Con los ojos fijos en
Él
en
la realidad y la fe
Comisión
ecuatoriana Justicia y Paz
carta No. 121– 27 de febrero 2022
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Guerra: Fracaso de la humanidad
"Toda
guerra deja al mundo peor que como lo había encontrado. La guerra es un fracaso
de la política y de la humanidad, una claudicación vergonzosa, una derrota
frente a las fuerzas del mal." (261,
Encíclica Fratelli Tutti, Papa Francisco).
Hay
viento y huracanes de guerra" por doquier. Hay guerra declarada, Rusia invade Ucrania. Bombardeos, muerte, desolación, gente en
pánico huyendo despavorida…Esta realidad nos asusta, preocupa, angustia, nos
genera desasosiego y no sabemos qué pensar ni qué hacer. Estamos en alto riesgo. La guerra, que tiene orígenes multicausales,
es inconcebible, inadmisible, inhumana. Es
el extremo del absurdo del poder del despilfarro en armas de muerte, de
imposición de intereses económicos, políticos... cuánto inocente masacrado por
la barbarie.
Entendiendo
a la guerra como la lucha armada entre naciones, pueblos, grupos y hasta personas,
cabe preguntar ¿por qué llegamos a esos extremos? ¿por qué hay guerras en
nombre de Dios, de la paz, de la democracia, de la justicia…? ¿por qué producen
millones de armas? ¿por qué matan y mienten y se olvidan de amar?...
Una
posible respuesta: queremos más poder local, nacional, regional, mundial. Por un falso orgullo 'patriótico', 'étnico',
'económico', 'histórico', identificamos al otro como 'enemigo', hay que
vencerlo, dominarlo y someterlo o eliminarlo para que no estorbe. Los más fuertes se imponen, son locos
seducidos por la muerte que han convertido al mundo en un inmenso
manicomio. El caso de Ucrania–Rusia es
un ejemplo de la imposición de la fuerza y la defunción de la razón y el
diálogo.
El
Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri, por su
sigla en inglés) revela que el gasto militar mundial aumentó a casi dos
billones (millones de millones) de dólares en 2020, lo que supone un incremento
de 2,6 %, en términos reales, con respecto a 2019. La pandemia de covid-19, que paralizó
el mundo en marzo de 2020 y lo mantiene aún semiparalizado, no ha tenido,
aparentemente, ningún impacto en el gasto militar, que ha gozado de muy buena
salud. El Secretario General de las
NNUU, Ban Ki-moon, (2007-2016), dio en la diana al afirmar que "el mundo
está sobrearmado y la paz está infrafinanciada".
En
nuestro país, según el Observatorio de Gasto Público, en 2019 el gasto
corriente y de capital en materia de seguridad nacional fue del 4% del
Presupuesto General del Estado. Para el
2020 se codificaron USD 1.192 millones para el Ministerio de Defensa y USD
1.192 millones para la Policía Nacional. Se estima actualmente un total de 40 mil miembros activos en las Fuerzas
Armadas y otro 170 mil en reserva, y más de 50 mil policías. Desde el 2000, el gasto militar ecuatoriano
creció a un ritmo anual del 13.3%, siendo el más alto de la región. Al 2018 alcanzó la cifra de USD 2.549
millones.
Algunos
intelectuales, políticos, activistas, así como Papas, obispos y religiosos han
denunciado la carrera armamentista de los países. ¡Cuántos problemas se solucionarían,
especialmente de pobreza y hambre, si en lugar de gastar en guerras se
destinaran esos fondos para el desarrollo humano! El egoísmo, la prepotencia de la sinrazón, la
esquizofrenia… de los líderes, desestabiliza y llena de horror la convivencia
de los pueblos y las naciones, pisoteando las leyes internacionales, los
acuerdos y los principios de convivencia. La guerra armada es el extremo mortal de otras tantas guerras que
vivimos cotidianamente. Guerras
tecnológicas, sicológicas, económicas, políticas, informacionales, etc. que
están en la agenda diaria mundial.
"¡Qué triste es, cuando
personas y pueblos que se enorgullecen de ser cristianos ven a los demás como
enemigos y piensan en hacer guerra!" señaló el Papa Francisco, en el
Ángelus del pasado domingo 20 de febrero, y pocos días después, el viernes 25,
consternado visitó la embajada de Rusia en el Vaticano para expresar su
preocupación por la guerra en Ucrania ante la evolución de los hechos y para
abogar por la paz. Paz, paz, paz / el
mundo pide paz / y quiere paz. · #ComuniquemosEsperanza
Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.