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domingo, 24 de abril de 2022

Carta No. 129: La ambición de Don Pedro y Doña Inés

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 129– 24 de abril 2022

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La ambición de Don Pedro y Doña Inés 

“No sean mezquinos en sus sueños, luchen por un futuro mejor y conviertan esos anhelos en acciones concretas y significativas.  Dejen atrás rutinas y falsos espejismos y regeneren este mundo tan sacudido por la pandemia” (Papa Francisco al Foro Mundial de la Alimentación, 2021). 

Decía Martin Luther King…
”lo preocupante no es la perversidad de los malvados
sino la indiferencia de los buenos”

Don Pedro y Doña Inés son los gestores de un feliz matrimonio y en su hogar, cuando comparten con sus hijos, los temas de conversación giran alrededor de los principios éticos y de los sistemas morales, cuya observancia garantizan el bienestar de su familia, la convivencia social y el desarrollo humano. Hablan de comprometerse con el respeto, la justicia, la honestidad, la tolerancia, la responsabilidad, la verdad y otros tantos principios; de la importancia de tratar a los demás como queremos ser tratados, de la necesidad de comportarnos adecuadamente en público, de ser solidarios, de cumplir nuestros compromisos, del respeto a las instituciones públicas y exigir a las autoridades cumplir sus responsabilidades.

Las pláticas son matizadas frecuentemente, con los testimonios de  personas ejemplares como Mahatma Gandhi, Nelson Mandela, Martin Luther King, Madre Teresa de Calcuta, Charles de Foucault, Desmond Tutu, Papa Francisco y tantos otros.

En el mismo vecindario hay otra casa, que no puede llamarse precisamente hogar, conducido por una pareja cuyos nombres mejor es omitir, donde los temas de conversación giran alrededor de cómo ser feliz rápidamente y sin esfuerzo, de las "hazañas" de esos funcionarios que, con osadía y "viveza", mal utilizan los recursos públicos, lo que les permite vivir ostentosamente y a algunos hasta en el extranjero; admiran a aquellos que fueron sancionados por la justicia, porque al salir de las cárceles, usufructúan de lo robado; y los ponen de ejemplo a sus hijos y otros familiares cercanos… ¡son "héroes" de la villanía!.  Pero no sólo se trata de conversaciones, sino también de acciones: no pagan las cuotas fijadas por la organización barrial… "no tengo por qué hacerlo si los espacios de nuestro vecindario son públicos"… No cumplen con el adecentamiento y limpieza de la acera que queda frente a su casa… "eso es obligación del municipio o de la directiva barrial", se pasan el semáforo en rojo, no respetan la fila, etc.  Si miran caminando a un anciano que requiere ayuda, lo increpan reclamándole que ¿para qué ha salido a la calle?… en fin, acciones que se han vuelto normales y aceptadas socialmente.

Mientras Don Pedro y Doña Inés incentivan a que sus hijos tenga una ambición saludable: como un deseo o un motor que motiva a dejar de lado actitudes conformistas y empuja al desarrollo integral: como la valentía de otear nuevos horizontes, crear sueños, proyectos, nuevos paradigmas que generen transformación social…; los otros, presionan a que sus hijos practiquen una ambición sin límites, sobre todo, por las riquezas materiales que han de ser conseguidas, sin importar si para ello tienen que infringir la ley, quebrantar los sistemas morales que han sido diseñados para el buen convivir social y dañar a la sociedad en general.

Familias como la de Don Pedro y Doña Inés constituyen células vivas del cuerpo de nuestra sociedad y los otros son células muertas que crecen desmedidamente. Lo grave es que nos hemos vuelto pasivos. Es preciso un esfuerzo compartido del pueblo cristiano para trabajar por la resurrección de esas células muertas… ¡es posible!... la esperanza en Cristo nos garantiza recuperar las bondades de la práctica de los principios éticos y de los sistemas morales de nuestra sociedad; siempre vamos a encontrar la oportunidad de hacerlo… con los vecinos del barrio, en el comité de padres de familia del colegio, con los compañeros de trabajo, con el amigo vinculado a los medios de comunicación social, en fin, con todos los actores que interactúan en nuestro entorno.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.

