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jueves, 20 de abril de 2017

En El Cairo

Donde cristianos y musulmanes aprenden a vivir juntos y esperan al Papa
Historias de convivencia entre los que creen en Cristo y los que creen en Mahoma. Vínculos buenos, el papel de la educación, las esperanzas, el futuro del país, las expectativas por el viaje de Francisco: viaje a la capital egipcia.
CRISTINA UGUCCIONI
EL CAIRO
«Junto con mis hermanas estoy rezando por que la visita de Papa Francisco a El Cairo pueda acercar los corazones y eliminar esa separación, esa división que algunas mentes (que definiría “rígidas”) quisieran provocar en el pueblo egipcio. Rezo por que las palabras de Su Santidad traigan frutos de paz: Francisco es la mansedumbre en persona, capaz de vivir auténticamente la fraternidad. Lo esperamos con alegría: para nosotros esta visita es un paso muy importante.
Y también la espera mucho el presidente al-Sisi, que se está comprometiendo con gran determinación para superar la crisis que está viviendo Egipto. Al-Sisi ha demostrado atención hacia los cristianos, permitiéndoles, por ejemplo, construir nuevas iglesias y restaurar las existentes, una posibilidad que antes estaba negada». Son palabras de sor Basma Farah Attalla Francis, de 67 años, una mujer egipcia. Desde hace muchos años dirige una de las escuelas femeninas católicas más conocidas de El Cairo: la École des Religieuses Franciscaines Kasr el Nil, fundada en 1895 por las Franciscanas Misioneras del Corazón Inmaculado de María, el primer Instituto Misionero italiano en territorio egipcio.
Los atentados
«Sentimos gran dolor con la noticia de los dos graves atentados terroristas que el Domingo de Palmas golpearon a nuestros queridos hermanos ortodoxos en Tanta y Alejandría», prosiguió la monja. «Pero en este país los cristianos no se dejan vencer por el miedo. Entre más los toman como objetivos y los golpean, más fuertes se convierten en la fe, ofreciendo un límpido testimonio de amor y de perdón, imitando a Jesús en la Cruz (“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”). Todos dicen: “Seguiremos yendo a la iglesia”».
La unidad del pueblo egipcio
Lo que Egipto está atravesando es un paso difícil de su historia: «Desde 2011 los terroristas y el EI están tratando de dividir al pueblo. Pero en las iglesias y en las mezquitas las autoridades religiosas mantienen los nervios firmes y siguen, incesantemente, llamando a todos a la concordia y a la unidad, esa unidad que siempre ha caracterizado al pueblo egipcio», dijo sor Basma. «Aquí los cristianos y los musulmanes siempre se han querido. Yo, por ejemplo, crecí en Luxor, en un ambiente en el que las relaciones con los musulmanes eran serenas y muy amigables. Las tensiones que hoy se registran no destrozarán la unidad de nuestro pueblo. Hay muchas personas de buena voluntad (cristianas y musulmanas) que trabajan por este objetivo. Nosotras, las monjas, estamos convencidas de que la educación escolar desempeña un papel decisivo en la construcción del vínculo social».
Respeto, amor y perdón
La escuela en la actualidad recibe a 1150 alumnas (de la guardería a la preparatoria), y la mayor parte de ellas es musulmana. Las razones de que los padres musulmanes prefieran este instituto son muchas: «En particular —indicó sor Basma— la atención por la formación humana e intelectual de las alumnas, la dedicación de los docentes, el esfuerzo constante para educar al respeto recíproco, al amor recíproco, al perdón, a la caridad hacia los más pobres, a esos valores en los que todos los seres humanos pueden reconocerse».
Relaciones familiares
