Con los ojos fijos en
El
en la realidad y la fe
en la realidad y la fe
carta No.10
marzo 2018
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Migrar: Huir
para Vivir y Soñar
Desde
siempre la humanidad ha estado en camino, en movimiento. El ser humano siempre ha buscado y busca
salir al encuentro de mejores días.
Hoy en
día, millones de personas alrededor del mundo migran por múltiples razones,
unos porque salen a estudiar, otros porque buscan mejores días para sus
familias y para ellos, pero otros salen forzados por la violencia, el hambre,
la pobreza, otros huyen “de «una interminable y horrenda serie de guerras,
conflictos, genocidios, “limpiezas étnicas”», que habían marcado el siglo
XX. En el nuevo siglo no se ha producido
aún un cambio profundo de sentido: los conflictos armados y otras formas de
violencia organizada siguen provocando el desplazamiento de la población dentro
y fuera de las fronteras nacionales -señala el Papa Francisco-. También huyen de la desesperación de un
futuro imposible de construir, «es trágico el aumento de los migrantes
huyendo de la miseria empeorada por la degradación ambiental» expresa el Papa
Francisco en el Mensaje
de la Jornada Mundial de la Paz 2018.
La gran
mayoría de migrantes salen en estado de desesperación y llegan en
el mismo estado a una tierra en la que están solos, sin saber por dónde
apuntar, en total incertidumbre y sometidos al vaivén de la sorpresa. Francisco, ante esta realidad propone que “para
ofrecer a los solicitantes de asilo, a los refugiados, a los inmigrantes y a
las víctimas de la trata de seres humanos una posibilidad de encontrar la paz
que buscan, se requiere una estrategia que conjugue cuatro acciones: acoger,
proteger, promover e integrar”.
La Biblia
cuenta que el mismo Abraham, el padre de la fe, fue un extranjero perpetuo,
carente de tierra propia y establecido de por vida en una sociedad a la que no
pertenecía (Gn 23,4). Su historia es la
de alguien en apariencia desposeído de sus derechos, pero en la realidad
portador de una bendición.
El pueblo
de Israel descubrió, a su vez, que la tierra es un don de Dios, que no tiene
domino exclusivo sobre ella sino que debe compartirla con otras gentes
hacia las que son prescritas unas actitudes éticas concretas, que bien debemos los
ecuatorianos retomar y aplicar en la actualidad:
“No
vejarás al migrante” Ex 23,9
“No lo
oprimirás” Lev 19,34
“No lo
explotaréis” Dt 23,16
“No
defraudarás el derecho del migrante” Dt 24,17
“Maldito
quien defrauda de sus derechos al migrante” Dt 27,19
Los
evangelios relatan como Jesús fue sometido a una situación de
migración forzosa. El Evangelio
de Mateo presenta la infancia de Jesús bajo la experiencia dramática de una
emigración forzosa (Mt 2,14-15) y el de Lucas narra su nacimiento fuera de la
ciudad “porque no había sitio para ellos en la posada” (Lc 2,7). Su vida estará marcada por el rechazo de los
suyos que “no le recibieron” (Jn 1,12), pasó su vida pública como itinerante,
recorriendo "pueblos y aldeas" (cfr. Lc 13,22; Mt 9,35), su
muerte “fuera de los muros de la ciudad” (Heb 13,12). Jesús estuvo siempre en camino, su vida es
testimonio de amor hasta el fin e identificación solidaria con los excluidos y
rechazados de este mundo. Los
cristianos debemos seguir, pues, las huellas de Jesús, el viandante que
"no tiene donde reclinar la cabeza” (Mt 8,20; Lc 9,58).
Jesús
concentró su actividad pública alrededor de las ciudades del lago de Galilea y
sobre todo en torno a Cafarnaúm. Pero
Jesús se desplaza por el Norte y Oeste a Tiro y Sidón (Mt 15, 21; Mc 7, 24-31),
por el Este a las ciudades confederadas, la Decápolis (Mt 4, 25), por el Sur de
Palestina a Samaría (Mc 10, 32; 11, 1; Lc 9, 51-53) y más allá del Jordán a la
zona de Perea (Mc 10, 1; Mt 19, 1; Jn 10, 40).
