Con los ojos fijos en El
en la realidad y la fe
en la realidad y la fe
carta No. 15
octubre 2018
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Un año y seis meses de gobierno, es un tiempo prudencial para hacer un balance
del gobierno del Presidente Lenin Moreno.
La situación actual nos permite ver que los indicadores económicos y sociales
no dan muestras de avance ni de la configuración de un nuevo modelo de desarrollo
y, más bien, daría la impresión que estamos volviendo a un pasado que rechazamos
y que queremos cambiarlo.
El Ecuador presenta factores preocupantes en diversos aspectos de la economía. Es así que se mantiene la tendencia a un desmedido
endeudamiento que si bien satisface situaciones emergentes no constituye una solución
a mediano y largo plazo y, por el contrario, parece complicar el futuro ya que el
déficit fiscal no disminuye. No se ha recurrido
a nuevas emisiones de bonos, pero se sigue incrementando el endeudamiento externo
por el valor de 1.137 millones, con Goldman Sachs, BID (Banco Interamericano de
Desarrollo) y CAF (Banco de Desarrollo de América Latina).
Mucho se habló de la necesidad de recortar el gasto público, pero hasta aquí
no ha existido el resultado que se esperaba y más bien encontramos que pese a los
anuncios oficiales el desempleo es creciente a pesar de la disponibilidad de talentos
humanos preparados: jóvenes profesionales que egresan de las universidades o que
retornan al país con títulos de cuarto nivel no encuentran opciones ocupacionales
ni incentivos para convertirse en emprendedores. Esta situación se refleja en los Indicadores sociales,
como el desempleo y sub-empleo que se han visto endurecidos, en desmedro del empleo
pleno el cual, a junio de 2018, registró una disminución de alrededor de 161 mil
plazas de trabajo.
Se debe tomar en cuenta que ciertos datos afectan a la situación económica,
como es el denominado “riesgo país”, que ha subido en los últimos meses haciendo
más negativa nuestra imagen ante los inversionistas nacionales y extranjeros, lo
que se refleja en que la inversión externa es sensiblemente menor a la que registran
Perú y Colombia, ya que los capitales prefieren espacios en los cuales niveles de
rentabilidad están garantizados. Capitales
nacionales se han ido a países vecinos lo que se traduce en una peligrosa desinversión,
más aún cuando la producción nacional no es competitiva y gran parte del empresariado
nacional prefiere depender de las ventajas que proporciona el Estado, sin comprometerse
con mejoramiento de la economía nacional y al desarrollo social.
Este panorama se ve agravado por la corrupción que ha sido denunciada hasta
el escándalo pero que sigue sin la sanción que ameritaría para superarla. Además la administración de la justicia es otro
elemento sustantivo en la pérdida de confianza en la administración pública.
En un esfuerzo
por encontrar las causas de esta situación, podemos señalar que una de las más importantes
es la falta de claridad de un modelo económico que pueda orientar al gobierno y
a la sociedad en general. Hoy se esboza una
cierta vuelta a un Estado más o menos liberal de épocas anteriores. En contraposición con la década pasada en la cual
se propuso acogernos a la inversión pública, que funcionaba por la gran disponibilidad
de recursos económicos producto de los altos precios del petróleo, de las remesas
de los migrantes y de un agresivo crecimiento de los impuestos. La situación hizo que nuestros administradores
se tentaran por el despilfarro y cayeran en la más delirante corrupción.
La aprobación de la “Ley de Fomento productivo, atracción de la inversión, generación
de empleo y estabilización fiscal”, no parece una solución adecuada y menos en el
corto plazo. Sus beneficiarios directos son
los empresarios sin que exista por parte de ellos un firme compromiso en la generación
de empleo y el incremento de la inversión y en lugar de ello encontramos nuevas
exigencias de mejores condiciones para incrementar sus ganancias.
La Comisión
Ecuatoriana Justicia y Paz considera que es responsabilidad del gobierno,
pero también de la sociedad en general, la búsqueda de soluciones que causen la
menor afectación a los sectores populares y que provoquen el desarrollo social y
económico caracterizado por la equidad y por la práctica de valores humanos y sociales. Es así que como alternativa proponemos la renegociación de los incentivos
de la Ley de Fomento Productivo, estableciendo límites e indicadores para medir
los efectos sociales que a cambio deben ofrecer quienes se están beneficiando de
esta Ley.
Preguntamos ¿por qué los empresarios
inversionistas no sacrifican algo de sus aspiraciones a favor de las mayorías sociales? Al final esto los va beneficiar en el
futuro cuando al propiciar las mejoras económicas de las mayorías, el mercado para
sus productos o servicios se amplíe y en consecuencia no serán perjudicadas sus
ganancias. Esto debería ser una obligación
para los empresarios cristianos que, conjuntamente
con los trabajadores, deberían encontrar soluciones, como por ejemplo, la revisión
del modelo de constitución de empresas de economía mixta, frente al cual nos preguntarnos… ¿por qué no están funcionando según
se había previsto?
La Economía Popular y Solidaria
(EPS) es una opción que debe ser impulsada luego de reconfigurar las estructuras
institucionales que hoy pretenden gobernarla y que en lugar de ser factores impulsores
más bien han sido factores restrictivos al desarrollo del sector. La propuesta de economía popular y solidaria,
cuyo esquema ya ha sido probado en el Ecuador
con beneficios sustantivos en cuanto a incremento en la producción, por una
parte y generación de empleo por otra, pero sobre todo en un ambiente de comunidad
y respeto a la cultura y dignidad de las personas, como el caso de “Salinas” de
Guaranda.
El fortalecimiento de la EPS requiere
que el Estado destine una mayor cantidad de recursos a la capacitación y formación
profesional de los directivos, técnicos y administradores involucrados, valiéndose
de la colaboración y de la preciosa experiencia acumulada y demostrada por varias
ONG y fundaciones, que a lo largo de los años han pensado y promovido la EPS. Además es
fundamental la reducción sustancial de la tasa de interés de los créditos a
los cuales acceden los actores de la EPS.
Otra de las alternativas es la formación
de empresas dentro del marco de las PYMEs (pequeñas y medianas empresas), con capital abierto, que den la posibilidad
a pequeños inversionistas de inmiscuirse en la gestión y ser parte de la empresa,
aquello favorecería la inversión nacional
y de capitales pequeños, pero que aunados podrían ser un verdadero motor de
la economía.
Las recientes declaraciones presidenciales y el importante anuncio de incremento
de recursos para la economía popular y los emprendimientos por medio de préstamos
blandos y en condiciones aceptables puede contribuir a incentivar emprendimientos
que ayuden a mejorar, con estabilidad y justicia, la economía de las grandes masas
poblacionales del Ecuador.
Coordinación: María Herrera y Miguel Andrade - Redactor: Andrés León
Observatorio Político
Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de
los Observatorios de Política y Eclesial, que reúnen periódicamente a los miembros
de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas
cartas.