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martes, 18 de abril de 2017

Guerra y crisis

Deudora: síntomas mórbidos
John Saxe-Fernández
La inusitada expansión por 54 mil millones de dólares que Trump agregó a los 610 mmdd del descomunal presupuesto del Departamento de Defensa para este año fiscal (octubre de 2017-septiembre 2018) además de 60 mmdd para más guerra en Irak y Afganistán, representa un grave acontecimiento para el planeta en lo militar y para México y la periferia capitalista en lo económico.
Lo primero por crear más riesgos de guerra mundial, al incluirse un billón (trillion) de dólares por tres décadas para una modernización nuclear alentada por Obama que desestabiliza la balanza estratégica y lo otro por el potencial de grave crisis deudora que acarrea para México y la periferia, similar, aunque en contexto diferente a la que gestó en el mercado internacional de capitales el desmesurado programa de expansión militar de Reagan (1981-1989).
Ante la actual modernización nuclear William Perry, ex secretario de Defensa (1994-96), advirtió que “enfrentamos peligros nucleares con más probabilidad de desencadenar un conflicto nuclear que durante la guerra fría”. Rusia y China ya actualizan sus arsenales. Ante esas innovaciones, despliegues y bases militares de Estados Unidos en sus fronteras. Preocupa a Pekín el influjo del ultra-derechista Steve Bannon, estratega de la Casa Blanca, quien ve a musulmanes y a China como amenazas para el «occidente judeocristiano» y anticipa una guerra con China en los próximos años. En los ochenta la hiperampliación del gasto militar de Reagan y sus recortes impositivos a favor de ricos y corporaciones triplicaron la deuda de Estados Unidos: de un billón a 3 billones de dólares (con un PIB de 6.45 billones). Esa erogación impactó al mercado de capitales y Paul Volcker, jefe de la Reserva Federal, elevó las tasas de interés de 9.5 por ciento a más de 16 por ciento en octubre de l981.
Con el aumento en los precios del petróleo, México registró un saldo de la balanza en cuenta corriente superavitaria, pero el Banco Mundial (BM) animó al país a seguir endeudándose. Así lo demuestra el economista Eric Toussaint, del Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas. Indica que «el volumen de los préstamos del BM a México... se multiplicó por cuatro entre 1973 y 1981 y que con aval del BM también se endeudó a gran escala con la banca privada»: «En 1982 se contabilizaban 550 bancos privados acreedores de México. Para el BM, la clave era conservar la influencia sobre el gobierno mexicano. Mientras la situación de las finanzas públicas entre el 74 y 76 se deterioraba gravemente y las señales de alerta se encendían, el Banco Mundial empujaba a México a seguir endeudándose». Toussaint muestra que «(El) mensaje emitido por el BM consiste en decir que aun si todo hace pensar que todo va mal, no hay nada que temer, la situación real es excelente y hay que seguir endeudándose». Así, mientras el 19 de noviembre de 1979 procedía el shock Volcker, el BM decía: «Tanto el crecimiento de la deuda pública externa de México como el aumento de la ratio del servicio de la deuda que en 1979 podrá llegar hasta 2/3 de sus exportaciones sugieren que se trata de una situación muy crítica. De hecho, la realidad es exactamente lo contrario». Lo que hace a Toussaint exclamar: «Es, literalmente, alucinante».
A instancias de Kissinger, De la Madrid aceptó ¡reunirse a puertas cerradas con Reagan antes de una reunión clave de deudores para decidir sobre una negociación conjunta, con la moratoria en mente! La confianza entre deudores cayó y la escena externa empeoró: el petróleo bajó y el dólar se apreció 25 por ciento. La deuda era impagable, pero «cobrable». Por no declarar la moratoria, se profundizó la transferencia de riqueza pública a favor de cuates de dentro y de fuera. Encabezada por México y Brasil la región presenció el arribo de los mil-millonarios y de la desnacionalización de la toma de decisiones en materia económica y de seguridad.
Al privilegiar De la Madrid y sucesores el servicio de la deuda sobre el bienestar público, se abrieron boquetes presupuestales y se filtró una condicionalidad, acreedora neoliberal, en realidad una brutal ofensiva contra trabajadores, campesinos y clase. Así, la periferia capitalista pagó los platos rotos de la reaganomics. Y ahora, con Trump y una deuda mexicana equivalente a 50 por ciento del PIB, ¿vamos hacia otra debacle deudora junto a la renegociación del TLC y la sucesión presidencial?

Desde 1982 empezamos a dejar de tener banca propia, alimentos, ferrocarriles, petróleo, gasolina, electricidad y empezamos a tener un país transformado en fosa clandestina por Estados Unidos y el prianismo neoliberal. Excepto por los crímenes de lesa humanidad, tragedia que clama por justicia, lo demás es recuperable. Hoy vivimos en un mundo de creciente multipolarización en lo financiero, bancario y productivo que invita a la construcción social alternativa al capitalismo depredador. Aquí hay mucho futuro para México.

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