domingo, 17 de abril de 2022

Carta No. 128: Entre la crucifixión y la resurrección

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 128– 17 de abril 2022

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Entre la crucifixión y la resurrección

Él, por amor, entrando en el abismo del dolor y del sufrimiento nos redime y nos salva dando sentido a nuestras aflicciones y tribulaciones.  Pondremos ante Jesús crucificado a todos los crucificados de hoy, hermanos y hermanas víctimas inocentes del sufrimiento y la maldad del mundo.  Sólo él puede consolarlos y darles amor.  Caminar junto a Cristo como discípulos, nos lleva a compartir su suerte de cruz, pero siempre con la esperanza y la certeza de participar también de esa resurrección con que Él venció a la muerte y nos regaló una vida nueva. Papa Francisco, 2021.


"En cuanto tomó Judas el bocado, salió.  Era de noche" (Jn 13,30)  Es la noche de la mentira, de quien oculta sus planes siniestros, la noche de la ambición, de quien por dinero es capaz de matar; la noche de la corrupción, de quien no tiene ni corazón ni ética…  Jesús sigue siendo crucificado allí donde se irrespeta la dignidad, la libertad y la vida (Mons. Silvio José Báez)

En la cotidianidad, nos encontramos con muchos signos de crucifixión que caminan campantes por nuestra realidad, unos evidentes y otros solapados: justicia manipulada por jueces mercancía y abogados mercaderes; pobreza en abundancia, riqueza concentrada en pocas manos, hambre escandalosa, desempleo a millares surgir, corrupción galopante, despilfarro inescrupuloso, narcotráfico desbocado, guerras fratricidas, impunidad acrisolada, politiquería descarada, palanqueos abundantes, tráfico de influencias, crimen organizado, violencia despiadada, mentira por doquier, planes perversos, ambiciones desmedidas, dinero fácil, egoísmos superlativos, prepotencia legitimada, instituciones debilitadas, intereses mezquinos, explotación indiscriminada de la naturaleza, esclavitud tecnológica, verdad falsificada, enemistad, soberbia envidias, deshonestidades, engaños, mezquindad…  estas manifestaciones de crucifixión tocan y carcomen en 'carne viva', sobre todo a la gente más débil y vulnerable.  Flagelan su dignidad, destruyen su futuro y le niegan toda posibilidad de tener "vida en abundancia".

En medio de tanta oscuridad que abraza al mundo y que le mantiene en un permanente 'viernes santo', también hay signos de resurrección, hay, sin duda alguna, manifestaciones del 'paso de la muerte a la vida' en "cada brazo que se alza para defender al pueblo del dominio explotador", en esas comunidades vivas que sacan fuerzas de flaqueza para enfrentar y vencer adversidades; en el rancho, en la fábrica, en la plaza, en la calle, en la feria, en los buses, en las esperanzas porfiadas de los desplazados, refugiados, olvidados del poder de turno; en los constructores del pensamiento; en la educación que fragua mentes libres e incluyentes; en los edificadores de la paz que dan por doquier su mensaje cargado de testimonio y de solvencia ética y moral, en los luchadores por la justicia que desmantelan y ponen en evidencia toda injusticia promiscua, en los defensores de la casa común que proponen desmantelar esa carrera consumista desbocada.

También están esas manifestaciones de solidaridad que rompen el egoísmo y sacan lo mejor de cada persona, en esa lucha inclaudicable por la verdad; en miles y miles de padres y madres de familia que entregan todo su amor y ternura y dan ejemplo a sus hijos para que sean honrados ciudadanos y buenos cristianos.  Personas que con hechos y palabras promueven actos de honestidad que encaren y enfrenten a la corrupción e impunidad; que induzcan al perdón que acerca corazones y construye cercanías, en la humildad y sencillez de corazón que tiende puentes entre diferentes; y con su trabajo tesonero y que sin esperar nada a cambio, construyen un mundo nuevo.

