El padre
Cícero Romão Batista
Leonardo Boff
Del 20 al 24 de marzo se realizó en
Juazeiro del Norte, Ceará, el V Simposio Internacional Padre Cícero
con el tema “Reconciliación… ¿y ahora?”. Quedé sorprendido
por el alto nivel de las exposiciones y discusiones con presencia de
investigadores nacionales y extranjeros. Se trataba de la
reconciliación de la Iglesia con el padre Cícero, que sufrió duras
penas canónicas, hoy cuestionables, sin quejarse nunca, en un
profundo respeto hacia las autoridades eclesiásticas y
reconciliación con los miles de romeros que lo consideran un santo.
El padre Cícero encarna el tipo de
cura adecuado a la fe de nuestro pueblo, especialmente nordestino.
Existe el cura de la institución parroquia, centrada
clásicamente en el sacerdote, los sacramentos y la transmisión de
la recta doctrina mediante la catequesis. Es un tipo de Iglesia que
se autofinaliza, con escasa incidencia social en términos de
justicia y defensa de los derechos humanos, especialmente de los
pobres.
Entre nosotros surgió otro tipo de
cura, como el padre Ibiapina (1806-1883), que fue magistrado y
diputado federal y abandonó todo para ponerse como sacerdote al
servicio de los pobres nordestinos, como el padre Cícero, fray
Damián o el padre José Comblin entre otros. Ellos inauguraron otro
tipo acción religiosa junto al pueblo. No niegan los sacramentos,
sin embargo es más importante acompañar al pueblo, defender sus
derechos, crear por todas partes escuelas y centros de caridad (de
atención), aconsejarlos y reforzar su piedad popular. Ese es el tipo
de padre adecuado a nuestra realidad que el pueblo aprecia y
necesita.
Ese era también el método del padre
Cícero, que lo desarrollaba de tres maneras: primero conviviendo
directamente con el pueblo, saludando y abrazando a todos;
luego visitando todas las casas de los lugares, bendiciendo a
todos, la cría de los animales y las plantaciones;
finalmente, orientando y aconsejando al pueblo en las
predicaciones y novenas; al anochecer reunía a la gente delante de
su casa, daba buenos consejos y orientaba al aprendizaje de todo tipo
de oficios para que se hicieran independientes.
En este contexto el padre Cícero se
anticipó a nuestro discurso ecológico con sus 10 mandamientos
ambientales, válidos hasta el día de hoy (“no derribes ni un solo
árbol” etc.).
El padre Comblin, eminente teólogo,
devoto del padre Cícero, que quiso ser enterrado al lado del padre
Ibiapina, escribió con acierto: «El padre Cícero adoptó
amorosamente a los pobres e hizo suya la causa de los nordestinos
oprimidos, dedicándoles incansablemente 62 años de vida. Y el
pueblo pobre lo reconoció, lo defendió, lo consagró, y continuó
expresándole su devoción, porque vio en él al Padre de los Pobres.
Anticipó en muchos años las opciones de la Iglesia en América
Latina. Es imposible negarle la sincera opción por los pobres, como
dijo uno de ellos: «Mi padrino es padre santo/como él no hay otro
igual/ pues todo lo que recibe/ todo en limosna lo da» (El Padre
Cícero de Juazeiro, 2011, p. 43-44).
Curiosamente, si recogemos los
numerosos pronunciamientos del papa Francisco sobre el tipo de cura
que proyecta y quiere, veremos que el padre Cícero se ajusta de
maravilla al modelo papal. No hay espacio aquí para presentar la
abundante documentación que se encuentra en mi blog y recoge mi
intervención en Juazeiro: “El Padre Cícero a la luz del Papa
Francisco”.
El Papa Francisco ha dicho repetidas
veces que el sacerdote «debe tener olor a oveja», es decir, debe
ser alguien que está en medio de su “rebaño” y camina con él.
Cito solo dos textos emblemáticos, uno dirigido al episcopado
italiano el 16 de mayo de 2016 donde dice: «el sacerdote no puede
ser un burócrata sino alguien capaz de salir de sí mismo caminando
con el corazón y el ritmo de los pobres». El otro, a los obispos
recién consagrados el día 18 de septiembre de 2016: «el pastor
debe ser capaz de escuchar y de encantar, y atraer a las personas con
amor y ternura».
Estas y otras cualidades fueron
vividas profundamente por el padre. Cícero, considerado el Gran
Patriarca del Nordeste, el Padrino Universal, el Intercesor ante Dios
en todos los problemas de la vida, el Santo cuya intercesión nunca
falla. Los romeros y devotos saben de eso. Y nosotros secundamos esa
convicción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario