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domingo, 26 de diciembre de 2021

Carta No. 112: Caminar juntos para llegar al Reino

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 112– 26 de diciembre 2021

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Caminar juntos para llegar al Reino

"Estoy seguro de que el Espíritu nos guiará y nos dará la gracia para seguir adelante juntos, para escucharnos recíprocamente y para comenzar un discernimiento de nuestro tiempo, siendo solidarios con las fatigas y los deseos de la humanidad."  (Papa Francisco, apertura oficial del Sínodo de los Obispos, octubre 2021).

El Papa Francisco interroga sobre un tema decisivo para la vida y la misión de la Iglesia: la Sinodalidad… y nos propone "encontrar, escuchar y discernir".  Estamos rumbo al Sínodo en el 2023.  En este camino, hace poco concluyó la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe con el lema "Todos somos discípulos misioneros en salida". Fue un tiempo para el discernimiento que impulsa a abrir nuevos caminos misioneros hacia las periferias geográficas, culturales y existenciales, planteados en doce desafíos.

La sinodalidad es "caminar juntos" y expresa la identidad de la Iglesia como el pueblo en peregrinación hacia el Reino de Dios; subraya la dignidad de los cristianos y afirma su corresponsabilidad en la misión evangelizadora.

Pese a esta verdad, en la práctica vivimos cierto clericalismo en la Iglesia, no la sentimos como nuestra, sino como ese espacio piramidal impuesto por 'curitas' y 'monjitas'. Por lo tanto, no nos sentimos parte ni protagonistas.  Dependemos de las autoridades religiosas y éstas, en muchos casos, se consideran superiores al pueblo común de los creyentes. Pese a ser parte de la Iglesia –del mismo pueblo–, históricamente se han creado diferencias… de tal o cual movimiento, o comunidad, o jerarquía y nos olvidamos que somos hermanos de la fe, hijos del mismo Dios que "acompaña a nuestro pueblo, que vive en nuestras luchas…".

Cuando hablamos de sinodalidad –caminar juntos–, es una invitación al diálogo entre iguales, entre cristianos y con otras religiones… El Papa señala que la sinodalidad es lo que Dios espera de nosotros en este siglo, es el proyecto, el plan para la Iglesia.

La sinodalidad es comunión, por lo que en la Iglesia debería existir consenso e integración de todos, de las distintas diversidades, proceso de sinergia o de convergencia, creación de armonía y por eso es necesario la actitud de escucha. Igualmente supone participación, el camino se lo hace y recorre juntos, dando pasos grandes o pequeños, arrimando el hombro, con voz y presencia, como hermanos e hijos de Dios, cada uno con una responsabilidad o una vocación, pero participando de la misión de servir en forma activa, creativa y solidaria, construyendo el Reino de justicia, de paz y amor.

Muchas veces nos quejamos porque a pesar de ser mayoría, los laicos son marginados en los momentos de tomar decisiones. Pero al mismo tiempo, constatamos que ese numeroso pueblo espera que los pastores tomen las decisiones, hayan o no escuchado la voz de todos, especialmente la de los sencillos, de los pobres.  La sinodalidad invita a cambiar estas posturas.

Caminando y reflexionando juntos sobre lo recorrido, en este segundo año de preparación al Sínodo, debemos como Iglesia - pueblo de Dios, buscar, experimentar y discernir los nuevos procesos pastorales que pueden ayudarnos a vivir la comunión, a realizar la participación y a abrirnos a la misión.  ·  #ComuniquemosEsperanza


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Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

domingo, 19 de diciembre de 2021

Carta No. 111: La Esperanza está de pie

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 111– 19 de diciembre 2021

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La Esperanza está de pie

“La esperanza es una virtud que no se ve: trabaja desde abajo; nos hace ir y mirar desde abajo. No es fácil vivir en la esperanza, pero yo diría que debería ser el aire que respira un cristiano, el aire de la esperanza; de lo contrario, no podrá caminar, no podrá seguir adelante porque no sabe adónde ir. La esperanza –esto sí es verdad– nos da seguridad: la esperanza no defrauda. Jamás.  Si tú esperas, no te decepcionarás… (Papa Francisco, octubre. 2019).


