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domingo, 11 de mayo de 2025

carta No. 288: El Proyecto del Reino y la Iglesia de hoy

 

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 288– 11 mayo 2025
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El Proyecto del Reino y la Iglesia de hoy

 

“La Iglesia debe salir de sí misma, ir hacia las periferias geográficas y existenciales, buscando a aquellos que están marginados o alejados de la fe…La Iglesia es una comunidad de hermanos y hermanas en Cristo, donde hay lugar para todos, sin distinción de origen, raza o situación”. Papa Francisco.

“Queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, una Iglesia que busca siempre la paz, busca siempre la caridad, busca siempre ser cercana, especialmente a quienes sufren” Papa León XIV.


 

El Reino de Dios, desde una visión cristiana y teológica, es un proyecto integral de transformación espiritual, social y humana, inspirado en las enseñanzas de Jesús. No es solo un reino político o futuro, sino una realidad presente de justicia, paz, amor y solidaridad bajo el reinado de Dios.

El Reino de Dios, centro del mensaje de Jesús, propone un nuevo orden basado en el amor, la justicia, la paz y la inclusión. No es solo promesa futura, sino transformación del presente. “Busquen primero el Reino de Dios y su justicia…” (Mt 6,33) sigue siendo una tarea urgente y permanente.

El Reino de Dios busca restaurar la relación entre Dios y la humanidad, afirmando la justicia y la dignidad, erradicando la exclusión y la violencia, y promoviendo la comunión más allá de toda diferencia. Supone una transformación tanto de las estructuras sociales como del corazón humano.

El Reino de Dios no está aislado del mundo, sino que actúa en la historia. Se articula con las luchas por la justicia social y contra las desigualdades, los movimientos de paz y derechos humanos, las crisis ecológicas —promoviendo el cuidado de la Casa Común, como inspira la Laudato si’— y con los grandes desafíos del mundo contemporáneo: migración, guerras, corrupción, descarte, cambio climático, y la construcción de una economía solidaria y sostenible.

El Papa Francisco trabajó incansablemente durante su pontificado por la construcción del Reino de Dios. Por eso deseaba una Iglesia “pobre y para los pobres”, en salida y abierta al mundo.

El 8 de mayo, el humo blanco anunció la elección de León XIV como nuevo Papa, sucesor de San Pedro y del querido Papa Francisco. Robert Prevost Martínez, de la Orden de San Agustín, es norteamericano y peruano, con experiencia como misionero y obispo de Chiclayo (Perú). En 2023, el Papa Francisco lo nombró prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, y luego lo creó cardenal. Hoy, León XIV se destaca como un Papa de raíz misionera, defensor de los derechos humanos y de la naturaleza, comprometido con la realidad de los pueblos y con la construcción del Reino de Dios.

El Papa León XIV ha declarado: “Debemos buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construye puentes de diálogo, siempre abierta a recibir con los brazos abiertos a todos, a todos aquellos que necesitan nuestra caridad, nuestra presencia, el diálogo y el amor”.

Esperamos que nuestra Iglesia siga caminando hacia el futuro, manteniendo los rasgos marcados por el Papa Francisco:

  1. Iglesia en salida: abierta al mundo, al encuentro de los más vulnerables.
  2. Misericordiosa y acogedora: que incluya sin juzgar, especialmente a los excluidos.
  3. Descentralizada y participativa: con voz para laicos, mujeres, jóvenes e Iglesias locales.
  4. Ecológica y socialmente comprometida: que cuide la creación y defienda a los pobres.
  5. Sinodal: que escuche, dialogue y camine unida con el Pueblo de Dios.

Construir el Reino de Dios es el gran proyecto de Jesús, y la Iglesia está para hacer lo que Jesús hizo. La Iglesia debe seguir fielmente sus huellas. Al Papa León XIV le corresponde ser un apóstol incansable, un discípulo y misionero al modo de Jesús. #ComuniquemosEsperanza

 

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

domingo, 4 de mayo de 2025

carta No. 287: FRANCISCO: …y la dignidad del trabajo

 

 

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 287– 4 de mayo, 2025
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FRANCISCO: …y la dignidad del trabajo 

“En la fiesta de San José Obrero y el Día del Trabajador…recemos por todos los trabajadores. Por todos. Para que a nadie le falte el trabajo y que todos sean justamente remunerados y puedan gozar de la dignidad del trabajo y la belleza del descanso”, homilía del1 de mayo de 2020, Papa Francisco.


 

Este 1 de mayo celebramos el Día Internacional de los Trabajadores o la conmemoración del movimiento obrero mundial, que reafirma sus reivindicaciones sociales, laborales y sus justos derechos. Uno de los principales problemas que históricamente aqueja al Ecuador es la falta de fuentes de trabajo, especialmente para los jóvenes. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), a noviembre de 2024 existían 322.001 personas desempleadas a nivel nacional y 5.396.096 personas sin un empleo adecuado, es decir, que entran en la categoría de subempleo, empleo no remunerado, empleo no pleno y empleo no clasificado.

En el mercado laboral persisten fuertes desigualdades, especialmente en la calidad del empleo y por razones de género o edad. La falta de oportunidades empuja a muchos a migrar, refugiarse en la informalidad o en emprendimientos temporales, e incluso a ser manipulados por grupos que se aprovechan de su necesidad.

El Papa Francisco recordó que el trabajo no es solo una actividad económica, sino una vocación que une al ser humano con la obra creadora de Dios. El trabajo dignifica, permite contribuir al bien común y expresa la creatividad y armonía del ser humano. También denunció las injusticias que sufren muchos trabajadores: explotación, salarios insuficientes y condiciones indignas.

El Papa Francisco, en muchas ocasiones, pidió que se luche por la justicia en el mundo laboral, promoviendo condiciones dignas y salarios justos para todos, enfatizando que cualquier atropello contra los trabajadores es un ataque a la dignidad humana. Instó a los empresarios a cuidar de sus empleados como si fueran sus propios hijos, fomentando un ambiente de respeto y solidaridad. Resaltó que “de una persona seria, honrada, lo más hermoso que se puede decir es: ‘Es un trabajador’; se trata precisamente de alguien que trabaja, que en la comunidad no vive a expensas de los demás”.

El Papa Francisco ha resaltado cuatro características fundamentales del trabajo digno: que sea libre, creativo, participativo y solidario. Libre, porque el trabajo debe ser una elección voluntaria, no forzado o impuesto. Los trabajadores deben tener la libertad de elegir su profesión y las condiciones laborales. Creativo, porque el trabajo debe permitir la expresión de la creatividad y el desarrollo de las habilidades individuales. Los empleos deben ser desafiantes y los trabajadores deben tener la oportunidad de innovar y crecer. Participativo, porque el trabajo debe involucrar a los trabajadores en la toma de decisiones y en la gestión de las organizaciones. Esto implica que los empleados deben tener voz y voto en las decisiones que afectan su trabajo y su entorno laboral. Solidario, porque el trabajo debe promover la solidaridad entre los trabajadores y entre los miembros de la comunidad. Esto implica que los empleos deben generar oportunidades de colaboración y apoyo mutuo.

Sin embargo, según el Papa Francisco, “el trabajo está bajo la opresión a diferentes niveles: muchos niños y muchas mujeres sufren una economía que obliga a un trabajo indigno que contradice la creación en su belleza y en su armonía”. Por tanto, “debemos hacer que el trabajo no sea instrumento de alienación, sino de esperanza y de vida nueva”.

El Día de los Trabajadores, según Francisco, es una oportunidad para reflexionar sobre el papel del trabajo en nuestras vidas y nos invita a valorar el trabajo como algo sagrado, como un puente hacia la justicia social, la igualdad y la fraternidad.   #ComuniquemosEsperanza

 

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

sábado, 26 de abril de 2025

carta No. 286: FRANCISCO: fiel testigo del Evangelio

  

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 286– 27 de abril 2025
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FRANCISCO: fiel testigo del Evangelio

 

“Dios de infinita misericordia, confiamos a tu inmensa bondad a cuantos han dejado este mundo para la eternidad, donde tú esperas a toda la humanidad, redimida por la sangre preciosa de Jesucristo, muerto en rescate por nuestros pecados”. Papa Francisco, Oración por los Difuntos.


 

El lunes de Pascua despertamos con la triste noticia de la partida de nuestro querido Papa Francisco. Sentimos una inmensa pérdida que llenó nuestros corazones de pesar. Sabíamos de su frágil salud, pero manteníamos la esperanza de que Dios le permitiría quedarse más tiempo con nosotros, para seguir iluminándonos con su palabra y su ejemplo.

Desde todo el mundo llegaron mensajes de gratitud y reconocimiento, destacando su compromiso por renovar la Iglesia: su lucha contra los abusos, su opción por los pobres, la defensa de migrantes y de la casa común, y sus críticas al descarte, la corrupción y el capitalismo salvaje. Un Papa diferente, humilde, coherente, fiel testigo del Evangelio.

Su profundo mensaje pastoral se fundamentó en la fidelidad al Señor y al Evangelio. Sus encíclicas Laudato si’ y Fratelli tutti, sus cartas apostólicas, exhortaciones y homilías transmitieron siempre un aire fresco y renovador, con respuestas necesarias, desde la fe, la esperanza y el amor, a los desafíos del siglo XXI. El Sínodo Amazónico (2019) y el de la Sinodalidad (2021-2024), liderados por Francisco, abrieron caminos para promover una Iglesia participativa, abierta al diálogo y a la misión. Con el jubileo del 2025, nos invitó a ser “Peregrinos de la Esperanza”, dejando una Iglesia en camino, comprometida con el Pueblo de Dios y con la humanidad. Su talante empático y comprensivo abrió las puertas de la Iglesia a todas las personas: “Dios nunca rechaza a nadie, y tampoco la Iglesia debe hacerlo”. Francisco fue la conciencia del mundo.

Tuvimos la gracia de contar con su presencia en Ecuador, del 5 al 8 de julio de 2015. En su visita a Ecuador, el Papa Francisco habló de la familia como “la Iglesia doméstica”, mostró su humanidad al reencontrarse con su amigo el padre Paquito, bendijo al pueblo en la Plaza Grande y animó a la evangelización y la paz en la misa del Parque Bicentenario. En la Universidad Católica, destacó que un maestro enseña con el ejemplo; en la casa de acogida de las Hermanas de la Caridad, priorizó a los descartados, y en el santuario de la Virgen del Quinche, reafirmó su confianza en María. En pocas horas, fue una gran luz. Luego partió hacia Bolivia, donde reconoció en los movimientos populares una verdadera expresión de soberanía y esperanza.

De esa histórica visita, recordamos especialmente estas palabras: “Nunca pierdan la capacidad de dar gracias a Dios por lo que hizo y hace por ustedes; la capacidad de proteger lo pequeño y lo sencillo, de cuidar a sus niños y ancianos, de confiar en la juventud y de maravillarse por la nobleza de su gente y la belleza singular de su país”.

Gracias, Señor, por la vida y el testimonio del Papa Francisco, pastor cercano, valiente, profundamente humano y cristiano. Su legado permanece en sus palabras y gestos, que nos invitan a vivir con gratitud, cuidar de la familia, valorar la educación, caminar juntos, orar unos por otros, “hacer lío” por las causas justas, defender la Amazonía, las periferias, los migrantes, la paz y la justicia. Nos deja frases que iluminan nuestro camino: “Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres”, “Una persona que piensa en construir muros y no puentes no es cristiano”. Su memoria espiritual nos inspira a fortalecer la hermandad, proteger a los más vulnerables, cuidar de la naturaleza y mantener viva nuestra fe con esperanza. Oremos para que el Espíritu Santo ilumine al próximo cónclave en la elección del nuevo Papa.  #ComuniquemosEsperanza

  

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

domingo, 20 de abril de 2025

carta No. 285: Un Profeta en nuestra Amazonía

  

 

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 285– 20 de abril 2025
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Un Profeta en nuestra Amazonía

“La Iglesia necesita que todos seamos profetas, hombres de esperanza, siempre directos y nunca débiles, capaces de decir al pueblo palabras fuertes cuando hay que decirlas y de llorar juntos si es necesario” Papa Francisco, 27 de abril de 2018.

