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miércoles, 20 de septiembre de 2017

Millonarios y evasores de impuestos

Juan J. Paz y Miño C.
El libro de Thomas Piketty El Capital en el Siglo XXI (2013) despertó la atención mundial y la ira de los ricos. Usando estadísticas históricas y datos fiscales de una veintena de países desarrollados, la obra demostró que, desde la década de 1980, el aperturismo neoliberal agravó la concentración de la riqueza y aumentó la desigualdad social. Los multimillonarios apenas son el 1% de la población mundial.
Piketty ha reconocido que no estudió a América Latina. Ese ‘vacío’ lo han llenado diversos estudios de la Cepal, que han demostrado que entre 2002-2015 las fortunas en la región crecieron 21% anual; y que hasta 2014, el 10% más rico había amasado el 71% de la riqueza, aunque su tasa impositiva media solo equivale al 5% de sus ingresos.
Además, en América Latina la media de recaudación tributaria es del 20% del PIB (Ecuador no llega a esa media), la tasa impositiva apenas es del 2,3%, mientras en Europa es del 13,3%, y perduran la evasión y elusión de impuestos, tanto como la fuga de capitales a paraísos fiscales.
En Ecuador también hay estudios sobre la concentración de ingresos. Uno de ellos, sobre la internacionalización de capitales de 115 grupos económicos, realizado en la PUCE (2014), demostró que dominan monopolios y oligopolios, que hay baja responsabilidad social de esos grupos, que tienen una fuerte estructura ‘familística’; que sus ingresos representan el 46% del PIB, aunque su cumplimiento tributario sobre las rentas apenas llega al 2,1%; y que 23 grupos pagaban menos de $ 1 por cada $ 100 de ingreso.
Estos datos demuestran que es un mito económico que las élites ‘productivas’ estén ahorcadas de impuestos, que es otro mito aquello de que primero hay que producir para luego poder repartir, y que es una mentira que en el país hay ‘demasiados’ y ‘altos’ impuestos. Los estudios sobre América Latina y Ecuador llevan a otra conclusión: hay que aumentar los impuestos a los patrimonios, herencias y rentas de los ricos, algo también sostenido por la obra de Piketty para los países desarrollados.
Sin embargo, las investigaciones científicas nada cuentan a la hora de hacer política, de manera que en los diálogos de los ‘sectores productivos’ con el Gobierno a través de una comisión especial, las tesis que predominan apuntan a la supresión de impuestos, un objetivo históricamente persistente en la atrasada mentalidad económica de las élites ricas y empresariales de Ecuador.
Y un reciente informe del SRI (http://bit.ly/2yc2ilN) actualiza los datos en forma dramática: para 2017 hay 215 grupos económicos (reconocidas empresas, varios medios de comunicación y algunas universidades), pero la presión fiscal del impuesto a la renta sobre ellos es de apenas el 2,29%, mientras es inferior al 1,5% para 78 grupos económicos.
Lo más grave es que hasta agosto, el monto de la deuda total de los integrantes de los grupos económicos asciende a $ 2.260’157.584. ‘Nadie’ ha dicho nada sobre esto.
Pero el escándalo de Odebrecht ($ 33,5 millones en pagos) se queda corto frente a esta deuda con el Estado nacional de una élite de millonarios.

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