Imágenes


domingo, 26 de enero de 2025

carta No. 273: DESILUSIÓN: la ausencia de debate

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 273 – 26 de enero 2025
---------------------------------------------

DESILUSIÓN: la ausencia de debate

Es evidente que, en el mundo de hoy la democracia, digamos la verdad, no goza de buena salud” Papa Francisco, 7 de julio de 2024.

El Debate Presidencial atrajo a dos millones de ciudadanos interesados en conocer a los candidatos y sus propuestas. El resultado: desilusión. Fue un programa vacío de contenido. Un debate debería ser la contraposición de visiones, propuestas y planes sobre los principales problemas del país, brindando a los electores herramientas para una decisión informada.

El formato del Consejo Nacional Electoral, con temas generales y tiempo limitado, redujo el espacio para propuestas. La falta de partidos sólidos, convertidos en empresas electorales, transforma la democracia en un espectáculo sometido al marketing.

El sistema de poder promueve una representación polarizada: en Ecuador, correísmo-anticorreísmo. Esta dinámica reduce la contienda a dos figuras principales y catorce comparsas. Los candidatos principales evitaron ser cuestionados o generar rechazo, lo que resultó en un discurso plano, cargado de fórmulas publicitarias y ofertas populistas.

El candidato-presidente pudo haberse ausentado sin mayor impacto, pues no presentó un camino claro para un segundo mandato. No hubo cuestionamientos de fondo a su gestión económica: el país cerró el año con un decrecimiento del -0,7%, pérdidas de 4 mil millones de dólares y 240 mil empleos en dos meses de apagones. Tampoco se refutó su política frente a la violencia y la inseguridad, marcada por el fracaso de su estrategia de guerra interna.

Un bloque de candidatos respaldó la ruta presidencial con matices de forma. En seguridad, apostaron por la “mano dura” y en economía repitieron fórmulas de privatización y fe en una inversión extranjera mínima. El candidato-presidente vio ratificada su gestión sin desafíos.

Del otro lado, el discurso plano de la Candidata de la RC mostró un Estado abierto al capital privado, buscando captar votos de sectores económicos descontentos con la gestión presidencial, junto con algunos complementos de política asistencial frente a la violencia.

Algunas voces débiles propusieron alternativas desde un discurso socialdemócrata o intentaron recoger la voz de los indígenas, trabajadores y víctimas del modelo dominante. Una fuerza alternativa surge desde una sociedad movilizada con propuestas autónomas, como ocurrió en las experiencias de octubre 2019 o junio 2022.

Tras el debate, las maquinarias electorales redujeron las elecciones a un marcador deportivo, con troles, likes y memes para seducir al electorado. Quizás, al final, todos salimos perdiendo.

A menudo, los silencios son más importantes que los discursos. En las preguntas y respuestas, el Ecuador estuvo ausente del mundo. Problemas graves como la ruptura con la naturaleza, el cambio climático o las guerras proxis no existen para nuestros políticos, preocupados solo por lo inmediato. No piensan en el Ecuador del mediano y largo plazo. No lo conocen ni lo entienden.

La democracia no se reduce al discurso; depende de la respuesta de la sociedad y de los representados. Está en juego nuestra responsabilidad: partir de las visiones, aspiraciones, dolores y sueños de los sectores sociales, para construir un programa propio, un plan de salvación para un país devastado, que permita tomar decisiones informadas y en comunidad. #ComuniquemosEsperanza

 


Con los ojos fijos en El,
 en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

carta No. 272: 25 años de DOLARIZACIÓN

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 272 – 19 de enero 2025
---------------------------------------------

25 años de DOLARIZACIÓN

“Un mundo rico y una economía vibrante pueden y deben acabar con la pobreza... Debemos elegir qué y a quién priorizar: si propiciamos mecanismos socioeconómicos humanizantes... o fomentamos un sistema que aumenta la injusticia y la violencia social”. Papa Francisco, Discurso a los participantes en el seminario “Nuevas formas de solidaridad”

El 9 de enero del 2000, hace 25 años, se impuso la dolarización en Ecuador como respuesta a la crisis bancaria e hiperinflación generadas por decisiones irresponsables de banqueros y gobernantes. Esta dura medida representó un gran sacrificio para el pueblo ecuatoriano, que sufrió la pérdida del poder adquisitivo, la migración de más de 2 millones de personas y la desesperación de muchos.

