluso en la
actualidad, presenta un vasto panorama de conflictos actuales o
potenciales. La guerra, sin embargo, nunca es una solución. En las
proximidad del centenario de la carta de Benedicto XV a los Jefes
de los pueblos beligerantes , me siento obligado a pedir al
mundo que ponga fin a todas estas masacres inútiles. El objetivo del
G-20 y de otras reuniones anuales similares es resolver pacíficamente
las diferencias económicas y encontrar reglas financieras y
comerciales comunes que permitan el desarrollo integral de todos,
para cumplir la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo
Sostenible (Ver Comunicado del G-20 en Hangzhou). Sin
embargo, esto no será posible si todas las partes no
comprometen a reducir sustancialmente los niveles de conflicto,
a detener la carrera de armamentos y a abstenerse de
involucrarse directa o indirectamente en los conflictos, así como si
no se acepta discutir con sinceridad y transparencia de
todas las divergencias. Es una contradicción trágica e incoherente
la unidad aparente en los foros comunes con fines económicos o
sociales y la persistencia deseada o aceptada de enfrentamientos
bélicos.
La realidad es más importante que la
idea. Las trágicas ideologías de la primera mitad del siglo XX han
sido sustituidas por las nuevas ideologías de la autonomía absoluto
de los mercados y de la especulación financiera (cf .. EG, 56).
Dejan un doloroso rastro de exclusión y de descarte, e incluso
de muerte. En los éxitos políticos y económicos que, sin
embargo, no han faltado en el siglo pasado, se encuentra siempre un
pragmatismo sano y prudente, guiado por el primado del ser
humano y por la búsqueda para integrar y coordinar realidades
diferentes y a veces contrastantes, a partir del respeto
de cada uno de los ciudadanos, individuales. En ese sentido
rezo para que la Cumbre de Hamburgo esté iluminada por el ejemplo de
los líderes europeos y mundiales que siempre han favorecido el
diálogo y la búsqueda de soluciones comunes: Schuman, De Gasperi,
Adenauer, Monnet y muchos otros.
El todo es superior a la parte.
Los problemas deben ser resueltos en concreto y prestando la
debida atención a sus peculiaridades, pero las soluciones, para ser
duraderas, no pueden dejar de tener una visión más amplia y
considerar las repercusiones en todos los países y todos sus
ciudadanos, además de respetar sus opiniones y pareceres. Me
gustaría repetir la advertencia de que Benedicto XVI dirigió al
G-20 en Londres en 2009. Aunque es razonable que las cumbres del G-20
se limiten al reducido número de países que representan el
90% de la producción mundial de bienes y servicios esta misma
situación debe mover a sus participantes a una reflexión profunda.
Aquellos -Estados – y personas – cuya voz tiene menos fuerza en
la escena política mundial son precisamente los que más
sufren los efectos perniciosos de las crisis económicas de las que
tienen poca o ninguna responsabilidad. Al mismo tiempo, esta gran
mayoría que en términos económicos representa sólo el 10% del
total, es la parte de la humanidad que tendría el mayor potencial
para contribuir al progreso de todos. Por lo tanto es necesario
tener siempre como punto de referencia a las Naciones Unidas, los
programas y las organizaciones asociadas y los organismos regionales,
respetando y honrando los tratados internacionales y seguir
promoviendo el multilateralismo, para que las soluciones sean
verdaderamente universales y duraderas, en beneficio de todos (cf. .
Benedict o XVI, Carta al Hon. Gordon Brown, 30 de Marzo, 2009).
He querido ofrecer estas
consideraciones como una contribución a la labor del G-20, confiando
en el espíritu de solidaridad responsable que anima a todos
los participantes. Invoco por lo tanto la bendición de Dios sobre la
reunión en Hamburgo y sobre todos los esfuerzos de la comunidad
internacional para activar una nueva era de desarrollo
innovadora, interconectada, sostenible, respetuosa del ambiente
e incluyente de todos los pueblos y todas las personas y (Ver.
Comunicado G-20, Hangzhou).
Por favor, acepte, Excelencia, mis
expresiones de la más alta consideración y estima.
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