del ambiente
fueron asesinados en 2016
El informe da cuenta que aumentó
también a más del doble el número de periodistas asesinados
El año 2016 fue el peor año en la
historia para personas defensoras de la tierra y el medio ambiente,
pues al menos 200 líderes fueron asesinados en en el mundo, según
el reciente informe "Defender
la Tierra", elaborado por la organización Global Witness.
La estadística de la organización señala que casi cuatro personas
fueron asesinadas cada semana en 2016 por proteger sus tierras,
bosques y ríos de las empresas mineras, madereras y agrícolas.
El informe de Global Witness señala
que con relación a las cifras de 2015, en que se registraron 185
crímenes a defensores ambientales, en 2016 fueron 200 la personas
que fueron asesinadas. De igual manera, el informe da cuenta que
aumentó a más del doble el número de periodistas asesinados
(79).
Se reconoce, además que es posible
que el número global de asesinatos pueda ser mayor debido a que
existen limitaciones importantes de acceso a información. Los
asesinatos representan el extremo de una serie de tácticas
utilizadas para silenciar a las personas defensoras, que incluyen
amenazas de muerte, arrestos, agresión sexual, secuestros y ataques
legales agresivos.
Entre los testimonios documentados por Global Witness, se incluye la versión de Jakeline Romero, quien ha declarado que “Te amenazan para que te calles. No me puedo callar. No puedo permanecer en silencio frente a todo lo que le está pasando a mi gente. Estamos luchando por nuestras tierras, por nuestra agua, por nuestras vidas.”
Entre los testimonios documentados por Global Witness, se incluye la versión de Jakeline Romero, quien ha declarado que “Te amenazan para que te calles. No me puedo callar. No puedo permanecer en silencio frente a todo lo que le está pasando a mi gente. Estamos luchando por nuestras tierras, por nuestra agua, por nuestras vidas.”
Jakeline es una lideresa indígena
colombiana, que ha enfrentado amenazas e intimidaciones durante años
por manifestarse en contra de los impactos devastadores de El
Cerrejón, la mina a cielo abierto más grande de América Latina. El
proyecto es propiedad de Glencore, BHP Billiton y Anglo-American,
empresas que cotizan en la bolsa de Londres, y ha sido señalado como
culpable de la escasez de agua y de desplazamientos masivos. No
obstante, el operador local del proyecto ha negado haber causado
escasez de agua y ha condenado las amenazas sufridas por activistas.
“Estos hallazgos cuentan una
historia macabra. La lucha por proteger el planeta se intensifica
rápidamente y el costo puede ser cuantificado en vidas humanas. Más
personas en más países están quedando sin más opción que
plantarse en contra del robo de sus tierras o de la erosión de su
medio ambiente. Muy a menudo son brutalmente silenciadas por las
élites políticas y empresariales, mientras los inversionistas que
las financian no hacen nada”, expresó Ben Leather, encargado de
campañas de Global Witness.
Según el informe, casi el 40% de las
personas asesinadas fueron indígenas, ya que las tierras que han
habitado por generaciones son robadas por empresas, terratenientes o
actores estatales. Usualmente los proyectos se imponen a las
comunidades sin su consentimiento libre, previo e informado,
respaldados por la fuerza, pues se sospecha que la policía y los
soldados son autores de, al menos, 43 asesinatos. La protesta suele
ser el único recurso que se deja a las comunidades que ejercen su
derecho a opinar sobre el uso de sus tierras y recursos naturales,
enfrentándolas con quienes buscan obtener beneficios a cualquier
costo, explica el informe.
Algunos datos
- La minería es la industria más sangrienta, con al menos 33 asesinatos vinculados al sector. Los asesinatos vinculados a las empresas madereras aumentaron de 15 a 23 en un año, mientras que hubo 23 asesinatos relacionados con proyectos de agronegocios.
- La minería es la industria más sangrienta, con al menos 33 asesinatos vinculados al sector. Los asesinatos vinculados a las empresas madereras aumentaron de 15 a 23 en un año, mientras que hubo 23 asesinatos relacionados con proyectos de agronegocios.
- Brasil se mantiene como el
país más mortífero según el número de muertes (49), mientras que
Nicaragua (11) es el peor lugar per cápita. Durante la última
década, Honduras se mantiene como el lugar más peligroso per cápita
(127 desde 2007).
- Los homicidios registrados
alcanzaron un máximo histórico en Colombia (37), ya que las áreas
que previamente estaban bajo control guerrillero ahora son observadas
con codicia por compañías extractivas y paramilitares. Las
comunidades desplazadas que regresan son atacadas por recuperar
tierras que les fueron robadas durante el largo conflicto armado que
vivió el país.
- Los asesinatos en India se
han triplicado a medida que empeora la brutalidad policial y la
represión de protestas pacíficas. En 2016 se registraron 16
asesinatos, en su mayoría vinculados a proyectos mineros.
- Proteger parques nacionales
es más peligroso que nunca, con gran cantidad de guardaparques
asesinados en África. En 2016 hubo 9 asesinatos confirmados de
guardaparques en la República Democrática del Congo.
- Una industria minera voraz
hace que Filipinas destaque por las muertes en Asia, con 28
asesinatos registrados.
El informe también señala la
creciente criminalización de las y los activistas alrededor del
mundo, incluyendo Estados Unidos. Suelen ser presentados como
criminales, y deben enfrentar cargos penales falsos y agresivos casos
civiles, armados por gobiernos y empresas que intentan silenciarlos.
“Los Estados están rompiendo sus
propias leyes y fallando a su ciudadanía de la peor manera posible.
Valientes activistas están siendo asesinados, atacados y
criminalizados por las personas que supuestamente deberían
protegerlos. Gobiernos, empresas e inversionistas tienen el deber de
garantizar que las comunidades sean consultadas sobre los proyectos
que las afectan, que los activistas sean protegidos de la violencia,
y que los culpables sean llevados ante la justicia”, dijo Ben
Leather.
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