«El mundo
occidental se muere de viejo»
«ATRAVESAMOS UN INVIERNO DEMOGRÁFICO
TREMENDO»
La familia y la vida
El prelado recuerda que según el
evangelio, la familia la fundan «un hombre y una mujer que se
entregan por amor mutuamente para siempre, abiertos a la vida,
santificados por el sacramento del matrimonio. Ahí encuentran el
hombre y la mujer su felicidad»
«Sin embargo», advierte,
«atravesamos un invierno demográfico tremendo, es decir, no nacen
los hijos necesarios para el repuesto generacional, y por tanto, hay
más viejos que niños. El mundo occidental –España,
entre ellos- se muere de viejo. He aquí una mutación
fundamental en la convivencia».
Don Demetrio recuerda que «los
padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos,
son insustituibles. El Estado está al servicio de este
derecho fundamental, que no cumple solamente con “una escuela
única, pública y laica”, sino que debe apoyar toda
iniciativa social, como son las escuelas de la Iglesia católica. No
se trata de un favor, sino de un derecho».
El obispo de Córdoba destaca que «la
presencia de la religión católica en la escuela pública y las
escuelas católicas con su ideario propio son derechos de los
ciudadanos, que nuestra Constitución reconoce». Y añade que
«cuando hoy se quieren reconocer todas las libertades, tenemos que
luchar por la libertad de enseñanza, por la que niños y jóvenes
reciban una visión humana conforme al Evangelio en todo tipo de
escuela».
Preferencia por los pobres
El obispo de la diócesis andaluza
señala que «hay muchos tipos de pobreza material y espiritual,
pobrezas antiguas y pobrezas nuevas. Esclavitudes,
explotaciones, abusos, descartes con rostro humano; la pobreza de no
tener a Dios, que es la más grande de las pobrezas, tan extendida en
nuestro tiempo».
Y añade que «la Iglesia está
llamada a salir al encuentro de todas esas pobrezas, reconociendo el
rostro de Cristo en los pobres de la tierra, cercanos y lejanos, y
tratando de incorporarlos a la tarea de la evangelización. Los
pobres nos evangelizan y salimos a su encuentro para reconocer la
acción de Dios en ellos y en nosotros».
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