El cuerpo docente está constituido por 8 monjas y 107 maestros católicos, ortodoxos, protestantes y musulmanes. Entre estos últimos está Sayd Sabet Sayed, casado y padre de tres hijos, profesor de lengua árabe y de religión: «Tengo muchos amigos y amigas cristianos —dijo—, nos queremos y nos respetamos. La religión no es motivo de división. Nos unen los valores humanos y civiles. Me gusta trabajar en esta escuela católica por diferentes razones: por la justicia con la que todos son tratados, por el afecto y el espíritu de fraternidad que caracterizan las relaciones. Juntos compartimos momentos de alegría y de dolor. Aquí la relación humana está libre de cualquier tipo de discriminación. Las relaciones entre nosotros, los maestros, son familiares y se basan en el amor y la misericordia. Este hermoso entendimiento, positivo, se refleja también sobre las alumnas».
Los vínculos entre docentes
Sor Basma, contenta y admirada por las buenas relaciones que unen a los docentes, pone dos ejemplos, entre los muchos que podrían mencionar: «Hace algunos días falleció el papá de una de nuestras maestras cristianas: los colegas musulmanes le demostraron su cercanía de muchas maneras y quisieron estar presentes en la iglesia para rezar con ella. De la misma manera, los maestros cristianos ayudaron a un colega musulmán cuyo hermano se había enfermado gravemente haciendo una colecta para pagar los gastos médicos, que eran muy elevados».
La amistad entre las alumnas
Entre las alumnas cristianas y musulmanas, las relaciones son muy buenas, dicen al unísono Sayd Sabet Sayed y sor Basma: las chicas aprenden a vivir juntas desde pequeñas y nacen firmes relaciones de amistad, independientemente de la fe profesada. La escuela propone muchas iniciativas en las que las chicas participan todas juntas. Durante la Semana Santa, por ejemplo, entregaron víveres a los orfanatos cristianos y musulmanes de la ciudad, visitaron a los ancianos que son acudido en las casas de reposo y ofrecieron una suma (reunida por ellas mismas) a dos hospitales infantiles, para llevar un pequeño regalo a los niños hospitalizados».
El papel de la escuela
«La escuela —subrayó Sayd Sabet Sayed— tiene un papel estratégico en la construcción de una sociedad unida y pacífica. Nuestro instituto educa a las chicas a los valores más elevados. Las chicas son inscritas aquí desde la más tierna infancia para recibir esta formación y convertirse en buenos fundamentos de la sociedad». Al respecto, sor Basma dice: «Recientemente apareció en la prensa nacional un artículo que escribió una periodista musulmana, en el que elogiaba las escuelas católicas del país (femeninas y masculinas), descritas como “un puente entre la cultura cristiana y musulmana”, como lugares en los que se educa al respeto y al cuidado de lo humano».
La cercanía de Tawadros II
En diciembre del año pasado, después del atentado terrorista en la catedral de San Marcos, las monjas fueron a expresar su cercanía y su pésame a Tawadros II, Patriarca de la Iglesia copto-ortodoxa. «En esa ocasión nos dijo: “¡Aumenten las escuelas católicas!”», recordó sor Basma, que añadió: «El Patriarca es una persona muy equilibrada, un verdadero hombre de Dios que, incluso sufriendo mucho por los repetidos atentados, ha sabido hacer que la gran comunidad copta supere estos dramáticos momentos manteniéndola unida. Siempre ha rezado por que la sangre derramada de los cristianos se convierta en el vientre del que puedan nacer el perdón y la conversión de los corazones».
Esperando al Papa

En relación con la visita del Pontífice, Sayd Sabet Sayed observó: «En la sociedad egipcia advierto un estado general de benevolencia por la inminente llegada de Papa Francisco, un hombre de paz que con compromiso trata de difundirla en una época en la que la violencia racial y religiosa aumenta en muchas partes del mundo». Y, pensando en Egipto, concluyó: «Deseo y espero que en mi país reinen la paz, la estabilidad, el bienestar y la serenidad: los egipcios tienen un corazón de oro y merecen una vida mejor de la que actualmente viven».

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