Así como
Jesús, el Papa Francisco señala que “la mayoría emigra siguiendo un
procedimiento regulado, mientras que otros se ven forzados a tomar otras vías,
sobre todo a causa de la desesperación, cuando su patria no les ofrece
seguridad y oportunidades, y toda vía legal parece imposible, bloqueada o
demasiado lenta”, por lo que bien vale la pena recoger, entender y aplicar cada
uno de los verbos:
El «Acoger» recuerda la exigencia de
ampliar las posibilidades de entrada legal, no expulsar a los desplazados y a
los inmigrantes a lugares donde les espera la persecución y la
violencia, y equilibrar la preocupación por la seguridad nacional con la
protección de los derechos humanos fundamentales. La Escritura nos recuerda: «No olviden la
hospitalidad; por ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles» (Hb 13,2).
El «Proteger» nos recuerda el deber de reconocer
y de garantizar la dignidad inviolable de los que huyen de un peligro
real en busca de asilo y seguridad, evitando su explotación. En particular, pienso en las mujeres y en los
niños expuestos a situaciones de riesgo y de abusos que llegan a convertirles
en esclavos. Dios no hace
discriminación: «El Señor guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la
viuda» (Sal 146,9).
«Promover» tiene que ver con apoyar el desarrollo humano integral de
los migrantes y refugiados.
Entre los muchos instrumentos que pueden ayudar a esta tarea, deseo
subrayar la importancia que tiene el garantizar a los niños y a los jóvenes el
acceso a todos los niveles de educación: de esta manera, no sólo podrán
cultivar y sacar el máximo provecho de sus capacidades, sino que también
estarán más preparados para salir al encuentro del otro, cultivando un espíritu
de diálogo en vez de clausura y enfrentamiento.
La Biblia nos enseña que Dios «ama al emigrante, dándole pan y vestido»;
por eso nos exhorta: «Amaras al emigrante, porque emigrantes fueron en Egipto»
(Dt 10,18-19).
Y por
último, «Integrar» significa
trabajar para que los refugiados y los migrantes participen plenamente en la
vida de la sociedad que les acoge, en una dinámica de enriquecimiento
mutuo y de colaboración fecunda, promoviendo el desarrollo humano integral de
las comunidades locales. Como escribe
san Pablo: «Así pues, ya no son extraños ni forasteros, sino conciudadanos de
los santos y familiares de Dios» (Ef 2,19)”, completa el Papa Francisco.
Coordinación: Osvaldo Fierro
Observatorio Político
Con los ojos fijos en El, en la
realidad y la fe es una
publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de los
Observatorios de Política y Eclesial, que reúnen periódicamente a los miembros
de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de
estas cartas.
Hoy en día, el tema acerca de las migraciones que tienen las personas para buscar un buen vivir es muy común, ya que dejan a su familia y seres queridos, por mejores oportunidades de vida. Nosotros cómo seres humanos, debemos de respetar y ayudar al prójimo, así como nos dice Dios en la biblia, de amar al emigrante y darle un bocado de comida y ropa por si la necesita. Tener empatía es uno de los valores más importantes, ya que ahí se ve reflejado cuanto nos queremos nosotros, y cuanto queremos a nuestro padre Dios, porque él está en la otra persona y sea lo que sea que hagamos, él nos recompensara el triple.
ResponderEliminarHoy en día, el tema acerca de las migraciones que tienen las personas para buscar un buen vivir es muy común, ya que dejan a su familia y seres queridos, por mejores oportunidades de vida. Nosotros cómo seres humanos, debemos de respetar y ayudar al prójimo, así como nos dice Dios en la biblia, de amar al emigrante y darle un bocado de comida y ropa por si la necesita. Tener empatía es uno de los valores más importantes, ya que ahí se ve reflejado cuanto nos queremos nosotros, y cuanto queremos a nuestro padre Dios, porque él está en la otra persona y sea lo que sea que hagamos, él nos recompensara el triple.
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