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martes, 17 de octubre de 2017

El Secretario de la REPAM:

cinco puntos para comprender las implicaciones del sínodo
(Griselda Mutual - Radio Vaticano)
Acogiendo el deseo de algunas Conferencias Episcopales de América Latina, además de la voz de diversos Pastores y fieles de otras partes del mundo el Pontífice convocó a un Sínodo para la Región Panamazónica, que tendrá lugar en Roma en el mes de octubre 2019. El Santo Padre explicó que el objetivo principal de esta convocación será el de individuar nuevos caminos para la evangelización de "aquella porción del Pueblo de Dios, especialmente de los indígenas, a menudo olvidados y sin la perspectiva de un futuro sereno, también a causa de la crisis de la foresta Amazónica, pulmón de capital importancia para nuestro planeta".
Entrevistado por nuestra compañera Cristiane Murray, el Secretario Ejecutivo de la REPAM, Mauricio López, subraya cinco puntos “para comprender las implicaciones del sínodo, prepararnos y trascender el momento específico sinodal”:
Lo primero es reconocer que estamos viviendo un absoluto Kairós de Dios: el sínodo es un resultado de un caminar especial del cual el espíritu ha venido hablando desde el Concilio Vaticano II, con los primeros encuentros de los obispos que trabajan y caminan en la Amazonía. Un Kairós de Dios en el que necesitamos de una actitud de profundo discernimiento para prepararnos adecuadamente para recibir lo que nos dice el espíritu a lo largo de la historia de la Iglesia en Amazonía.
El segundo punto es el de animar y pedir que sea una experiencia territorial encarnada: si bien es un sínodo que representa el esfuerzo de los obispos y de las instancias de la Iglesia  para responder a  una realidad que emerge y que tiene una especial importancia para el planeta, queremos sin embargo que sea un sínodo territorializado, en el que estén vivas  presentes  y actuantes las voces de quienes allí habitan.
El tercer punto – prosigue el Secretario de la REPAM - es que es un sínodo para la Panamazonia pero que quiere encarnar los elementos de la Laudato Sí, elementos que son ineludibles y no negociables al momento de pensar un sínodo para la pan Amazonía. Es decir, “una mirada sobre la crisis única socio ambiental”. Por lo tanto considerar todo lo que tiene que ver con el ser humano, es decir la ecología humana, con los signos dela realidad política que está afectando esta realidad, ecología política, también todos los rasgos de una economía de mercado extractivista, ecología económica, y luego una ecología ambiental que reconoce ese bioma, como posibilidad de futuro. Pero también, y muy especialmente,  desde la categoría de ecología cultural que reconoce a los pueblos indígenas y a las comunidades de la Amazonía,  como los principales interlocutores al momento de decidir el futuro. Una ecología cultural – añade - que llama a reconocer cómo estos pueblos tienen una relación espiritual, armónica, de reciprocidad con el territorio, en donde habitan sus ancestros, los espíritus que orientan y dan sentido a su vida, y por lo tanto a su propia identidad cultural, su lengua, sus tradiciones, su futuro.
Un cuarto punto es que debe ser un sínodo teológico que responda a los signos de los tiempos actuales, que abrace la novedad que el espíritu revela y el proceso pastoral que está haciendo el Papa, incluso en la mirada de Evangelii Gaudium de conversión pastoral de Iglesia en salida, por lo tanto una teología en tres niveles: teología encarnada desde la propia realidad, del territorio, de los pueblos, de la lectura de los signos de Dios allí presentes. Una teología de la creación que sea capaz de entender el ámbito mayor del proyecto de Dios.  Y una teología de la comunión que es integrar las voces de la Iglesia, de la sociedad civil, de los propios pueblos y comunidades amazónicas, para que haya un verdadero signo de comunión, un signo  de Dios que es integración y que es una posibilidad de responder juntos en una misma dirección a este llamado.

El Secretario de la Red Eclesial Panamázonica destaca como quinto y último punto la importancia de la experiencia de sinodalidad, y de sus posibles repercusiones en otras realidades, biomas que también están en proceso de constituirse como redes eclesiales de modo que se sientan implicados para ir pensando sus propios proyectos encarnados, y concluye: "Que sea una experiencia escatología del Reino ya presente, pero que necesita seguirse tejiendo con la ayuda y la comunión de todos lo que nos sentimos Iglesia y las personas de buena voluntad que caminan con ella, y sobre todo con los pueblos y comunidades que ahí viven".

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