Con el tiempo, y tras enormes esfuerzos populares, la dolarización generó cierta estabilidad que ayudó a enfrentar la crisis económica, social y política crónica del país. Logró mantener la inflación baja y mejorar la capacidad adquisitiva de la población. Hoy, cerca del 90% de los ecuatorianos respaldan el uso del dólar. Sin embargo, mantener la dolarización exige una disciplina fiscal y económica que el país no ha logrado consolidar. La vigencia de la dolarización no depende únicamente de decretos gubernamentales o del deseo popular, sino de la disponibilidad de dólares en la economía. Si los recursos no alcanzan para cubrir las necesidades del Estado, podría colapsar, obligando a una transición hacia una moneda nacional. Esto conllevaría la inevitable emisión inorgánica de dinero, desencadenando inflación, especulación y devaluación, y afectando gravemente el nivel de vida de los ecuatorianos.

La pregunta clave es: ¿por qué podría faltar el dólar? La respuesta radica en gastar más de lo que producimos, lo que nos lleva al endeudamiento para cubrir gastos corrientes o de consumo, sin generar inversión productiva. Sin inversión pública ni privada no hay producción ni empleo, elementos esenciales para una economía sostenible. Generar dólares requiere aumentar la producción, exportar más de lo que se importa, atraer e incrementar la inversión nacional y extranjera, y gestionar eficientemente los ingresos provenientes de créditos y remesas de los migrantes. Desafortunadamente, los datos actuales son preocupantes.

Según cifras oficiales, en 2024 el Producto Interno Bruto (PIB) decreció respecto al 2023, el déficit público se mantiene en cerca de 4 mil millones de dólares, y la deuda externa supera los 80 mil millones. En 2025, el Estado enfrenta pagos de 3.369 millones por amortizaciones de la deuda externa, 2.545 millones por intereses, y 2.963 millones por deuda interna. Esto suma un total de 8.877 millones de dólares (Observatorio de la Política Fiscal). Para evitar la escasez de dólares y preservar la dolarización, Ecuador debe producir y exportar más, reducir su deuda y atraer inversión. Sin embargo, problemas como la inseguridad física y jurídica, la falta de inversión extranjera y nacional, los conflictos políticos, la falta de institucionalidad y la corrupción mantienen un alto riesgo país, cercano a los 1.200 puntos (enero 2025), y un crecimiento económico negativo que nos desfavorece frente al resto del mundo.

¿Qué debe hacer el gobierno para mantener el dólar? Es fundamental priorizar la calidad del gasto: adoptar una política de gasto responsable, ético y eficiente, que reduzca el déficit fiscal de manera progresiva y sin sacrificar derechos ni abandonar los sectores sociales clave, e impulsar la producción nacional, la exportación responsable y el fortalecimiento de las capacidades locales como mecanismos para generar divisas. Además, se debe garantizar la seguridad jurídica, el respeto al Estado de Derecho, eliminar la impunidad y combatir la corrupción. Ignorar estas prioridades nos llevaría al colapso, poniendo en riesgo la estabilidad y sostenibilidad del país. ¿Y qué nos corresponde como ciudadanos? Elegir con responsabilidad a los gobernantes, exigir que trabajen por el bien común mediante inversiones productivas, fortaleciendo la producción nacional, la exportación y el manejo responsable de los recursos de todos. Desde nuestro espacio, también debemos sumarnos a trabajar en estas prioridades.  #ComuniquemosEsperanza

 


Con los ojos fijos en El,
 en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

domingo, 12 de enero de 2025

carta No. 271: El Ecuador joven que debemos construir

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 271 – 12 de enero 2025
---------------------------------------------

El Ecuador joven que debemos construir

“Frecuentemente, los que pagan el precio más alto son ustedes, los jóvenes... corriendo así el riesgo de vivir sin esperanza, prisioneros del hastío y de la tristeza. En algunos casos, lo que provoca ansiedad y cansancio interior son las presiones sociales que constriñen a alcanzar ciertos estándares de éxito... ya que vivimos en el afán de un activismo vacío... Papa Francisco.

El 2025 inicia con un periodo electoral crítico, con una juventud que enfrenta las limitaciones de un sistema económico incapaz de generar oportunidades y la indiferencia de un modelo político que prioriza el cálculo sobre las necesidades reales. Según el INEC, en noviembre de 2024 el desempleo juvenil alcanzó el 9,2% frente al 3.7% de desempleo nacional. El empleo adecuado juvenil es del 29,6%. El ingreso promedio de los jóvenes cayó a USD 359,4 mensuales, por debajo del salario básico unificado. Estas cifras evidencian un país que ha dejado de soñar colectivamente con un futuro donde su juventud pueda prosperar y trabajar su proyecto de vida.

En este contexto, el Gobierno lanzó a finales del 2024 el programa 'Jóvenes en Acción'. Lejos de ser una solución estructural, esta iniciativa revela una lógica coyuntural y oportunista. Las transferencias de USD 400 por tres meses, diseñadas con criterios excluyentes y dirigidas a un grupo poblacional clave en términos electorales, revelan un intento por capitalizar políticamente su desesperanza. Este tipo de políticas no solo perpetúan la precariedad, sino que también subestiman la capacidad crítica de una generación que exige mucho más que paliativos temporales.

Otro rostro de la crisis es migratorio. Según la OIM, 370.000 jóvenes desean abandonar el país, y forman parte de los 1,2 millones de ecuatorianos que ven su futuro fuera del país. La mayoría de migrantes son jóvenes entre 18 y 29 años, muchos con educación secundaria incompleta y atrapados en un mercado laboral que impide desarrollarse. La migración masiva es un síntoma de desaliento y una forma de expulsión estructural.

Los candidatos tienen la responsabilidad ética de superar la lógica transaccional que ha definido la relación Estado-juventud. No es un electorado que deba ser conquistado con TikToks o con políticas asistencialistas sin futuro. La juventud es el presente que estimula la transformación social, económica y política del país.

En un mundo donde la distorsión de la realidad y la justificación de la violencia parecen dominar el discurso público, el Papa Francisco nos recuerda que "el compromiso por los derechos humanos nunca terminó y a este propósito estoy cerca de todos aquellos que luchan para defender los derechos de quienes no cuentan”.

Más allá de los tecnicismos, reconocer la deuda social con las nuevas generaciones y situarla en las decisiones políticas es justo y necesario; es el mejor camino hacia un futuro sostenible. Debemos denunciar el uso político de sus necesidades y destacar las iniciativas que desafían la exclusión con creatividad y resiliencia. Debemos promover un entorno que alimente su desarrollo intelectual, emocional y espiritual, formados en valores como la fraternidad y solidaridad. Así construiremos desde la raíz una sociedad fundada en la dignidad humana, donde los jóvenes puedan prosperar en un Ecuador más justo y solidario.

Todos quienes componen esta sociedad, desde la diversidad intergeneracional como los jóvenes y ancianos son el corazón de la sociedad y no pueden ser vistos como una carga o un recurso electoral. Es hora de apostar por un país donde todos, hombres y mujeres, sin exclusión social, racial o generacional, seamos el núcleo de una transformación profunda y duradera. #ComuniquemosEsperanza

 


Con los ojos fijos en El,
 en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

domingo, 5 de enero de 2025

carta No. 270: Generadores de esperanza

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 270 – 5 de enero 2025
---------------------------------------------

