obispo de Cuernavaca: "Me siento perseguido"
Caminatas por la paz en Morelos
El prelado denuncia la corrupción y la represión en el Estado de Morelos
"Estoy aquí porque es un deber pastoral llevar la voz de los que no
tienen voz"
(Guillermo Gazanini).- El miércoles 26 de julio, el
Frente Amplio Morelense, integrado por diversos actores sociales, dio a conocer su propósito de marchar desde Cuernavaca a la Ciudad
de México para denunciar la gravísima descomposición política, institucional
y social del Estado de Morelos.
Las demandas exigen el pronto restablecimiento del estado de derecho,
sancionar a funcionarios señalados por actos de corrupción y de
represión, cumplir con las recomendaciones de la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos en relación a las fosas clandestinas, castigar
a los responsables por el hundimiento del paso exprés de Cuernavaca que cobró
la vida de dos personas y resolver el rescate financiero de la Universidad
Autónoma del Estado de Morelos.
La presencia del obispo fue significativa particularmente en estos momentos
en los que la Iglesia ha sido objeto de ataques
vulnerando su seguridad, pero también es de subrayar cuáles son
las causas que han movido al obispo a suscribir los reclamos del Frente Amplio
Morelense que, a decir de los actores no tiene propósitos partidistas aunque el
presidente municipal de Cuernavaca esté vinculado al Partido Encuentro Social
al que recientemente se afilió y por el cual pretendería contender por la
gubernatura morelense el año entrante.
El obispo justificó razones pastorales: "Estoy aquí porque es un deber
pastoral llevar la voz de los que no tienen voz, esos miles y miles
de morelenses". Y la segunda razón, quizá la más significativa, es que él
mismo es víctima de persecución: "Me siento de alguna manera perseguido
puesto que el gobierno del Estado dice que yo recibí 8 millones de pesos de
Tepalcingo, que yo recibí 75 millones como subsidio para la catedral, que yo
hice una cancha de tenis con dos millones que tomé de esos 75. Yo creo que eso
es preocupante."
El obispo no se limitó a denunciar los actos de hostigamiento contra
su persona,también dio cuenta de la incontenible inseguridad que
afecta a los morelenses. Evidenció cómo distintas parroquias de la diócesis han
sido asaltadas con lujo de violencia: "Una parroquia fue asaltada por un
ladrón con dos pistolas unos minutos antes de comenzar la misa, se llevó bolsas
de las señoras y un carro, otra parroquia ha sido asaltada cuatro veces en 10
días y yo creo que son hechos que nos deben hacer ver la radiografía de lo que
estamos viviendo".
No es la primera vez que el obispo de Cuernavaca se reúne con actores
sociales para analizar las estrategias a tomar contra el errático y fallido
gobierno del perredista Graco Ramírez Garrido Abreu ahora en pleno delirio por
contender a la candidatura de ese partido a la presidencia de la República. El
15 de marzo pasado, una inusual convocatoria provino del prelado de la iglesia
morelense.
En un mensaje especial a través de las redes sociales publicado el 17 de
marzo, explicó cuáles habían sido los motivos por las que invitó a la mesa a
políticos como Javier Bolaños Aguilar, legislador del PAN y en ese momento vicepresidente
de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, al diputado Matías Nazario
Morales, integrante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y quien
habría sido uno de los principales operadores en la gestión de recursos por más
de 70 millones de pesos para la restauración de la Catedral de Cuernavaca; al
senador Rabindranath Salazar Solorio quien renunció al Partido de la Revolución
Democrática (PRD) para pasar al Movimiento de Regeneración Nacional de López
Obrador, al alcalde Cuauhtémoc Blanco Bravo, presidente municipal de Cuernavaca
y opositor a Graco Ramírez principalmente en el mando único de seguridad y al
rector de la Universidad Autónoma de Morelos, el Dr. Alejandro Vera Jiménez,
quien estuviera en huelga de hambre en septiembre pasado en protesta por la
negativa de recursos del gobierno estatal y el líder de los transportistas de
Morelos, Dagoberto Rivera Jaimes, quien afronta los planes de transporte
llamado "Morebús" financiados con recursos del Banco Mundial y que
llevaría a perder las fuentes de empleo de los transportistas del Estado.
El obispo Castro afirmó que aquélla convocatoria fue hecha después de la
radiografía durante sus años de ministerio episcopal: Descubre el cansancio del pueblo agobiado por situaciones difíciles y complicadas. El
escenario "desolador impone un recurso de unidad, de sinergias". Ahí
nace el lema "Nos duele Morelos" como signo del tremendo drama de la
entidad.
Esa reunión costó duras críticas al obispo y hasta la amonestación de
Humberto Roque Villanueva, subsecretario de Población, Migración y Asuntos
Religiosos de la Secretaría de Gobernación quien, instigado por el gobernador
Graco Ramírez, llamó la atención al prelado advirtiéndole que su conducta
estaba en los límites de lo dispuesto en el artículo 130 de la Constitución por
lo que podría ameritar una sanción que no dijo en qué consistiría.
El Frente Amplio Morelense ya había caminado a la Ciudad de México para
exigir un encuentro en Gobernación cosa que generó la instalación de mesas de
diálogo que atenderían las violaciones a los derechos humanos en Morelos, el
caso de las fosas de Tetelcingo y la inseguridad. Nada de esto ha tenido
soluciones satisfactorias y, por el contrario, siguen
provocando cada día más víctimas. Sobre las fosas, Mons. Castro celebró
una misa en Jojutla, el 9 de junio, para bendecir ese lugar. En la homilía
lanzaría el desafío por dejar saber qué pasó ahí y por qué esos restos humanos
fueron tratados de forma tan indignante.
La participación de la diócesis de Cuernavaca en la Marcha por Morelos deja
ver cómo la urgencia del cambio y de la renovación del estado de cosas es
imperativo en el Estado. En la historia moderna de México que un obispo
participe de esta manera no tiene precedentes. Este gesto viene a confirmar que
los ministros de culto deben ser actores ya no expectantes sino responsables
frente a una realidad que nos está carcomiendo y donde el tejido social está en
franca descomposición. Mons. Castro apela a la unión de sinergias para hacer
del Estado de Morelos un lugar mejor para vivir, ¿la Iglesia debería permanecer pasiva?
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