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El encuentro de las Comisiones Episcopales de Migraciones de la Iglesia de América del Sur define líneas de acción para una realidad “que no permite ambigüedades”
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“Los migrantes, los refugiados y las víctimas de trata son responsabilidad de toda la Iglesia”, dice a Vida Nueva el secretario ejecutivo del DEJUSOL-CELAM
Con la presencia del Consejo
Episcopal Latinoamericano (CELAM) y de la sección de Migrantes y
Refugiados del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral
–instituido por el papa Francisco el 17 de agosto del año pasado–
tuvo lugar en Santiago de Chile entre el 12 y el 13 de septiembre
el encuentro de las Comisiones Episcopales de Migraciones de la
Iglesia de América del Sur [en la imagen de arriba, una foto de
los participantes].
Pactos mundiales de migración y
refugio
En el contexto del encuentro, también
se abordaron los esfuerzos que la Iglesia viene realizando
frente a los pactos mundiales de migración y refugio. “Para ello,
se expusieron los 20 puntos aprobados ya por el papa Francisco, los
cuales mediante un plan estratégico y de acción, se desean incluir
en los pactos (uno para migración y otro para refugiados)”.
Las actuales negociaciones que se
llevan a cabo con relación a los pactos de migración y de refugio
concluirán en 2018, y se vislumbran como “una oportunidad para una
Iglesia que quiere ser protagonisa de un hito histórico”.
Por otra parte, uno de los
principales frutos del encuentro se deriva de la definición de los
desafíos, las oportunidades y las líneas de acción de la Iglesia
suramericana para enfrentar el complejo entramado de la
movilidad humana en el continente, cuyos países, en su mayoría,
figuran entre las naciones de origen, tránsito, destino y/o retorno.
Ante la crisis migratoria venezolana
De igual forma, la actual crisis
migratoria venezolana mereció una particular atención y
análisis por parte de los participantes del encuentro.
Frente a este y otros desafíos, la
Iglesia suramericana asumirá un itinerario de trabajo para los
próximos meses, en cuyo horizonte se espera asumir el llamado del
papa Francisco para fundar “las bases de una conciencia global que
ya no permite ambigüedades”.
En esta perspectiva también se
sitúan las acciones desarrolladas recientemente por la Red
CLAMOR, la Red Latinoamericana y Caribeña de Migración, Refugio y
Trata de Personas que animan el Departamento de Justicia y
Solidaridad (DEJUSOL) del CELAM y otros organismos de la Iglesia
latinoamericana –como la CLAR, Cáritas América Latina y el
Caribe, y varias congregaciones religiosas y conferencias
episcopales– que del 27 de agosto al 3 de septiembre vivió una
experiencia formativa de inserción en la frontera entre Guatemala y
México.
Responsabilidad de toda la Iglesia
En declaraciones para Vida Nueva, el
secretario ejecutivo del DEJUSOL-CELAM, Elvy Monzant, ha expresado
que “es muy importante que toda la Iglesia se sensibilice sobre el
tema de la migración”, aclarando que “no se trata de una
responsabilidad solamente de los departamentos de movilidad humana o
de las Cáritas”.
“Los migrantes, los refugiados y
las víctimas de trata son responsabilidad de toda la Iglesia, y toda
la Iglesia latinoamericana tiene que responder, cada vez más, al
llamado del papa Francisco a ser una Iglesia samaritana, una Iglesia
‘hospital de campaña’, una Iglesia que ponga en práctica los
cuatro verbos que el Papa nos está proponiendo y que marcan la ruta
al futuro: acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes, a
los refugiados y a las víctimas de trata de personas”, concluye el
secretario ejecutivo del DEJUSOL-CELAM.
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