y
“Sexualidad como lenguaje total” temas centrales en el segundo
día de Asamblea de Formación
“El principito” novela corta y la
obra más famosa del escritor y aviador francés Antoine de
Saint-Exupéry (1900-1944), fue tomado como patrón para iniciar el
tema “Amor fecundo en el matrimonio”, en el segundo día de la
Asamblea de formación diocesana, esta vez la Mgs. Miury Placencia
Tapia especialista en Ciencias de la familia, bioética, humanismo y
espiritualidad, expuso la diferencia entre amar y querer.
“Amar es la confianza plena de que
pase lo que pase siempre estaremos ahí, por eso el amor fecundo
llega a ser el símbolo de las realidades íntimas de Dios”.
(Amoris Laetitia 11) Para que un matrimonio produzca fruto abundante,
requiere la capacidad de renunciar a todas aquellas cosas que le
impiden crecer y robustecerse, es vital que los conyugues aprendan a
confiar en Dios, que prefigura el matrimonio como la imagen de la
Trinidad, solo en la estrecha unión encontrarán fortaleza y
particularmente en la prueba es donde experimentarán esa
indisolubilidad de aquel “sí” proclamado en el altar”, señaló.
La también escritora manifestó que el reto de la familia de hoy es perseverar, pese a toda oscuridad que se avecine, aun cuando la noche está muy oscura el amor que ya asentado sus raíces, permite que crezca como un árbol y cobije a cada miembro de la familia. “Dios que es amor, ha creado al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, es decir, personas convocadas al amor que sueñan y construyen desde nuestra naturaleza de ser humanos, debemos ser siempre llamados a unirnos porque no somos entes solitarios” agregó.
Antes de concluir exhortó a todos
aplicar la frese de San Agustín “Cuando menos me lo merezca, ámame
más porque es cuando más lo necesito”. Eso es el amor, es tener
paciencia y superar juntos las adversidades.
En la segunda parte del foro la
doctora Zoila Isabel Loyola expuso “Sexualidad como lenguaje total”
aclaró que el hombre tiene que vivir su sexualidad como algo propio
de su ser personal, espíritu encarnado. Por mucho tiempo la
sexualidad fue reprimida y considerada como mala; ahora, como una
reacción surge desenfrenada y todo lo inunda: tesis y antítesis. La
síntesis correcta es integrar la sexualidad en la personalidad
total, porque en realidad, lo sexual pertenece a la esencia del
hombre, es corporal y espiritual al mismo tiempo.
Finalmente, podríamos decir que el
sentido verdadero de la sexualidad, su significación humana y
profunda, es el encuentro personal, es el amor. Cuando se pierde esta
dimensión, la sexualidad se reduce a instinto animal y las personas
mediatizadas, se convierten en puros instrumentos de placer.
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