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lunes, 26 de diciembre de 2022

carta No.164: Navidad, es solidaridad en movimiento

 Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 164– 25 de diciembre 2022

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Navidad, es solidaridad en movimiento

La Navidad es reconocer que "Dios se hace pequeño, se hace niño para atraernos con amor, para tocar nuestros corazones con humilde bondad, para conmover con su pobreza a quienes se esfuerzan por acumular los falsos tesoros de este mundo" Papa Francisco, 22 diciembre 2015.

"El Señor, pues, les dará esta señal: La joven está embarazada y da a luz un varón a quien le pone el nombre de Emmanuel, es decir: Dios-con-nosotros." (Is. 7, 14)

La Navidad es la celebración gozosa del pueblo que caminaba en tinieblas, vivía entre sombras y ve una gran luz, como relata el profeta Isaías, de allí surge el gozo y la alegría, pero no solo sentimental ni emotiva sino gozo en el espíritu y del Espíritu, tal como el que embarga a la joven María y su prima Isabel en su encuentro estando embarazadas.  En ese tierno niño ha aparecido la gracia, la ternura y la misericordia de Dios Padre.

En torno al Pesebre, donde hemos rezado la Novena, todo nos habla de este acontecimiento espiritual a través de imágenes: María y José, los pastores con sus rebaños, los Reyes Magos con sus regalos, la estrella, la ciudad de Jerusalén...  lo demás, los excesos con los que se adorna y se quiere resaltar este evento irrepetible, sólo lo desfiguran y le hace perder su esplendor natural y carácter fundamental: motivar la misericordia, llamar a la oración, promover la solidaridad y despertar sentimientos de amor y ternura a Dios, a los humanos y a la naturaleza.

“La Navidad es la fiesta de la fe en los corazones que se convierten en un pesebre para recibirlo, en las almas que dejan que del tronco de su pobreza Dios haga germinar el brote de la esperanza, de la caridad y de la fe” propone el Papa Francisco, pues la celebración de la Navidad no surgió como una fiesta social en la que había regalos, música, luces de mil colores, cenas suculentas, diversiones exacerbadas, paseos. Comenzó en el portal Belén, en el frío, en la pobreza, en la sencillez y humildad.  Allá llegó Dios, ahí se manifestó y se humanizó.

Hoy la Navidad ha sido secuestrada por el consumismo, que nos somete y conduce a un desenfrenado y desbocado gasto para adquirir lo que el mercado ofrece.  Aparentamos estar ‘felices y contentos’ al entrar en la onda navideña de moda, que deja de lado la celebración de la Natividad de Jesús y se convierte en una fiesta mundana que deja solo vestigios de lo que sucedió aquella noche en Belén hace más de dos mil años.  En medio de tanto alboroto que atrae y envuelve, busquemos los caminos para nutrir nuestra fe y alimentar nuestra vida cristiana y con valor presentar al mundo al “Dios humano y sencillo” que habita en nosotros y está presente en medio de la humanidad, pasando todo lo que vive quien suda en las calles, quien carece de trabajo, quien está enfermo, quien vive solo y olvidado, quien espera un saludo o una llamada de consuelo.  Hoy la presencia de Jesús -niño en Belén- nos interpela y exige coherencia entre fe y vida.

Celebremos la Navidad decidiéndonos a nacer de nuevo, permitiendo que el Niño Dios entre en nuestra vida para que nos transforme en árboles vigorosos, capaces de resistir a los embates seductores de la corrupción, la ambición por el dinero, del egoísmo y todo cuanto mancha nuestra dignidad de cristianos y persona de bien.

Navidad es mucho más que el regalo que ofrecemos o recibimos en Nochebuena, más que un buen deseo o un saludo afectuoso, más que los anuncios de Tv y medios digitales… Navidad es dar amor sin limitación, es comprender que Dios quiere nacer en nuestro corazón, es solidaridad en movimiento, es amor en acción, es ternura realizada, es la libertad de servir, es Jesús dándose a cada uno de nosotros.

En la pequeñez del Niño acunado en un pesebre de Belén, se encuentra toda la grandeza de Dios, que nos invita a vivir y celebrar este misterio que ha mantenido oculto a sabios y entendidos y se lo revela a la gente sencilla de antes y de hoy (cfr Mt 11, 25).  Dios, a través de su Hijo Jesús, quiere estar y compartir con nosotros… ¡Feliz Navidad!   ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

domingo, 18 de diciembre de 2022

carta No.163: Pesebre con rumbo incierto…

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 163– 17 de diciembre 2022

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Pesebre con rumbo incierto

“Y si de verdad queremos celebrar la Navidad, redescubramos a través del pesebre la sorpresa y el asombro de la pequeñez, la pequeñez de Dios, que se hace pequeño, que no nace en el esplendor de las apariencias, sino en la pobreza de un establo. Y para encontrarse con Él hay que llegar allí, donde Él está; hay que rebajarse, hay que hacerse pequeño, dejar atrás toda vanidad, para llegar donde Él está.” Papa Francisco, diciembre 2022.

