Este viernes 28 de abril, el papa
Francisco viajará a El Cairo y a Egipto para una peregrinación de
dos días en un viaje que se percibe riesgoso, por asuntos de
seguridad, debido a la persecución contra cristianos que se vive en
algunas regiones del país y a los últimos y sangrientos atentados
perpetrados el Domingo de Ramos contra dos iglesias ortodoxas coptas
en las ciudades de Tanta y Alejandría.
Luego de su llegada al aeropuerto
internacional de El Cairo, el Papa se reunirá con el Presidente de
la República Al-Sisi, a quien recibió en el Vaticano en noviembre
de 2014, un hombre comprometido con su gobierno en la tutela de las
minorías religiosas y en la lucha contra el terrorismo islámico,
una realidad que así expresó el padre Alain: “La mayoría de los
egipcios no tolera estos ideales que quieren dividir el país, el
islam radical no es una idea muy tolerada entre los mismos
musulmanes. Por eso pienso que este radicalismo religioso no
encontrará terreno fértil en Egipto, porque los egipcios están
acostumbrados a vivir juntos en la paz. El actual presidente ha sido
el primero en asistir a la celebración de la Navidad copta, se
presentó personalmente en la Iglesia para felicitar a los coptos,
una cosa que no había sucedido nunca en la historia del cristianismo
en Egipto. Desgraciadamente, también encontramos dentro de las
instituciones personas que no son tan tolerantes con nuestra
presencia, por lo que no podemos negar que todavía existen estas
formas sutiles de discriminación, pero pienso que el país está
avanzando en la idea de eliminar todas estas realidades”.
El papa Francisco estará también en
la universidad de Al-Azhar, la más importante del Islam sunita, para
reunirse con el Gran Imán, el jeque Al-Tayyib, a quien había
recibido en el Vaticano en mayo de 2016. Para el párroco de la
comunidad Copto-católica en Roma, “la visita a Al-Azhar representa
una etapa histórica significativa en las relaciones entre lo que
puede considerarse el centro de la cristiandad y el musulmán. Estoy
seguro de que Su Santidad planteará preguntas sobre la seguridad y
la protección de las minorías en Egipto, especialmente la cristiana
copta, que tiene una presencia histórica en el país. Sé que los
egipcios están muy orgullosos de su historia. Viví dos años allí
y, hablando con los musulmanes egipcios sobre sus compatriotas de fe
copta, estoy muy orgulloso de afirmar que forman parte de la
población. Por desgracia, la política y otras cuestiones han
provocado la degeneración de esta relación: los coptos en Egipto
están sufriendo de verdad por obra de los otros ciudadanos que son
musulmanes y estoy seguro de que el Papa planteará la cuestión a
los líderes políticos y religiosos, subrayando que es un fenómeno
que hay que detener”.
Tras su encuentro en la universidad
sunita Al-Azhar, el Papa y el jeque Al-Tayyib, acudirán al Centro de
Conferencias para intervenir conjuntamente en la Conferencia
Internacional sobre la Paz, organizada por la universidad, en la que
también participará Bartolomé I, el Patriarca Ecuménico de
Constantinopla. Posteriormente, Francisco sostendrá un encuentro en
el Hotel Almasah con el presidente de Egipto, el señor Al-Sisi, y
con las autoridades egipcias.
Por la tarde, el papa Francisco
visitará al papa Tawadros II, guía de la iglesia ortodoxa copta, en
un paso más que se da hacia la comunión luego de la visita de
Tawadros II al papa Francisco, en el Vaticano, en mayo de 2013. La
iglesia ortodoxa copta, duramente golpeada por los atentados
terroristas de fundamentalistas islámicos, es la mayor iglesia
cristiana de Oriente Medio.
Al día siguiente, el sábado 29 de
abril, el Papa finalizará su viaje a Egipto con un encuentro con la
pequeña comunidad copto-católica, que guía el Patriarca de
Alejandría, Sedràk, y posteriormente con la celebración de la
santa Misa en el Palacio de Deportes de El Cairo.
A todos los cristianos que residen en Egipto, bajo la cruz de Cristo
no hay nada que los separe, viven por Cristo, dan testimonio de
nuestra fe y se ayudan mutuamente para mantener viva a la Iglesia en
Egipto, y aunque todos se sienten amenazados, la oración y la fe en
Cristo-Jesús los mantiene unidos.
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