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domingo, 30 de enero de 2022

Carta No. 117: Inequidad: raíz de los males sociales

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 117– 30 de enero 2022

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Inequidad: raíz de los males sociales

"Se necesitan leyes justas que puedan garantizar esa armonía y ayudar a superar los conflictos que han desgarrado esta Nación por décadas; leyes que no nacen de la exigencia pragmática de ordenar la sociedad sino del deseo de resolver las causas estructurales de la pobreza que generan exclusión y violencia. Sólo así se sana de una enfermedad que vuelve frágil e indigna a la sociedad y siempre la deja a las puertas de nuevas crisis. No olvidemos que la inequidad es la raíz de los males sociales" (Papa Francisco, 2017).


Cotidianamente los noticieros están llenos de crónica roja que manifiesta la violencia y la inseguridad creciente en la que está inmerso el país. Términos como 'narco generales', 'narco políticos', 'ajuste de cuentas', 'sicariato', 'carteles de la droga', 'lavado de dinero'… están presentes en la cotidianidad y son parte de los asfixiantes debates y entrevistas.

Ecuador se va convirtiendo en un país violento, inseguro, confundido, en el que ni la población ni el gobierno saben qué hacer ni qué medidas tomar para enfrentar la realidad de: más de 13 asesinatos por cada 100 mil habitantes, 180 crímenes violentos en lo que va de enero, 320 asesinados en las cárceles en el último año, a los que se suman los cientos de asaltos, robos… que suceden día tras día; en medio de una alta corrupción, impunidad, crimen organizado…Las alternativas han sido amurallar los barrios y casas, casi 100 mil guardias de seguridad privada, mientras la Policía y Fuerzas Armadas no logran controlar la violencia ni la delincuencia, que han evolucionado y perfeccionado sus metodologías abarcando muchos ámbitos del tejido social. El crimen organizado se perfecciona y forma nuevos cuadros.

Además, hay violencia institucionalizada y estructurada, donde algunos funcionarios públicos y privados, "delincuentes de cuello blanco", atracan los fondos estatales.

Haciendo un análisis crítico, constatamos que la violencia e inseguridad son efecto de causas estructurales, aún vigentes, que se han agudizado con el paso del tiempo: se vende la idea de que la felicidad radica en el tener, el poder, el placer… justificando cualquier medio para obtenerlos, incluso el atraco, el robo, la muerte…

"En las sociedades actuales la mayoría de los hombres y las mujeres viven precariamente el día a día, en la pobreza y en la violencia, en la inequidad, indignamente, lo cual genera miedo y desesperación. La actual es para el Papa (Francisco) una sociedad donde impera una «economía de exclusión», donde los excluidos no son solo «"explotados" sino considerados desechos "sobrantes"», lo que ha llamado una «cultura del descarte» donde las personas son consideradas bienes de consumo, que se pueden usar y luego tirar".

Por lo que "la inequidad genera tarde o temprano una violencia que las carreras armamentistas no resuelven ni resolverán jamás.  Solo sirven para pretender engañar a los que reclaman mayor seguridad, como si hoy no supiéramos que las armas y la represión, más que aportar soluciones, crean nuevos y peores conflictos" (Evangelii Gaudium, Papa Francisco).  Ya que "la desigualdad significa injusticia social, que éticamente es inaceptable… la injusticia social es un pecado contra el Creador porque le ofende a Él y a sus hijos e hijas.  Por lo tanto, estamos en una situación que no nos agrada a nosotros y tampoco agrada a Dios" (Leonardo Boff, 2022).

Frente al muy complejo y complicado panorama nacional, el gobierno ha reaccionado a la presión social enviando un proyecto de ley para 'combatir' la inseguridad y la violencia, con lo que pretende enfrentar esta dolorosa realidad que está desangrando el país. A lo que vale preguntar ¿más leyes lograrán neutralizar y superar esta gravísima situación de violencia e inseguridad?  ¿Acaso primero el país no demanda una propuesta integral de desarrollo orientada a combatir la pobreza, crear empleo, dotar de servicios básicos, inyectar crédito a la agricultura, combatir la corrupción, desterrar la impunidad, imponer la honestidad y transparencia… disminuyendo las inequidades?

