POR LA CONGREGACIÓN PARA LA
EDUCACIÓN CATÓLICA
El documento, que será enviado a las
conferencias episcopales para que lo transmitan a las 216.000
escuelas católicas y a las 1.760 universidades católicas en los
diversos continentes.
El día de ayer la Fundación
Pontificia “Gravissimum educationis“ ha presentado el documento
titulado «Educar
al humanismo solidario. Para construir una “civilización del amor”
50 años después de la Populorum progressio».
El documento, que será enviado a las
conferencias episcopales para que lo transmitan a las 216.000
escuelas católicas y a las 1.760 universidades católicas en los
diversos continentes, subraya la necesidad urgente de humanizar
la educación, favoreciendo una cultura del encuentro y del diálogo.
«Con este documento, la Congregación
para la Educación Católica ha querido analizaraspectos de la
Populorum progressio que en el curso de los años no se han
considerado a fondo a pesar de no ser asuntos secundarios».
Por su parte, el secretario de la
Congregación, Angelo Vincenzo Zani, ha indicado que este documento
busca «actualizar el pacto educativo entre las generaciones, desde
la familia hasta la sociedad entera. Además, ha destacado la
importancia de la formación de los formadores, para garantizar una
educación no selectiva sino abierta a la solidaridad».
«Los contenidos que propone, con un
lenguaje sencillo y directo, hacen referencia a tres fuentes
principales: la Declaración del Concilio Vaticcano II
Gravissimum educationis, a la encíclica de Pablo VI Populorum
progressio y al magisterio del Papa Francisco, en particular la
encíclica Laudato si'».
Humanizar la educación
El documento enfatiza que «de manera
constante, la Iglesia afirma que «la buena educación de la familia
es la columna vertebral del humanismo» y desde allí propagar «los
significados de una educación al servicio de todo el cuerpo social,
basada en la confianza mutua y en la reciprocidad de los deberes».
Por estas razones, «las instituciones escolares y académicas que
deseen poner a la persona al centro de su misión son llamadas
a respetar la familia como primera sociedad natural, y a ponerse
a su lado, con una concepción correcta de subsidiariedad».
Por lo tanto «Una educación
humanizada, por lo tanto, no se limita a ofrecer un servicio
formativo, sino que se ocupa de los resultados del mismo en el
contexto general de las aptitudes personales, morales y sociales de
los participantes en el proceso educativo».
Cultura de diálogo
El documento resalta la
responsabilidad que la educación al humanismo solidario tiene «de
proveer a la formación de ciudadanos que tengan una adecuada
cultura del diálogo», y recuerda que es «propio de la naturaleza
de la educación la capacidad de construir las bases para un
diálogo pacífico y permitir el encuentro entre las
diferencias, con el objetivo principal de edificar un mundo mejor».
Globalizar la esperanza
A este respecto, el documento explica
que «globalizar la esperanza es la misión específica de la
educación al humanismo solidario. Una misión que se cumple a
través de la construcción de relaciones educativas y pedagógicas
que enseñen el amor cristiano, que generen grupos basados en
la solidaridad, donde el bien común está conectado virtuosamente al
bien de cada uno de sus componentes, que transforme el contenido de
las ciencias de acuerdo con la plena realización de la persona y de
su pertenencia a la humanidad».
Justamente la educación cristiana
puede realizar esta tarea primaria, porque ella «es hacer nacer, es
hacer crecer, se ubica en la dinámica de dar la vida. Y la vida que
nace es la fuente desde donde brota más esperanza».
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