 

“Grito y lanzo al viento esta proclama para que se escuche, se piense y se entre por el camino de la resistencia en defensa de los territorios, la lengua, la organización y el desarrollo de los modos de vida de los pueblos indígenas” P. José Miguel Goldáraz, La Selva Rota. 

Nuestro corazón siente pena y, al mismo tiempo, expresa acción de gracias al Señor. Nuestro hermano José Miguel Goldáraz, misionero capuchino, ha partido a la casa del Padre, la mansión definitiva; pero su espíritu permanece en la selva, en el río Napo y en las comunidades, junto a la gente que tanto amó y con todos aquellos con quienes compartió su vida, su trabajo y sus enseñanzas.

José Miguel vivió 53 años en el Vicariato de Aguarico —llegó en 1972—. Fue un misionero que vino a quedarse para siempre. Se enamoró de los pueblos amazónicos, aprendió la lengua kichwa y se convirtió en uno más de ellos. Su corazón navarro-vasco, tozudo y sensible, frágil y decidido al mismo tiempo, perteneció desde hace muchos años a los pueblos kichwa (Naporuna) y waorani, con quienes convivió, a quienes acompañó, comprendió como pocos y defendió sin dudar.

José Miguel —Achakaspi, “Palo de Acha”, como lo llamaban los kichwas— hizo de su vida misionera un ejercicio de resistencia activa e integral frente a los procesos de destrucción que ha sufrido la selva ecuatoriana durante los últimos 50 años. Fue testimonio vivo de fidelidad al Reino de Dios. Se entregó sin reservas, saboreó intensamente la maravilla del Evangelio y la compartió con un pueblo humilde y sencillo, caminando siempre tras las huellas del Señor Jesús, de Mons. Alejandro Labaka, de la Hna. Inés Arango y de tantos otros misioneros, religiosos y laicos que han entregado su vida por estos pueblos.

En julio de 1987, cuando Alejandro Labaka e Inés Arango fueron asesinados en su entrega martirial, José Miguel fue el único que se atrevió a descender desde el helicóptero militar hasta la casa tagaeri donde habían muerto, para extraer las lanzas y rescatar sus cuerpos. Ese acto refleja quién era José Miguel. Esa experiencia marcó su vida para siempre.

Fue un luchador incansable, un discípulo persistente del Señor que enfrentó las formas penúltimas de esclavitud impuestas por los antiguos hacendados caucheros en los años setenta, y un activista contra la invasión y los abusos de algunas compañías petroleras y otros violadores de derechos.

Impulsó la organización de las comunidades kichwas del río Napo, origen de la FCUNAE, que defiende territorio, lengua, cultura y selva. Gracias a su empeño, se legalizaron la mayoría de los territorios ancestrales Naporuna. Su corazón no tuvo fronteras: en su misión cabían todos los pueblos amazónicos, indígenas y campesinos, incluidos los pueblos en aislamiento voluntario.

Si los profetas anuncian la verdad, denuncian la injusticia y guían al Pueblo de Dios desde el Evangelio, José Miguel fue sin duda uno de ellos. Como lo fueron también Leonidas Proaño, Luis Alberto Luna, Alejandro Labaka, Inés Arango, Hélder Câmara y san Óscar Romero: rostros proféticos de nuestra América Latina.

José Miguel Goldáraz, misionero, profeta de mochila al hombro, con su eterna txapela, caminante de la selva y navegante de los ríos, quiso construir junto a los pueblos indígenas una “tierra sin mal”, que no es otra cosa que el Reino de Dios: Reino de vida, verdad, paz, justicia, solidaridad, inclusión y fraternidad. Por ese Reino actuó, luchó y vibró. Apostó toda su vida y se atrevió a “ser otro” porque amó apasionadamente al pueblo que Dios le confió.