 Frente a la cruel realidad de dolores, angustias, tristezas, problemas… desde nuestro compromiso cristiano debemos insistir en la esperanza. Vivirla, respirar su aire, saborear sus obras, disfrutar sus logros es una tarea diaria. La esperanza vive en acciones concretas de solidaridad y vence la adversidad.

Qué lindo y maravilloso es ver a mujeres de escasos recursos, jefas de hogar que no tienen apoyo o han sido abandonadas de su pareja, ayudándose entre sí para que a ninguna de ellas le falte el pan cotidiano; o aquellas familias que han decidido juntar ropa, víveres, juguetes y otros enseres para agasajar con villancicos, una buena comida y un regalito por Navidad a los niños del orfanato; a familias enteras que dan una cuota mensual para apoyar a ancianos abandonados; a niños que, privándose de su colación, compran con sus ahorros algo que hará feliz a un niño de otra escuela; o las abuelas que tejen, pintan, bordan o confeccionan unas prendas lindas para cada uno de sus hijos y nietos; o los jóvenes que visitan voluntariamente a los enfermos de un hospital para compartir su tiempo y alegría… Estas son algunas de las demostraciones de solidaridad concretas… hay muchas otras llenas de esperanza, que manifiestan que somos sensibles y generosos.

Pero hay también muestras más grandes: el aporte y trabajo en minga para construir la casa para un hombre con discapacidad y seis hijos, uno de ellos con discapacidad y una adolescente con una criatura de 2; la donación de pupitres para todo un grado de una escuelita rural; la construcción de un tanque reservorio de agua que sirve a toda una comunidad; la donación de aquella máquina que le faltaba a esa microempresa en la que trabajan varias familias, la creación de una panadería, de una quesera, de una fábrica de mermeladas... Igual que estas expresiones fehacientes de esperanza comunitaria en el trabajo, en el esfuerzo, en la justicia, en la paz, hay miles de manifestaciones de solidaridad a lo largo y ancho de nuestro país.

La esperanza y la solidaridad están siempre tocando nuestra vida, hay miles de posibilidades para ejercerlas, por doquier se abren ventanas que requieren de una actitud fraterna y una mano generosa. En este tiempo navideño, cuando nos identificamos plenamente con el amor y la ternura, la sensibilidad se enciende, la hermandad aflora, la mente y el corazón se abren para dar lo poco o mucho que tengamos y compartir la alegría de vivir y estar juntos.

Cómo quisiéramos que esas ganas que tenemos en Navidad de compartir para llevar esperanza y solidaridad a quienes más necesitan, se convierta en un hábito recurrente y permanente que nos permita ser personas generosas y honestas, para construir familias nuevas, sin necesidades de ninguna especie; barrios bien equipados; sociedades equitativas, inclusivas, sin descartados; pueblos y ciudades con gente más buena, en la que diariamente se siembre e implante la justicia y consecuentemente la paz.  La esperanza está de pie.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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domingo, 12 de diciembre de 2021

Carta No. 110: Todos somos Navidad

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 110 – 12 de diciembre 2021

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Todos somos Navidad

“En Navidad Dios se revela no como el que está en lo alto para dominar, sino como el que se abaja, pequeño y pobre, para servir: esto significa que la manera de parecerse a Él es la de abajarse, la del servicio.  Para que sea verdaderamente Navidad, no olvidemos esto: Dios viene a estar con nosotros y nos pide que cuidemos de nuestros hermanos, especialmente de los más pobres, débiles y frágiles, a quienes la pandemia corre el riesgo de marginar aún más.  Porque así es como vino Jesús al mundo, y el pesebre nos lo recuerda”.  (Papa Francisco, dic. 2021)

El nacimiento de Jesús es el cumplimiento de la promesa hecha por Dios a la humanidad: enviarle un Redentor que instaure una nueva época, un mundo de paz, de amor y de justicia. Desde entonces, la Navidad -Dios con nosotros-, ha llenado y llena de alegría a toda la humanidad que lo celebra con mucha solemnidad.

