Juan J. Paz y Miño C.
El libro de Thomas Piketty El Capital
en el Siglo XXI (2013) despertó la atención mundial y la ira de los
ricos. Usando estadísticas históricas y datos fiscales de una
veintena de países desarrollados, la obra demostró que, desde la
década de 1980, el aperturismo neoliberal agravó la concentración
de la riqueza y aumentó la desigualdad social. Los multimillonarios
apenas son el 1% de la población mundial.
Piketty ha reconocido que no estudió
a América Latina. Ese ‘vacío’ lo han llenado diversos estudios
de la Cepal, que han demostrado que entre 2002-2015 las fortunas en
la región crecieron 21% anual; y que hasta 2014, el 10% más rico
había amasado el 71% de la riqueza, aunque su tasa impositiva media
solo equivale al 5% de sus ingresos.
En Ecuador también hay estudios
sobre la concentración de ingresos. Uno de ellos, sobre la
internacionalización de capitales de 115 grupos económicos,
realizado en la PUCE (2014), demostró que dominan monopolios y
oligopolios, que hay baja responsabilidad social de esos grupos, que
tienen una fuerte estructura ‘familística’; que sus ingresos
representan el 46% del PIB, aunque su cumplimiento tributario sobre
las rentas apenas llega al 2,1%; y que 23 grupos pagaban menos de $ 1
por cada $ 100 de ingreso.
Estos datos demuestran que es un mito
económico que las élites ‘productivas’ estén ahorcadas de
impuestos, que es otro mito aquello de que primero hay que producir
para luego poder repartir, y que es una mentira que en el país hay
‘demasiados’ y ‘altos’ impuestos. Los estudios sobre América
Latina y Ecuador llevan a otra conclusión: hay que aumentar los
impuestos a los patrimonios, herencias y rentas de los ricos, algo
también sostenido por la obra de Piketty para los países
desarrollados.
Sin embargo, las investigaciones
científicas nada cuentan a la hora de hacer política, de manera que
en los diálogos de los ‘sectores productivos’ con el Gobierno a
través de una comisión especial, las tesis que predominan apuntan a
la supresión de impuestos, un objetivo históricamente persistente
en la atrasada mentalidad económica de las élites ricas y
empresariales de Ecuador.
Y un reciente informe del SRI
(http://bit.ly/2yc2ilN) actualiza los datos en forma dramática: para
2017 hay 215 grupos económicos (reconocidas empresas, varios medios
de comunicación y algunas universidades), pero la presión fiscal
del impuesto a la renta sobre ellos es de apenas el 2,29%, mientras
es inferior al 1,5% para 78 grupos económicos.
Lo más grave es que hasta agosto, el
monto de la deuda total de los integrantes de los grupos económicos
asciende a $ 2.260’157.584. ‘Nadie’ ha dicho nada sobre esto.
Pero el escándalo de Odebrecht ($
33,5 millones en pagos) se queda corto frente a esta deuda con el
Estado nacional de una élite de millonarios.
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