María Fernanda Bernasconi - RV
“Los que escuchan la Palabra de
Dios y la ponen en práctica” es el concepto de familia para Jesús,
una familia “más amplia de aquella en la que se viene al mundo”.
Se trata de la primera observación que hizo el Papa
Francisco en su homilía de la Misa
matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa
Marta el último martes de septiembre.
Inspirándose en el Evangelio de
San Lucas propuesto por la liturgia del día –que relata que
es precisamente el Señor quien llama “madre”,
“hermanos” y “familia” a quienes lo circundan y lo escuchan
en su predicación– el Santo Padre observó que esto
“hace pensar en el concepto de familiaridad con Dios y con Jesús”;
que es “algo más” con respecto al hecho de “ser discípulos”
o “amigos”. Y añadió que no es una actitud “formal”, o
“educada”, ni tanto menos “diplomática”. “¿Qué significa
entonces –se preguntó el Papa– esta palabra que los
padres espirituales en la Iglesia han usado tanto y que nos la han
enseñado”?
Pero familiaridad con Jesús, como
nos enseñan los grandes Santos –agregó el Papa–
también significa “estar con Él, mirarlo, escuchar su Palabra,
tratar de ponerla en práctica, hablar con Él”. Y la palabra –subrayó– es oración: “aquella oración que se hace también
por la calla: ‘Pero, Señor, ¿qué piensas?’. Ésta es la
familiaridad, ¿no? Siempre. Los santos la tenían. Santa Teresa, es
hermoso, porque dice que encontraba al Señor por doquier, era
familiar con el Señor, en todos partes. Incluso entre las ollas de
la cocina, era así. Familiaridad con el Señor”.
En fin, familiaridad es “permanecer”
en presencia de Jesús como Él mismo nos aconseja en la Última Cena
o como nos recuerda el inicio del Evangelio –destacó Francisco–
haciendo notar cuando Juan indica: “Éste es el cordero de Dios que
quita los pecados del mundo. Y Andrés y Juan fueron detrás de
Jesús” y, como está escrito, “permanecieron, estuvieron con Él
toda la jornada”.
Por lo tanto es ésta –reafirmó
el Papa– la actitud de familiaridad, no aquella “buena”
de los cristianos que se mantienen a distancia de Jesús, “tú allí
y yo aquí”. Y al concluir su reflexión Francisco dijo a
cada uno: “Demos paso a esta actitud de familiaridad con el Señor.
Aquel cristiano, con sus problemas, que va en el autobús, en el
metro e interiormente habla con el Señor o, al menos, sabe que el
Señor lo mira, que está cerca de él: ésta es la familiaridad, la
cercanía, es sentirse de la familia de Jesús. Pidamos esta gracia
para todos nosotros: comprender lo que significa familiaridad con el
Señor. Que el Señor nos dé esta gracia”.
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