Imágenes


lunes, 30 de julio de 2018

carta No.14 - del circulo vicioso al Círculo Virtuoso del Desarrollo


Con los ojos fijos en El 
en la realidad y la fe

carta No. 14
julio 2018
---------------------------------

del Circulo Vicioso al Círculo Virtuoso del Desarrollo

El país no puede pasar del subdesarrollo político, social, económico, ambiental a un proceso sostenido de desarrollo integral, entendido éste no sólo como crecimiento económico sino como la articulación de los cuatro ámbitos que constituyen el régimen de desarrollo, consagrados en art. 275 de la Constitución de la República.  Y es que en cada uno de esos ámbitos el país se mueve en círculos viciosos sin encontrar salidas que posibiliten cambios verdaderamente transformacionales.  Veamos un par de evidencias que demuestran lo indicado.

En el ámbito político-institucional se constata la débil democracia en la que buscamos apoyar las aspiraciones del pueblo ecuatoriano.  La debilidad institucional ha provocado la mayor de las inestabilidades: llegamos a contar cuatro decenas de ministerios y otras tantas instituciones que lo único que han hecho es facilitar el ejercicio generalizado de la corrupción.  Hay una abundancia de leyes que nadie las respeta y otras tantas que cambian con mucha frecuencia, de acuerdo con los caprichos (o los intereses) de quienes están actuando como administradores de los procesos afectados.

En lo económico productivo, las inversiones, sobre todo del sector privado, son muy limitadas, la inestabilidad político-institucional genera inseguridades y no se quiere correr riesgos.  Aún se requiere inversión pública de apoyo a la producción, particularmente en el sector rural.  Alto costo de materias primas, dificultades para acceder a créditos productivos y para la comercialización, poco apoyo a la apertura de mercados, deficiencias de carácter tecnológico y otros tantos factores restrictivos imposibilitan mejores rendimientos productivos y se generan niveles muy bajos de rentabilidad.

Los tejidos sociales, a todo nivel, se han debilitado: gremios de los sectores productivos que no generan ideas de cambio porque no son escuchados, organizaciones sociales que han dejado de ser proactivas y que se desempeñan en el marco de enfoques clientelares, desinterés de los actores económicamente activos por mejorar sus niveles de conocimientos y por desarrollar propuestas creativas.

Nuestra casa, la naturaleza, se está cayendo a pedazos porque no la cuidamos.  Son múltiples los factores que provocan esta destrucción: tala indiscriminada de bosques, uso sin control de químicos para la producción del campo, ausencia de obras de protección de los recursos naturales, actividades extractivistas que sólo se orientan a la generación de ingresos de quienes, desde el extranjero, aportan capitales para este tipo de actividades no sustentables.

Las indicadas son una muy pequeña muestra de evidencias de los factores restrictivos que no nos permiten salir del subdesarrollo.

Si todos los ecuatorianos nos proponemos recuperar la práctica de los valores como el compromiso, la confianza en nosotros mismo y en quienes nos rodean, la solidaridad, el respeto a las leyes y, sobre todo, a nuestros congéneres, la transparencia como antídoto a la corrupción, entre los más importantes, podremos romper los círculos viciosos y desempeñarnos en el ámbito de círculos virtuosos sostenibles.  Nuestro horizonte debe ir más allá de los períodos de gobierno, sólo entonces podremos fortalecer nuestras organizaciones sociales, nuestras instituciones, nuestros procesos educativos y aquellos formativos, nuestra fe en la democracia verdadera.

Habiendo sido abandonado por tanto tiempo nuestro sector rural, es preciso dar cierto énfasis a la construcción y consolidación de los círculos virtuosos impulsando, por ejemplo: el fortalecimiento de las organizaciones comunitarias y de los gremios de la producción, implementando modelos de gestión empresarial, promoviendo la asociatividad para el desarrollo de economías de escala, incorporando verdaderas prácticas de innovación a todo nivel, fortaleciendo las entidades de apoyo a la producción del campo como el Iniap, ampliando los niveles de conocimiento de los actores campesinos, impulsando verdaderos procesos que garanticen la soberanía y seguridad alimentarias, desarrollando creativas alternativas que permitan el acceso a los mercados, especialmente, de los pequeños productores rurales (algún rato se habló de implementar los puertos secos), simplificando los procesos de compras públicas, impulsando mecanismos que posibiliten el ahorro y la inversión, entre otras tantas opciones.

En cualquier caso, el reto está planteado para todos, para productores, para organizaciones, para agentes facilitadores del desarrollo, para la instituciones públicas, para profesionales, para las mismas familias ecuatorianas… creemos que si se puede.