El pesebre, la representación del Nacimiento de Jesús, lo inició San Francisco de Asís en la Navidad de 1223, en el pueblo de Greccio, al centro de lo que hoy es Italia.  Esta primera representación del Nacimiento fue en una cueva donde colocó una pesebrera llena de heno y alrededor también acomodó un asno y un buey.

En Latinoamérica, desde el siglo XVIII, los días previos a la Natividad, se desarrolla una Novena en honor al niño Jesús, tradición arraigada especialmente en Ecuador, Colombia y parte de Venezuela.  Un encuentro fraterno de familiares y amigos para compartir la fe, reflexionar sobre la venida del Salvador, cantar villancicos y luego compartir un ágape fraterno.

En el mundo cristiano, desde varias semanas antes del 25 de diciembre, la gente vive con mucho entusiasmo, alegría y jolgorio... las casas se ponen en “modo Navidad”.  Están pendientes de la Novena.  Se preocupan y ocupan en preparar la cena de la fiesta.  En escuelas y colegios se realizan varios actos dedicados a la celebración de la Nochebuena.  Algunas instituciones y familias se organizan para visitar lugares olvidados y alejados para “hacer Navidad”.  En varios pueblos y ciudades se organiza “el pase del del Niño”.  En fin, el ajetreo es generalizado.

Pero, esta fiesta ha tenido una especie de metamorfosis, en la que de alguna manera se ha cambiado la esencia navideña... quizá hoy tenemos una Navidad vacía del Niño Jesús, pues, paulatinamente, gracias al consumismo, al marketing, se ha reemplazando el Pesebre, por el árbol de Navidad, al niño Jesús por Santa Claus, a los Reyes Magos por los centros comerciales, a los pastores por cenas y shows artísticos, a los ofrendas de los Reyes Magos por fundas de caramelos, regalos diversos por farras de todo calado, fiestas subidas de tono y borracheras de diferente grado.

En estas fechas el consumismo se manifiesta en su máxima expresión: luces de colores, árboles varios, vistosos arreglos navideños, música diversa y personajes conocidos aparecen por doquier, en todos los medios y redes, con las mejores ofertas y mayores créditos… el bombardeo induce al endeudarnos al por mayor y menor, y los marketeros (profesionales en la promoción publicitaria), hacer creer que la “felicidad” está en comprar lo que es y lo que no es. Caemos y nos endeudamos con demasiada facilidad sin pensar en que luego, debemos cancelar. El mucho o poco dinero que tengamos, lo dilapidamos sin pensar dos veces.  Lo importante es gastar a como dé lugar para estar bien provistos para el “destape” en la Nochebuena.

Afortunadamente, en estos días el mundo cristiano chorrea solidaridad y sin querer pensamos en los demás.  Sale a flote la gratitud, el agradecimiento, la amistad, el reconocimiento y nos invade el “espíritu navideño”, sin embargo, la realidad está ahí, taladrando la conciencia nacional, sin rumbo común, esperando cambio y reivindicaciones, especialmente para los más pobres y vulnerables: los desempleados quieren trabajo, los niños con desnutrición crónica reclaman atención urgente, los pacientes demandan medicinas para tratar sus enfermedades, los chicos requieren educación de calidad, los jóvenes piden acceder a la universidad o un empleo digno, la ciudadanía reclama seguridad, extirpar la corrupción, desterrar la impunidad…

Un gran regalo para esta Navidad sería que todos y cada uno, trabajemos mancomunadamente por la honestidad, la transparencia, la administración eficiente de los fondos y bienes públicos, por solucionar todas las falencias que aquejan al tejido social y que impiden que las grandes mayorías tengan una vida digna, equitativa y solidaria.  Al fin y al cabo, ya casi es NAVIDAD.   ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

 

domingo, 11 de diciembre de 2022

carta No.162: Los Derechos y Deberes son recíprocos

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 162– 11 de diciembre 2022

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Los Derechos y Deberes son recíprocos

“Quisiera, en esta ocasión, dirigir un firme llamamiento a quienes tienen responsabilidades institucionales, pidiéndoles que sitúen los derechos humanos en el centro de todas las políticas, incluidas las políticas de cooperación para el desarrollo, incluso cuando eso signifique ir contra corriente”. Papa Francisco, 10 diciembre 2018.

