Con los ojos fijos en Él
en la realidad y
la fe
Comisión
ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 160– 27 de noviembre 2022
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Fútbol: motivación y
esperanza
“El balón se convierte en un medio para invitar a personas
reales a compartir amistad, a encontrarse en un espacio, a mirarse a la cara, a
desafiarse mutuamente para poner a prueba sus habilidades. Queridos amigos: el fútbol es un juego de
equipo, ¡no se puede divertir solo! (...) Jugar te hace feliz porque puedes
expresar tu libertad, compites de una manera divertida, vives un tiempo en lo
libre simplemente porque te gusta, persigues un sueño sin ser necesariamente un
campeón”. Papa
Francisco, mayo 2019.
El mundo vive una situación compleja y caótica:
guerras, muerte, migración forzada, hambruna, deforestación, cambio climático,
corrupción, violencia social y un largo etcétera de realidades que duelen y
desmotivan… pero cada cuatro años, durante un mes, ese mismo mundo dedica mayor
atención a un balón y 22 jugadores que, en una cancha, compiten por la copa que
reconoce a un país como el mejor en fútbol.
Para los ecuatorianos, en esta ocasión como en otras tres anteriores, el
sueño es que la selección logre un buen desempeño y avance a las siguientes
etapas.
En la primera semana de este torneo mundial algunas
tradiciones y muchos pronósticos mundialistas se rompieron: Ecuador ganó el
partido inaugural, convirtiéndose en la primera selección en vencer al equipo
anfitrión y en su segundo encuentro dio una demostración de buen fútbol y de
cuanto ha progresado; equipos de larga data y favoritos como Argentina y
Alemania perdieron ante selecciones nacionales menos conocidas y sin historia
futbolística; tampoco se puede dejar de lado más de una goleada, poco esperadas
y menos deseadas.
Esta cuarta participación de Ecuador generó muy buenas
expectativas, en especial por la mayoritaria plantilla joven que juega fuera
del país, con buena valoración y reconocimiento de sus equipos, lo que aporta
experiencia y calidad a la selección nacional, y por el entrenador Gustavo
Alfaro, de excelente desempeño y de una condición humana notoria.
En este contexto, el mundial modifica la cotidianidad
y cambia los ritmos de la sociedad.
Estar pendiente de los horarios y resultados de los diferentes partidos,
vestir “la piel del país”, que se resume en atuendos y parafernalia coloridos,
hacer cuentas matemáticas de puntos, goles y errores que llevan a pronósticos
que se alientan o derrumban luego del pitazo final.
Los partidos de la selección nacional y de los de los
equipos más importantes, motivan a que las familias, los amigos, compañeros de
trabajo se reúnan a disfrutar del juego y a compartir esos momentos
intensos. A nivel económico activa el
comercio, tanto el formal como informal, con la venta de artículos como
camisetas de la Tri, televisores, adornos especiales o consumos en restaurantes
y cafeterías.
Los equipos de fútbol son un buen ejemplo, aplicable
en diferentes ámbitos como: la sociedad, la política, la educación, la salud,
la empresa, la misma familia, entre otros… Debemos organizarnos y funcionar
como un equipo, en donde todos cumplimos una función; un buen director técnico
con experiencia y liderazgo es fundamental para guiar al equipo. El lenguaje futbolístico se impone: ’hay que
sacarle tarjeta roja a la corrupción’, ‘a la desnutrición’ o a los politiqueros
o burócratas que en alguna función del Estado están actuando ‘fuera de juego’…
y expulsarlos de la vida nacional.
Si bien, muchas voces se han
levantado en pro y contra de este mundial de fútbol: que si Qatar no es la sede
más adecuada por la falta de tradición, los altos costos de movilización y
estadía; los derechos humanos de la población y en especial de los trabajadores
contratados para la construcción de los estadios, de los que se denuncia que
varios miles murieron; o la misma polémica por la manera como fue la
designación de la sede por allá en el 2010.
No se puede negar que el fútbol copa buena parte
de la atención mundial, como un distractor, pero a la vez como un momento de
respiro y cambio de aire, cambio de atención y preocupación, para oxigenar la
mentalidad y retomar fuerzas que nos motiven y permitan trabajar para convertir
nuestros sueños y esperenzas de paz y justicia en realidades.
· #ComuniquemosEsperanza
Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.