Desde la Comisión Ecuatoriana de Justicia y Paz elevamos nuestra oración de acción de gracias a Dios, Padre y Madre, por la vida fecunda de José Miguel. Damos gracias por su resurrección con el Señor de la Vida, para que siga caminando junto al Vicariato Apostólico de Aguarico, la Orden Capuchina, las misiones y el pueblo de nuestra Amazonía.  #ComuniquemosEsperanza

 

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domingo, 13 de abril de 2025

carta No. 284: EDUCACIÓN: base de la democracia

  

 

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 284– 13 de abril 2025
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EDUCACIÓN: base de la democracia


“… se augura una jornada electoral … (que) sea una fiesta de la democracia en la que la verdad de los resultados esté garantizada, tomando en cuenta hasta el último voto.  Un acto de fraternidad social y política en la que vencidos y vencedores acepten la voluntad de la mayoría y se comprometan a trabajar juntos, respetando el estado de derecho, la división de poderes y la oportuna alternatividad en el ejercicio del poder”. Consejo de Presidencia de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.

Este 13 de abril de 2025 es un día especial para las ecuatorianas y ecuatorianos: elegimos a quienes dirigirán el país durante los próximos cuatro años, celebramos el Día del Maestro y su tarea trascendental de educar para la vida, y conmemoramos el Domingo de Ramos, inicio de la Semana Santa.

Votaremos por los candidatos de nuestra preferencia, acto esencial de la democracia representativa. El voto por quien ejercerá el poder en nombre de todos es un derecho y una obligación: derecho, porque nos corresponde como ciudadanos delegar el poder; obligación, porque así expresamos nuestra corresponsabilidad con el bien común y el futuro de todos. Es un acto personal de soberanía y de confianza.

Dios quiere el bien de todos a través de nuestro voto, respeta nuestra libertad y nos exige conciencia, responsabilidad y solidaridad. Cuando le pedimos que salve al Ecuador, le pedimos sabiduría para decidir lo que más conviene a todos, particularmente a los más pobres.

Esa sabiduría se cultiva con conciencia, responsabilidad y solidaridad, frutos en gran medida de la educación, tradicionalmente encargada a la familia y a la escuela. Estas dos instituciones han sido pilares fundamentales para informar, educar y formar a las presentes y futuras generaciones, a través de los maestros, quienes encarnan y transmiten ejemplarmente estos valores.

Con el vertiginoso desarrollo de los medios tecnológicos de comunicación, enfrentamos una sobreabundancia de información, pero sin el debido procesamiento, evaluación y aprovechamiento. Esto genera una crisis educativa y una grave relativización de valores y culturas. La familia y la escuela han sido rebasadas e incluso suplantadas en sus tareas fundamentales de educar y formar, lo que representa un desafío urgente para el Estado y la sociedad.

Los nuevos gobernantes deben atender el sistema educativo ecuatoriano, que no ha sido priorizado conforme a su importancia y trascendencia social, ni siquiera cumpliendo mandatos constitucionales como la entrega del presupuesto nacional que le corresponde por ley. Es imprescindible priorizar una educación universal, gratuita y de calidad, que instruya, eduque y forme, junto con las familias, en valores éticos y sociales.

En el acto educativo, el estudiante es el sujeto y razón del proceso. Pero si no hay un referente claro que oriente al sistema hacia el cumplimiento de sus objetivos, la educación se vuelve ineficaz: un gasto y no una inversión social. El acompañante y guía del proceso es el educador. Muchos maestros, fieles a su vocación, se han dedicado heroicamente a servir a sus educandos y a la comunidad. A ellos, nuestro reconocimiento y gratitud.

Junto a la vocación de servicio, los maestros requieren constante actualización científica y profesional, acompañamiento, apoyo de autoridades y pares, un salario digno y, sobre todo, una revalorización plena de su tarea y misión. La educación es la base de la democracia.

Un pueblo educado y formado está capacitado para elegir a los mejores candidatos. Es urgente mejorar la calidad de la educación para contar con ciudadanos excelentes y autoridades óptimas, que lleguen al poder para servir con honestidad, respetando el Estado de derecho, la división de poderes y la oportuna alternancia en el ejercicio del poder, haciendo del Estado un instrumento de servicio y no de dominación.

Que Jesús, el gran Maestro, ilumine a los votantes, a los elegidos y a los maestros ecuatorianos. #ComuniquemosEsperanza

 

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domingo, 6 de abril de 2025

carta No. 283: “Votemos por el Ecuador que queremos”

 

 

 

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 283– 6 de abril 2025
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“Votemos por el Ecuador que queremos”

 

“La representación es lo contrario de la democracia. La democracia está fundada sobre la idea de una competencia igual de todos. La representación es un principio oligárquico. Nuestro sistema electoral es un compromiso histórico entre poder oligárquico y poder de todos. Los tipos de elección y las circunstancias inclinan más o menos la balanza entre los dos” Ranciére, 2016.