Pero mientras más la rodeamos de alegría y solemnidad más nos alejamos de Jesús.  El Nacimiento, la Novena, los Villancicos de rico contenido, se quedan en la vanidad social, no alimentan ni cambian nuestra vida, tampoco alientan la espiritualidad.  Cuando se acaba la Navidad solo queda un recuerdo que pronto se olvida.

Nos contentamos con ver a Jesús de lejos, en la imagen del Niño y no hacemos el menor esfuerzo por encontrarnos con Él, dejamos a un lado la "vida en abundancia" y nos extraviamos en laberintos que nos confunden y deshumanizan.

~    Navidad eres tú cuando decides renacer cada día y dejar entrar a Dios en tu vida.

~    El pesebre eres tú cuando te haces pobre para enriquecer a todos y acoger al Dios Niño en el corazón.

~    Los adornos de Navidad eres tú cuando tus virtudes y testimonio son colores que adornan la vida por donde pasas.

~    Las luces de Navidad eres tú cuando iluminas el camino de los demás con la bondad, la paciencia y la generosidad

~    Los ángeles de la Navidad eres tú cuando llenas tu corazón con Aquel que lo tiene todo y lo compartes con los que te rodean.

~    Los Reyes Magos eres tú cuando das lo mejor que tienes sin importar a quien.

~    La estrella de la Navidad eres tú cuando conduces a alguien al encuentro con Jesús

~    La música de la Navidad eres tú cuando conquistas la armonía dentro de ti y con tus semejantes en el día a día, comenzando por casa.

~    La felicitación de la Navidad eres tú cuando perdonas y restableces la paz aunque sufras, pero estás seguro de que el perdón contribuye a días mejores.

~    El regalo de Navidad eres tú cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano que te rodea, compartiendo de corazón lo que tienes.

~    La cena de Navidad eres tú cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado, en de la esquina, el de la carretera…

 

La Navidad 2021, aún con un rostro de pandemia, es una nueva oportunidad para abrir nuestra mente y corazón a nuestros hermanos, especialmente a los más pobres y necesitados. Ellos están ahí esperando solidaridad, viviendo su exclusión y descarte, sufriendo ausencias materiales, privándose de esa vida en abundancia que les resulta esquiva por miles de razones.

Hoy que el mundo camina en tinieblas, hoy que el covid-19 nos ha golpeado muy fuerte y ha evidenciado que somos profundamente frágiles, también nos ha enseñado que la fraternidad y la solidaridad son el mayor y mejor de nuestros bienes; hoy que los hombres se matan y mienten, que la violencia no para, que la corrupción campea, que la lealtad, la verdad y la justicia casi han desaparecido, hoy que los hombres no vivimos como hermanos y la paz ha huido de nuestra vida y hasta nos viene la tentación de perder la fe y la esperanza…, esperamos que el Nacimiento de Jesús, ya no en Belén sino en nosotros, haga brillar un nuevo amanecer en el mundo, en nuestra Patria, en cada familia.  ·  #ComuniquemosEsperanza

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domingo, 5 de diciembre de 2021

Carta No. 109: Movilización Ética en contra de toda pobreza

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 109 – 5 de diciembre 2021

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Movilización Ética
en contra de toda pobreza

“Los tiempos nos hablan de mucha pobreza en el mundo, y esto es un escándalo. La pobreza del mundo es un escándalo. En un mundo donde hay tantas, tantas riquezas, tantos recursos para dar de comer a todos, no se puede entender cómo hay tantos niños hambrientos, que haya tantos niños sin educación, ¡tantos pobres! La pobreza, hoy, es un grito”. (Papa Francisco, 2013)

Tres de cada 10 ecuatorianos (5,7 millones de personas) viven en situación de pobreza, con menos de US $84 mensuales. Y en extrema pobreza, uno de cada 10 sobreviven con menos de US $ 47.37 al mes. De estos, la mayor concentración en pobreza y extrema pobreza está en el área rural: alrededor del 77%; y en el sector urbano: el 33% (INEC jun/2021).

