Para solucionar una
crisis de comunicación
(no solo en las parejas)
Silvana Ramos
Las crisis en las pareja, entre
amigos, en la familia, en el trabajo; frecuentemente se deben a la
dificultad que tenemos para comunicarnos, para escuchar, para pedir
perdón y dejar nuestro orgullo.
En una sencilla lista, el Profesor
Juan Ignacio Bañares, de la Universidad de Navarra, nos presenta 22
sencillas acciones que nos pueden servir de guía para intentar
aproximarnos, entendernos y comunicarnos de una mejor manera.
No es bueno “echar la leña al
fuego” de tu imaginación dando vueltas a los agravios
(aparentes o reales) que te ha infringido el otro, sean graves o
leves.
2. Reflexiona sobre las culpas
propias
Procura descubrir todo aquello en
que (por mala voluntad, debilidad o error) hayas podido
dañar la sensibilidad de tu cónyuge o de las personas con las que
te relacionas cotidianamente.
3. Esfuérzate por sacar a la luz
todo lo bueno de la otra persona
No la recuerdes en su peor momento,
sino en los mejores. Busca siempre verla desde los ojos de Dios y
sacar lo mejor que esa persona tiene.
4. Trata de ver las cosas
honradamente
Desde el punto de vista de la otra
parte: intenta darle la razón —o, al menos, reconocer la
legitimidad de su opinión o postura— en todo lo posible.
(Comienza por hacerlo interiormente). Exactamente como te gustaría
que lo hiciera el otro.
5. Amar la libertad trae
compromisos
Haz lo que puedas para comprender
y valorar aquello en que el otro es diferente, o incluso
contrapuesto a ti por carácter, enfoque, gustos, formas de ver la
realidad, etc.
6. Perdona
Lo que a pesar de todo te sigue
pareciendo negativo perdona, olvida y luego no “pases
factura”. Perdona siempre.
7. Casi siempre hay un motivo
para que pidas perdón tú
Aunque pienses que existen
muchas más razones para que lo pida el otro, procura
averiguarlo y dar el primer paso aunque te cueste.
8. ¡Ojo al orgullo!
Pedir perdón no es una derrota de
uno; es una victoria
de ambos. Quien no es capaz de pedir perdón, a menudo
exige del otro rendiciones incondicionadas.
9. Reconoce que disculparse primero
no es humillarse
Dar tu brazo a torcer no
significa humillarse, significa empezar por enfrentarse con
la verdad sobre uno mismo.
10. Sigue profundizando
Perdonar no es quedar de tonto
—aunque uno tenga que repetirlo a menudo—: es uno de los modos
más profundos de querer, y de enseñar a querer.
11. Puedes estar seguro
De que lo que te parece negativo
del otro, casi siempre lo tendrás también tú, y en caso
contrario, probablemente tengas el defecto opuesto.
12. Respeta el elemental derecho de
la persona humana a tener defectos
… E incluso a ejercerlos —tantas
veces, a su pesar—, en vez de insistir en el deber de superarlos:
también él (ella) es un ser humano.
13. Mientras dura la tensión, no
divulgues ni esa circunstancia ni los hechos que la motivaron
Sería fácil presentar una visión
deformada de la realidad y, en todo caso, la maledicencia no es
medicina que cure la herida, sino veneno que la infecta, al
alimentar la propia vanidad.
14. No pienses en las deudas y
agravios del otro…
… sin pensar en las que tienes tú
mismo con Dios y con los demás. Nada ayuda más a la
comprensión del otro, que el conocimiento propio.
15. No desees que tu
cónyuge sea perfecto
Y ahora mismo; acéptalo como es
y fomenta más bien el deseo de ayudarle a sacar de dentro de sí
‘su mejor yo’. Recuerda que no hay nadie de quien no podamos
aprender algo, ni nadie a quien no debamos agradecer algo. Investiga.
16. Calcula el tiempo
El tiempo que
dedicas (diariamente, o al menos semanalmente) a pensar en
las cosas e intereses del otro, a hablar con él de esos temas
suyos, y a ponerlos por obra a través de planes, encargos, etc.
17. Revisa tu modo de querer
Los celos o el cariño absorbente no
son un exceso de amor, sino una enfermedad grave —como la
envidia, la desconfianza, o el afán de posesión— que lo
corrompe a la vez que nos ciega para que no nos demos cuenta.
18. Habla al menos 10 minutos al día
con Dios
Cara a cara; pero no como simple
desahogo, sino tratando honestamente de conocer cómo ve Él las
cosas y qué medios quiere que pongas de tu parte.
19. Si es posible consulta
Con la objetividad de que seas
capaz, a una persona de confianza, criterio y experiencia, y
que te conste que procura vivir de acuerdo con su fe.
20. Intenta frecuentar los
sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía
Puede que casi no lo notes —o que
no lo notes continuamente— si lo haces, pero lo notarás si
no lo haces.
21. Procura mantener la sonrisa
Ceder en pequeñas cuestiones, tener
detalles de gusto del otro y manifestar el cariño, pase lo que
pase: todos respondemos mejor a una zanahoria por delante que a
un palo por detrás.
22. Intenta descubrir lo positivo del
presente
Si se trata de un tema grave, y de
verdad no tienes culpa y estás sufriendo las del otro, no te
olvides de reconocer el valor de esa situación dolorosa, para
un cristiano: la fe hace descubrir lo positivo del presente.
23. No pierdas nunca la esperanza en
los demás
¡Pueden ser mejores de lo que ahora
piensas! Ni pierdas tampoco la esperanza en Dios: ¡Él no
falla!
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