DE DECIDIR SU FUTURO!",
EXCLAMÓ
El Papa pide a los estudiantes "coraje" para "no
obedecer ciegamente a la mano invisible del mercado"
"Cada injusticia contra un pobre es una herida abierta y
disminuye la misma dignidad"
RELIGIÓN | VATICANO
Daos los medios y el tiempo para recorrer los senderos de la
fraternidad, para construir puentes entre los hombres en lugar de
muros, para añadir vuestra piedra a la construcción de una sociedad
más justa y más humana
(J. B./Aica). - El Papa Francisco reclamó "permanecer libres
de la fascinación del dinero" y tener la fuerza y el coraje de
"no obedecer ciegamente a la mano invisible del mercado", a
un grupo de estudiantes de empresa y finanzas del Instituto des
Chartreux de Lyon, a quienes recibió en audiencia.
En un breve discurso, el Santo Padre invitó a los estudiantes a
"formarse y transformarse en promotores y defensores de un
crecimiento en la equidad, en artesanos de una administración justa
y adecuada de nuestra casa común".
"¡Ustedes tienen la capacidad de decidir su futuro!"
exclamó el Papa, quien exhortó a los jóvenes a hacerse
"responsables de este mundo y de la vida de cada hombre".
Cada injusticia contra un pobre, recordó, "es una herida
abierta y disminuye la misma dignidad".
Para finalizar, llamó a recorrer los caminos de la fraternidad,
ser constructores de puentes entre los hombres y edificar una
sociedad más justa y más humana.
Discurso del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas,
Os recibo con alegría con ocasión de vuestra estancia cultural y
espiritual en Roma. Saludo cordialmente junto a vosotros al Superior
de la Institución de los Chartreux y a los profesores que os
acompañan, sin olvidarme de los que se han quedado en Lyon, también
el cardenal Barbarin.
Estáis haciendo un curso de estudios que os prepara para entrar
en las grandes escuelas de negocios y que, cuando llegue el momento,
os permitirá ejercer una profesión en el mundo de las finanzas
internacionales. Me complace saber que vuestra formación académica
incluye una fuerte dimensión humana, filosófica y espiritual, y por
ello doy gracias a Dios. De hecho, es esencial que, a partir de ahora
y en vuestra futura vida profesional, aprendáis a permanecer libres
de la fascinación del dinero, de la esclavitud en la que el dinero
encierra a los que le rinden culto . Y también es importante que
adquiráis hoy la fuerza y el valor de no obedecer ciegamente a la
mano invisible del mercado. Por lo tanto, os animo a aprovechar el
tiempo de los estudios para convertiros en promotores y defensores de
un crecimiento en la equidad, en artesanos de una administración
justa y adecuada de nuestra casa común, es decir el mundo (cf.
Exhort. Ap. Evangelii gaudium, 204; 206).
Aquí, en Roma, vivís una forma de inmersión en la historia que
ha marcado fuertemente el nacimiento de las naciones europeas.
Admirando lo que el genio de los hombres y las esperanzas que han
cultivado han sido capaces de lograr, dad importancia también
vosotros a dejar vuestra huella en la historia. ¡Tenéis,
efectivamente la capacidad de decidir vuestro futuro! Quiero
reiterarlo: tenéis la capacidad de decidir vuestro futuro.Por eso os
exhorto a ser responsables de este mundo y de la vida de cada hombre.
No olvidéis nunca que "cada injusticia contra un pobre es una
herida abierta, y disminuye [vuestra] misma dignidad".
(Catequesis 20 de septiembre 2017). Y, aunque este mundo espera de
vosotros que apuntéis al éxito, daos los medios y el tiempo para
recorrer los senderos de la fraternidad, para construir puentes entre
los hombres en lugar de muros, para añadir vuestra piedra a la
construcción de una sociedad más justa y más humana.
En esta perspectiva, invito a los que entre vosotros son
cristianos a permanecer unidos al Señor Jesús con la oración, para
aprender a confiar todo a Dios, y no sucumbir así a la tentación
del desaliento o la desesperación. También me gustaría decir, con
respeto y afecto, a los que no son cristianos: no olvidéis nunca,
con la mirada fija en vosotros y en los demás, que "el hombre
supera infinitamente al hombre" (BLAISE PASCAL Pensamientos,
fragmento 122). Y os animo a todos a trabajar por el bien, para
convertiros humildemente en semilla de un mundo nuevo.
Con esta esperanza, confiando a cada uno de vosotros al Señor
para que podáis cultivar la cultura del encuentro y del intercambio
en el seno de la única familia humana, invoco de corazón la
bendición de Dios sobre vosotros, sobre las personas que os
acompañan, así como sobre vuestras familias y sobre la Institución
de los Chartreux. ¡Merci beaucoup!
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