En gran parte estas pobrezas se deben a la escasez de empleo. En Ecuador de los 8,39 millones la Población Económicamente Activa – PEA, apenas un tercio (2,68 millones) posee empleo adecuado. En las zonas rurales de los 2,8 millones, solo 446 mil personas (15,7%) cuentan con un empleo adecuado. El 25,9% está en el subempleo, es decir, gana menos de un salario básico, el 32,7% tiene cualquier otro tipo de empleo para sobrevivir, el 23,2% tiene un trabajo no remunerado y el resto está en el desempleo, según el INEC.

Esta pobreza estructural es parte del "paisaje nacional" y es aceptada como normal por la sociedad. Pocos se preguntan por las causas de esta realidad lacerante que carcome el tejido social. Simplemente está ahí presente. Para muchos pasa desapercibida y solo es mencionada en períodos electorales por candidatos que buscan votos, o en ocasiones especiales como Navidad.

La cruda realidad de la pobreza material no cambia porque hay una pobreza integral, sistémica, holística, que va más allá de la ausencia de recursos económicos y que abarca la integridad del cuerpo social. Como país estamos sumidos en una miseria ética que ha gangrenado todo el circuito cotidiano, que se manifiesta en la galopante corrupción, descarada impunidad, manipulación fraudulenta de la justicia, palanqueos, abusos de poder, primacía de intereses personales y de grupo, degradación de la palabra, irresponsabilidad, indisciplina y engaño, entre otras.

Además de económica… vivimos una pobreza ética, espiritual, social y política. Lamentablemente para este tipo de pobrezas no hay estadísticas ni definiciones, sin embargo y sin temor a equivocación, esta pobreza mantiene a la sociedad sumida en una "desnutrición ética extrema y crónica" que impide el desarrollo del país.

Vivimos en medio de una combinación perversa de pobreza material y ética que afecta a todo e impide cualquier posibilidad de equidad, ecuanimidad, justicia, paz, desarrollo, buen vivir… para toda la población. Es una pandemia que deambula por todas partes y se ha posicionado fuertemente. Está ahí, sin políticas ni planes estatales que puedan enfrentarla. Mientras tanto, la degradación ética sigue haciendo de las suyas y creciendo en las diferentes instancias.

La pobreza tiene, por un lado, unos rostros que evidencian hambre, falta de empleo, de servicios básicos, de medios para subsistir diariamente y, por otro, unos rostros encandelillados por el poder, la demagogia, el oportunismo, el individualismo, el lujo y la abundancia alcanzada por la voraz ambición que ha fracturado el valor humano.

Es necesaria una movilización ética nacional, que vaya más allá de credo u opiniones políticas, que desafíe todas las formas de injusticia, de corrupción, de impunidad, que incida sobre las causas estructurales de la pobreza y el hambre, que cree y garantice un trabajo decente y útil para todos, especialmente para los más pobres, y que se oponga a la economía de la exclusión, consumista y egoísta, y a la cultura del descarte.  ·  #ComuniquemosEsperanza


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domingo, 28 de noviembre de 2021

Carta No. 108: No más violencia contra la mujer

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 108 – 28 de noviembre 2021

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No más violencia contra la mujer

“Hoy, sigue habiendo mujeres que sufren violencia.  Violencia psicológica, violencia verbal, violencia física, violencia sexual. Es impresionante el número de mujeres golpeadas, ofendidas, violadas. Las distintas formas de malos tratos que sufren muchas mujeres son una cobardía y una degradación para toda la humanidad…” (Papa Francisco, feb. 2021).


