Trabajo de Karla Bermúdez Rivera,
La mayor crisis económica,
financiera y social del Ecuador de las últimas décadas inició un 8
de marzo de 1999 cuando el gobierno del entonces presidente Jamil
Mahuad (1998-2000) decretó el congelamiento de los depósitos de
miles de clientes de entidades financieras que más tarde
desaparecieron.
El régimen congeló 1.840 millones
del sistema bancario privado; 681,1 millones de la banca offshore y
alrededor de 145 millones de sociedades financieras, cooperativas y
mutualistas. En ese momento, el Estado intervino 33 entidades
financieras, entre ellas grandes bancos como el Popular, La Previsora
y Pacífico, entre otros.
Pero años antes la situación
financiera del país ya venía deteriorándose. Gigantes del mercado
como Filanbanco y Banco del Progreso entraron en crisis, cerrando más
tarde, principalmente debido a malos manejos y a créditos vinculados
a empresas de los mismos grupos. Miles de clientes reclamaban sus
depósitos en medio de una agitación social nunca antes vista.
El feriado bancario en cifras
En ese momento la inflación llegó
hasta el 60%, el desempleo se ubicó en 14,7%, la depreciación del
sucre aumentó un 190%. Se produjo una fuga neta de capitales de 422
millones de dólares en 1998 y de 891 millones en 1999, según datos
oficiales mientras que miles de ecuatorianos migraban golpeados por
los efectos económicos, otros, incluso, se suicidaban al ver todos
sus ahorros perdidos, según reseñó el suplemento económico
'MásQmenos', que circulaba hasta el año pasado con diario
público El Telégrafo.
El feriado bancario fue "un
fenómeno generado por un grupo económico reducido que se benefició
a costa de la mayoría de ecuatorianos", según explica en sus
antecedentes una ley aprobada que busca cerrar definitivamente con
ese capítulo 18 años después.
Los efectos del feriado bancario se
vieron reflejados en la reducción del poder adquisitivo de las
familias con el sucre, la moneda nacional que desapareció poco
después para ser reemplazada por el dólar con un cambio de un dólar
por 25.000 sucres.
Además, unos 17 bancos fueron
cerrados por malos manejos, créditos vinculados y otras
irregularidades. El Estado salió a su rescate con un "salvataje"
que se hizo con bonos AGD por unos 1.400 millones que luego los
bancos no pagaron.
Los clientes de las entidades
bancarias perdieron su dinero, otros vieron sus deudas crecer al
punto de ser impagables y muy pocos de los responsables de esa crisis
pagaron sus acciones. Por ejemplo, 18 años después, los dueños del
Filanbanco, William y Roberto Isaías, prófugos en Estados Unidos,
no han podido ser extraditados a pesar de que fueron condenados a
ocho años de prisión por peculado.
El feriado bancario también marcó
lo que vendría después: una migración nunca antes vista. Más de
dos millones de ecuatorianos se vieron obligados a salir hacia
Estados Unidos y España.
Tras el congelamiento de depósitos,
en enero de 2000, se decretaría la dolarización de la economía.
La Ley Orgánica para el Cierre de la
Crisis Bancaria de 1999
La ley para lograr el cierre de la
crisis bancaria, aprobada 2014, establece liberar, luego de 15
años, 19.910 bienes inmuebles que tenían los bancos cerrados y
que no habían podido pasar en su totalidad al Estado para su
posterior venta; también posibilita pagar saldos pendientes a
aproximadamente 45.000 depositantes y, además, estableció un
mecanismo de pago para los créditos pendientes de los exclientes no
vinculados con la banca.
Desde el gobierno del presidente
Rafael Correa se han generado múltiples iniciativas para recuperar
la memoria de ese episodio e incluso en el cine, en películas
recientes, se ha retratado ese momento de la historia del Ecuador.
Tras 18 años el capítulo aún no se
ha cerrado.
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