Paris (Francia), viernes 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas adopta la Declaración Universal de Derechos Humanos como respuesta a los actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, cometidos durante la Segunda Guerra Mundial.  El documento proclama los derechos inalienables de todo ser humano, independientemente de su raza, color, religión, sexo, idioma, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.  Principios establecidos como un ideal común para todos los pueblos y naciones del mundo.

Los Derechos Humanos son intransferibles, irrenunciables, imprescriptibles, indivisibles, interdependientes e interconectados, y se aplican a los ámbitos civiles, económicos, sociales, religiosos, culturales y ambientales.

Es necesario subrayar el carácter universal y absoluto de los Derechos Humanos, pues no existe razón o justificación válida para negar el ejercicio de estos derechos a ninguna persona. 

Se debe reconocer el valor de toda persona humana y que la afirmación de su dignidad son condiciones fundamentales para la convivencia social. No es posible vivir en una sociedad donde, a cualquier título, se nieguen los derechos básicos que son connaturales a la propia naturaleza humana.

En la Declaración también se reconoce que “toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que solo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad” (art. 29,1), por lo que, para una vigencia efectiva de los derechos humanos, estos tienen que ser respetados y ejercidos por todas las personas. De aquí se deriva un axioma: el ejercicio del derecho que me corresponde tiene consigo la obligación que cada uno respete y haga vigente y práctica ese mismo derecho en todos los demás.  De ahí que no solo debemos exigir derechos sino también tenemos que cumplir deberes ineludibles a nivel personal y colectivo.

A diario somos testigos, tanto de la vulneración y la violación de los derechos como del incumplimiento de los deberes que tenemos para con nuestros semejantes y de grandes grupos humanos, porque hay individuos que incumplen sus deberes y buscan todas las estrategias posibles para evadir sus responsabilidades, sin importar que esas “vivezas criollas” generan grandes desequilibrios civiles, sociales, económicos, políticos, culturales y ambientales. Mientras haya pobreza, desigualdad, violencia, exclusión, discriminación, explotación, hambre, miseria, desnutrición infantil, falta de servicios básicos, servicios de salud deficientes, educación de mala calidad, corrupción, contaminación ambiental… se vulneran los derechos de los más pobres y desprotegidos de la sociedad.  En esas condiciones es imposible una vida plena y con dignidad.  Estas numerosas formas de injusticia, alimentadas por un modelo económico basado en las ganancias inhumanas, que no duda en explotar, descartar e incluso matar a las personas, cosificándola y denigrándola sin límites, son realidades que ponen de manifiesto la violación de sus derechos fundamentales.

Ante esta realidad, debemos cuestionarnos que, para que la sociedad sea justa, solidaria y equitativa, es indispensable que todos, sin excepción de ninguna clase, cumplamos los deberes y, al mismo tiempo, exijamos los derechos… parte fundamental de la ética y responsabilidad social.  Si solo demandamos derechos y desconocemos e incumplimos nuestros deberes, atentamos directamente contra los demás.  En el cumplimiento de los deberes está la vigencia de los derechos de todos.

Para enfrentar y salir de la crisis integral en la que estamos sumergidos, urge que personal y colectivamente cumplamos con los deberes que son obligatorios, y reivindiquemos los derechos, caso contrario, corremos el riesgo de colapsar, sin esperanza, incluso de supervivencia como humanidad.     #ComuniquemosEsperanza

  

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domingo, 4 de diciembre de 2022

carta No.161: Invertir para vivir con Dignidad

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 161– 4 de diciembre 2022

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Invertir para vivir con Dignidad

“Hay que poner la economía al servicio de los pueblos, los seres humanos y la naturaleza, no debe estar al servicio del dios dinero” Papa Francisco, II Encuentro de Movimientos Populares, Bolivia 2015.

Frecuentemente se escucha que la economía, frente a las situaciones difíciles que atraviesa la mayoría de la población (pobreza, desempleo, falta de atención médica, educación, vivienda, etc.), como efecto de la crisis económica mundial, del cambio climático, del covid, de la guerra y del endeudamiento… debe evitar gastar.

Las propias autoridades de gobierno señalan que la economía ha mejorado, que no tendremos déficit, que hay buenas reservas y un buen manejo fiscal.  La realidad muestra lo contrario, la sociedad reclama arduamente por la falta de medicinas en los hospitales, por las escuelas sin infraestructura apropiada, por la falta servicios básicos, por el desempleo; además hay familias sin tierra o vivienda; se han incrementado las migraciones, el alto costo de los productos, las carreteras en mal estado, etc.

En nombre de reducir los gastos, el gobierno ha disminuido la inversión social, a tal punto que es una de las más bajas de América Latina.  Por ejemplo, el proyecto de intervención y mejoramiento de infraestructura educativa tiene un presupuesto para este año de USD 66,4 millones. Pero hasta agosto se ha ejecutado solo USD 12,4 millones (18,6%). Asimismo, el plan de reingeniería de infraestructura y el equipamiento hospitalario tienen un presupuesto de USD 73,6 millones, pero se ha ejecutado solo el 1,3%, menos de USD 1 millón (El Comercio 30/10/2022).

Según información de prensa “La inversión en obra pública se reduce 11% en proforma presupuestaria 2023”.  Por lo que el gobierno sostiene que “la reducción del déficit permitirá mantener el orden fiscal, consolidar un crecimiento sostenido de la economía y que se genere más empleo”. (El Comercio 8/11/2022).

Evitar gastos no implica ‘cortar, suprimir o cambiar partidas presupuestarias’ que disminuyan las inversiones sociales necesarias y provoquen graves repercusiones sociales, políticas y económicas para la población. Pero, hay muchos gastos superfluos, que deben ser cuestionados y suprimidos, como: viajes y movilizaciones innecesarias, asesorías inútiles, propaganda y publicidad fatuas, también se deben controlar y evaluar los gastos en tantos jueces y magistrados ineficientes, así como en asambleístas y asesores que no producen leyes ni fiscalizan, de concejales y autoridades seccionales que ganan sueldos sin justificarlos; hay que reorientar los gastos electorales, optimizar el gasto en la burocracia, donde muchos ‘solo calientan el puesto’ y frenan la dinámica necesaria para que el país avance.

Debemos sostener que es imposible disminuir los presupuestos y que se incumplan los programas en temas de salud, educación, vivienda, generación de trabajo, que no son gastos sino inversiones que el pueblo necesita y demanda.

Según el Banco Mundial, el Ecuador para mejorar la eficiencia de sus políticas públicas debe proteger a la población más vulnerable. Es impostergable afrontar los desequilibrios sociales, agravados por la crisis económica y sanitaria, hay que reducir los altos índices de desnutrición infantil, promover una mayor calidad de los servicios públicos, mejorar la eficiencia y progresividad de la inversión en salud, educación y protección social, así como cerrar las brechas que afectan negativamente en todos los aspectos a la población rural.

Si queremos una nueva sociedad, un nuevo Ecuador, tenemos que cambiar, tenemos que invertir, tenemos que sembrar, a cualquier costo y con el sacrificio y cooperación de todos, especialmente de quienes más tienen y no cumplen con su deber ciudadano.  Como Estado debemos sacrificar nuestra “buena liquidez” para invertirla bien y atender las múltiples necesidades insatisfechas de los más pobres y vulnerables con el objetivo de mejorar sus condiciones de vida.   ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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domingo, 27 de noviembre de 2022

carta No.160: Fútbol: motivación y esperanza

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 160– 27 de noviembre 2022

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Fútbol: motivación y esperanza

“El balón se convierte en un medio para invitar a personas reales a compartir amistad, a encontrarse en un espacio, a mirarse a la cara, a desafiarse mutuamente para poner a prueba sus habilidades.  Queridos amigos: el fútbol es un juego de equipo, ¡no se puede divertir solo! (...) Jugar te hace feliz porque puedes expresar tu libertad, compites de una manera divertida, vives un tiempo en lo libre simplemente porque te gusta, persigues un sueño sin ser necesariamente un campeón”.  Papa Francisco, mayo 2019.

El mundo vive una situación compleja y caótica: guerras, muerte, migración forzada, hambruna, deforestación, cambio climático, corrupción, violencia social y un largo etcétera de realidades que duelen y desmotivan… pero cada cuatro años, durante un mes, ese mismo mundo dedica mayor atención a un balón y 22 jugadores que, en una cancha, compiten por la copa que reconoce a un país como el mejor en fútbol.  Para los ecuatorianos, en esta ocasión como en otras tres anteriores, el sueño es que la selección logre un buen desempeño y avance a las siguientes etapas.

En la primera semana de este torneo mundial algunas tradiciones y muchos pronósticos mundialistas se rompieron: Ecuador ganó el partido inaugural, convirtiéndose en la primera selección en vencer al equipo anfitrión y en su segundo encuentro dio una demostración de buen fútbol y de cuanto ha progresado; equipos de larga data y favoritos como Argentina y Alemania perdieron ante selecciones nacionales menos conocidas y sin historia futbolística; tampoco se puede dejar de lado más de una goleada, poco esperadas y menos deseadas.

Esta cuarta participación de Ecuador generó muy buenas expectativas, en especial por la mayoritaria plantilla joven que juega fuera del país, con buena valoración y reconocimiento de sus equipos, lo que aporta experiencia y calidad a la selección nacional, y por el entrenador Gustavo Alfaro, de excelente desempeño y de una condición humana notoria.