Debemos insistir que "se necesitan cambios que resuelvan las causas estructurales" si queremos una vida digna, de justicia y de paz.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas

domingo, 23 de enero de 2022

Carta No. 116: La Paz es Trabajo

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 116– 23 de enero 2022

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La Paz es Trabajo

"El trabajo es un factor indispensable para construir y mantener la paz; es expresión de uno mismo y de los propios dones, pero también es compromiso, esfuerzo, colaboración con otros, porque se trabaja siempre con o por alguien. El trabajo es el lugar donde aprendemos a ofrecer nuestra contribución por un mundo más habitable y hermoso.”
(Papa Francisco - 55 Jornada Mundial de la Paz, enero 2022).



El Ecuador al igual que muchos países está sumergido en una profunda crisis socioeconómica. La crisis social, reflejada en la pobreza y sus derivaciones y cuyo origen se ubica en la mala distribución de la riqueza, el mal manejo económico y la corrupción a todo nivel, deterioran aceleradamente la calidad de vida de los ecuatorianos que se traduce en intranquilidad, injusticia, violencia, sin visos de cambio en el corto y mediano plazo.

Antes del covid-19 la falta de trabajo ya era un inmenso problema, solo el 38% de la población en edad de trabajar tenía un empleo adecuado (3,15 millones); con la pandemia se complicó, llegando a bajar hasta el 28% (2,32 millones) y no se ha recuperado. Hasta noviembre de 2021 esta tasa era del 33,7% (2,85 millones), es decir que solo 1 de cada 3 personas tiene un trabajo seguro, 24% son subempleados, 26% tienen algún tipo de trabajo y 10% no tienen empleo remunerado, aunque según las cifras solo el 4,4% es desempleado. En el sector rural esta es aún más grave y complicada. Esta realidad refleja un gran deterioro que bajo ninguna consideración garantiza condiciones de vida digna y respeto a los derechos fundamentales del trabajador. Durante la pandemia muchas empresas cerraron y liquidaron a sus trabajadores con cantidades irrisorias. Quienes tienen trabajo viven en medio de la ansiedad y desesperación porque el salario no les alcanza para satisfacer sus necesidades básica y los que están en el subempleo y desempleo, la mayoría, simplemente buscan alguna estrategia de sobrevivencia.

"El mundo del trabajo se ha visto agravado por la pandemia del covid-19. Millones de actividades económicas y productivas han quebrado; los trabajadores precarios son cada vez más vulnerables; muchas personas que desarrollan servicios esenciales permanecen aún más ocultos a la conciencia pública y política... Asimismo, los jóvenes que se asoman al mercado profesional y los adultos que han caído en la desocupación, afrontan actualmente perspectivas dramáticas", expresa el Papa Francisco.

"El impacto de la crisis sobre la economía informal, que a menudo afecta a los trabajadores migrantes, ha sido particularmente devastador. A muchos de ellos las leyes nacionales no los reconocen, es como si no existieran. Ellos y sus familias viven en condiciones muy precarias, expuestos a diversas formas de esclavitud y privados de un sistema de asistencia social que los proteja"... continúa diciendo Francisco.

La respuesta a esta situación sólo puede venir a través de una mayor oferta de las oportunidades de trabajo digno, porque "el trabajo, en efecto, es la base sobre la cual se construyen en toda comunidad la justicia y la solidaridad". Es importante retomar la humanización del trabajo frente a la máquina, invento útil pero muchas veces perjudicial y nocivo. Es imperativo concientizar la necesidad del trabajo, como parte inherente a la vida de las personas y su realización personal.

Entonces, es un desafío inmenso y urgente promover condiciones laborales, legales, éticas y dignas, orientadas al bien común y al cuidado de la creación y profundizar en la responsabilidad social: gobierno, empresarios y ciudadanos, para encontrar mejores días para la humanidad y construir la paz.  Ojalá todo esto se plasme en una Ley Laboral en que en el centro esté el ser humano y no el capital.