Coordinación Miguel Andrade – Redactor: Francisco Carrasco
Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de los Observatorios de Política y Eclesial, que reúnen periódicamente a los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.


miércoles, 25 de julio de 2018

El desafío actual:contra el Estado pos-democrático rescatar la democracia

Leonardo Boff*

No son pocos los analistas sociales y juristas del más alto nivel que denuncian la actual situación política de Brasil como la instauración de un Estado de excepción. El golpe parlamentario, jurídico y mediático de 2016 permitió que los golpistas pasasen por encima de la Constitución, modificasen las leyes laborales a favor de los patrones, engañasen al país con un techo de gastos en salud y educación, impidiendo que se cree un Estado de Bienestar Social.
La justicia ha dejado de ser imparcial e, incluso en los niveles más altos, se muestra parcial contra el PT y la figura carismática de Lula. Lo que el juez federal de primera instancia Sergio Moro hace es la aplicación descarada del lawfare y no esconde el ánimo persecutorio contra el expresidente, condenándolo sin pruebas materiales irrefutables. Por eso es considerado un prisionero político.
Es importante observar que este tipo de política obedece a una amplia estrategia pensada a partir de los intereses del imperio con los aliados internos de nuestro país. Brasil es decisivo en términos de geopolítica y de bienes y servicios naturales abundantes, capaz de garantizar la base física y química que sustenta el sistema de vida y el sistema-Tierra, ya en alto grado de erosión.
El golpe fue dado bajo la égida del más riguroso neoliberalismo y de la voracidad del capital especulativo de cariz capitalista que domina la política en el mundo entero.
Es sabido que el orden capitalista, por su individualismo y la furia de acumulación nunca se ha llevado bien con la democracia. Si la democracia más que el derecho de votar, implica buscar la igualdad de todos los ciudadanos con referencia a las leyes, los derechos básicos, la justicia social y las garantías fundamentales, debemos decir que es más un señuelo que una realidad. La democracia moderna se construyó como representativa de toda la sociedad. En realidad, en general representó los intereses de los poderosos y subrepresentó los del pueblo trabajador o pobre.
Los datos de varias entidades serias nos indican que cerca de ocho mil multimillonarios controlan gran parte de la economía mundial, dejando a millones y millones de personas en la pobreza y el hambre. Como la lógica capitalista es la competencia y no la solidaridad, entra en una era de barbarie y de gran inhumanidad.
Este tipo de capitalismo necesita de democracias de bajísima intensidad, con un Estado sometido al mercado, con la menor participación popular posible. La estrategia de los países capitalistas apunta a recolonizar América Latina y Brasil, condenados a ser meros exportadores de commodities (alimentos, minerales y otros).
El golpe de 2016 se dio con ese propósito, en sí antipatriótico, antipopular y profundamente injusto, en beneficio de los ricos y herederos de la Casa Grande. Este golpe liquidó el Estado democrático de derecho. Guardó las apariencias y las instituciones, pero no funcionan como prevé la Constitución o funcionan sin imparcialidad.
Se inauguró el “pos-Estado democrático”, categoría usada por Rubens Casara, juez de derecho del Tribunal de Justicia de Río de Janeiro y profesor universitario, con notable capacidad teórica para pensar el desastre de la democracia brasileña y la ideología subyacente. En la actualidad rige, en efecto, un estado de excepción, a la moda del jurista alemán Carl Schmitt (1888-1985) que justificaba el régimen de Hitler, pues para él el criterio del político reside en la definición del enemigo a ser satanizado y destruido (cf. El concepto de lo político, Voces 1992, 51-53). Por encima de todas las leyes está el “Führer” o el “Duce”, que siempre tienen razón.
La consecuencia se lee en el sub-título del libro: “neo-oscurantismo y gestión de los indeseables”. Es decir, se mantiene la farsa democrática y se castiga a los más pobres, pues son indeseables al sistema de acumulación y de consumo.
El desafío actual consiste en rescatar la democracia mínima (no aquella “sin fin” de Boaventura de Souza Santos o como “valor universal” de Norberto Bobbio, ni la democracia “socio-ecológica” de Zaffaroni y mía) sino simplemente la pura y simple democracia, expresada en el Estado Democrático de Derecho. Debemos repudiar al Estado posdemocrático como excrecencia de la democracia y otro nombre para el régimen de excepción.
*Leonardo Boff escribió: Brasil: concluir la refundación o prolongar la dependencia, Vozes 2018.
Traducción de Mª José Gavito Milano