En este contexto, el mundial modifica la cotidianidad y cambia los ritmos de la sociedad.  Estar pendiente de los horarios y resultados de los diferentes partidos, vestir “la piel del país”, que se resume en atuendos y parafernalia coloridos, hacer cuentas matemáticas de puntos, goles y errores que llevan a pronósticos que se alientan o derrumban luego del pitazo final.

Los partidos de la selección nacional y de los de los equipos más importantes, motivan a que las familias, los amigos, compañeros de trabajo se reúnan a disfrutar del juego y a compartir esos momentos intensos.  A nivel económico activa el comercio, tanto el formal como informal, con la venta de artículos como camisetas de la Tri, televisores, adornos especiales o consumos en restaurantes y cafeterías.

Los equipos de fútbol son un buen ejemplo, aplicable en diferentes ámbitos como: la sociedad, la política, la educación, la salud, la empresa, la misma familia, entre otros… Debemos organizarnos y funcionar como un equipo, en donde todos cumplimos una función; un buen director técnico con experiencia y liderazgo es fundamental para guiar al equipo.  El lenguaje futbolístico se impone: ’hay que sacarle tarjeta roja a la corrupción’, ‘a la desnutrición’ o a los politiqueros o burócratas que en alguna función del Estado están actuando ‘fuera de juego’… y expulsarlos de la vida nacional.

Si bien, muchas voces se han levantado en pro y contra de este mundial de fútbol: que si Qatar no es la sede más adecuada por la falta de tradición, los altos costos de movilización y estadía; los derechos humanos de la población y en especial de los trabajadores contratados para la construcción de los estadios, de los que se denuncia que varios miles murieron; o la misma polémica por la manera como fue la designación de la sede por allá en el 2010.

No se puede negar que el fútbol copa buena parte de la atención mundial, como un distractor, pero a la vez como un momento de respiro y cambio de aire, cambio de atención y preocupación, para oxigenar la mentalidad y retomar fuerzas que nos motiven y permitan trabajar para convertir nuestros sueños y esperenzas de paz y justicia en realidades.   ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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domingo, 20 de noviembre de 2022

carta No.159: Evitar una crisis social mundial

 

Con los ojos fijos en Él

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 159– 20 de noviembre 2022

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Evitar una crisis social mundial

“Es urgente encontrar nuevos caminos que puedan ir más allá del marco de aquellas políticas sociales «concebidas como una política hacia los pobres, pero nunca con los pobres, nunca de los pobres y mucho menos inserta en un proyecto que reunifique a los pueblos» (Carta enc. Fratelli tutti, 169). En cambio, es necesario tender a asumir la actitud del Apóstol que podía escribir a los corintios: «No se trata de que ustedes sufran necesidad para que otros vivan en la abundancia, sino de que haya igualdad» (2 Co 8,13)”.  Papa Francisco, 2022.

 

La encíclica Fratelli Tutti del Papa Francisco enseña que tenemos dignidad, y debemos ser amados y respetados como hermanos, condenando la inequidad social, la exclusión y toda forma de explotación que reduce al ser humano en un instrumento para el ilícito enriquecimiento de otros.  La Laudato Si señala que la naturaleza es un reflejo de la creación que debe ser respetada, condenando su destrucción por la búsqueda de la ganancia económica.  Las encíclicas tienen inspiración ecuménica y buscan el diálogo con otras iglesias.

El Consejo Mundial de Iglesias y la Federación Luterana Mundial, que representan a cientos de millones de creyentes, han dirigido una carta a los presidentes de los 20 países más ricos del mundo, reunidos en Bali, recordándoles que vivimos en una crisis planetaria con graves consecuencias sociales, ambientales y económicas.

La carta advierte que el crecimiento económico de los países más ricos no ha conllevado la disminución de la inequidad social.  La exclusión racial, religiosa, de género y social ha profundizado los conflictos entre naciones y al interior de ellas.  La guerra en Ucrania ha creado una escasez de alimentos que puede desencadenar una crisis social mundial.

La naturaleza está sometida a una intensiva destrucción, con extinción masiva de especies, el cambio climático y grandes desastres como sequías, huracanes e inundaciones.  Es impostergable la rápida reducción en el consumo de petróleo, gas y carbón para evitar una inminente catástrofe planetaria.

La crisis económica, agravada por la pandemia y la guerra, está creando una situación insostenible para los países pobres y otras economías en desarrollo, que muy difícilmente podrán pagar sus deudas internacionales.

Es fundamental emprender un programa de cancelación y descuentos a las deudas de los países en desarrollo, en particular los más pobres, que puede incluir canjes de deuda por conservación.