Tenemos que unir las ideas y los esfuerzos para crear las condiciones, promover e inventar soluciones reales que beneficien a los más pobres y vulnerables, para que todo ser humano en edad laboral tenga la oportunidad de contribuir con su trabajo al bienestar de la familia y al desarrollo de la sociedad.  Debemos comprometernos, como país, a crear fuentes de trabajo dignas, solo así crearemos justicia y paz.  ·  #ComuniquemosEsperanza

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"Entonces, es un desafío inmenso y urgente promover condiciones laborales, legales, éticas y dignas, orientadas al bien común y al cuidado de la creación y profundizar en la responsabilidad social: gobierno, empresarios y ciudadanos, para encontrar mejores días para la humanidad y construir la paz."  Carta No.116 – Comisión Justicia y Paz

domingo, 16 de enero de 2022

Carta No. 115: La Paz es Educación

  

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 115– 16 de enero 2022

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La Paz es Educación

“…la instrucción y la educación… constituyen los principales vectores de un desarrollo humano integral: hacen a la persona más libre y responsable, y son indispensables para la defensa y la promoción de la paz. …son las bases de una sociedad cohesionada, civil, capaz de generar esperanza, riqueza y progreso” (Papa Francisco - 55 Jornada Mundial de la Paz, enero 2022).


Históricamente, nuestro sistema educativo ha tenido un desarrollo desigual y diferenciado, fruto de inequidades socioeconómicas y una ineficaz cobertura de los servicios públicos. Si bien existe un aumento de cobertura, gratuidad de la enseñanza pública, impulso a la inclusión, crecimiento de tasas de matriculación; existe también un mínimo incremento del financiamiento, asimetrías marcadas entre zonas urbanas y rurales, con tasas de acceso inferiores al promedio nacional pese al incremento en la cobertura para grupos étnicos y más empobrecidos. La mala calidad de la educación es evidente.

En la Constitución vigente, la educación es definida como un derecho de las personas y un deber ineludible e inexcusable del Estado. Y, dispone que la educación debe centrarse en el ser humano y su desarrollo integral… En la realidad, estos enunciados son solo retórica estéril e ineficaz. La crisis educativa se ha acrecentado con el covid 19 y se ha constituido en un desafío nacional que demanda acciones inmediatas.

Antes de la emergencia sanitaria, aproximadamente 268 mil niños, ya estaban fuera del sistema educativo; 187 mil tenían rezago escolar de más de dos años; 7 de cada 10 estudiantes de 7mo. grado de EGB tenían un nivel insatisfactorio en lenguaje y matemáticas; 6 de cada 10 estudiantes consideran que están aprendiendo menos. Se estima que el 22% carecen de acceso a internet.

La pandemia obligó al cierre de las instalaciones educativas, pasando a la virtualidad, lo que afectó a más de 4.4 millones de estudiantes, especialmente a los más pobres y vulnerables. Al mismo tiempo, los ingresos económicos se redujeron en el 84,3% de los hogares, obligándoles a abandonar sus estudios.

Si bien las familias se esfuerzan en tener herramientas que ayuden a sus hijos a continuar con sus estudios, en muchas ocasiones, dicha conectividad es deficiente y solo 2 de cada 10 estudiantes cuentan con equipos para su uso personal.

En este contexto, de un día para otro, las salas, comedores, dormitorios e incluso patios se convirtieron en aulas improvisadas, en las que los padres de familia se transformaron en inexpertos facilitadores del aprendizaje y los estudiantes tuvieron que enfrentar la falta de internet, de equipos y autocapacitarse en las plataformas digitales para continuar con sus estudios.

La tecnología apoya a la educación y es muy eficaz, pero demanda planificación, recursos humanos y económicos, además de equipos con acceso a internet, plataformas adecuadas, capacitación a docentes, adaptación de las estrategias a los distintos entornos. La pandemia evidenció que el país no estaba preparado para el modelo educativo “on line”. La excelencia educativa en el país es solo una declaración. Lamentablemente los más pobres son los que reciben una educación deficiente.

“Es necesario forjar un nuevo paradigma cultural a través de «un pacto educativo global para y con las generaciones más jóvenes, que involucre en la formación de personas maduras a las familias, comunidades, escuelas y universidades, instituciones, religiones, gobernantes, a toda la humanidad»" Papa Francisco.

