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viernes, 5 de mayo de 2017

¿Culpables necesarios

o inmigrantes marginalizados?
El anuncio por parte del gobierno de Donald Trump de la construcción del muro en la frontera de Estados Unidos con México, la contratación de hasta diez mil agentes fronterizos y el drástico incremento de las deportaciones de inmigrantes son un claro mensaje de xenofobia y desprecio de los derechos humanos de los migrantes, que en su mayoría son mexicanos. Según el criterio de Trump, los inmigrantes, sobre todo los mexicanos, son responsables de muchos de los proble-mas que afectan a los EEEUU como el crimen, la inseguridad, el tráfico de drogas, la pérdida de empleos y el déficit de servicios del Estado.
Afirmaciones que contrastan notablemente con la realidad: los migrantes , en su gran mayoría, no cometen ni han cometido crímenes, realizan los trabajos que nadie más quiere hacer por ser los más duros y los peor pagados, son los que menos servicios del Estado utilizan dada su situación migratoria irregular y además, sí pagan impuestos.
Los migrantes indocumentados son esencialmente trabajadores explotados y marginados, y ahora más que nunca brutalmente discriminados y perseguidos. En Estados Unidos, sus derechos humanos están siendo vulnerados como nunca antes y prácticamente pueden ser arrestados por su solo aspecto físico, ya ni siquiera por cometer una infracción de tránsito. Por temor a la deportación hay migrantes que no salen de sus casas ni llevan a sus hijos a la escuela. Han sido convertidos en el principal chivo expiatorio de los males del imperio, la imagen aberrante de los “culpables necesarios” sobre la cual Trump justifica sus decisiones inhumanas, políticamente irracionales, económicamente inviables y particularmente crueles, como las deportaciones masivas y la persecución generalizada de inmigrantes.
Sin embargo, el trabajo de los migrantes, incluidos los indocumentados, es indispensable para la economía de Estados Unidos porque ellos son los que mayoritariamente realizan las tareas agrícolas, gran parte de las actividades de construcción y buena parte del sector servicios.
La pérdida de empleos no se debe a los migrantes sino básicamente a la globalización económica que fue impulsada por sucesivos gobiernos norteamericanos y principalmente por las grandes transnacionales norteamericanas y de otros países, que al buscar mayores ingresos trasladaron sus empresas al extranjero, beneficiándose de la mano de obra mucho más barata que la de Estados Unidos, proveniente de países como México y China.

China queda lejos pero México está al lado, por eso Trump lanza la mayoría de sus dardos contra el vecino pobre para regocijo de los norteamericanos más reaccionarios, racistas y xenófobos. Mientras tanto, los migrantes indocumentados sufren a diario el viacrucis del temor, la inseguridad y la desconfianza.

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