Es imperioso un profundo cambio social, que dé protección a los más vulnerables, con adecuados servicios de educación, salud y vivienda, proteja la agricultura sustentable y cree empleos con dignidad.  “Las enormes diferencias entre los ricos cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres, pueden reducirse aumentando los impuestos a los más ricos, creando recursos que permitan atender a los más excluidos, respetar el derecho de las generaciones futuras a un mundo digno, y preservar el ambiente, deteniendo la destrucción de bosques y la emisión de gases” (Papa Francisco).

Las ideas de justicia, amor, solidaridad, respeto a la naturaleza y a la dignidad humana pueden inspirar una sociedad más justa y sostenible, dejando atrás la búsqueda irrestricta de ganancia y el crecimiento económico como los principios de la actual sociedad.

Muchas iglesias cristianas comparten y promueven principios semejantes a los que han inspirado el pensamiento del Papa Francisco, como lo muestra la carta dirigida a los líderes mundiales por el Consejo Mundial de Iglesias y otras agrupaciones. El acercamiento ecuménico basado en las enseñanzas del evangelio y el ejemplo de Cristo es alentador y nos llena de esperanza, hacia un mundo de paz y justicia.   ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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domingo, 13 de noviembre de 2022

carta No.158: Ecuador se Desangra

 

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Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 158– 13 de noviembre 2022

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Ecuador se Desangra

«(a) los hombres y las mujeres mafiosos: ¡Por favor, cambien de vida, conviértanse, deténganse, dejen de hacer el mal! Y nosotros rezamos por ustedes. (…)  Esta vida que viven ahora, no les dará placer, no les dará alegría, no les dará felicidad. El poder, el dinero que tienen ahora de tantos negocios sucios, de tantos crímenes mafiosos, es dinero ensangrentado, es poder ensangrentado, y no se lo podrán llevar a la otra vida. Conviértanse, todavía hay tiempo, para no acabar en el infierno. Es lo que les espera si siguen por este camino. Ustedes han tenido un papá y una mamá, piensen en ellos. Lloren un poco y conviértanse» Papa Francisco, 2014.

El impresionante número de muertos en las cárceles, que ya sobrepasan los 500 en los dos últimos años debido al enfrentamientos entre bandas ligadas al narcotráfico, el aumento de crímenes en las calles -muchos por sicariato-, e incremento de homicidios, actualmente en 34 por cada cien mil habitantes -cuando hace un año apenas llegaban a 18-, los incontables asaltos en los espacios públicos, viviendas y comercios… han roto la paz social.  Actos de violencia que muchas veces no se denuncian por desconfiar de la justicia o dudar de la acción de las fuerzas de seguridad.

La cotidiana información sobre crímenes aterradores, cadáveres decapitados y miembros cercenados, cuerpos colgados en los puentes o arrojados en quebradas, tienen a la ciudadanía sumida en el miedo, presa del terror, del dolor y de la indignación, ante una realidad nunca antes vista ni vivida.

Ante tan cruda y dolorosa realidad, la sociedad se siente impotente e indefensa.  Las organizaciones criminales han sobrepasado a las fuerzas del orden, que, por la falta de equipamiento, entrenamiento y tecnología apropiadas y efectivas, además de estar limitadas legalmente para combatir con fuerza al crimen organizado, al sicariato, a las ‘vacunas’, a los asaltos, a los secuestros y a todo género de violencia que impera en el país, tienen carencias para responder con eficacia a esta nueva realidad.  El Gobierno, desconcertado ante los brotes de violencia, carecía de estrategias y tácticas para frenarla, mientras los delincuentes se armaban y organizaban.  Además, muchos fiscales y jueces tienen parte en este caos al dejar libres a varios prontuariados.  Hoy, que las cosas han tomado fuerza e insospechables rumbos, toda medida, esfuerzo y empeño resulta insuficiente para enfrentar al crimen organizado, a las mafias y cárteles que se han apoderado del país, mientras la pobreza e inequidad afecta a más población.

Frente a esta violencia imparable que está apropiándose de la sociedad, los Obispos ecuatorianos exhortan a seguir adelante, a no dejarse vencer por el miedo "cuando está en riesgo el futuro de la patria, cuando se busca sembrar la muerte y el caos, cuando se atacan nuestros valores comunes, es necesario una mayor dosis de valentía para no hacer el juego a protervos intereses" señalaron en su más reciente comunicado. Por su parte el Papa Francisco indica que “Cuando falta la seguridad y la legalidad, los primeros perjudicados son en realidad los más frágiles y todos aquellos que de diversas maneras pueden llamarse ‘últimos’.  Todos estos son los esclavos modernos sobre los que se construyen las economías mafiosas".

