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jueves, 31 de agosto de 2017

carta No.1 - La corrupción destruye la ética




Con los ojos fijos en El
en la realidad y la fe
carta No.1
agosto 2017
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Compañeros y amigos:

El mundo, América y el Ecuador en particular, viven profundos cambios. Nuestro país experimenta grandes tensiones, preocupaciones, expectativas y esperanzas, y por ende grandes desafíos.

El gobierno del Presidente Lenin Moreno viene acompañado de sombras y luces. De una parte, denuncias y presunciones de estafas y hurtos, que al menos en sus montos nunca alcanzaron semejantes caudales, aunque hemos de reconocer que, lamentablemente, la corrupción es una lacra de larga data en múltiples espacios y actores, y en todos los ámbitos sociales. De otra, se ha ido transparentando una inmensa deuda nacional, que más allá de los alarmantes montos globales, significan, aproximadamente, tres mil doscientos dólares de deuda que nos correspondería pagar a cada ecuatoriano. Todo esto, cuando al mismo tiempo se constatan vitales necesidades insatisfechas en amplios sectores poblacionales, a los que se suman otros hechos que agravan la situación económica-laboral y de desempleo, así como la salida de divisas y escasa inversión.

Pero, también hay señales positivas. Entre otras, la invitación al diálogo hecho por el Presidente de la República, que ha tenido una buena acogida en amplios sectores sociales, políticos, culturales y de la producción. Confiemos que los resultados sean favorables al Bien Común y no se queden en regateos de poder para defender prebendas y privilegios particulares. Esperamos que la deuda externa se renegocie y encuentren soluciones que no afecten mayormente a los más débiles de nuestra sociedad. Además, son esperanzadores los procesos de investigación y búsqueda de juzgamiento y sanción a los corruptos, pues la impunidad es el peor agravante de la corrupción, porque generalmente es causa y efecto del mal y al mismo tiempo, la justicia y la transparencia son valores fundamentales por los que debemos trabajar.

Nuestra Sub-Comisión de discernimiento y análisis socio-político, en su reunión de agosto privilegió de entre todos los elementos de la vida nacional, el tratamiento ético de nuestra realidad. La síntesis de su reflexión acompaña esta carta.

La Comisión Ecuatoriana de Justicia y Paz, con los ojos fijos en El, abre un espacio de diálogo y reflexión comunitaria, desde la realidad y la fe, como un instrumento provocador de nuevas reflexiones y discusiones a todos los niveles, y de cuyos resultados querríamos ser partícipes para que la hondura, independencia e inclusión sea la más amplia.

Confiamos en un verdadero diálogo donde la comunicación sea de doble vía. Esperamos sus aportes y comentarios.

Solidariamente,
Enrique Galarza Alarcón


La corrupción destruye la ética



“La hipocresía es lenguaje de los corruptos”

Papa Francisco



La corrupción, que no es nueva en nuestra historia, pero que tras los últimos 10 años está escandalizando al pueblo ecuatoriano, por la magnitud de todo cuanto está saliendo a la luz pública, demanda signos de esperanza para recuperar la fe en la vida y la confianza en la sociedad.

La ética exige el reconocimiento del valor del otro y pone límites a lo nuestro, a lo tuyo y lo mío. La corrupción destruye la conciencia moral, porque desconoce el valor del otro, lo deshumaniza y priva a la sociedad y en especial a los más pobres de la posibilidad de superar el estado de postración en que viven. Hacemos nuestras las palabras del Papa Francisco de que “la corrupción es la peor plaga social, porque genera gravísimos problemas y crímenes que implican a todos” (prólogo del libro Corrisione, del cardenal Peter Tuckson y el filósofo Vittorio Alberti).

Interpelados por esta realidad es urgente:

  1. Cultivar una ética personal desde la dignidad de la persona humana, que sostenga y oriente un desempeño apegado a los principios y valores del Evangelio y a la tradición de nuestro, para combatir a la corrupción desde la casa, el trabajo, las actividades comerciales y los desempeños profesionales y corporativos.
  2. Recuperar los valores fundamentales, orientados a consolidar las relaciones sociales e intrafamiliares, cimentados en el amor, la confianza, la reciprocidad, la convivencia, el perdón y el reencuentro como manifestación concreta de la misericordia.
  3. Convertir en vida los valores y principios, como ejes que articulen nuestro accionar en todos los ámbitos en que nos desempeñamos.
  4. Edificar una base social sólida, cimentada en valores humanos, tales como: la transparencia, confianza, solidaridad, inclusión e integridad para generar un proceso de construcción de una sociedad humana, justa, equitativa, solidaria e integral vinculada a la opción preferencial por los pobres (P 382).
  5. Conocer el pensamiento social de la Iglesia, que es ante todo positivo y propositivo, para orientar una acción transformadora como signo de esperanza que brota del corazón amante de Jesús.

En ésta línea debemos fomentar en cada una de nuestras organizaciones eclesiales y sociales:

  1. El discernimiento libre y crítico del acontecer social, político, económico, ecológico y cultural de Ecuador, América y el mundo para responder de forma comprometida a las realidades percibidas.
  2. La elaboración y difusión de contenidos que sustenten el amor a la vida, la transparencia, la confianza, la solidaridad y la integridad. Razón por la cual tenemos la obligación moral y ética de diseñar, elaborar y ejecutar propuestas viables que permitan recuperar los principios y valores en nuestra sociedad desde la cotidianidad.
  3. La generación de espacios incluyentes de diálogo y debate que analicen las diferentes realidades y el papel de los cristianos en la coyuntura y estructura socio-económica.
  4. La realización y difusión de encuentros, talleres, seminarios, jornadas, artículos, spots con contenidos éticos y morales.

Coordinador: José Luis Alvarez - Secretario Relator: Oswaldo Fierro
Observatorio Político

Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de los Observatorios de Política y Eclesial, que reúnen periódicamente a los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas.
 

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