“La Iglesia lugar de piedad y
compasión”
(Renato Martinez – Radio Vaticano)
La Iglesia está llamada a ser un lugar de piedad y
compasión, especialmente para los que han sufrido. Para todos nosotros, la
Iglesia Católica sigue siendo un hospital de campo que nos acompaña en nuestro
itinerario espiritual”, lo dijo el Papa Francisco en su discurso a los miembros
de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, a quienes recibió
en Audiencia el tercer jueves de septiembre.
En su discurso entregado, el Santo Padre saludó y
agradeció a los miembros de esta Comisión Pontificia al comienzo de su Asamblea
Plenaria, al mismo tiempo que les manifestó su aprecio por las reflexiones
presentadas, ya que ellas, “han expresado muy bien el papel que pensé para la
Comisión cuando la formé hace tres años – afirmó el Papa – un servicio que
confío en que seguirá siendo de gran ayuda en los próximos años para el Papa,
la Santa Sede, los Obispos y los Superiores Mayores de todo el mundo”.
Hoy, señaló el Pontífice, deseo compartir con ustedes
el profundo dolor que siento en el alma por la situación de los niños abusados.
“El escándalo del abuso sexual – precisó el Papa – es verdaderamente una ruina
terrible para toda la humanidad, y que afecta a tantos niños, jóvenes y adultos
vulnerables en todos los países y en todas las sociedades”. Sentimos vergüenza,
agregó el Santo Padre, por los abusos cometidos por ministros sagrados, que
deberían ser los más dignos de confianza. Pero también, dijo, hemos
experimentado un llamado, que viene directamente de nuestro Señor Jesucristo:
acoger la misión del Evangelio para la protección de todos los menores y
adultos vulnerables. En este sentido, afirmó el Papa, “permítanme decir con
toda claridad que el abuso sexual es un pecado horrible completamente opuesto y
en contradicción con lo que Cristo y la Iglesia nos enseñan”. Por ello, los
animo a seguir alimentando su compromiso personal de hacer todo lo posible para
combatir este mal y eliminar esta ruina de entre nosotros.
El principio de “tolerancia cero”
“Hoy – reiteró una vez más el Obispo de Roma – que la
Iglesia, en todos los niveles, responderá con la aplicación de las más firmes
medidas a todos aquellos que han traicionado su llamado y han abusado de los
hijos de Dios”. Las medidas disciplinarias que las Iglesias particulares han adoptado
es responsabilidad primordial de los Obispos, sacerdotes y religiosos, de
aquellos que han recibido del Señor la vocación de ofrecer sus vidas al
servicio, incluyendo la protección vigilante de todos los niños, jóvenes y
adultos vulnerables. “Por esta razón – afirmó el Papa – la Iglesia
irrevocablemente y a todos los niveles pretende aplicar contra el abuso sexual
de menores el principio de tolerancia cero”.
Esfuerzos de la Iglesia para proteger a todos los
menores
Durante los últimos tres años, señaló el Papa
Francisco, la Comisión ha enfatizado continuamente los principios más
importantes que guían los esfuerzos de la Iglesia para proteger a todos los
menores y adultos vulnerables. “Me llenó de alegría – dijo el Pontífice – saber
que muchas Iglesias particulares han adoptado vuestra recomendación para una
Jornada de Oración, y para un diálogo con las víctimas y supervivientes de
abusos, así como con los representantes de las organizaciones de víctimas”.
También es alentador saber cuántas Conferencias Episcopales y Conferencias de
Superiores Mayores han buscado vuestro consejo con relación a las Directrices
para la protección de menores y adultos vulnerables en todo el mundo.
La Iglesia lugar de piedad y compasión
Antes de concluir su discurso, el Papa Francisco
alentó a seguir llevando adelante las diferentes oportunidades de aprendizaje,
educación y formación que realiza la Comisión. En este sentido dijo el Papa,
“la Iglesia está llamada a ser un lugar de piedad y compasión, especialmente
para los que han sufrido. Para todos nosotros, la Iglesia Católica sigue siendo
un hospital de campo que nos acompaña en nuestro itinerario espiritual”. Es el
lugar donde podemos sentarnos con otros, escucharlos y compartir con ellos
nuestras luchas y nuestra fe en la buena nueva de Jesucristo. Por ello, señaló
el Pontífice, confío plenamente en que la Comisión seguirá siendo un lugar
donde podamos escuchar con interés las voces de las víctimas y de los
supervivientes. Porque tenemos mucho que aprender de ellos y de sus historias
personales de coraje y perseverancia.
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