Las Naciones Unidas declararon el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, un llamado universal para trabajar con acciones conjuntas entre el Estado y la sociedad para poner fin a la vulneración de los derechos de las mujeres.

Los medios de comunicación difunden hechos execrables cargados de agresividad y violencia en contra de miles de mujeres. En países como Afganistán, hay casos de niñas vendidas, jóvenes entregadas en matrimonio sin consentimiento previo y muchas mujeres son castigadas bajo la interpretación fundamentalista del Corán. Estos son indicadores del estancamiento y del retroceso al respeto y a la dignidad de la mujer. Los femicidios y la violencia hacia las mujeres, niñas y adolescentes se incrementan geométricamente. Es un absurdo que nuestras sociedades catalogadas como modernas y adelantadas tengan este tipo de taras.

“Es impresionante el número de mujeres golpeadas, ofendidas, violadas. Según estadísticas de la ONU, cada día 137 mujeres son asesinadas por miembros de su propia familia a escala mundial, una de cada 3 mujeres ha experimentado alguna vez violencia física, psíquica o sexual y 15 millones de niñas adolescentes de 15 a 19 años han sufrido relaciones sexuales forzadas. En adición, el aislamiento social, la dependencia económica, la crisis laboral producidas por la pandemia (del covid 19) han elevado la vulnerabilidad de las mujeres a la violencia" (Vatican News 2021/02).

En nuestro país, lamentablemente, el maltrato a la mujer también es una lacerante realidad. De enero de 2014 a noviembre de 2021 se cuentan 1022 femicidios, es decir que una mujer es asesinada cada 44 horas y la mitad de las víctimas son madres. La eliminación del maltrato a la mujer no es un desafío solamente para ellas, lo es para la sociedad entera, y no porque los victimarios en su mayoría son hombres, sino, sobre todo, porque son expresión de inhumanidad, irracionalidad y tiranía de la fuerza y el poder.

Lamentablemente, no basta que los países cuenten con legislaciones que condenan la violencia doméstica, acoso sexual e inequidad. Es necesario que eliminemos esquemas mentales, paradigmas culturales y sociales… que desvalorizan a la mujer en su dignidad humana, capacidades y derechos y en su aporte histórico a la civilización, a la cultura y vida de la sociedad. No siempre somos conscientes de la contribución de la mujer a la humanidad. La violencia, el desamor, el machismo recalcitrante…. menosprecian la vida, con peligro de que la humanidad desaparezca.

La presencia y acción de la mujer son ejes centrales y transversales de la humanidad.  Su presencia en la sociedad como profesional, trabajadora, generadora de opinión, política, madre, esposa, maestra de sus hijos, fuente de amor y vida… impide que la vida desaparezca y el mundo se dinamice política, social y culturalmente.

El Papa Francisco señala que “toda violencia infligida a la mujer es una profanación de Dios, nacido de una mujer.  La salvación para la humanidad vino del cuerpo de una mujer: de cómo tratamos el cuerpo de la mujer comprendemos nuestro nivel de humanidad”.

Acabar con la violencia contra la mujer es una tarea conjunta y comunitaria, en la que debemos generar una conciencia de respeto mutuo, para cambiar actitudes y comportamientos machistas, que atentan contra la dignidad y los derechos de la mujer ·  #ComuniquemosEsperanza

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domingo, 21 de noviembre de 2021

Carta No. 107: El “yoyismo”… otra pandemia en Ecuador

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 107 – 21 de noviembre 2021

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El “yoyismo”… otra pandemia en Ecuador

Me ha entristecido mucho lo sucedido los días pasados en la cárcel de Guayaquil, en Ecuador.  Dios nos ayude a curar las llagas del crimen que esclaviza a los más pobres. Y ayude a cuantos trabajan cada día para hacer más humana la vida en las cárceles. (Papa Francisco, 2021).