Ante esta realidad que carcome al país, es necesario que reaccionemos como sociedad, no podemos ser indiferentes ante tanta violencia ni mirar hacia otro lado, rogando que no nos ocurra a nosotros o a nuestros allegados. Es necesario un compromiso ciudadano para que, junto con las autoridades, enfrentemos con efectividad y eficacia este cáncer, que, si no lo paramos, nos terminará destruyendo…  "Es hora de la unión nacional, de reconstruir el pacto social que nos une y combatir ese enemigo común que es el crimen organizado, el tráfico de drogas, la delincuencia, la inseguridad, que buscan destruir el tesoro más valioso que tenemos, nuestros niños y jóvenes y que encuentran terreno fértil en una sociedad en que lastimosamente la pobreza y la desigualdad parecen no tener fin" piden los Obispos del Ecuador, así “La Paz Triunfará” sin duda, y con esa esperanza, debemos empeñarnos en reconstruir nuestro país.   ·  #ComuniquemosEsperanza


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domingo, 6 de noviembre de 2022

carta No.157: Petróleo y corrupción: ¿Hay Solución?

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en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 157– 6 de noviembre 2022

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Petróleo y corrupción: ¿Hay Solución?

“La corrupción es un mal más grande que el pecado.  Más que perdonado, este mal debe ser curado.  La corrupción se ha convertido en algo natural, hasta el punto de llegar a constituir un estado personal y social relacionado con la costumbre, una práctica habitual en las transacciones comerciales y financieras, en los contratos públicos, en toda negociación que implique agentes del Estado.  […] Sin embargo, el Señor no se cansa de llamar a

la puerta de los corruptos. La corrupción nada puede contra la esperanza” (Francisco, 2014).

Estos días aparecen nuevos escándalos relacionados con el principal recurso de exportación del Ecuador: el petróleo.  La abrupta salida del ministro de Energía y Recursos Naturales no Renovables, Xavier Vera, se produce en medio de acusaciones de venta de cargos, cohecho y uso indebido de un carné de discapacidad.  Las acciones de allanamiento de sus viviendas y del propio despacho ministerial hicieron insostenible su permanencia en el cargo.  Inmediatamente se posesionó Fernando Santos Alvite, ligado al sector energético y a gobiernos neoliberales, quien ha reconocido que Petroecuador “ha llegado a un nivel inconmensurable de corrupción”.  No hay esperanzas de que su gestión sea beneficiosa para el país, ya que gran parte de su trayectoria ha estado ligada a empresas privadas extranjeras.

Otro escándalo grande se reactivó en Estados Unidos, con el inicio de un juicio por blanqueo de capitales relacionado con las coimas por la venta de petróleo a China.  En este proceso está involucrado Nielsen Arias, actualmente en EEUU, quien durante varios años fue gerente de Comercio Internacional de Petroecuador en los gobiernos de Correa y Moreno, se revelan y confirman irregularidades por miles de millones de dólares. Tampoco podemos olvidar los casos de corrupción ligados a las empresas brasileras Odebrecht y Petrobras.

Aunque desde los años 70, Ecuador ha centrado su atención en la extracción petrolera como sustento para un supuesto desarrollo nacional, pareciera que la corrupción ha afectado siempre a la empresa nacional de petróleos, desde su inicio cuando era el consorcio CEPE-Texaco y posteriormente en los diversos avatares que han sufrido Petroecuador y Petroamazonas.  No podemos olvidar los negociados en los contratos con empresas privadas de servicios, en los ya mencionados acuerdos de preventa de crudo y en las inversiones de infraestructura como los oleoductos, el mantenimiento y potenciación de las refinerías, siendo muy grandes los valores perdidos por corrupción en la refinería de Esmeraldas y en la fallida construcción de la nueva refinería en el Aromo.  Representando el petróleo casi la mitad de los ingresos del Estado, los intentos de su privatización agravan el problema, ya que privan al Estado de recursos que potencialmente pueden invertirse en desarrollo social.  Algunos estudios señalan que los costos de la corrupción petrolera, durante los últimos 15 años, han alcanzado valores entre los 30 mil y 60 mil millones de dólares.

El petróleo es el más importante de los recursos que, de acuerdo con la Constitución y las leyes, pertenece a todo el pueblo ecuatoriano, sin embargo, muchas personas que ocuparon cargos importantes lo consideraron un botín y una oportunidad para enriquecerse a través de la corrupción.

¿Es posible liberar a este recurso de las garras de los corruptos?  ¿Hay esperanza, hay solución o estamos condenados a repetir de forma constante ese círculo vicioso?