Para que haya paz en Ecuador es necesario que la educación sea inclusiva, equitativa, con suficientes recursos humanos, sicopedagógicos, económicos, con infraestructura de primera, con excelencia académica, con docentes bien remunerados…  La Paz es educación.  ·  #ComuniquemosEsperanza

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domingo, 9 de enero de 2022

Carta No. 114: La Paz es diálogo

 

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 114– 9 de enero 2022

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La Paz es diálogo

“Los grandes retos sociales y los procesos de construcción de la paz no pueden prescindir del diálogo entre los depositarios de la memoria ―los mayores― y los continuadores de la historia ―los jóvenes―; tampoco pueden prescindir de la voluntad de cada uno de nosotros de dar cabida al otro, de no pretender ocupar todo el escenario persiguiendo los propios intereses inmediatos como si no hubiera pasado ni futuro.” (Papa Francisco - 55 Jornada Mundial de la Paz, enero 2022).


La pandemia ha desnudado nuestras posturas individualistas, cerradas, violentas.  La humanidad está desubicada y destartalada: todos opinan, cada uno tiene su criterio… hay demasiados problemas que esperan solución. Sin embargo, falta diálogo, cunde más el egoísmo que la generosidad y el desprendimiento.  Esto nos ha llevado a una situación de parálisis social, de un miedo generalizado, de soledades aterradoras, un quemeimportismo lacerante ante realidades de pueblos sumidos en la angustia y la enfermedad, en contraste con quienes confunden y generan protestas violentas, hechos que atentan contra la paz.

La paz se fundamenta en el diálogo, siempre que sea sincero, abierto, llano, veraz, genuino, verdadero, justo, honesto, formal, franco, inclusivo, sin tapujos… entre toda la humanidad, sin dejar a nadie fuera, sin menospreciar criterio alguno, para juntos conseguir acuerdos, acciones, proyectos, planes y programas encaminados a construir una sociedad más justa y solidaria, en donde haya preferencia por los más pobres y vulnerables.

La palabra es el vehículo del diálogo. La palabra tiene poder tanto para construir como para destruir. Cuando el diálogo es entre sordos y es mal encaminado o adolece de autenticidad, genera fracturas sociales que pueden ser irreconciliables, al extremo de desarticular el tejido social y dejar sin piso la posibilidad de una sociedad justa, solidaria, equitativa…

“Dialogar significa escucharse, confrontarse, ponerse de acuerdo y caminar juntos. Fomentar todo esto entre las generaciones significa labrar la dura y estéril tierra del conflicto y la exclusión para cultivar allí las semillas de una paz duradera y compartida" (Papa Francisco).

El diálogo se desarrolla en medio de dificultades, limitaciones, negaciones, rencillas, objeciones, desacuerdos…  Para que el diálogo sea verdadero, exige colocar todas las cartas sobre la mesa, sin agendas ni intenciones solapadas, y una apertura total para acercarse entre distintos, provenientes de culturas diferentes, con intereses marcados, con sueños diferentes, con objetivos preestablecidos… Si hay diálogo hay disponibilidad para tender puentes, para renunciar a intereses de grupo, para abrirse a los demás, para establecer acuerdos, para buscar el bien común, para conseguir la paz.

En un diálogo auténtico no caben amenazas ni chantajes, los acuerdos no son hechos bajo miedos ni presiones, son resultado de compromisos de las partes en función de objetivos comunes, transparentes y evaluables.

Construir la paz basada en el diálogo es una tarea conjunta en la que estamos inmersos todos, con responsabilidades y derechos, con aciertos y errores, con limitaciones, con voz y con voto, con esfuerzo y trabajo, con tranquilidad y apremio, con acuerdos y desacuerdos.