A propósito de los horrendos crímenes colectivos cometidos en varias cárceles del país y buscando la irracionalidad más profunda del siniestro, se ha develado otra pandemia, tan dañina y perversa como cualquier otra: el “yoyismo”, asociado con el egocentrismo y con el narcisismo más que con la autoconfianza o la autoestima.

El “yoyista” se cree y se presenta como si fuera el centro del universo, poseedor y dueño de todos los derechos y todas las razones, donde sus opiniones e intereses son absolutos y exclusivos. Sus criterios y juicios en entrevistas, ponencias, escritos y ahora en las redes sociales… los da, como si fueran la última palabra, auto defendiéndose, sin opción de réplica.

Muchísimos juicios se han hecho en relación con el terrorífico drama carcelario, casi la totalidad sin una aproximación objetiva o afectiva y emocional con sus actores y víctimas. Muchos análisis solo enfocan los resultados o la búsqueda simple de culpables, sin enfocar ni mencionar los orígenes de esta realidad lacerante que está desangrando la Patria.

Desde la ética, todo derecho implica una obligación y ésta, una responsabilidad. La doble moral ha hecho que este axioma sea prescindido o relativizado, cada quien opina y actúa como si los derechos individuales fueran absolutos e ilimitados, y esto lleva a una aberración.

La Constitución vigente, con su carácter garantista, alimenta una interpretación y aplicación con una visión individualista y de absolutos, como si los derechos humanos no fueran universales. Si no integramos y asumimos este elemento de universalidad en la cotidianidad y desterramos de nuestro comportamiento individual y social el “yoyismo”, seguiremos erróneamente ratificando que los derechos son individuales, absolutos y sin límites, ignorando y desconociendo que los derechos humanos incluyen a todos, sin excepción de ninguna clase.

El problema carcelario del Ecuador históricamente rezagado, es muy complejo y en el que están involucradas instituciones estatales, responsables de administrar justicia y de controlar y desarrollar planes y proyectos de rehabilitación social.

La barbarie carcelaria no afecta ni compete exclusivamente a la población encarcelada, es un problema que implica e incumbe a todos, debe causarnos dolor e indignación. Sus causas tienen origen en la descomposición y crisis del país y, en consecuencia, el enfrentarlo y darle una solución eficiente y eficaz, es también responsabilidad de todos. Los medios de comunicación, entre otros, juegan un rol importante para promover alternativas viables.

Los primeros obligados en buscar, encontrar y dar una solución de fondo a esta problemática, no solo de maquillaje, son los funcionarios públicos de las cinco funciones del Estado, superando el "yoyismo”. No cabe la evasión de responsabilidades de ninguno de ellos, de manera conjunta y dejando al margen la “politiquería”, deben trabajar urgente y arduamente para encontrar una solución, pues si no se concretan y aplican los correctivos necesarios y suficientes, el problema carcelario seguirá intacto y hasta puede complicarse aún más.

La Comisión Justicia y Paz hace un llamado a las autoridades competentes a analizar seriamente la realidad carcelaria, a implementar y tomar decisiones integrales frente a la violencia, decisiones que deben transformarse inmediatamente en acciones concretas e integrales por el bien de todos.  · #ComuniquemosEsperanza

 

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domingo, 14 de noviembre de 2021

Carta No. 106: Gobernabilidad: ¿quedar bien con todos?

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 106 – 14 de noviembre 2021

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Gobernabilidad: ¿quedar bien con todos?

Desde 1978, año en que empezó el último período democrático, la realidad ecuatoriana ha vivido muchos eventos que nos muestra un país, a momentos, “ingobernable”. En estos últimos cuarenta y tres años hemos cambiado la Constitución tres veces y hemos tenido al menos 18 presidentes, algunos con horas en el gobierno, otros días, algunos por meses y pocos por años.  Con los dedos de una mano contamos los gobernantes que fueron elegidos y gozaron con el respaldo de los gobernados hasta culminar su mandato.