En la Pascua, la tumba se queda vacía, la muerte y sus manifestaciones son vencidas, la vida entra en plena vigencia, la alegría desborda por doquier, el bien fluye a raudales, ya no hay espacio para la diatriba.  La Pascua de Resurrección es el 'Paso' en nuestra vida que nos configura con Cristo, para que todos y todas, cada uno en nuestra propia tarea y responsabilidad nos convirtamos en constructores de dialogo, perdón, entendimiento, equidad, paz, confianza…  ¡Esperanza!  Felices Pascuas de Resurrección para cada uno.  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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lunes, 11 de abril de 2022

Carta No. 127: Rehacer la vida desde la Fe, la Esperanza y el Amor

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 127– 10 de abril 2022

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Rehacer la vida desde

la Fe, la Esperanza y el Amor

La parábola del buen samaritano (Lc. 10, 30-37), nos muestra con qué iniciativas se puede rehacer una comunidad a partir de hombres y mujeres que hacen propia la fragilidad de los demás, que no dejan que se erija una sociedad de exclusión, sino que se hacen prójimos, levantan y rehabilitan al caído, para que el bien sea común (Fratelli Tutti, 67). Papa Francisco, octubre 2020.


Nos hemos acostumbrado a recibir, a través de los medios de comunicación, noticias que nos llenan de inquietud, angustia, miedo y desesperanza. Desde las terribles imágenes de guerras criminales y absurdas, como la que sufre Ucrania, hasta las que vemos en el día a día en nuestro querido Ecuador: violencia y crímenes en las cárceles y en las calles, corrupción, impunidad, pugnas politiqueras que obedecen a intereses particulares, angustia por no tener medios de vida (falta de trabajo o salario insuficiente), desesperación por no acceder a una adecuada atención de salud, etc.

En muchos aspectos, el sistema tiene un rostro inhumano, analistas de diferente signo y orientación ideológica nos proponen diagnósticos sesudos e incluso propuestas de superación de los problemas, lo que nos falta es poner en práctica esas alternativas de solución. Entonces, ¿debemos resignarnos?  ¡Ciertamente no!  Porque hay muchas experiencias de mujeres y hombres, que desde la fe y/o desde sus convicciones de humanidad, se esfuerzan cotidianamente por construir un mundo de justicia y de paz, con la única arma de todo creyente, el amor.

Destacamos el trabajo de tantos laicas, laicos, religiosas, religiosos y sacerdotes que traducen su fe en obras, tal como el buen samaritano, que acoge al hermano caído y descartado, lo levanta, lo cuida, lo acompaña, restaura su dignidad y fortalece la esperanza… o el de tantas organizaciones sociales y ONG de inspiración cristiana cuya vocación es el servicio a los pobres y vulnerables.

Así mismo, frente al actual caos político y la pérdida de institucionalidad que envuelve las altas esferas políticas; en muchas comunidades de nuestro país se siguen promoviendo, espacios de participación ciudadana, con personas empoderadas y organizaciones que buscan por todos los medios posibles el bien común y que los gobiernos descentralizados sean auténticos servidores.

En el campo de la salud, por ejemplo, las instituciones públicas declaraban la falta de recursos económicos y la escasez de suministros, sin embargo, encontramos personas sensibles, sacrificadas, entregadas a su labor en lo peor de la pandemia del covid 19; que trabajaron con el espíritu de auténtica vocación, al cuidado de la vida.

Una experiencia concreta ha sido la de un grupo de 22 instituciones de la zona 1, que han unido esfuerzos con el Ministerio de Salud Pública (MSP) y con las instancias de Naciones Unidas, Unión Europea y ONG nacionales e internacionales, para movilizar recursos, contar con promotores de salud comunitaria, promover y facilitar la vacunación, concretamente en las comunidades indígenas y afrodescendientes más alejadas y marginadas. En particular, el FEPP apoyó al MSP, en una acción conjunta, para vacunar a todas las personas de las comunidades de la nacionalidad Waorani de la provincia de Orellana y el norte de Pastaza.

