Con los ojos fijos en El
en la realidad y la fe
en la realidad y la fe
carta No. 14
julio 2018
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del Circulo Vicioso al
Círculo Virtuoso del Desarrollo
El país no puede pasar del
subdesarrollo político, social, económico, ambiental a un proceso sostenido de
desarrollo integral, entendido éste no sólo como crecimiento económico sino
como la articulación de los cuatro ámbitos que constituyen el régimen de
desarrollo, consagrados en art. 275 de la Constitución de la República. Y es que en cada uno de esos ámbitos el país
se mueve en círculos viciosos sin encontrar salidas que posibiliten cambios
verdaderamente transformacionales.
Veamos un par de evidencias que demuestran lo indicado.
En el ámbito
político-institucional se constata la débil democracia en la que buscamos
apoyar las aspiraciones del pueblo ecuatoriano.
La debilidad institucional ha provocado la mayor de las inestabilidades:
llegamos a contar cuatro decenas de ministerios y otras tantas instituciones
que lo único que han hecho es facilitar el ejercicio generalizado de la
corrupción. Hay una abundancia de leyes
que nadie las respeta y otras tantas que cambian con mucha frecuencia, de
acuerdo con los caprichos (o los intereses) de quienes están actuando como administradores
de los procesos afectados.
En lo económico productivo,
las inversiones, sobre todo del sector privado, son muy limitadas, la
inestabilidad político-institucional genera inseguridades y no se quiere correr
riesgos. Aún se requiere inversión pública
de apoyo a la producción, particularmente en el sector rural. Alto costo de materias primas, dificultades
para acceder a créditos productivos y para la comercialización, poco apoyo a la
apertura de mercados, deficiencias de carácter tecnológico y otros tantos
factores restrictivos imposibilitan mejores rendimientos productivos y se
generan niveles muy bajos de rentabilidad.
Los tejidos sociales, a
todo nivel, se han debilitado: gremios de los sectores productivos que no
generan ideas de cambio porque no son escuchados, organizaciones sociales que
han dejado de ser proactivas y que se desempeñan en el marco de enfoques
clientelares, desinterés de los actores económicamente activos por mejorar sus
niveles de conocimientos y por desarrollar propuestas creativas.
Nuestra casa, la
naturaleza, se está cayendo a pedazos porque no la cuidamos. Son múltiples los factores que provocan esta
destrucción: tala indiscriminada de bosques, uso sin control de químicos para
la producción del campo, ausencia de obras de protección de los recursos
naturales, actividades extractivistas que sólo se orientan a la generación de
ingresos de quienes, desde el extranjero, aportan capitales para este tipo de
actividades no sustentables.
Las indicadas son una muy
pequeña muestra de evidencias de los factores restrictivos que no nos permiten
salir del subdesarrollo.
Si todos los ecuatorianos
nos proponemos recuperar la práctica de los valores como el compromiso, la
confianza en nosotros mismo y en quienes nos rodean, la solidaridad, el respeto
a las leyes y, sobre todo, a nuestros congéneres, la transparencia como
antídoto a la corrupción, entre los más importantes, podremos romper los
círculos viciosos y desempeñarnos en el ámbito de círculos virtuosos
sostenibles. Nuestro horizonte debe ir
más allá de los períodos de gobierno, sólo entonces podremos fortalecer
nuestras organizaciones sociales, nuestras instituciones, nuestros procesos
educativos y aquellos formativos, nuestra fe en la democracia verdadera.
Habiendo sido abandonado
por tanto tiempo nuestro sector rural, es preciso dar cierto énfasis a la
construcción y consolidación de los círculos virtuosos impulsando, por ejemplo:
el fortalecimiento de las organizaciones comunitarias y de los gremios de la
producción, implementando modelos de gestión empresarial, promoviendo la
asociatividad para el desarrollo de economías de escala, incorporando
verdaderas prácticas de innovación a todo nivel, fortaleciendo las entidades de
apoyo a la producción del campo como el Iniap,
ampliando los niveles de conocimiento de los actores campesinos, impulsando
verdaderos procesos que garanticen la soberanía y seguridad alimentarias,
desarrollando creativas alternativas que permitan el acceso a los mercados,
especialmente, de los pequeños productores rurales (algún rato se habló de
implementar los puertos secos), simplificando los procesos de compras públicas,
impulsando mecanismos que posibiliten el ahorro y la inversión, entre otras
tantas opciones.
En cualquier caso, el reto
está planteado para todos, para productores, para organizaciones, para agentes
facilitadores del desarrollo, para la instituciones públicas, para
profesionales, para las mismas familias ecuatorianas… creemos que si se puede.
Coordinación Miguel Andrade – Redactor: Francisco Carrasco
Con los ojos fijos en El,
en la realidad y la fe es
una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de los
Observatorios de Política y Eclesial, que reúnen periódicamente a los miembros
de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de
estas cartas.