A la gobernabilidad se la entiende como “la buena relación entre gobernantes y gobernados” y se la asocia a: Gobierno, Gobernanza, Democracia y Ciudadanos. Esta relación involucra al Estado, los partidos políticos, los movimientos sociales, sindicatos, organizaciones gremiales, barriales, etc. y supone factores como economía, medioambiente, salud, educación, seguridad...

Muchas veces se considera que la gobernabilidad depende únicamente del gobierno central o seccional y deja de lado a los actores sociales, políticos, económicos, culturales y hasta éticos, por lo que las relaciones se deterioran rápidamente. Incluso se piensa que la gobernabilidad está solo en el ámbito político, y ahí es donde la gobernabilidad se desdibuja y deteriora, porque la política, tal como se practica en Ecuador, es una lucha sin cuartel por el poder, en la que aparecen: corrupción, impunidad, populismo, autoritarismo, demagogia, violencia, como muestras de la parcialidad con que los gobernantes y los gobernados reaccionan y no piensan en el bien común.

Es por esto que los gobiernos de turno han tenido que acordar, negociar, asociarse, imponerse o someterse… a los diferentes grupos de poder político o económico para lograr gobernabilidad, legitimidad y reconocimiento, con el fin de alcanzar cierta estabilidad, dejando de lado la solución de los verdaderos problemas del país.

Las elecciones de gobernantes, tanto a nivel nacional como local, generalmente han dejado al país dividido y contrapuesto. Los gobernantes de turno consideran que tienen la razón en oposición a los gobernados y esto genera inmediatamente la ingobernabilidad. La posibilidad del encuentro se ve lejana, sin horizonte, no porque no exista, sino porque está nublada de escándalos, corrupción, impunidad, violencia, inseguridad, narcotráfico, denuncias, revancha, amenazas de marchas, muerte cruzada, etc…  A veces se percibe un país a la deriva, sin rumbo cierto.

El gobierno de G. Lasso ganó aceptación con el proceso de vacunación del covid 19, pero pierde con la presentación de proyectos de ley que afectan algunos derechos de las mayorías; habla de inversión extranjera, pero el presidente reconoce que tenía fondos en paraísos fiscales; en la COP26 ofreció ampliar la zona de resguardo de las Islas Galápagos, pero está en planes la explotación petrolera y minera; instala un radar de extrema utilidad, pero por falta de resguardo, permite su destrucción; militariza las ciudades pero la violencia no cesa y en las cárceles menos; ofrece transparentar sus cuentas en la Asamblea pero no va; abre las puertas a un diálogo con dirigentes indígenas y sociales, pero posterga la solución a los problemas…

Parecería que su círculo político, el más cercano y que asesora la toma de decisiones, está desconectado con el país, de sus problemas y necesidades, y tiene aparentemente su propia y privada agenda. La oposición política, enquistada en la Asamblea, está a la expectativa de cualquier error del ejecutivo para armar un espectáculo que impide agendar una propuesta seria ante la grave crisis en el país.

La gobernabilidad es imposible si no se reorientan los planes, las acciones y las políticas públicas hacia la población más necesitada. El gobierno, por haber sido elegido democráticamente, tiene la obligación de gobernar y trabajar por el bien de todos y dando ejemplo de integridad ética. Los ciudadanos también tenemos responsabilidades y obligaciones desde lo personal, desde la casa, desde lo local y societario, con el compromiso de vivir con valores positivos y comunitarios, siendo buenos ciudadanos, respetando y defendiendo al otro y a las leyes, construyendo un país justo, democrático, participativo e incluyente.  ·  #ComuniquemosEsperanza


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domingo, 7 de noviembre de 2021

Carta No. 105: La Casa Común gime de dolor… ¡escuchémosle!

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 105 – 7 de noviembre 2021

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La Casa Común gime de dolor…
¡escuchémosle!

"La humanidad nunca ha tenido tantos medios para alcanzar ese objetivo como los que tiene ahora.  Los responsables políticos que participan en la COP26 de Glasgow están llamados con urgencia a ofrecer respuestas eficaces a la crisis ecológica en la que vivimos y, de este modo, esperanza concreta a las generaciones futuras.  Pero todos nosotros —y está bien repetirlo, todos y dondequiera nos hallemos— podemos tener un papel modificando nuestra respuesta colectiva a la amenaza sin precedentes del cambio climático y de la degradación de nuestra casa común".  (mensaje del Papa Francisco, a la COP 26, oct. 2021)


Con el objetivo de "orientar los esfuerzos de los países que son parte de la Convención para actuar frente el Cambio Climático", se realiza la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático o 'Cumbre del Clima' - COP 26, que iniciaron en Río de Janeiro en 1994.

"Si no se actúa con determinación, nos estamos jugando nuestra última oportunidad, literalmente, de cambiar el rumbo de las cosas" señaló António Guterres, Secretario General de Naciones Unidas.  Y al paso que vamos, según el teólogo  Leonardo Boff,  "no hay solución al 'calentamiento global' si no se asumen medidas sobre ámbitos estratégicos de la producción mundial, caso de la energía, la agricultura, el transporte, los servicios públicos esenciales, la salud, la educación, tendientes a limitar y reducir la emisión de gases de efecto invernadero, algo que no puede quedar en manos del 'mercado', es decir, de los inversores privados, las corporaciones transnacionales, en busca de ganancias y rentabilidad de sus capitales".  Es así que las emisiones acumuladas de gases en la atmósfera en los últimos 100 años provienen de los países ricos del norte, industrializados y ahora grandes consumidores de energía: 20% - EEUU, 11% - China, 7% - Rusia, 5% - Brasil, según información de www.eltiempo.com.

América Latina y El Caribe también contribuyen, en menor proporción, a las emisiones totales (43% en comparación con la media mundial del 74%), en las que son relevantes la agricultura (25% frente a la media mundial 13%), el cambio del uso de la tierra y la silvicultura (19% frente a la media mundial 1%), especifica el FMI.

Las diferentes COP han llegado a conclusiones muy claras y precisas: en París se fijó la meta de limitar el calentamiento por debajo de 2°C (idealmente 1,5°C).  Pero, en el actual encuentro en Glasgow, se ha desaprovechado la última oportunidad para hacerlo realidad, pues China e India no firmaron el acuerdo y solo ofrecen mitigar las emisiones de gas invernadero. El peligroso aumento de la temperatura global al menos a 2,7°C en este siglo está en proceso.

Es evidente que la producción de la mayoría de los sectores perjudica al planeta, provocando desastres naturales, muerte y más pobreza… Si seguimos en esta carrera desenfrenada, insensata e imprudente por producir y consumir, haciendo caso omiso a las alarmas elocuentes que lanza nuestra 'Casa Común', que pide a gritos, de miles de maneras, que dejemos de hacer lo que estamos haciendo y de vivir como estamos viviendo; simplemente todos, sin excepción, seremos víctimas de la barbarie del 'capitalismo salvaje' que acabará con la humanidad.

No seamos parte de la cultura del descarte, hay que sembrar las bases para reconstruir economías locales y globales, estableciendo un camino sostenible hacia la recuperación de nuestro planeta, se necesita reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero.  Una forma directa de cooperar es en la reducción, reutilización y reciclaje del plástico en nuestra cotidianidad.

Desde Justicia y Paz llamamos a la reflexión y a la conciencia sobre el cambio climático, empezando a sumar esfuerzos desde nuestros espacios, sin caer en el circulo vicioso de la sociedad consumista y comprometiéndonos a ser agentes de cambio que nos involucre a todos y cada uno.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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