Cómo este, hay cientos de ejemplos, dedicados a romper las brechas de inequidad, en los campos de la salud, educación, economía solidaria, protección de derechos, el cuidado de la casa común etc., compartir estas experiencias nos anima a ser prójimo de todos y todas.  Estos testimonios son expresiones del Espíritu que guía y rehace el caminar de la Iglesia en la historia y que nos llama hoy a ser testigos del amor de Dios, en clave de fraternidad universal; “Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante”.  Este es el sueño: “una única humanidad… hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos” (FT 8).  ·  #ComuniquemosEsperanza

 

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lunes, 4 de abril de 2022

Carta No. 126: La Política: una de las formas más preciosas de la caridad

 

Con los ojos fijos en Él

en la realidad y la fe

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 126– 3 de abril 2022

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La Política: una de las formas
más preciosas de la
caridad

Es caridad acompañar a una persona que sufre, y también es caridad todo lo que se realiza, aun sin tener contacto directo con esa persona, para modificar las condiciones sociales que provocan su sufrimiento.  Si alguien ayuda a un anciano a cruzar un río, y eso es exquisita caridad, el político le construye un puente, y eso también es caridad.  Si alguien ayuda a otro con comida, el político le crea una fuente de trabajo, y ejercita un modo altísimo de la caridad que ennoblece su acción política (Fratelli Tutti, 186).  Papa Francisco, octubre 2020.


Suena raro un titular que hable bien de la Política.  La Política está muy desprestigiada y es rechazada por la colectividad, por todo lo que hemos visto, oído y palpado.  Sin duda alguna, la politiquería se ha apropiado de la Política.

De entrada y sin tapujos, la Política es vocación al servicio del pueblo, como ciencia y como acción humana, busca, ante todo, el bien común, se mueve en el ámbito de lo público y privado. Es cotidiana.  Trabaja incansablemente por articular y construir una sociedad justa, solidaria, sin descartados ni marginados, sin privilegiados ni olvidados. La politiquería, por su parte, abunda por doquier.  En lugar de servir, busca y consigue servirse del país, engañando y sacando provecho de cualquier oportunidad.  Es común encontrar politiqueros que viven de una forma en público y de otra en privado.

Ante esa politiquería que destruye y carcome la Patria, hace falta rehabilitar la Política, sacarla de ese escenario degradado, vilipendiado, desvergonzado, alejarla de la corrupción, impunidad, ineficiencia, compadrazgo, componenda, diatriba… Urge restablecer la Política como una altísima vocación de servicio y entrega al bienestar del ser humano, mejorarla para que esté al servicio del bien común.

Está claro que el mundo y nuestro país para funcionar necesitan de la Política y no de la politiquería.  Para alcanzar la justicia social, la equidad, la paz social, vencer la pobreza, desterrar la violencia, extirpar la guerra. Para convivir en armonía, respetar las leyes, construir ciudadanía, dotar de servicios básicos a toda la población… debemos sembrar, cuidar y cultivar una Política integral, sistémica, participativa, sin agendas ocultas, orientada a conseguir y alcanzar el bien común.

Como pueblo, debemos ejercer nuestra ciudadanía y participar activa y responsablemente en Política, dejar de creer que sólo eligiendo ya cumplimos con nuestro deber político. Debemos ir más allá.  Sumergirnos en la tarea permanente de construir una nueva sociedad desde nuestro quehacer político en las tareas que cumplimos diariamente. Es, por tanto, una obligación ética y moral que nos involucra y exige participación activa en todos los ambientes en los que se dice y hace política.

Necesitamos una Política libre de corrupción e impunidad, honesta, sincera, consecuente y condescendiente, que no se someta indiscriminadamente a la economía y a la tecnocracia, que busque el bien común al corto, mediano y largo plazo, que lidere los cambios convocando a los otros, a todos.

La politiquería suele utilizar mecanismos para exasperar, exacerbar y polarizar a la sociedad, sin posibilidades de puntos de encuentro que permitan dilucidar caminos e implementar estrategias para enfrentar la compleja, complicada y angustiante realidad socioeconómica en la que viven millones de personas. La realidad popular reclama y grita acciones que le permitan superar su dolorosa realidad.  La politiquería se encierra en su gueto espurio, sacrifica al pueblo que le elige y da rienda suelta a sus intereses personales o de grupo.

El Papa Francisco advierte que en la Política existe lugar para amar con ternura: en medio de la actividad política, los más pequeños, los más débiles, los más pobres deben enternecernos, tienen "derecho" de llenarnos el alma y el corazón (cf. Fratelli Tutti 194). El amor político se expresa en la apertura a todos, sin distinción. Por lo tanto, estamos llamados a escuchar el punto de vista del otro facilitando que todos tengan un lugar, “es un intercambio de ofrendas en favor del bien común” (Fratelli Tutti 190).  · #ComuniquemosEsperanza


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