El tiempo actual está marcado, no solo en nuestro país sino en el mundo, por el debilitamiento de la democracia, la pérdida del Estado de Derecho y la tendencia hacia gobiernos autoritarios. Las elecciones se han convertido en disputas basadas en el odio al otro, donde impera la necropolítica.

Ecuador enfrenta una crisis múltiple: económica, con la caída del PIB y la falta de una reactivación productiva que genere empleo; social, con la inseguridad y la violencia que provocan una fuga migratoria masiva; y política, con la polarización y la ingobernabilidad. En lugar de responder a la pregunta que verdaderamente interesa a los ciudadanos —¿cómo salir de las crisis? —, los candidatos buscan ganar votos apelando al rechazo hacia el otro aspirante. La democracia se vacía de su contenido material: la participación ciudadana con capacidad de decisión se ve desplazada hacia un proceso de control de la población.

Estamos ante el riesgo de un Estado dominado por la seguridad policial o por el narcotráfico y el capital criminal. Los candidatos usan las instituciones públicas para sus campañas: el candidato-presidente el Ejecutivo, el correísmo el Legislativo, y la Fiscalía actúa como actor electoral. Persisten las ofertas populistas para comprar votos.

Ecuador parece ausente del mundo. Las propuestas son cortoplacistas. A nivel global, atravesamos cambios profundos y civilizatorios: guerras, un nuevo orden tripolar, y las transformaciones de la cuarta revolución científico-tecnológica. Sin embargo, los programas electorales no plantean el papel que debería asumir nuestro país. Pareciera que todo se reduce al miedo al fracaso, a invocar la inversión extranjera (aún insuficiente) y a recurrir a las fuerzas militares y mercenarias para garantizar la seguridad.

Surgen entonces las preguntas claves: ¿cómo decidir el voto con responsabilidad? ¿Cómo ejercer un voto crítico en medio de esta realidad caótica?

El primer paso es salir del escenario de polarización y necropolítica, para que el voto no sea por odio al otro —un voto anti—, sino un voto en el que el respaldo a uno u otro candidato implique asumir la responsabilidad sobre el futuro del país.

Se requiere cambiar la relación electoral. En lugar de esperar las ofertas de los candidatos y decidir entre ataques, contrapropaganda y fake news, debemos partir de una agenda propia, de preguntas sobre los problemas fundamentales del país, sobre las necesidades de la gente, sobre la vida digna, la armonía con la naturaleza, el empleo y la salud. Incluso el voto nulo debe asumirse con responsabilidad, no como un rechazo impotente, sino como un camino.

Debemos construir, en comunidad, un voto informado, identificando los intereses económicos detrás de cada candidatura. De un lado, el emporio Noboa, que sostiene un modelo neoliberal subordinado a Estados Unidos; del otro, el correísmo, que busca consolidar grupos económicos emergentes mediante el control estatal y el alineamiento con los BRICS. Ambos proyectos podrían sostener vínculos con mafias, promover el extractivismo y formas de autoritarismo.

Es necesario mirar más allá del 13 de abril y pensar en un proyecto de país a mediano y largo plazo, impulsando un gran Acuerdo Nacional y políticas de Estado por encima de intereses coyunturales. Esto exige una voz desde abajo, libre de los juegos del poder, iluminada por el mensaje de amor, paz y justicia del Evangelio. #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

sábado, 5 de abril de 2025

carta No. 282: “Prohibido desanimarse”

 

 

 

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 282– 30 de marzo 2025
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“Prohibido desanimarse

 

“Vivir la vocación, no a medias, sino a la santidad. Es hermoso que junto a él (Paulo VI) y a los demás santos y santas de hoy, se encuentre Monseñor Romero, quien dejó la seguridad del mundo, incluso su propia incolumidad, para entregar su vida según el Evangelio, cercano a los pobres y a su gente, con el corazón magnetizado por Jesús y sus hermanos” Papa Francisco, Homilía de canonización, 14 de octubre de 2018.


