Con
los ojos fijos en El
en la realidad y la fe
en la realidad y la fe
carta
No.4
noviembre
2017
----------------------------------
Amigos y
compañeros:
La
Comisión Ecuatoriana de Justicia y Paz, haciendo suyo el discernimiento del
Observatorio Eclesial, uno de nuestros núcleos de reflexión, se dirige como
siempre a todo el pueblo creyente que peregrina en nuestra patria, pero en esta
ocasión en particular a nuestros pastores para con ellos interpelarnos sobre la
pastoral de nuestras iglesias particulares desde la palabra del Papa Francisco.
La
reciente visita del papa Francisco a Colombia fue una ocasión maravillosa para
volver a oír las palabras del papa, nuestro papa latinoamericano, pisando
tierras de nuestro continente y hablándonos a todos sobre la realidad que nos
rodea y de la marcha hacia la esperanza, con ese lenguaje suyo, tan nuevo, tan
desafiante y reconfortante a la vez.
De todos
esos discursos (a los obispos colombianos; a los jóvenes; a los fieles que asistieron
masivamente a sus misas en Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena; a las
víctimas del conflicto; a los sacerdotes, religiosos y religiosas, y sus
familias, y otros) este grupo de cristianas y cristianos que formamos la
Subcomisión de Observatorio Eclesial de la Comisión Ecuatoriana de Justicia y
Paz hemos reflexionado en conjunto y atesoramos de manera particular las
palabras que dirigió el papa Francisco a los obispos miembros del Comité
Ejecutivo del Celam, en la Nunciatura Apostólica el 7 de septiembre.
Al
hablarles a ellos, el papa habla a todos los obispos y pastores de América
Latina, que tienen en el Celam “una referencia vital para la comprensión y la
profundización de la catolicidad latinoamericana”. Francisco recordó que ya hace cuatro años en
Río de Janeiro se refirió a la misión continental de la Iglesia “que quiere ser
no la suma de iniciativas programáticas que llenan agendas y también desprecian
energías preciosas, sino el esfuerzo para poner la misión de Jesús en el
corazón de la misma Iglesia”.
Nos
llamaron la atención muchos puntos de este discurso, pero, en especial, la fe
que tiene el papa en el pueblo latinoamericano, al que encuentra fuerte
“exactamente en sus sueños, en sus mitos, a pesar de los numerosos desencantos
y fracasos”; cuya “unidad sapiencial” conoce la Iglesia, la cual “convive
cotidianamente con aquella reserva moral sobre la que se apoya el edificio
existencial del continente”. Por eso les
pide a los pastores y nos pide a todos los que somos Iglesia, “dialogar continuamente”
con esa sabiduría y esa moral del pueblo.
“No podemos perder el contacto con este sustrato moral, con este humus
vital que reside en el corazón de nuestra gente, en el que se percibe la mezcla
casi indistinta, pero al mismo tiempo elocuente, de su rostro mestizo”.
A todos
nos compromete esa misión que el papa recordó que la Iglesia tiene en nuestro
continente: la de ser sacramento de esperanza, frente a un pueblo que “ha
aprendido que ninguna desilusión es suficiente para doblegarlo”, que “permanece
a la espera de su victoria porque ––en el fondo–– tiene conciencia de que no
pertenece totalmente a este mundo”. Una
misión en la que es necesario “vigilar sobre la concretización de esa
esperanza”.
El papa
recordó con acierto maravilloso los rostros visibles que tiene esta iglesia
latinoamericana. Nos conmovió que el
papa sepa que “la esperanza en América Latina tiene un rostro joven” y “un
rostro femenino”. Dice cosas
hermosísimas de los jóvenes y las mujeres y les pide a ustedes, señores
miembros del episcopado, que a los primeros “les abran espacios concretos en
las Iglesias particulares que les han sido confiadas, inviertan tiempo y
recursos en su formación”, y que comprendan, respeten, valoricen, promuevan “la
fuerza eclesial y social de cuanto realizan” las segundas. Las palabras sobre estas últimas son
vehementes: “Si queremos una nueva y vivaz etapa de la fe en este continente,
no la obtendremos sin las mujeres. Por
favor, no pueden ser reducidas a siervas de nuestro recalcitrante clericalismo;
ellas son, en cambio, protagonistas de la Iglesia latinoamericana”.
El
clericalismo que infantiliza a los laicos debe ser superado, dice Francisco,
quien asevera que “la esperanza en América Latina pasa a través del corazón, la
mente y los brazos de los laicos”, los que deben concretar su labor en el
desarrollo, la democracia, la superación de la pobreza, la construcción de una
prosperidad inclusiva y otras tareas, con la mira siempre puesta en la
sostenibilidad de nuestra casa común, la Tierra, “el rechazo a la violencia y
la defensa de la paz”. Y “algo más”,
dice el papa, “la esperanza debe siempre mirar al mundo con los ojos de los
pobres y desde la situación de los pobres”, por lo que condena en duros
términos a la “riqueza autosuficiente”.
No ha
sido nuestro afán repetir la alocución del papa, pero, ya que él mismo les pide
no conformarse “con retóricas u opciones escritas en los planes pastorales
jamás puestos en práctica”, queremos humildemente preguntarles, ¿cómo van a
cumplir ustedes como pastores de la Iglesia ecuatoriana estos lineamientos
pontificios? ¿Qué cambios va a haber en la Iglesia ecuatoriana para dar mayor
papel a los jóvenes, a las mujeres, a los laicos, a los pobres? ¿Van ustedes a
adoptar en sus diócesis este discurso programático del papa como orientación
básica de su trabajo o se lo van a guardar como una hermosa pieza oratoria sin
aplicación práctica?
Es
nuestro deber, como hijos pero no como niños, interpelarles, sin ninguna
pretensión sino con “la sencillez cristiana” que el papa reclama en este
“difícil y confuso pero provisorio momento que vivimos”.
De
ustedes, con el mayor cariño y respeto.
Moderador:
Gonzalo Ortiz Crespo - Secretaria relatora: Margoth Estrella
Observatorio Eclesial
Observatorio Eclesial
Con
los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión
ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de los Observatorios de Política y
Eclesial, que reúnen periódicamente a los miembros de la Comisión para
analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario