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martes, 22 de agosto de 2017

Ramón Castro,

obispo de Cuernavaca: "Me siento perseguido"
Caminatas por la paz en Morelos
El prelado denuncia la corrupción y la represión en el Estado de Morelos
"Estoy aquí porque es un deber pastoral llevar la voz de los que no tienen voz"
(Guillermo Gazanini).- El miércoles 26 de julio, el Frente Amplio Morelense, integrado por diversos actores sociales, dio a conocer su propósito de marchar desde Cuernavaca a la Ciudad de México para denunciar la gravísima descomposición política, institucional y social del Estado de Morelos.
A través de un comunicado avalado por Mons. Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca; Jesús Alejandro Vera Jiménez, rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos; Javier Sicilia Zardain, activista y defensor de los derechos humanos; Cuauhtémoc Blanco Bravo, alcalde de Cuernavaca; Gerardo Becerra Chávez de Ita, vocero de la Coordinadora Morelense de Movimientos Ciudadanos y Dagoberto Rivera Jaimes, líder de los transportistas del Estado, la Marcha por Morelos llevará un pliego de demandas que agobian al Estado para ponerlas en conocimiento del Secretario de Gobernación.
Las demandas exigen el pronto restablecimiento del estado de derecho, sancionar a funcionarios señalados por actos de corrupción y de represión, cumplir con las recomendaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en relación a las fosas clandestinas, castigar a los responsables por el hundimiento del paso exprés de Cuernavaca que cobró la vida de dos personas y resolver el rescate financiero de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.
La presencia del obispo fue significativa particularmente en estos momentos en los que la Iglesia ha sido objeto de ataques vulnerando su seguridad, pero también es de subrayar cuáles son las causas que han movido al obispo a suscribir los reclamos del Frente Amplio Morelense que, a decir de los actores no tiene propósitos partidistas aunque el presidente municipal de Cuernavaca esté vinculado al Partido Encuentro Social al que recientemente se afilió y por el cual pretendería contender por la gubernatura morelense el año entrante.
El obispo justificó razones pastorales: "Estoy aquí porque es un deber pastoral llevar la voz de los que no tienen voz, esos miles y miles de morelenses". Y la segunda razón, quizá la más significativa, es que él mismo es víctima de persecución: "Me siento de alguna manera perseguido puesto que el gobierno del Estado dice que yo recibí 8 millones de pesos de Tepalcingo, que yo recibí 75 millones como subsidio para la catedral, que yo hice una cancha de tenis con dos millones que tomé de esos 75. Yo creo que eso es preocupante."
El obispo no se limitó a denunciar los actos de hostigamiento contra su persona,también dio cuenta de la incontenible inseguridad que afecta a los morelenses. Evidenció cómo distintas parroquias de la diócesis han sido asaltadas con lujo de violencia: "Una parroquia fue asaltada por un ladrón con dos pistolas unos minutos antes de comenzar la misa, se llevó bolsas de las señoras y un carro, otra parroquia ha sido asaltada cuatro veces en 10 días y yo creo que son hechos que nos deben hacer ver la radiografía de lo que estamos viviendo".
No es la primera vez que el obispo de Cuernavaca se reúne con actores sociales para analizar las estrategias a tomar contra el errático y fallido gobierno del perredista Graco Ramírez Garrido Abreu ahora en pleno delirio por contender a la candidatura de ese partido a la presidencia de la República. El 15 de marzo pasado, una inusual convocatoria provino del prelado de la iglesia morelense.
En un mensaje especial a través de las redes sociales publicado el 17 de marzo, explicó cuáles habían sido los motivos por las que invitó a la mesa a políticos como Javier Bolaños Aguilar, legislador del PAN y en ese momento vicepresidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, al diputado Matías Nazario Morales, integrante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y quien habría sido uno de los principales operadores en la gestión de recursos por más de 70 millones de pesos para la restauración de la Catedral de Cuernavaca; al senador Rabindranath Salazar Solorio quien renunció al Partido de la Revolución Democrática (PRD) para pasar al Movimiento de Regeneración Nacional de López Obrador, al alcalde Cuauhtémoc Blanco Bravo, presidente municipal de Cuernavaca y opositor a Graco Ramírez principalmente en el mando único de seguridad y al rector de la Universidad Autónoma de Morelos, el Dr. Alejandro Vera Jiménez, quien estuviera en huelga de hambre en septiembre pasado en protesta por la negativa de recursos del gobierno estatal y el líder de los transportistas de Morelos, Dagoberto Rivera Jaimes, quien afronta los planes de transporte llamado "Morebús" financiados con recursos del Banco Mundial y que llevaría a perder las fuentes de empleo de los transportistas del Estado.
El obispo Castro afirmó que aquélla convocatoria fue hecha después de la radiografía durante sus años de ministerio episcopal: Descubre el cansancio del pueblo agobiado por situaciones difíciles y complicadas. El escenario "desolador impone un recurso de unidad, de sinergias". Ahí nace el lema "Nos duele Morelos" como signo del tremendo drama de la entidad.
Esa reunión costó duras críticas al obispo y hasta la amonestación de Humberto Roque Villanueva, subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación quien, instigado por el gobernador Graco Ramírez, llamó la atención al prelado advirtiéndole que su conducta estaba en los límites de lo dispuesto en el artículo 130 de la Constitución por lo que podría ameritar una sanción que no dijo en qué consistiría.
El Frente Amplio Morelense ya había caminado a la Ciudad de México para exigir un encuentro en Gobernación cosa que generó la instalación de mesas de diálogo que atenderían las violaciones a los derechos humanos en Morelos, el caso de las fosas de Tetelcingo y la inseguridad. Nada de esto ha tenido soluciones satisfactorias y, por el contrario, siguen provocando cada día más víctimas. Sobre las fosas, Mons. Castro celebró una misa en Jojutla, el 9 de junio, para bendecir ese lugar. En la homilía lanzaría el desafío por dejar saber qué pasó ahí y por qué esos restos humanos fueron tratados de forma tan indignante.
La participación de la diócesis de Cuernavaca en la Marcha por Morelos deja ver cómo la urgencia del cambio y de la renovación del estado de cosas es imperativo en el Estado. En la historia moderna de México que un obispo participe de esta manera no tiene precedentes. Este gesto viene a confirmar que los ministros de culto deben ser actores ya no expectantes sino responsables frente a una realidad que nos está carcomiendo y donde el tejido social está en franca descomposición. Mons. Castro apela a la unión de sinergias para hacer del Estado de Morelos un lugar mejor para vivir, ¿la Iglesia debería permanecer pasiva? 

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