En el día a día nos topamos con miles de situaciones y circunstancias, como la educación y el trabajo, la política y la economía, que nos invitan a construir juntos caminos hacia la paz, en donde el diálogo es una experiencia y una ciencia de vida que articula una serie de variables que nos permiten a personas de diferentes razas, culturas, nacionalidades… ponernos de acuerdo y establecer líneas de acción que establezcan tareas conjuntas encaminadas a alcanzar el objetivo común: la PAZ.  ·  #ComuniquemosEsperanza

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domingo, 2 de enero de 2022

Carta No. 113: La Paz es diálogo, educación y trabajo

 

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 113– 2 de enero 2022

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La Paz es diálogo, educación y trabajo

"Dialogar significa escucharse, confrontarse, ponerse de acuerdo y caminar juntos.  Fomentar todo esto entre las generaciones significa labrar la dura y estéril tierra del conflicto y la exclusión para cultivar allí las semillas de una paz duradera y compartida" (Papa Francisco - 55 Jornada Mundial de la Paz, 1 enero 2022).

El 1 de enero de 1968 –hace 54 años– el Papa Paulo VI propuso la primera Jornada mundial por la Paz.  Desde entonces, los Papas han enviado al mundo un mensaje anual por la PAZ el primer día de cada año. Aquí recogemos algunos puntos del mensaje para este 2022.

El Papa Francisco inicia con las palabras del profeta Isaías «¡Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del mensajero que proclama la paz!» (Is 52,7), que expresan el consuelo, el suspiro de alivio de un pueblo exiliado, agotado por la violencia y los abusos, expuesto a la indignidad y la muerte. La llegada del mensajero de la paz significaba la esperanza de un renacimiento de los escombros de la historia, el inicio de un futuro prometedor.

El camino de la paz, que propuso el Papa san Pablo VI con el nuevo nombre de desarrollo integral, desafortunadamente permanece alejado de la vida real de millones de hombres y mujeres en el mundo. A pesar de los esfuerzos encaminados a un diálogo constructivo entre las naciones, el ruido ensordecedor de las guerras se amplifica, al tiempo que se propagan pandemias y se agravan los efectos del cambio climático, degradando cada vez más el medioambiente y empeorando la tragedia del hambre y la sed. El modelo económico dominante se basa más en el individualismo que en el compartir solidario. Como en el tiempo de los antiguos profetas, "el clamor de los pobres y de la tierra" sigue elevándose hoy, implorando justicia y paz.

En cada época, la paz es tanto un don de lo alto como el fruto de un compromiso humano. Existe, en efecto, una "arquitectura" de la paz, en la que intervienen las distintas instituciones de la sociedad, pero existe un trabajo artesanal –dedicado– de la paz, que nos involucra personalmente a cada uno. Todos debemos colaborar en la construcción de un mundo pacífico: partiendo del propio corazón y de las relaciones en la familia, en la sociedad y con el medioambiente, hasta las relaciones entre los pueblos y los Estados.

Tres caminos propone el Papa Francisco para construir una paz duradera: 1ro - el diálogo entre las generaciones, como base de proyectos compartidos; 2do - la educación, como factor de libertad, responsabilidad y desarrollo; y por último, el trabajo para una plena realización de la dignidad humana. Estos tres elementos son esenciales para «la gestación de un pacto social».

En nuestra sociedad hace falta un diálogo que "sea sincero, aunque no esté exento de una dialéctica justa y positiva, requiere siempre una confianza básica entre los interlocutores…". En el ámbito de la educación hay que tener claro que «un país crece cuando sus diversas riquezas culturales dialogan de manera constructiva: la cultura popular, la universitaria, la juvenil, la artística, la tecnológica, la cultura económica, la cultura de la familia y de los medios de comunicación».

En el campo del trabajo, en medio de la pandemia, "es más urgente que nunca que se promuevan en todo el mundo –y en nuestro país en particular– condiciones laborales decentes y dignas, orientadas al bien común y al cuidado de la creación".

El llamado es claro y directo. Está en cada uno, asumir la responsabilidad / compromiso de, como se ha dicho, iniciar desde el entorno más cercano la construcción de espacios – ambientes de PAZ… en la familia, el trabajo, el barrio, la comunidad… Desde la Comisión Justicia y Paz, reciban nuestro abrazo fraterno con los mejores deseos de cercanía, diálogo, bienestar y prosperidad, como promesa de ESPERANZA.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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