El 24 de marzo coinciden tres aniversarios especiales: los 45 años del asesinato de Mons. Romero, los 40 años de Maquita Cushunchic y el cumpleaños del Padre Antonio Polo.

La imagen, la palabra y el testimonio de San Romero de América siguen vivos, vigentes y presentes. Monseñor Óscar Arnulfo Romero vivió con sencillez y coherencia el Evangelio. Caminó junto al pueblo, con los pobres y excluidos, escuchando sus penas y dolores. Su compromiso con la defensa de los derechos humanos creció hasta convertirse en una voz clara y valiente contra los abusos e injusticias del poder. Fue la voz de los que no tienen voz, y cargó en su propia carne el dolor de los desaparecidos y asesinados por la dictadura salvadoreña. Durante sus tres años como arzobispo de San Salvador fue reiteradamente amenazado de muerte, pero jamás se desanimó. Con valentía enfrentó al gobierno, al ejército, a la policía nacional civil y a los escuadrones de la muerte, hasta ser finalmente asesinado. ¡Qué gran ejemplo para nosotros!

El Padre Graziano Mason, nacido en Italia en 1945, llegó a Chile en 1972 y fue expulsado por la dictadura de Pinochet. En 1976 arribó a Ecuador, donde trabajó en Muisne – Esmeraldas. Allí, con la fuerza de la fe y las manos de los campesinos, nació la OCAME. Luego de ocho años de presión y amenazas de terratenientes y políticos, se trasladó al sur de Quito, a la Parroquia Cristo Resucitado. Uniendo la experiencia de OCAME con la acción del Movimiento Juvenil Cristo Vive del Sur, promovieron la venta directa al consumidor de productos campesinos, con peso y precio justo. Así nació, en 1985, el Movimiento Comercializando Como Hermanos (MCCH), que luego se transformó en la Fundación Maquita Cushunchic, hoy liderada por la Hna. María Jesús Pérez. Desde una fe liberadora, Maquita ha enfrentado al sistema que oprime al campesino. Ha impulsado la Coordinación de Mujeres, la Coordinación Nacional de Artesanías y Alimentos, la Coordinadora Nacional de Producto Campesino, la empresa social Maquita Productos, la Agroexportadora, la Cooperativa de Ahorro y Crédito, el Turismo Comunitario y la red latinoamericana RELACC. Están presentes en 20 provincias, con más de 600 organizaciones aliadas. Cuatro décadas de lucha por la economía social y solidaria están recogidas en el libro Prohibido desanimarse.

El Padre Antonio Polo, nacido en Italia en 1939, llegó al Ecuador en 1970 invitado por Monseñor Cándido Rada. Se instaló en Salinas, provincia de Bolívar, una de las más empobrecidas del país. Desde la práctica cotidiana del Evangelio y junto a voluntarios de la Operación Mato Grosso y la Misión Salesiana, impulsó un proceso de organización comunitaria que hoy es referente nacional y continental. A través de cooperativas y comunidades, se generaron miles de fuentes de trabajo, se cubrieron necesidades básicas y se sembró la semilla de una economía popular y solidaria, cuya marca emblemática es El Salinerito. Durante 55 años, este camino ha estado marcado por el trabajo, la entrega, la honradez, la colaboración y el servicio.

Frente a los problemas, pobrezas y desafíos, el Padre Polo, junto a jóvenes voluntarios y la comunidad, ha demostrado que la lucha contra la pobreza se construye con organización, capacitación, trabajo honesto, ahorro y cuidado de la naturaleza. Las “dos alas del colibrí” —la motivación y el servicio— han dado el impulso diario para afrontar con esperanza las adversidades que más afectan a los pobres.

Estos peregrinos de la esperanza son grandes ejemplos de entrega, testimonio, amor, justicia y paz. Prohibido desanimarse, porque siempre hay aliento cuando caminamos juntos. #ComuniquemosEsperanza

 

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

 

domingo, 23 de marzo de 2025

carta No. 281: Zozobra por emergencias climáticas

  

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 281– 23 de marzo 2025
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Zozobra por emergencias climáticas

 

“Es indudable que el impacto del cambio climático perjudicará de modo creciente las vidas y las familias de muchas personas. Sentiremos sus efectos en los ámbitos de la salud, las fuentes de trabajo, el acceso a los recursos, la vivienda, las migraciones forzadas, etc. Es un problema social global que está íntimamente relacionado con la dignidad de la vida humana”. Papa Francisco, Laudate deum, n. 2 y 3.


Sentimos con preocupación los estragos del fuerte invierno que azota a todo el Ecuador, especialmente en la Costa y en las zonas subtropicales: ciudades y poblaciones inundadas, deslaves y derrumbes, pérdidas de cultivos y animales, destrucción de viviendas y enseres, deterioro de la vialidad y afectaciones al tránsito de personas y vehículos. Lo más trágico ha sido la pérdida de al menos 20 vidas humanas y alrededor de 110.000 personas afectadas.

Hace pocos meses enfrentábamos una intensa sequía; hoy sufrimos los estragos del exceso de lluvias. Ambos extremos, resultado del cambio climático, evidencian una relación desequilibrada con la naturaleza, marcada por modelos de consumo y explotación guiados por la lógica del lucro, que han ignorado la razón, la técnica y la previsión, degradando progresivamente nuestros ecosistemas.

A esta crisis se suma una grave emergencia ambiental en Quinindé y Esmeraldas. Los deslaves del 13 y 15 de marzo provocaron la rotura del Oleoducto Transecuatoriano (SOTE), que, sin mantenimiento adecuado ni tecnología actualizada, derramó unos 25.000 barriles de crudo. El petróleo contaminó los ríos Cube y Esmeraldas hasta llegar al océano Pacífico, obligando a suspender el bombeo de agua y dejando a numerosas comunidades sin abastecimiento. Según el MAATE, hay 80 kilómetros de ríos afectados en varias parroquias y alrededor de 400.000 personas perjudicadas.

No es la primera vez que la provincia de Esmeraldas sufre estos impactos. En 1998, un incendio vinculado a la refinería dejó al menos 33 fallecidos, más de 100 heridos y destruyó más de 1.000 viviendas. También se han registrado derrames en los años 2015 y 2023. Más recientemente, el 22 de marzo se reportó la rotura del poliducto Sushufindi-Quito en el cantón El Chaco.

Estas crisis revelan una profunda negligencia estatal. La falta de mantenimiento, la improvisación, la corrupción y la ausencia de políticas preventivas por parte de varios gobiernos han dejado al país sin herramientas ni recursos adecuados para enfrentar emergencias de esta magnitud. Es urgente una política de Estado seria y responsable que priorice la gestión de riesgos y la protección de la vida y del ambiente.

Estas tragedias también son el resultado de una agresión sistemática a la naturaleza: la deforestación, la pérdida de cobertura vegetal y la expansión descontrolada de la frontera urbana y agropecuaria. La factura ecológica es alta. Además, la falta de prevención por parte de algunas familias, que construyen viviendas en zonas de alto riesgo como orillas de ríos y laderas, y la permisividad o desidia de las autoridades que lo permiten o no controlan, agravan la situación. Los COE, la Secretaría de Riesgos y otras entidades estatales parecen actuar solo cuando los desastres ya han ocurrido.

Si bien los Gobiernos Autónomos Descentralizados y las instituciones del Estado enfrentan limitaciones económicas y logísticas, tienen el deber ético y legal de garantizar una respuesta digna, oportuna y eficiente a las personas afectadas. La coyuntura electoral no puede ser excusa para la inacción ni justificación para manipular el sufrimiento con fines politiqueros o de lucro indebido.

A pesar de todo, se han levantado muchas manos solidarias. En Esmeraldas, personas voluntarias participan en la limpieza del crudo; en otras provincias, se han impulsado acciones de apoyo comunitario. Muchos ecuatorianos han respondido con generosidad. En este tiempo de Cuaresma y en el marco del año de Jubileo, “caminemos juntos como peregrinos de esperanza”. Que nuestra fe en el Señor y el amor al prójimo nos impulsen a enfrentar esta emergencia con responsabilidad, solidaridad