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viernes, 18 de agosto de 2017

Educación despolitizada avanza

Oswaldo Ávila Figueroa,
ex docente universitario
El tiempo transcurre y pasa, pero, a veces nadie se da cuenta. Mira adelante y no se detiene. Irreversible, cada hora es distinta a otra. Estamos viviendo una nueva era, recogiendo buenas y ejemplares acciones y olvidando las nocivas, siempre en la búsqueda del bienestar y felicidad de todos. Con el advenimiento y vigente régimen del Buen Vivir quedaron en el pasado la injerencia política en la educación y el abuso de ciertos centros de instrucción privados, en perjuicio de la niñez y juventud en su formación profesional y modales éticos.
Hoy, conocidos audaces que se consideraban dueños de las instituciones del Estado pretenden retornar a sus ajetreos y mañoserías para recuperar posiciones, poder y privilegios. Incursionan, solapadamente, en la apertura del diálogo, unos, desesperados por restituir la personería jurídica de la ex Unión Nacional de Educadores (UNE), y otros promoviendo la total autonomía de los centros superiores de estudios, y así volver al secuestro de la educación y poder manejar el ingreso de docentes, no muy preparados, pero dóciles a sus intereses partidistas.
Es fácil recordar las acciones de los dirigentes de la extinta agrupación de maestros, en poder de un partido político, que a base de amenazas, bullangas callejeras, huelgas de hambre y toma de locales manejaron a su antojo el ingreso de docentes a escuelas y colegios, mediante amañados concursos de méritos. La educación sufrió retraso y no rendía  sus frutos; aun así, algunos tercos intentan volver a sus andanzas para recuperar el atractivo negocio y, por supuesto, seguir estafando a la niñez y juventud.
No todo estaba perdido. En la lejanía, se destacaron grandes maestros, en los tres niveles, en su desempeño con capacidad, abnegación, rectitud y ejemplar comportamiento en el aula, sin esperar recompensa. La majestad de los grandes maestros olvidados se refleja en el legado de sus enseñanzas. Actúa por vocación, sentimiento humanitario, sin ansias de un galardón. Si la educación no colapsó fue por la presencia de esos grandes del magisterio que cumplieron a cabalidad su misión: enseñar con ejemplo e inculcar valores. Pero una minoría de pseudolíderes pretende recuperar las siglas de la UNE, institución responsable de haber convertido a la educación en un lucrativo negocio.
Hoy vivimos otra época, con nuevas leyes orgánicas de educación, estructuradas de acuerdo a la realidad y necesidades del país, incluidas la modernización de la enseñanza y, fundamentalmente, la gratuidad para los estudios en los diversos niveles. Es que se ha comprendido que una excelente educación contribuye al progreso de los pueblos y que el auténtico maestro es el soporte que garantiza la vigencia del sistema.
Las mejoras en educación, en el régimen del Buen Vivir se contemplan a simple vista. Millonaria inversión en educación, reflejada en las escuelas del milenio, renovación de unidades educativas, acceso con equidad a la educación superior y apoyo a jóvenes a cursar estudios en las mejores universidades del mundo. Las autoridades de educación laboran en ese marco y convencidos de que es posible avanzar más, como lo están haciendo, sin la interrupción de los revoltosos y el vandalismo callejero.

Recuerdo un pensamiento que leí: “Solo el que sabe es libre. La libertad que hay que dar al pueblo es la educación”.

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