pero también tienen responsabilidades
Silvia del Valle
Les suena familiar la frase ¡Es mi
derecho! o ¡Te voy a acusar con derechos humanos!
Ahora está muy de moda el que
nuestros hijos exijan sus derechos, y esto se debe en parte a porque
en todos los medios de comunicación han puesto de moda el tema y
también a que en ocasiones en la escuela se toca el tema pero
tristemente lo dejan inconcluso y la mayoría de las veces no les
queda claro.
Si hablamos de derechos también
debemos hablar de responsabilidades ya que cada acto tiene una
consecuencia y debemos asumirla con todo lo que conlleva.
PRIMERO. PREPÁRATE UN POCO SOBRE EL
TEMA
Como siempre les digo, nadie puede
dar lo que no tiene. Si no conocemos el tema es bueno investigar un
poco.
¿Sabemos cuáles son los derechos
universales? Si no es así es bueno darnos a la tarea de conocerlos.
Ahora además, están los derechos de
los niños y es aquí donde nuestros hijos se hacen ideas equivocadas
ya que casi siempre les dan a conocer sus derechos pero omiten las
responsabilidades que conllevan.
Si nos vamos al punto de la dignidad,
que es la que rige los derechos, nos debemos dar cuenta que todo esto
surge porque somos personas creadas a imagen y semejanza de Dios y
por lo mismo merecemos un trato digno, a pesar de los errores que
podamos cometer.
Si logramos que nuestros hijos lo
tengan claro ¡ya estamos del otro lado!
SEGUNDO. EXPLÍCALES LO QUE
SIGNIFICA: ¡TENGO DERECHO!
Ya que nos instruimos sobre el tema
es bueno platicar con nuestros hijos desde pequeñitos del tema y
hacerlo de forma muy didáctica.
Si nuestros pequeños ya tienen una
edad suficiente para entender es bueno hacer como una mesa de debate
para que también ellos puedan expresar sus ideas y sobre todo sus
dudas.
Estoy segura que será un ejercicio
excelente para formarlos además en el orden, la paciencia y
conseguir un buen momento de convivencia familiar.
Con mis hijos, cuando me dicen la
francesita ¡Tengo derecho! no dudo en poner manos a la obra para
aclarar el tema.
¿Cómo lo hago? Los siento a todos a
la mesa, como si estuviéramos en una junta y platico con ellos sobre
el tema y luego les dejo un momento de preguntas y respuestas.
TERCERO. PERMÍTELES QUE TOMEN
PEQUEÑAS DECISIONES
¿A quién le gusta equivocarse? Pero
si no lo hacemos les evitamos que aprendan poco a poco a ejercitar su
voluntad al escoger.
¿Qué tipo de decisiones? Les
podemos dar a escoger entre dos blusas para que se pongan, o podemos
hacer que decidan entre dulce o juguetes.
Las decisiones siempre deben ser
pequeñas, de acuerdo a su edad y siempre en temas que no afecten su
integridad tanto física como mental.
Con mis hijos lo hacemos desde muy
pequeños, permitiendo que ellos escogieran su ropa para el día
siguiente y también les dábamos a escoger entre dos cosas para
desayunar.
CUARTO. Y DESPUÉS QUE ASUMAN SU
RESPONSABILIDAD
Si ya les permitimos decidir, ahora
ellos deben aprender a afrontar su responsabilidad y controlar su
voluntad evitando hacer berrinches.
¿Cómo lo logramos?
Nosotros debemos ser muy firmes en
que mantengan su decisión y se “aguanten” con lo que escogieron,
por ejemplo, si escogen la paleta sabor vainilla y la chupan y luego
nos dicen que siempre no, que prefieren la paleta sabor fresa;
nosotros debemos ser firmes y no les cambiemos la paleta para evitar
el berrinche.
Al principio cuesta trabajo porque a
veces los haremos sufrir un poco, pero si lo pensamos bien los
estamos armando para la vida.
Con mis hijos que ya están más
grandes y las decisiones que toman cada vez son más importantes, lo
que hago es platicar con ellos un poco y plantarles las opciones que
tienen y los escenarios que se les pueden presentar con las opciones
que pueden tomar.
Eso les ayuda mucho a tomar una
decisión ya que los hago reflexionar un poco sobre el tema.
Y QUINTO. RESPETA SIEMPRE LA DIGNIDAD
DE TUS HIJOS
En muchos casos los niños sienten
que no los respetamos porque les imponemos cosas.
Cuando son por su bien y porque les
estamos educando, debemos explicárselo y así podrían comprender
que pasa.
Pero cuando vemos que lo que quieren
hacer es algo equivocado y que les va a hacer daño, nosotros también
tenemos el derecho y la obligación como padres de familia de
prohibirles las cosas.
Si a veces nos equivocamos y les
prohibimos algo de más o de mala forma, es muy bueno que hablemos
con nuestros hijos y les expliquemos lo sucedido y por qué no, les
ofrezcamos disculpas.
Cuando pasa eso en mi familia, tanto
mi esposo como yo, no dudamos en pedirles perdón y en tratar de
reparar el daño o compensar el momento difícil, si es que se dio.
Estoy segura que muchos de nuestros
hijos no entenderán lo que pasa a la primera, pero si hacemos de
esto una rutina, seguro que lo comprenderán poco a poco y además
sabrán que ante cualquier circunstancia, ellos tienen derechos pero
también tienen responsabilidades.
Y no solo con nosotros o en casa,
sino en cada ámbito de su vida y podrán ejercerlos y reclamarlos
pero con una actitud responsable.
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