Generadores de esperanza

“Todos tenemos el don y la tarea de llevar esperanza allí donde se ha perdido, donde la vida está herida, en las expectativas traicionadas, en los sueños rotos, en los fracasos que destrozan el corazón; en el cansancio de quien no puede más… en los días largos y vacíos de los presos, en las habitaciones estrechas y frías de los pobres, en los lugares profanados por la guerra y la violencia". Papa Francisco, preparación del Jubileo 2025

El Papa Francisco ha proclamado el Jubileo de 2025 bajo el lema “Peregrinos de la Esperanza”. Durante la Navidad, realizó la apertura de la Puerta Santa, marcando el inicio del “Año Santo”, una celebración que tiene lugar cada 25 años. Para el Santo Padre, la esperanza no es solo un ideal abstracto, sino un camino concreto que debemos recorrer unidos a la fe y al amor. Este recorrido nos llama a actuar más allá de las palabras, comprometiéndonos como creyentes y como seres humanos a ser solidarios con quienes más sufren.

Debemos ser gestores de esperanza mediante acciones y actitudes que, desde la fraternidad, construyan caminos para mejorar nuestra realidad. La esperanza nos invita a trabajar por un futuro mejor y a colaborar solidariamente en la búsqueda del bien común. Si la esperanza vive en nosotros, debemos rechazar la indiferencia, el temor y la pasividad que nos llevan a tolerar injusticias sin rebelarnos.

La esperanza nos llama a desterrar de nuestros corazones todo rastro de violencia y a enfrentar tanto la ejercida por grupos delincuenciales como la que proviene de las autoridades y fuerzas de seguridad que permiten o ejecutan desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales, como en el caso de los cuatro niños de Guayaquil.

La esperanza exige una justicia verdadera: imparcial, íntegra y sin favoritismos, que brinde seguridad y garantice el pleno cumplimiento de la Constitución y las leyes. Sin una justicia confiable, desfallece la esperanza y peligra la democracia.

La esperanza nos invita a denunciar todo tipo de corrupción e impunidad, desde la más pequeña hasta la más grande, especialmente aquella que compromete los bienes públicos y estratégicos, así como a defender nuestra soberanía nacional.

La esperanza nos convoca a construir una economía del bien común, inclusiva, que fomente la colaboración entre el sector público, privado y la economía popular y solidaria, generando empleo y justicia social para alcanzar el buen vivir.

Nos impulsa a exigir el respeto y ejercicio pleno de los derechos humanos: desde los fundamentales, como la vida y la libertad, hasta los económicos, sociales, de participación ciudadana, y los específicos de mujeres, niños, adolescentes, personas vulnerables y de la naturaleza.

También nos llama a recuperar las instituciones públicas como prestadoras de servicios ciudadanos, asegurando que actúen con honradez, eficiencia y eficacia.

La esperanza nos motiva a educarnos y prepararnos para buscar la verdad más allá de las falacias, los relatos sesgados y la manipulación. Nos invita a discernir con visión crítica, alejándonos de la propaganda y las falsas promesas, para elegir con plena conciencia a nuestras próximas autoridades.

Responder a estas y otras necesidades es un reto inmenso, imposible de enfrentar en soledad. Requiere el apoyo de las organizaciones comunitarias y los movimientos sociales. Para lograrlo, Ecuador debe despertar y superar la situación actual. Este desafío también interpela a nuestra iglesia y a todos los cristianos comprometidos.

“La esperanza de un mundo fraterno no es una ideología, no es un sistema económico, no es el progreso tecnológico, es el Hijo encarnado, enviado por el Padre para que todos podamos convertirnos en lo que somos: hijos del Padre y, por lo tanto, hermanos y hermanas, entre nosotros” (Papa Francisco).

Desde la Comisión de Justicia y Paz de Ecuador les deseamos

¡FELIZ AÑO 2025, lleno de esperanza, solidaridad, fraternidad y amor! #ComuniquemosEsperanza

 


Con los ojos fijos en El,
 en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.