Soluciones mágicas no existen, pero podemos esbozar algunas pistas: A nivel político: desterrar la politiquería, los amarres y los compromisos adquiridos que maniatan a los gobiernos cuando llegan al poder; rechazar las presiones que vienen desde distintos intereses transnacionales que pretenden hacer negocios con el Ecuador aprovechando el entreguismo de varios funcionarios y autoridades nacionales. Buscar nuevos técnicos nacionales jóvenes que quieran servir al país y no caer en las redes actuales comprometidas con la corrupción, así como desechar de forma definitiva a aquellas personas que tienen nexos con el pasado nefasto que ahora lamentamos.  A nivel económico: corregir o suprimir aquellos mecanismos que generan posibilidades para la corrupción en varios niveles de la estatal petrolera.  A nivel social: generar conciencia sobre la correcta administración de recursos para todos basada siempre en la verdad, la transparencia y la justicia.  ·  #ComuniquemosEsperanza


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Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.  

domingo, 30 de octubre de 2022

carta No.156: El valor de la vida

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 156– 30 de octubre 2022

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El valor de la vida

Pues, ¿de qué le sirve a un hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se destruye o se pierde? Lc 9, 25

En Ecuador, en los dos últimos años, se incrementaron vertiginosamente las muertes violentas: en 2021 con 1291 víctimas y en lo que va del 2022, hasta el 20 de octubre, van 3510 casos. Un promedio de 11 muertes violentas por día, tipificadas como homicidios, asesinatos, feminicidios y sicaritos, ocurridas en las cárceles y las calles de las provincias de Guayas, Esmeraldas, Manabí, El Oro, Los Ríos, Sucumbíos y Santo Domingo, entre otras.  La tasa de homicidios por 100 mil habitantes es de 15.48 y Guayaquil ha pasado a la lista de las 50 ciudades más violentas del mundo.

“Ecuador país de paz”, era un orgullo que llevábamos como parte de nuestra identidad, pero en estos días sentimos como esa paz se esfuma… se agudiza la violencia que desconcierta, impacta y llena de miedo a pueblos enteros.  Nos preguntamos ¿qué pasó con cierto bienestar social que existía?, que hacía posible un ambiente seguro, donde unos a otros nos cuidábamos, de un vivir de puertas abiertas, de reunirse con los vecinos a conversar, a jugar, a caminar tranquilamente incluso en las noches… La realidad nos interpela y desafía, las ciudades fronterizas de Huaquillas y Esmeraldas, entre otras, cierran y se encierran apenas se oculta el sol, por las amenazas de los recaudadores de ‘cupos’ o ‘vacunas’ que extorsionan a comerciantes, mecánicos, electricistas, llegando al colmo de solicitar la ‘vacuna’ a un colegio, que, si no pagan, se les amenaza con colocar bombas.

En este contexto, las medidas adoptadas por el Gobierno, como el “estado de excepción”, han resultado ineficientes.  Por lo que es inevitable preguntarnos ¿si en realidad se está combatiendo seriamente las causas que generan la delincuencia? o ¿se ha agravado la situación social y económica, dejando que pasen ‘las cosas’, con la consecuencia del menosprecio a la vida?, o en su defecto la constatación de que esta realidad sobrepasó a las autoridades, que se muestran atadas de manos e incapacitadas para implementar medidas que enfrenten la pobreza, el desempleo, la ausencia de servicios básicos, entre otras, realidades que a muchas personas les predispone a enrolarse y ser parte de la violencia articulada por el narcotráfico, el crimen organizado o las bandas que pululan por barrios de nuestras ciudades.

Necesitamos con urgencia rescatar lo más valioso: la vida, derecho fundamental del ser humano que le permite ejercer los demás derechos.  Cada vida humana “es única e irrepetible, es un valor inestimable en sí misma”.

¿Qué le ha pasado al Ecuador “país de paz”?  Está herido letalmente en su dignidad por las miles de muertes violentas, que tienen que dolernos y conmovernos para aportar y trabajar juntos para resignificar el valor de la vida.

En la proximidad del Día de los Difuntos, estamos llamados a considerar que la muerte natural es un abrazo con el Señor, para vivirlo con esperanza, en su integridad, como seres conscientes, inteligentes y dignos, capaces de cuidar, respetar, amar y proteger el tesoro más grande que hemos recibido: el don de la vida…  pues el “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.” (Jn 10,10) que propone Jesús, es la tarea primordial e impostergable para todo el pueblo.

La violencia no es gratuita, es la factura que nos pasa la inequidad, la pobreza extrema, la injusticia, la corrupción, la viveza criolla…  Queda por delante extirpar todas esas degradaciones socioeconómicas que han deshumanizado a la persona.  Por delante hay mucho trabajo por hacer, millones de ecuatorianos necesitan un empleo digno, acceso a servicios de salud y medicinas, educación, estabilidad emocional, seguridad… Solo así podremos empezar a recuperar la paz.  Es un compromiso que debemos asumir todos, sin excepción.   ·  #ComuniquemosEsperanza

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