50 AÑOS DE LA ENCÍCLICA “POPULORUM PROGRESSIO”
“Un nuevo humanismo para el desarrollo integral”
Convocados por el Departamento de Justicia y Solidaridad
(DEJUSOL) del Consejo Episcopal Latinoamericano y por el Secretariado de
América Latina y el Caribe de CÁRITAS (SELACC), los Cardenales, Obispos,
Presbíteros, Consagrados y Consagradas, Laicas y Laicos servidores en las
distintas Pastorales Sociales-Cáritas que integran nuestra Región, nos hemos
reunido en San Salvador para conmemorar los 50 años de la promulgación de la
Encíclica “Populorum Progressio” del Beato Pablo VI, la celebración del
Centenario del nacimiento del Beato Oscar Arnulfo Romero y el Cuadragésimo
aniversario del martirio del Padre Rutilio Grande.
Ha sido un encuentro fraterno, lleno de espiritualidad y
esperanza desde la Opción preferencial por los pobres, conscientes que estamos
pisando tierra de mártires que nos han precedido en el camino del servicio al
pueblo. Haber peregrinado por el camino de los mártires salvadoreños nos ha
llenado de fortaleza y de una visión más esperanzadora y comprometida en
nuestro servicio eclesial.
Desde una perspectiva profética hemos constatado diversos
desafíos que hoy nos interpelan y nos duelen: La pobreza, y la tendencia
regresiva a ella de millones de personas en nuestros países, producto de
sistemas económicos y políticos que valoran más el tener que el ser, el
beneficio económico más que la vida, las ideologías por encima de las personas,
y que asumen el poder como dominación y no como servicio liberador. Sacrifican
de esta manera a millones de seres humanos y a la obra del creador, la naturaleza,
nuestros ecosistemas, las culturas autóctonas y hasta las creencias religiosas
que nos identifican como un pueblo que ama y sirve a la vida.
Ante estos desafíos hemos analizado y reflexionado algunos
temas de interés propuestos en la Encíclica. La intuición del Beato Pablo VI al
concebir el desarrollo, no como un simple crecimiento económico, sino como la
promoción integral y solidaria de toda persona en todas sus potencialidades y
de todas las personas y pueblos (PP 14), la necesidad del desarrollo integral y
solidario para que se dé una paz duradera, la centralidad de la persona humana
en todos los procesos de desarrollo desde un humanismo integral, genera un
compromiso y “un imperativo para todos y cada uno de los hombres y mujeres,
para las sociedades y las naciones, en particular para la Iglesia católica y
para las otras Iglesias y Comunidades eclesiales” (SRS 32).
Este compromiso lo asumimos desde la fe en Jesucristo que
ilumina, desde dentro de nosotros mismos, la naturaleza y la exigencia del desarrollo
integral y solidario. En Él todo tiene su consistencia porque “Dios tuvo a bien
hacer residir en él toda la plenitud y reconciliar por él y para él todas las
cosas” (Col 1,20). Desde esta fe se hace necesaria la sabiduría y la caridad
misericordiosa, porque no bastan los conocimientos científicos de las
realidades que se viven, o los buenos deseos o sentimientos caritativos, sino
un diagnóstico adecuado y pertinente de la realidad que vivimos (cf CIV 30); de
esta manera se logrará una mayor incidencia en la realidad para transformarla.
Nos acompaña una actitud profética que permite generar procesos al interno de
la realidad para lograr las transformaciones necesarias.
Desde una Iglesia en salida misionera, el Papa Francisco nos
invita a “tomar la iniciativa sin miedo”, a primerear en los procesos de
transformación de la realidad; a involucrarnos como Jesús cuando lavó los pies
a sus discípulos; de igual manera, a realizar un acompañamiento permanente,
paciente y fraterno; a saber recoger los frutos de vida nueva, “aunque en
apariencia sean imperfectos o inacabados”; y, finalmente, a celebrar la vida
que crece en nuestras comunidades (EG 24).
Desde este espacio reflexivo y de compromiso, exhortamos a
los Gobiernos, a las empresas y el sector de la economía, a los políticos, a
las instituciones democráticas que tienen la responsabilidad de generar
políticas públicas para nuestros pueblos, a las comunidades eclesiales y a
todos los discípulos y discípulas misioneras, a trabajar solidariamente por el
Bien común, por un desarrollo integral y solidario; promoviendo la vida,
respetando la naturaleza y nuestros ecosistemas como obra del Creador asumiendo
las propuestas de la Encíclica “Laudato Si” del Papa Francisco, sabiendo que no
podrá haber desarrollo sin el respeto de la creación, sin una mayor valoración
de las culturas indígenas y las creencias ancestrales de nuestros pueblos; en
fin, debemos trabajar para que toda persona logre “pasar de condiciones menos
humanas a condiciones más humanas” (PP 20-21), siendo conscientes que sin el
desarrollo de nuestros pueblos es muy difícil lograr la paz.
Son muchos los desafíos que se presentan, pero la Iglesia
cuenta con todos nosotros, con los jóvenes servidores de la caridad y los
equipos de Pastoral Social- Cáritas de nuestros países. Les animamos a que
todos juntos sigamos trabajando con amor y entrega, sabiendo que tenemos en los
meses venideros el inicio de la Campaña Mundial de Migraciones, la campaña
continental contra la violencia infantil, el encuentro con los Movimientos
Sociales, el encuentro latinoamericano y caribeño de Ecología Integral, la
Jornada Mundial de los Pobres, el seguir incidiendo para que los Objetivos de
Desarrollo Sostenibles (ODS) se logren, y una serie de actividades que nutren
el bien de las comunidades.
En nuestra querida Región, el desarrollo “necesita
cristianos con los brazos levantados hacia Dios en oración” porque “el amor
lleno de verdad, caritas in veritate, del que procede el auténtico desarrollo,
no es el resultado de nuestro esfuerzo sino un don” (CIV 79). Por eso, desde
esta tierra de mártires, nos encomendamos a Nuestra Señora de Guadalupe, la
“Morenita” que nos sedujo con su humildad y sencillez, y al Beato Oscar Romero,
para que nos concedan la fuerza, la esperanza y la alegría para avanzar en este
camino que hemos emprendido, a fin de alcanzar un verdadero desarrollo integral
y solidario.
En San Salvador, en la celebración del Centenario del
nacimiento del Beato Oscar Arnulfo Romero, a los dieciséis días del mes de Agosto
de 2017.
Por los participantes del Encuentro.
+José Luis Azuaje Ayala +Gustavo
Rodríguez Vega
Obispo de Barinas Arzobispo de Yucatán
Presidente de Cáritas Presidente del Departamento de Justicia
América Latina y El Caribe
y Solidaridad del CELAM
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