Trump suena a “tramp”, y, perdón por la obviedad, a trampa.
José María Segura
Se lee entre las acepciones de la RAE
que trampa es: “Artificio de caza que atrapa a un animal y lo
retiene; contravención disimulada a una ley, convenio o regla, o
manera de eludirla con miras al provecho propio; Infracción
maliciosa de las reglas del juego o de una competición; ardid para
burlar o perjudicar a alguien”.
Y últimamente me parece que estamos
cayendo en la trampa de Trump. Pero no por lo que Trump está
haciendo.
Mr. President se está ajustando, en lo que la justicia
americana no se lo impide, a sus promesas electorales. Su “America
first” ya estaba entre ellas y deja claro cuál es su programa de
gobierno. Trump no engaña. Eso es lo sorprendente y lo que habrá
que estudiar como fenómeno sociológico y sociopolítico. ¡Ha
ganado las elecciones diciendo barbaridades!, insultando a las
mujeres, a las minorías, a los medios…
Pero el tema de este post no es
Trump. Es otro. Es que hemos puesto los ojos, los medios, las redes,
en Trump y su muro. Mientras tanto, otros muchos muros se levantan.
Algunos son de alambrada y otros de medidas xenófobas y hay partidos
de extrema derecha que gozan de buena salud en Europa En una
entrevista a Teresa Perales, la nadadora olímpica decía: “Siempre
he pensado que la silla de ruedas la iba a llevar pegada al culo, no
a la cabeza”. El muro de Trump, el más peligroso, es el que se nos
está pegando a la cabeza, el que se nos está percolando en el
corazón de Europa, y el que se cuela en algunos titulares y noticias
de prensa.
¿En qué nos podemos estar dejando
#EnTrumpAr?:
-
El discurso de “los míos primero” es un lema de la campaña americana.
-
El muro preocupante es el de México.
-
Las vallas preocupantes son las de ahí fuera.
-
¡Qué mala es esa manera descalificadora de hablar! (la de los políticos americanos…)
1.- Los míos primero
“Los turcos sabían que
eran refugiados.
Los alemanes sabían que eran refugiados. Pero todos acordaron en
considerarlos como lo que no eran mayoritariamente:
inmigrantes” (Refugiados. Frente a la catástrofe humanitaria,
una solución real. Crítica, Barcelona, pág. 98).
Una ceguera blanca (Saramago) se está
extendiendo por Europa. Una ceguera que nos impide “ver para
acoger” (Agrelo), que nos es instilada por medios de
comunicación, políticos, intereses económicos de una “economía
que mata” y que excluye a los pobres, refugiados, maltratados,
víctimas de trata que no queremos ver. No son de los nuestros. No
son como nosotros. Tomamos distancia. Porque si fueran personas,
tendríamos que admitir que merecen un trato humano.
2.- El muro de México
Europa ha invertido desde 2015 unos
175 millones de euros en levantar 235 km de vallas auspiciada por el
crecimiento de la ultraderecha en todo el espacio de la Unión; unas
11.000 personas se han ahogado tratando de alcanzar sus costas. Los
países recién incorporados a la Unión se han convertido en
fervorosos defensores de las fronteras y, contraviniendo las
directrices europeas en defensa de los derechos humanos que
ratificaron para entrar en la Unión establecen leyes xenófobas y
rechazan las cuotas de reubicación.
Pero no sólo en vallas. Además se
han abierto nuevos CIES y se ha mejorado el sistema de vigilancia en
altamar, y… se han externalizado los controles fronterizos, pagando
millones de euros a Turquía, que se ha convertido en país amigo de
la UE y en un vertedero de los despojos humanos que la UE no necesita
(con perdón). Entrampados, criticamos el muro de México
mientras continúa la fortificación de Europa. ¡Hasta la UE
está lanzando recomendaciones que sugieren un refuerzo de las
medidas represivas y discriminatorias! ¡Ampliemos el plazo de
estancia en los Centros de Internamiento de Extranjeros! Aunque
Pueblos Unidos y el Servicio Jesuita a Migrantes demuestren en su
informe que es una medida inútil porque el 70% se sabe que son
inexpulsables antes de ser internados. ¡¿Pero qué es eso de
acoger a menores?! Ni que fuera uno de los principios de la Ley
internacional y de todos los tratados europeos… Es mejor que
repatriemos a menores y si hay 10.000 cuyo paradero no nos consta,
pues… ¡mejor para las mafias!
3.- Las vallas preocupantes
Un cuaderno de Cristianisme i
Justícia invitaba a reflexionar sobre las “fronteras
interiorizadas”. Esos estereotipos, prejuicios, clichés,
sospechas… que nos van calando y predisponiendo, o mejor, mal
disponiendo hacia los migrantes y refugiados que lejos de ser
prójimos son vistos como amenaza. Y este discurso no es inocente, ni
casual, ni desinteresado: es un truco, tan viejo al menos como los
romanos, el clamar a la amenaza exterior para justificar la
abdicación de libertades y de derechos de un colectivo por el bien
de la mayoría, y consecuentemente el ceder más y más poder a la
militarización de las relaciones exteriores de las naciones. Se lee
en la última publicación de CEAR: “Desde la entrada en vigor del
acuerdo (con Turquía), más de 4800 personas han muerto ahogadas en
el Mediterráneo, un 25% más que en el mismo período
del año anterior. Un total de 25.846 niños (9 de cada 10 no
acompañados) se embarcaron en la ruta del Mediterráneo Central, el
doble que el año anterior, y al menos 700 perdieron la vida, según
datos de UNICEF”.
4.- ¡Qué mala es esa manera
descalificadores de hablar!
Eso de los insultos de Trump a los
medios de comunicación y los chistes de los otros sobre Trump, y la
parodia de los candidatos en las redes sociales hasta degenerar en
comentarios hirientes y personales ¿es sólo un mal de la “política”
americana? En España estamos asistiendo a una escalada en las
descalificaciones cruzadas de portavoces de partidos políticos en
redes sociales, en medios, hasta en las intervenciones en el
Congreso… La política y el debate social están decayendo en un
espectáculo pugilístico a golpe de campaña de portadas y de
autobuses, de portales de recogidas de firmas (¡unos contra otros,
naturalmente!) y de reacciones a las reacciones de esos/as otros/as…
Estamos dejándonos #EnTrumpAr en la escalada de descalificaciones, y
pierden la sociedad y la política (sin comillas).
Necesitamos con urgencia abrir los
ojos para ver porque, como dice Teilhard, ante la realidad
sufriente del mundo, nos la jugamos a “ver o perecer”. Con
Agrelo, insisto, necesitamos “ver para acoger”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario